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Cecilia Grierson

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Rigoberta Menchú

Rigoberta Menchú

Cecilia Grierson era hija de inmigrantes escoceses. Vivió su infancia en el campo, en Entre Ríos.

Con apenas 14 años, hizo su primera demostración de audacia y puso una escuelita con su madre. Aunque no tenía título de maestra, Cecilia sabía lo que todos esos chiquitos del campo necesitaban aprender y esa razón le bastó para arriesgarse. Como también era una chica sensata, retomó los estudios y se recibió de Maestra de Grado en la Escuela Normal. Apenas consiguió un puesto y un sueldo, se trajo a su familia a la capital. Cecilia ejerció la docencia de muchas maneras y en muchos lugares a lo largo de su vida. Aunque ver los sufrimientos de Amalia, su íntima amiga, quien después de una larga enfermedad finalmente murió, despertó en ella otra vocación: la de ser médica.

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En 1883, la idea de Cecilia de estudiar una 27

carrera reservada exclusivamente a los varones era una locura. ¡Ninguna mujer se había atrevido! Sin embargo, seis años más tarde salió de la Facultad de Ciencias Médicas con el título que la transformó en la primera médica recibida en nuestro país. Se dedicó a ser ginecóloga y obstetra, aunque su deseo era ser cirujana, especialidad que no la dejaron ejercer por su condición de mujer. Por esto mismo, por ser mujer, tampoco le permitieron ser profesora en la universidad. ¿Habrá sido esto un obstáculo para Cecilia? ¡No, de ninguna manera! Por el contrario, hicieron que se transformara en una gran feminista. En 1899, participó en el Congreso Internacional de Mujeres que se hizo en Londres, y en 1910, presidió el Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina, donde demandó iguales oportunidades laborales y educativas para las mujeres. Junto con Alicia Moreau de Justo, Elvira Rawson y Julieta Lanteri iniciaron la lucha por los derechos civiles y políticos femeninos, impulsadas por los debates y protestas que se sucedieron durante la primera década del siglo xx. Cecilia Grierson defendió estas ideas hasta sus últimos días. Pasó sus últimos años con una magra jubilación en una propiedad en la localidad de Los Cocos (Córdoba), que en 1924 donaría al Consejo Nacional de Educación para que sea la escuela que lleva su nombre.

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