A través del análisis de los procesos de negociación para la incorporación del género en la política de tierras (Ley 30 de 1988 y Ley 60 de 1994), se evidencia cómo operaron las representaciones de género que encarnaron diferentes agentes (organizaciones campesinas mixtas, organizaciones de mujeres campesinas, funcionarios y funcionarias estatales) en el posicionamiento de los intereses de las mujeres rurales frente al acceso a la propiedad de la tierra y en los logros que alcanzaron. De manera más precisa, se visibiliza cómo la construcción y las elaboraciones simbólicas que los agentes encarnan sobre los roles de hombres y mujeres campesinos han sido determinantes en el tipo de reconocimiento formal y de hecho del derecho a la propiedad de la tierra.