Hacia una ética de participación y esperanza

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Dos caras de la misma moneda: tregua y represión En el 2012, y como alternativa a la política represiva para solucionar el tema de seguridad ciudadana, se concretizó una tregua entre ambas pandillas. La tregua fue facilitada por el Gobierno del expresidente Funes, la cual tuvo una mediación de la Iglesia católica, con la figura del obispo castrense Fabio Colindres, y también de otros funcionarios nacionales y extranjeros, incluso de organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA). Esta tregua entre las pandillas consistía en mudar a los reos más peligrosos de penales de alta seguridad a otros con seguridad moderada, con la promesa de las pandillas de reducir el número de asesinatos. Así, por más de un año el índice de asesinatos disminuyó de catorce diarios a solo seis e, incluso, hubo un día que no se asesinó a nadie. Esta política logró que el porcentaje de asesinatos se redujera de 69,4 % (4371 víctimas), en el año 2011, a 41,2 % (2594 asesinatos), en el 2012;21 incluso, en el año 2013 se cometieron 2490 homicidios, 104 menos que el año anterior. La ciudad de San Salvador, por su parte, luego de estar en los primeros lugares de las ciudades más violentas, ocupó el puesto 27 de las ciudades más violentas del mundo;22 sin embargo, debido a diversos factores, entre ellos el cambio del ministro de seguridad y la obstaculización deliberada de los canales de comunicación entre los líderes de las pandillas presos y los subalternos libres, la tregua se debilitó y nulificó. Lo que afectó más la posibilidad de continuar ese proceso fue la falta de dinero, así como que la sociedad civil, con la dirigencia política, no aceptaron tales arreglos; por lo tanto, la tregua se cayó. Se consideró una falsa reconciliación, porque pretendían realizar un pacto entre las pandillas con el consentimiento del Gobierno, pero sin remisión a la comunidad. El siguiente Gobierno de izquierda liderado por el exguerrillero Salvador Sánchez Cerén fue contundente al declarar que no se podría pactar con criminales y, así, la tregua cesó. Con esto ha regresado la guerra encarnizada entre la pandilla Barrio 18 y la Mara Salvatrucha 13; aún más, dentro de la pandilla Barrio 18 se produjo una escisión entre sureños y revolucionarios, que ha resultado también en una lucha interna. Desde la tregua que firmaron el Estado salvadoreño y las pandillas en el 2012, con el apoyo de la OEA y la Iglesia, no se veía una ofensiva en contra de las pandillas como la que está sucediendo en este momento, desde la creación de tres batallones especiales para combatir la delincuencia,

21 Ver United Nations Office on Drugs and Crime, Global Study on Homicide 2013, Viena (Austria): United Nations Office on Drugs and Crime, 2013. La tasa es el porcentaje de asesinatos por cada 100.000 habitantes. 22 Cfr. Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A. C., “Por tercer año consecutivo, San Pedro Sula es la ciudad más violenta del mundo”, Seguridad, Justicia y Paz, 15 de enero de 2014, disponible en: http://www. seguridadjusticiaypaz.org.mx/sala-de-prensa/941-por-tercer-ano-consecutivo-san-pedro-sula-es-la-ciudad-mas-violenta-delmundo (consultada el 28 de junio de 2016).

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hacia una ética de participación y esperanza. congreso latinoamericano de ética teológica


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