
2 minute read
Somos más fuertes que una pandemia

JENNIFER GALINDO
Antes de esto teníamos un ritmo de vida muy acelerado y nuestra vida giraba entorno a un celular y las redes sociales, los únicos que merecían nuestra atención.
Trabajábamos demasiadas horas, los días pasa- ban sin que los sintiéramos y anhelábamos un día de descanso... y llegó marzo, cuando de re- pente el mundo se convirtió en algo muy diferente, obli- gándonos a adaptarnos a un nuevo estilo de vida.
Las noticias informaban que el aislamiento termi- naría pronto, y todos estábamos convencidos de que no pasaría mucho tiempo antes de que nos volviéramos a ver, pero lo único cierto es que nuestra vida se comen- zó a modificar: las clases, las tareas y las charlas con los amigos se convirtieron en videollamadas. El virus no dejaba de propagarse y los días se alargaban. La incerti- dumbre invadía a todas las personas, porque el fin de la cuarentena comenzó a verse muy lejano. El incremento de infectados, fallecidos y desempleados eran intermi- nable y la esperanza comenzó a decaer.
Nuestras emociones no tardaron en alterarse: ca- lles vacías, supermercados desabastecidos, locales ce- rrados, noticias interminables sobre el virus... ¿Dónde están las personas? Haciendo fila en un hospital, es- perando a ser aceptados. La ansiedad se volvió un sín- toma que todos compartíamos, las noches se volvían
infinitas dando vueltas a la cama sin poder dormir, el celular comenzaba a aburrirnos, la tristeza nos inundaba y la desesperación por salir aumentaba.
Antes de esto nadie pudo imaginar que anhelaríamos tanto reunirnos con nuestra familia, amigos, pareja o simplemente ver a las personas que caminaban a nuestro alrededor. Ya no puedes abrazar ni dar un apretón de manos o un beso, reírte cerca de otros... entonces comenzamos a valorar eso que antes nos parecía tan natural que nos pasaba desapercibido.
El amor en los tiempos del Covid-19 no solo involucra a las personas de nuestro entorno, sino también a todo lo que era parte de nuestra vida meses atrás: los momentos con los amigos, la libertad de poder caminar y comer en diferentes lugares, observar el paisaje, nuestro trabajo, nuestra escuela, etc. Ahora amar es quedarnos en casa, salir a lo indispensable, seguir las indicaciones para cuidarnos, apoyar y alentar al personal médico que día a día se expone a esta situación, evitar reunirnos para evitar contagios y tener mucha, mucha paciencia. Las situaciones difíciles, como la que vivimos actualmente, nos han hecho más humanos y a la vez nos han obligado a a ser creativos para continuar con nuestra vida. Nuestro dispositivo móvil se volvió funcional para asuntos más significativos, las llamadas se hicieron más interesantes, nos volvimos emprendedores, iniciamos nuevos hábitos, conocimos nuevas aplicaciones, trabajamos desde casa, leímos un libro, tomamos cursos, meditamos o simplemente nos estamos conociendo a nosotros mismos. El día que volvamos a salir no regresaremos a la “normalidad”, porque ya aprendimos nuevas cosas, sobre todo a valorar a las personas, los momentos y todo lo que nos rodea. •••
