About Change

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ABOUT CHANGE in Latin America and the Caribean

EL CAMBIO en América Latina y el Caribe

figure 5 / figura 5 A Casa em Festa #1 / A Festive House #1 FLAVIA JUNQUEIRA

of certain communities. Fernando Castro, from the Autonomous University of Madrid, speaks of the need to “preserve the anthropological treasures” of Latin America and adds that, on a broader level, “keeping the plurality of cultural traditions of our planet may well be the giant dike that holds back the destructive effects of globalization.” Change in Perspective: Towards an Identity of One’s Own

cambio. A diferencia del planteo ecologista, aquí la negatividad no está revestida de amenaza sino de banalidad. La lógica de la obsolescencia que gobierna la moda y el consumo ha vaciado al concepto de cambio de su sentido humanista, dejándole un significado meramente instrumental. Por último, algunos artistas destacan la íntima relación que existe entre la conservación de los recursos de la tierra y los valores culturales de ciertas comunidades. En este sentido, Fernando Castro, de la Universidad Autónoma de Madrid, habla de la necesidad de “preservar la riqueza antropológica” de América Latina y agrega que, en sentido general, “el mantenimiento de la pluralidad de las tradiciones culturales de nuestro planeta” puede operar “como el gran dique frente a los aspectos destructivos de la globalización”. Cambio de mirada: hacia una identidad propia

I find it my duty as an artist, to engage the public in aspects of Haiti, such as faith, religion, and culture, areas which have caused controversy due to bad stigma, lack of knowledge, and incorrect perception. Through my body of work, I hope to uplift a nation, rich in beliefs of both ancestral taboo and modern day norm.

Como artista, encuentro que es mi deber hacer que el público entre en contacto con aspectos de Haití, como la fe, la religión y la cultura, áreas que han provocado controversia porque han sido estigmatizadas, o se las conoce mal, o se las percibe de manera incorrecta. Espero que el conjunto de mi obra sirva para elevar el espíritu de una nación rica en creencias basadas tanto en tabúes ancestrales como en normas de hoy.

LAVAR MUNROE. Artist, Bahamas

LAVAR MUNROE. Artista, Bahamas

Multiculturalism has brought us to a new juncture. Current generations are now more aware than ever of the mix of nationality, race, and culture surrounding them, and are seeking new ways of making sense of these complicated issues.

El multiculturalismo nos ha llevado a una nueva coyuntura. Las generaciones presentes tienen ahora más consciencia que nunca de la mezcla de nacionalidades, razas y culturas que las rodean y, por eso, buscan nuevos modos de comprender estas complicadas cuestiones.

GERALD HANSON. Artist, Jamaica GERALD HANSON. Artista, Jamaica

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In the last two decades especially, theorists, historians, curators, and those responsible for making things happen in Latin America and the Caribbean have insisted on the need to articulate a perspective of their own in relation to the cultural and artistic processes of the region. In this respect, the search should not be limited to policies for including the peripheries within the history of “universal” art; it should also stimulate the ability to think what specific practices and values have been developing within the region’s own history. What brings the problem most sharply into focus is the inadequacy of the concept of art itself. The meaning of art as we know it today was forged in Europe over the centuries along with the rise of a new social class—the bourgeoisie—which first began to appear in small urban conglomerates in the north of Italy and in Flanders and ended up giving shape to the modern democratic states. In that process, art was defined as an autonomous activity. Freed of any utilitarian dependence (ritualistic, religious, political, moral, or any other), the artistic system generated its own circuits of distribution and consumption. And consequently, the work of art became a specific kind of commodity, and as such it was required to meet the need for permanent progress and renewal that characterizes the logic of any modern market. On the basis of this conception of art, a “universal” history was created that included innumerable aesthetic productions whose contextual origin had nothing to do with that history’s own parameters, from cave paintings to the Gothic cathedrals, from Muslim mosques to the wood carvings of so-called “primitive” peoples. Within Latin America, it is the very logic of artisanry and popular art that first brings up the need to resist a universal concept of art. As Ticio Escobar points out, in popular art, the aesthetic component is not autonomous; it is subsumed in a

Particularmente en las últimas dos décadas, los teóricos, historiadores, curadores y gestores de América Latina y del Caribe han insistido en la necesidad de elaborar una mirada propia frente a los procesos culturales y artísticos de la región. En este sentido, el esfuerzo no debería agotarse en las políticas de inclusión de las periferias dentro de la historia del arte “universal”, sino que debería estimuar la capacidad de pensar qué prácticas y valores específicos se han ido gestando en el interior de la propia historia. Lo que evidencia el problema de manera más ostensible es la inadecuación del concepto mismo de arte. El concepto de arte, tal como lo conocemos hoy, fue forjado en Europa, a lo largo de siglos, con el ascenso de una nueva clase social, la burguesía, que comenzó en pequeños conglomerados urbanos en el norte de Italia y en Flandes y acabó dando forma a las repúblicas democráticas modernas. En ese proceso, el arte se definió como una actividad autónoma. Liberado de toda dependencia utilitaria (ritual, religiosa, política, moral, o de otra índole), el sistema artístico generó sus propios circuitos de distribución y consumo. Y en consecuencia, la obra de arte se convirtió en una mercancía específica y, como tal, debió asumir la necesidad de progreso y renovación permanente que caracteriza a la lógica de todo mercado moderno. Sobre la base de este concepto de arte se creó una historia universal que incluyó en su seno innumerables producciones estéticas cuyo origen contextual nada tenía que ver con los propios parámetros de esa historia: desde las pinturas rupestres hasta las iglesias góticas, desde las mezquitas musulmanas hasta las tallas de los pueblos “primitivos”. Dentro del territorio latinoamericano, es la lógica de la artesanía y del arte popular la que plantea la primera necesidad de resistencia frente a un concepto universal de arte. Como sostiene Ticio Escobar, en el arte popular lo estético no es autónomo sino que está subsumido en una compleja

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