ensayos filosofia

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Humanos, nosotros, iguales. Dos manos, dos ojos, dos orejas, dos piernas, millones de cabellos y millones de culturas. Eso podríamos ser los seres humanos. Idiomas, costumbres, música, forma de vestir y hasta la marca de los cereales nos diferencian, pero, ¿y si pensásemos más en lo que nos une? El rumano y el inglés son idiomas que derivan del indoeuropeo, todos nos levantamos sea a ritmo de un iPhone 4 o de un gallo Brahma, el caso es que consiste en levantarse. El hábito de una monja y el velo de una mora son solo telas y bueno, los cereales siguen siendo cereales. Entre un iPhone a un gallo hay diferencias, creo que eso está claro, pero ambos sirven para despertarnos. Las manos pueden ser grandes o pequeñas, pueden tener heridas producidas al cortar cañas de bambú o por el contrario pueden lucir el último esmalte de Channel... ¿y si empezamos a verlo todo como matices en vez de cómo diferencias?

Néstor Muñoz 4ºC

ENSAYO: LIBERTAD Y CONOCIMIENTO Todos estaremos de acuerdo si digo que la libertad, resumidamente, es elegir lo que uno quiere. Y todos estaremos de acuerdo en que, para poder elegir, tiene que haber varias opciones. Pero uno no puede elegir haciendo verdadero uso de su libertad si no conoce las diferentes opciones. También estaremos de acuerdo en que conocer, no es simplemente saber cuáles son las posibilidades, sino qué son, qué hay detrás de ellas. Por lo que, cuando uno no sabe, no conoce, qué hay tras cada opción, no puede ejercer realmente su libertad. Cuando uno piensa en la libertad, inmediatamente piensa en “hacer lo que quiera”. Votar a quien queramos, cuando hablamos de política. Ser como queramos, expresar lo que deseemos. Elegir en lo que queremos trabajar, lo que hacer con nuestro dinero, a dónde queremos ir, cómo queremos vivir… Pero habría que reunir todas estas “libertades”, y dividirlas, en un principio y desde mi punto de vista, en dos: la libertad de acción y la libertad de la voluntad. La libertad de acción sería la ausencia de esclavitud, de impedimentos, de represiones. La libertad de acción se entendería como la ausencia de limitaciones exteriores, limitaciones que no dependen de mí. Esta libertad nunca es absoluta, ni tampoco nula. Es la libertad de la que hablamos, normalmente, en sentido político, porque es el Estado, el gobierno, el que la limita, y el que a la vez la hace posible. Obviamente, no nos deja hacer cuanto deseamos, pero gracias a que también limita la libertad de los demás,


puedes tener la tuya propia. Porque, sin leyes, estaríamos rodeados de violencia, de desconfianza, de temor. Y sentirse mal, amenazado, inseguro, es lo contrario a ser y sentirse libre. Vuelvo a suponer que estaremos todos de acuerdo en que el pensamiento también es un acto. Por lo que hacer lo que queramos, también puede ser pensar lo que queramos. Esta es la libertad de pensamiento. Cuando pienso, pienso lo que quiero, pienso lo que sé, o más bien, lo que creo que sé. Y si no hubiese ningún tipo de saber, no habría, entonces, ningún tipo de libertad. Si no conociésemos nada de la verdad, el pensamiento, los razonamientos, no tendrían sentido. La libertad de pensamiento no es una elección libre de lo que pensamos, sino la libre necesidad de la verdad. La libertad de voluntad, por otro lado, sería la independencia interior, la libertad en un sentido más metafísico, la ausencia de limitaciones interiores que influyan en nuestras decisiones, la libertad de elegir nuestras opiniones, nuestros fines, de ser autónomos. El problema de este tipo de libertad es que, realmente, siempre tienes limitaciones, ya que cuando tomas una decisión, aunque piensas que eliges lo que quieres, realmente no estás siendo libre del todo. Primero, porque cuando te decantas por algo excluyes las demás posibilidades. Y segundo, porque tus elecciones dependen de lo que tú eres, ¿y cuándo has elegido tú ser tú? El primer problema, realmente es inevitable: elegir algo conlleva descartar otra cosa necesariamente. Y a la pregunta del segundo problema, cuándo has elegido ser tú, si consideramos que nosotros somos nuestro carácter, el carácter se puede decir que le elegimos, que somos como queremos ser, es más, que queremos lo queremos ser, así que, efectivamente, el segundo problema no lo sería. Por último, habría que matizar la cuestión del llamado libre albedrío. Muchas veces, podemos confundir la libertad con libre albedrío, por eso creo necesario distinguirlo. El libre albedrío en la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, la facultad de la razón y de la voluntad para hacerlo. Y podríamos decir que la libertad es el buen uso de ese libre albedrío. Parece ser que la libertad es todo un misterio, que nadie sabe cómo ser libre, o si lo somos realmente. Pero lo que está claro es que lo importante no es saber cuán libres somos, sino cómo llegar a serlo. La libertad es un fin, es una meta. Nosotros rondamos esa meta, la rozamos, la queremos alcanzar, queremos aprender a liberarnos. Queremos saber cómo llegar a ser libres, y por eso podríamos afirmar que la libertad es también sabiduría. Como decía al principio, la libertad es saber elegir. Puede que no sea la definición completa de libertad (o de libertades, ya que diferenciaba más de una clase), puede que sea demasiado generalizar pero, admitámoslo, es una de las formas más claras de ejercer nuestra libertad. Para saber elegir, hemos dicho que necesitamos conocer qué hay detrás de cada elección. Conocimiento es la relación entre lo que tenemos en mente y la realidad. Normalmente, lo que pensamos se aproxima a esta realidad, pero nunca hay conocimiento absoluto, porque nunca alcanzamos la verdad, que es lo que se corresponde exactamente con la realidad. Por eso nunca el conocimiento es verdad, porque nunca sabemos todo sobre lo que son las cosas. Todo lo vemos desde nuestro punto de vista, por eso conocer nunca será saber la verdad como tal. Pero quiero aclarar que aunque el conocimiento no sea


verdad, forma parte de ella. Claramente, aunque solo conozcamos una parte de lo totalmente real, esa parte es necesariamente verdadera. Entonces, podría preguntarse alguien, ¿qué libertad estoy ejerciendo cuando conozco realmente mis opciones, si ese conocimiento nunca será del todo cierto, del todo objetivo? Pues la máxima libertad que puedes ejercer, siempre y cuando nunca dejes de buscar la verdad, siempre y cuando lo que conozcas, intentes que sea lo máximo posible, aunque nunca sea la totalidad. Mejor será conocer algo, que no saber nada. Elegir en base a una parte del total, que no elegir o elegir al azar, porque entonces sí que no estás siendo libre, para nada libre, diría yo. Podemos concluir, entonces, que de cuán libres somos sabemos bien poco, que la libertad se manifiesta de muchas formas, y que cada uno puede hacer la clasificación que quiera (como si no quiere hacer ninguna), y la mía es la que he expuesto anteriormente, que creo que es la más aproximada. Podemos resumir que la libertad es un misterio, pero que aún así está claro que la libertad, también lo es de elección. Y que no podemos elegir sin saber qué estamos eligiendo, pero nunca podremos conocer todo, solo una parte, y de nosotros depende cuán grande sea esa parte. Y para finalizar, decir que la gente normalmente está muy equivocada con el concepto libertad. Que nos “llenamos la boca” hablando de libertades cuando solo entendemos cosas como la libertad de expresión, o de reunión, o de voto. Que la relacionamos automáticamente con el campo político sin tener en cuenta que la libertad empieza por uno mismo, por la razón, la persona, el individuo, el alma, o como quiera ser llamado. Que no podemos tener libertad de expresión, por ejemplo, si ni siquiera sabemos qué pensar, si no sabemos ser nosotros, si no somos libres de ser lo que queramos ser. Y que lo último que se nos ocurre es la profunda relación que existe entre libertad y conocimiento, lo importante que es conocer para ejercer nuestra libertad, y lo importante que es ser libres para poder llegar a la verdad. Laura Blanco Rubio, 1ºA

LIBERTAD Y CONOCIMIENTO

¿Qué es lo que entendemos cuando hablamos de libertad? El concepto libertad, se define universalmente como la capacidad del individuo de hacer lo que quiere. Sin embargo, esta definición se puede interpretar de diferentes modos y cada uno determina un tipo de libertad. En la actualidad podemos diferenciar entre: -Libertad para hacer lo que nosotros queremos. En el estudio del término libertad en este ámbito, observamos que se define a sí misma como relativa y no absoluta, desde


el momento en que la libertad absoluta la encontraríamos cuando nadie nos pusiese trabas o impedimentos para actuar del modo que nosotros deseásemos; esto será imposible dentro de comunidades humanas en las cuales, la libertad está limitada y al mismo tiempo garantizada por las leyes y la normativa impuestas. La libertad dentro de este contexto, al estar regulada por el Estado, va a considerarse como una libertad política. Y aunque es paradójico, sólo a través de esos obstáculos que coartan de algún modo hacer lo que nosotros queremos hacer cuando queremos, somos capaces de vivir en una sociedad y de modo libre ¿Por qué? Las leyes están hechas para asegurar la seguridad ciudadana, si no existieran, nuestras vidas estarían sometidas bajo el miedo, ¿es posible ser libres cuando tenemos miedo? El miedo es una emoción y no está controlada por nuestra razón, sino por nuestro subconsciente. En el momento en que una persona se ve bajo el dominio de sus sentimientos, pierde el control sobre sí misma y la capacidad de hacer lo que quiera, cuando quiera: pierde su libertad. Por ello, dentro de las comunidades y las sociedades humanas, las leyes son necesarias para asegurar la libertad tanto individual como colectiva. -Libertad para querer lo que nosotros queremos. También conocida como la espontaneidad de la voluntad. Dentro de esta acepción surgen algunos de los mayores problemas de la libertad: el determinismo ante el que el hombre se ve sometido bajo su conciencia, su <<yo>>, un <<yo>> que no ha podido escoger y que escoge por nosotros convirtiéndose en una prisión. Nuestras elecciones, todas ellas, se ven determinadas por lo que somos, por lo que ese <<yo>> nos hace ser y al no haber podido escoger nuestra esencia, nuestras elecciones, ¿cómo van a poder ser libres? Sin embargo, nosotros somos lo que somos porque estamos determinados por nuestro <<yo>>; nuestra voluntad está determinada por ese mismo <<yo>> que sólo somos nosotros mismos. Entonces, esa determinación, la que al mismo tiempo nos hace esclavos, nos da un sentido único por el que escogemos querer lo que queremos siendo lo que somos; si nuestro <<yo>> hubiera sido otro, si hubiéramos estado determinados de manera diferente a como lo estamos, nuestras elecciones, lo que querríamos, sería diferente. Así, el hombre halla la libertad dentro de sí mismo, en lo que es. Sin embargo, esta determinación nos abre la puerta a cuestionarnos si llegado un momento, el individuo sería capaz de desear algo diferente de lo que quiere. Esta segunda libertad dentro de la voluntad humana es conocida como libre albedrío. Dentro de esta segunda concepción, el hombre se ve obligado a autodefinirse a sí mismo a


través de sus acciones y de sus elecciones, construyendo lo que se es mediante la libertad para escoger. Esta libertad solo es posible si lo que nosotros hacemos, los actos que constituyen nuestra existencia son anteriores a lo que posteriormente será el individuo, es decir, su esencia. Así, el hombre llega a la capacidad de crearse a sí mismo, poder con el que se dota a los dioses ¿Podemos ser dioses? Al menos, para nosotros mismos, debemos serlo: el hombre debe autodefinirse para poder hallar una libertad que le será dada solo a él. Desde este punto de vista, la libertad pasa de ser un estado en comunidad a una característica individual, diferente para cada uno. Por último, debemos hacer referencia a la libertad de pensamiento, es decir libertad para pensar y decir lo que se quiere. Esta libertad, también conocida como libertad de espíritu o libertad de razón, obliga al individuo a un conocimiento previo. Dentro de este contexto, libertad y conocimiento se ven estrechamente relacionados, hasta el punto de que la libertad se hace física cuando conseguimos alcanzar la verdad. El único medio con que el hombre está dotado para alcanzar esa verdad es su razón y los conocimientos con los que pueda alimentarla, así, la libertad de pensamiento se hace una libertad de necesidad de comprensión del mundo que nos rodea ¿Y qué es conocimiento? ¿Qué es conocer? Conocer es pensar lo que es, es decir, interpretar lo que percibimos. Como tal, el conocimiento no pude llevarnos hasta una verdad absoluta y pura; en sí, es solo una relación parcial entre lo que percibimos y lo que las cosas son en realidad. No existe un conocimiento perfecto capaz de inducirnos a la verdad absoluta, el conocimiento viene determinado por ese mismo <<yo>> que determina nuestra libertad de voluntad y que nos hace ser nosotros como individuos únicos. Distintas personas, aunque pertenezcan a una misma cultura, crean en la misma religión, hayan vivido en la misma familia y hayan sido criados por los mismos padres, tendrán modos diferentes de razonar lo que perciben de la realidad porque lo que cada uno interprete vendrá dado por su esencia interna. Esta incompletitud del conocimiento, esta imposibilidad de nuestra razón para alcanzar la verdad en su estado más puro no significa una ausencia total de libertad de espíritu. El hombre seguirá siendo parcialmente libre en función de la interpretación del mundo que cada uno haga. Sin embargo, la libertad en este contexto se plantea como una meta para alcanzar, no como una manera de vida como ocurre con la libertad política o el libre albedrío. Siendo la libertad el objetivo último de nuestra vida, el hombre se verá obligado a ampliar sus conocimientos continuamente y ¿qué pasa con el ignorante?


En primer lugar debemos aclarar lo que significa la palabra ignorar: ignorar es desconocer. El ser humano, por muchos conocimientos que tenga, sigue siendo ignorante: nunca podrá abarcar todo el conocimiento del mundo. Cuanto más conozca, sabrá que es mucho más ignorante de lo que era al principio. Es como si la persona que no sabe nada se situase en el centro de una corona de circunferencias concéntricas. Cuando la persona conoce todo lo que se encuentra en la primera circunferencia, pasa a la siguiente, que es de radio mucho mayor, es decir, que contiene muchos más conocimientos. Cuando conozca la segunda, se dará cuenta de que la tercera es mucho más amplia y así sucesivamente. Emulando a Sócrates, que según palabras de su discípulo Platón, dijo <<Sólo sé que no sé nada>>; esa es una de las verdades más reales que el hombre ha llegado a vislumbrar. La libertad se queda como algo inalcanzable, ¿no es verdad? Sin embargo, el ser humano es irremediablemente libre y por su naturaleza y su condición humana, está obligado a escoger ¿Cómo puede ser esto? La respuesta es muy sencilla: el ser humano es el único animal carente de instintos que le obliguen a actuar de modo definido a lo largo de su vida. Esa ausencia de obligación, le obliga a tener que conocer el mundo que le rodea para ser capaz de escoger lo que le permita sobrevivir y llegar a ser feliz. Así, desde las edades más jóvenes de su historia, el ser humano ha sido libre de modo obligatorio y por ello se ha visto obligado a desarrollar su razón. La libertad, es decir, hacer lo que queremos, pensar lo queremos, querer lo que queremos y querer cosas distintas de las que queremos, la libertad en todos los contextos estudiados, en todas sus formas posibles, conocidas y desconocidas, se convierte en una obligación para el hombre. Nuestra libertad es una coacción. ¿Entonces es el hombre realmente libre o confundimos el concepto libertad con una característica propia de nuestra naturaleza que es parecida a la libertad sin llegar a serlo? La libertad seguirá siendo un misterio para el hombre pasen los años que pasen. Junto con la felicidad, es la meta de nuestra vida, es más, en muchas ocasiones, el ser humano identifica el hecho de llegar a ser completamente libre con el de llegar a ser feliz, si ambos fueran modos de vida y no metas, ¿qué sentido tendría la existencia y la esencia de los hombres? ¿Qué buscaríamos, hacía qué objetivo orientaríamos nuestros


esfuerzos? Puede que el hombre no corra el peligro de tener que verse obligado a tratar de hallar una respuesta a estas preguntas. En todo caso, el ideal de libertad sigue siendo nuestra guía. Mercedes

LIBERTAD

Y

CONOCIMIENTO El ser humano siempre ha deseado se completamente libre pero, ¿qué se entiende exactamente por libertad? El concepto de libertad podemos definirlo como la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una forma u otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos. Para poder elegir debemos tener elementos de juicio, lo que requiere el conocimiento de esos elementos y la inteligencia suficiente para valorarlos adecuadamente. A la vez la libertad no es absoluta, puesto que para ejercerla de forma correcta se deben tener en cuenta estos aspectos y también debemos tener en cuenta que nunca se puede ejercer la libertad en perjuicio de otros.

Según el momento histórico en el que nos encontremos esto puede variar, por ejemplo para los griegos antiguos un hombre libre era aquel que no era esclavo. Un individuo libre podía participar en la toma de decisiones para su comunidad, por lo que en este caso además de tener que ejercer correctamente la libertad, también existen una serie de responsabilidades hacia su comunidad.

Otra forma de entender la libertad a lo largo de la historia ha sido a través de la visión cristiana. Desde este punto de vista aparece el problema del pecado, puesto que si un hombre es totalmente libre puede elegir por opciones incorrectas para el cristianismo, puede pecar. Algunos pensadores históricos como Tomás de Aquino o San Agustín; éste último hace una distinción entre el libre albedrío y la libertad. Como libre albedrío entendemos que existe una posibilidad de elección ya sea para algo correcto o


incorrecto desde el punto de vista cristiano, en cambio la libertad consiste en la elección del bien para alcanzar la vida extraterrenal. San Agustín definía el libre albedrío como: “la facultad de la razón y de la voluntad por medio de la cual es elegido el bien, mediante el auxilio de la gracia; y el mal por la ausencia de ella”.

La corriente determinista (que proclama que todos los acontecimientos, tanto físicos como no físicos tiene lugar porque están causalmente determinados por la cadena de causa consecuencia.) niega que exista el libre albedrío y dicta que nuestras vidas están regidas por circunstancias que se nos escapan, por lo que nadie es responsable de sus actos, por muy libre que se piense que sea. Dentro de esta forma de entender la libertad podemos encontrar a Spinoza. Otros pensadores modernos, entre los que volvemos a encontrar a Hegel, a Leibniz o a Spinoza nuevamente que consideran que la libertad consiste en obrar según la Naturaleza (lo que se encuentra en armonía con la libertad); este grupo de filósofos también intentan conciliar la idea del libre albedrío con el determinismo admitiendo que el libre albedrío conduce a elegir conforme a la Naturaleza.

En la filosofía kantiana la libertad es uno de los pilares necesarios para la construcción de la moral de un hombre, pues si éste no fuera libre no podríamos hablar de actos morales o inmorales. Para Kant la libertad es la capacidad de un individuo para decidir teniendo en cuenta su capacidad racional.

Actualmente podemos entender la libertad como el medio protegido por la ley en la que ésta no interfiere en los actos del individuo. Por contradictorio que parezca, la ley o norma es necesaria para la existencia de libertad. Recurriendo a Benjamin Constant o a Isaiah Berlin, podemos diferenciar dos tipos de libertades, por un lado tenemos la libertad positiva y por el otro la libertad negativa. Con libertad positiva nos estamos refiriendo a la capacidad de un individuo para hacer algo, porque se encuentra posicionado de forma que puede hacerlo; concepto que se complementa con el de


libertad negativa, que es la situación en la que un individuo no se muestra coaccionado por alguien externo, es decir, con libertad positiva nos referimos a lo que un individuo “puede hacer” mientras que con la libertad negativa queremos decir que no hay nadie que nos impida obrar.

Tras este repaso a los distintos enfoques que ha tenido el concepto de libertad a lo largo de la historia de la Humanidad, podemos decir que el hombre necesita ser libre para ser un hombre pleno, pues un hombre que no disfruta de poder ejercer la libertad plena, por muy difícil que sea ésta de conseguir, no es un hombre pleno.

Pero conseguir la libertad plena en nuestra sociedad actual es muy difícil, pues en ella existe una especie de “orden” por medio del cual el hombre determina lo que está bien y lo que está mal, deja que su elección se vea coaccionada por ideas externas a él, se deja influenciar por su cultura. Al realizar una elección en una cultura ésta puede ser correcta, pero en otra puede ser incorrecta. Como ya dijo Cicerón: “Somos esclavos de las leyes para poder ser libres”. Refiriéndose a las leyes naturales del hombre, aquellas que no están escritas en ningún lado, aquellas que podríamos decir que son innatas. Por ejemplo, una de estas leyes naturales podría ser la de no matar, pero esto no quiere decir que el hombre esté determinado a seguir estrictamente esa norma, si no que es libre de elegir si matar o no matar. Por lo que aunque el hombre desee ser completamente libre, que nadie elija por él, que nadie interceda en sus decisiones, podríamos decir que esto es una simple utopía, pues siempre habrá factores externos a nosotros que influirán en nuestra decisión.

Por otro lado, para conseguir esa ansiada libertad, el ser humano necesita el conocimiento, el saber, el intelecto; necesita conocer otras formas de entender la vida distintas a la suya, necesita poder contrastar sus pensamientos con otros. El ser humano adquiere conocimiento explorando e interesándose por el mundo que le rodea, investigando sobre él o experimentando con él, pudiendo así elaborar sus propios conocimientos e ideas, para poder posteriormente elaborar juicios que sean según su propia forma de entender el mundo, correctos.


Al igual que el ser humano puede verse coaccionado a la hora de realizar su elección, al ejercer su libertad, también puede verse coaccionado a la hora de adquirir saber, es decir, puede recibir ideas manipuladas, esto puede resultar fatal ya que está elaborando un conocimiento corrompido, no son sus propias ideas, están manipuladas, lo que a la hora de ejercer su libertad le llevará a realizar elecciones que también estén manipuladas, se convierte así en una simple títere. Condicionar la educación que se recibe desde pequeño, impartir una educación manipulada, es una forma muy útil a lo largo de la historia de esclavizar a toda una sociedad, pues esos niños no están elaborando sus propios juicios, están elaborando los juicios que alguien externo a ellos quiere que hagan.

Pero no solo a través de ideas manipuladas la libertad del ser humano queda reducida o incluso desaparece, también puede ocurrir esto si un individuo está sumido en la completa ignorancia, es decir, la ausencia total de conocimiento, si no se conoce la idea de libertad, ¿cómo llegar a ella? Esto es así porque alguien que no sabe nada, que no conoce nada del mundo que le rodea, no es capaz de discernir o de elegir por sí mismo, no puede ejercer su libertad, ¿cómo va a poder alguien tomar una decisión respecto a un tema del que no tiene conocimiento? Por esto la ignorancia es uno de los grandes obstáculos que se interponen en nuestro camino cuya meta es la ansiada libertad. La ignorancia nos limita, nos empequeñece, nos esclaviza. Alguien ignorante es mucho más manipulable por lo que también resulta muchísimo más fácil convertirlo en un esclavo.

Personalmente opino que la libertad es un bien muy preciado que el hombre codicia, pero este bien nunca llega a ser puro pues siempre habrá algo que nos coaccione o nos influya a la hora de elegir ya sea por las personas de las que nos encontremos rodeados en ese momento, por los valores que se no han inculcado desde niños o por otros muchos factores. Además para alcanzar la libertad encontramos muchos impedimentos, como la ignorancia que a mi parecer es uno de los grandes males que afectan a la humanidad pues gracias a ella se ha podido manipular de forma


vil a cruel a la población; es un medio de esclavización, no una esclavización física pero sí que ata las libertades del ser humano y no las deja escapar, sin ideas, ¿cómo vamos a ser capaces de elegir?

Tras todo esto podemos concluir diciendo que al contrario de lo que muchos piensan la libertad no solo consiste en hacer lo que a uno le plazca, la idea de libertad va más allá y que para llegar a ella no debemos caer en la manipulación, el engaño o la ignorancia, pues son malos aliados de la libertad. Si no queremos ser unos meros títeres con los hilos atados a las manos de la esclavitud, debemos tener las ideas bien claras y además de eso, que sean nuestras propias ideas.

“Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo.” Franz Grillparzer. Alberto


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