Formación de Nuevos Educadores

La oración nos une y nos lleva a la esperanza

a incertidumbre de un atípico inicio de curso, el lastre de la enseñanza confinada del pasado curso escolar y la expectativa por lo que nos depararía este nuevo ciclo escolar, marcaba nuestro comienzo en septiembre. Han pasado ya 10 meses desde que volvimos a las aulas que, tanto echamos en falta durante la época más restringida de esta pandemia. Cada día hemos ido superando metas, retos, objetivos… En la Pastoral del colegio nos ha sucedido lo mismo: Las primeras celebraciones que planeábamos las planificábamos con extremo cuidado, supervisión y seguridad. No fue un impedimento para nosotros poder llevar a cabo las diferentes actividades de pastoral, aunque para ello tuviéramos que reducir nuestros participantes a cada celebración y cambiar de ubicación. Todo ello ha servido para hacernos crecer en la fe, para hacernos más fuertes y más conscientes de lo importante que es encontrarse con Dios en esta situación de pandemia. La Pastoral es la base y el origen de un colegio marista y, por ello, empezamos a adaptar nuestras actuaciones a lo que el día a día nos deparara.

LCelebraciones por grupos estables, oraciones en cada clase, tutorías, acciones solidarias, la oración de la mañana, actividades adaptadas para los grupos GVX, sesiones de interioridad, Eucaristías, oraciones… Todo ello estaba muy bien, pero nos hacía falta orar en comunidad, juntarnos, celebrar unos con otros… y conforme ha ido avanzando el tiempo y estabilizándose la situación hemos podido realizar actos como la ofrenda a María, en los días previos a san José, también las celebraciones del día de la Buena Madre y de san Marcelino fueron momentos de encuentro donde con nuestros compañeros de diferentes cursos pudimos celebrar momentos que nos unen y nos acercan a Dios. El Equipo de Pastoral, acompañados por la Comunidad de Hermanos, nuestro Capellán, José Daniel, el claustro de profesores y las familias hemos podido ofrecer a nuestros alumnos las herramientas y medios necesarios para seguir acercándose a Jesús y a los más necesitados. Todo ello para formar jóvenes cristianos comprometidos, personas más íntegras y más atentas a la realidad que nos rodea.