CLAUDIO MONTEVERDI: ORFEO
Orfeo es el músico más antiguo, célebre personaje de la mitología Griega, parte de la tripulación del Argos (los Argonautas), después de la expedición que llegara a la morada del dragón que cuidaba el vellocino de oro, se estableció en Tracia, tierra que gobernaba su padre, Eagro y Calíope, la musa de la poesía ética y la elocuencia. Pero como suele pasar mucho en la mitología, otros mitólogos dicen que era hijo del dios Apolo y de Clío, la musa de la historia o la nereide (ninfas del mar) Menipe.
En su viaje con los Argonautas, fue quien salvó a sus compañeros del canto melodiosamente peligroso de las sirenas, que los guiaban hipnóticamente a la perdición. Orfeo utilizó su lira, haciendo sonar una melodía tan bella que llegó a tapar las voces de las sirenas. En Tracia, se enamoró perdidamente, y se casó con una bella ninfa llamada Eurídice. Un día en que su esposa huía de las insinuaciones carnales de un pastor degenerado, fue mordida por una serpiente en la espesura de la hierba. Eurídice falleció y fue a parar a los infiernos del Hades. La pena de Orfeo era grande, toda Tracia se entristeció con las melodías desgarradoras que hacía resonar con la lira que Apolo le había regalado. Su dolor y sus recuerdos nunca desaparecerían, pero a su alrededor, la tierra se llenaba de tristeza, las plantes se marchitaban y los animales se dejaban morir. Tal era el poder que tenían los dedos de Orfeo cuando rasgaban las finas cuerdas de su maravilloso instrumento que su tristeza contagiaba a todos los que estaban a su alrededor. Entonces, decidió enfrentar un destino peligroso, más allá de los límites de la cordura mortal. Decidió buscar y encontrar el río Estigia, el río que se debía cruzar para llegar al reino de Hades. Finalmente, tras mucho deambular, Orfeo, sobornó a Caronte (el barquero que cruzaba las almas al otro lado del Estigia) Según otros mitólogos, solo le contó lo sucedido y lo enterneció para que le dejara pasar. Orfeo Se acercó a Hades y con su dolorosa música lo convenció al rey de los infiernos, al Rey del mundo subterráneo, de sus penas de amor. Y le mostró que ningún hombre, ni dios debería tener que llevar en su corazón un dolor tan fuerte y tan puro.Hades le concedió el favor de sacar a Eurídice de sus salas, hacia la luz del sol. Con la condición precisa de no mirar atrás para ver si su amada lo seguía. Debía confiar ciegamente y salir hacia la tierra con la mirada hacia delante. Pero en el preciso momento de pisar la tierra fuera del mundo subterráneo, Orfeo no pudo más con su ansiedad y se dio vuelta, pero ella no había terminado de salir. Eurídice se desvaneció para siempre. Orfeo volvió a cantar sus dolores con a su lira divina, junto a la piedra que marca la entrada al mundo subterráneo. Pasó allí 7 meses con su agónico canto, sin cruzar el Estigia, sin estar en el mundo de los vivos ni en el mundo de los muertos. Las bacantes, las ninfas de Baco, o Dionisos, dios del vino y el éxtasis, que recorren el mundo en orgía y embriaguez eterna llevando a los hombres el secreto del vino y de cómo cultivarlo, hicieron una parada al escuchar la vieja lira y su triste sonido. Pero finalmente se acercaron a él y lo descuartizaron por despecho, porque él no dejo su música para gozarlas como ellas le suplicaban, las musas entonces, dieron sepultura al músico y arrojaron su cabeza y su lira al mar, que fueron arrastradas por las olas hasta la isla de Lesbos donde fueron guardadas para siempre. Sin embargo su cuerpo no era más que un recipiente vacío. Pues su sangre fecundó el