AQUARELLEN REVISTA LITERARIA
MES 07 AÑO 06 NÚMERO 55 DIRECCIÓN: JESÚS DE CASTRO EDICIÓN : MARÍA JOSÉ MATTUS PORTADA Y CONTRAPORTADA Y PINTIRA CENTRAL: LENNIN VASQUÉZ POEMAS VISUALES: iSAMBRE FAUNTO ALESSIO ALBI CHRISTOPHER MC KENNEY
Todos los contenidos literarios de Aquarellen están autorizados por sus autores. Editado en Coquimbo, Chile. ISSN 0717 0041
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
EN ESTE NÚMERO
FIDEL VILANOVA
ELENA ROMÁN
ANTONIO DEL CAMINO
JOSÉ DEL CASTILLO
JUAN ANDRÉS PASTOR
PORTADA Y CONTRAPORTADA
Lennin Vásquez, Jauja 1978 La portada así como la contraportada y pintura central de la última edición de Aquarellen corresponden al extraordinario trabajo del pintor peruano Lennin Vásquez. En la portada principal apreciamos “En mi habitación” y en la contraportada “Luna llena”. Vásquez estudia en la Escuela Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú entre los años 1996 y 2002, donde obtuvo medalla de oro en dibujo. Entre sus exposiciones personales destacan Tengo Toda las Noches en las Venas (2018); Delirios Crepusculares (2017); Cuadrante Onírico – jardines y laberintos (2015); Viento SURrealista (2010); En los Ojos del Apu (2009); Seres Rituales (2007), entre otras. Desde 1997 ha expuesto colectivamente en decenas de oportunidades en Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Colombia. En 2010 realiza un mural en el encuentro internacional Arte x Parte en Berazategui, Buenos Aires, Argentina. Su obra se encuentra en el Museo Salvador Allende, Santiago de Chile; Alianza Francesa Lima, Perú; Municipio de Suba, Bogotá, Colombia; y Colección Faber Castell, Lima, Perú.
EDITORIAL
Uno de los ritmos biológicos más interesantes es el de soñar, ese momento personal de encuentro con nuestra conciencia inconsciente que traza desvariados episodios, voces de nuestra profundidad o premoniciones. Cada día me parece advertir más claramente que hay un nexo que une las fantasías nocturnas, la memoria se hilvana y se enhebran sueños. Como si por las noches fuéramos otros y viviéramos una doble existencia. El sueño es un fenómeno común, necesario e inevitable a todos los seres humanos y desde la visión cristiana es un regalo de Dios para mitigar las desgracias, angustias y tragedias del hombre como se lee en el libro de salmos en la Biblia: “En vano será levantaros antes de amanecer; levantaos después de haber descansado, y acudid al Señor los que coméis pan de lágrimas. Mientras concede Dios el sueño y el reposo a sus amados.”; una idea similar la expresa Pedro Calderón de la Barca cuando escribió: “Y vosotras ideas que en fantásticos cuerpos representáis como en retratos en vivo ansias y gozos a sentidos muertos, ved que Dios conmovido de una virtud al ruego, en términos nos manda que las ruinas que el sueño destruyó, restaure el sueño”. Nuestra llama más profunda de humanidad, alejada de la razón y enamorada de la magia nos inspira con los sueños, oráculo de vida de acuerdo a la magia de la cosmovisión de ciertas culturas. América Latina sostenida de literatura mágica ha hecho de sus letras recitales de sueños enarbolados en libros. De esta forma los sueños van de la mano con nuestra esencia y no soy tan ilustrada como afirmar que solamente son un proceso biológico; soy José contando las vacas gordas, Buñuel escribiendo guiones de películas, el visio intellectaulis de poetas y filósofos de la edad media. Marijo Mattus
Fidel Vilanova nació en Fatarella (Tarragona) y reside en Madrid. Ha publicado las novelas “El secuestro de los débiles” (1996), “El buen amigo” (1999), “Odilia” (2002), “Marbella, un estilo de vida” (2009), “La última mirada” (2014) finalista del “XV Premio Francisco García Pavón de novela negra “El caso Lovental” (2015) “La larga espera” (2017) y “La noche rota” (2018). La escritora Ana María Matute ha destacado “la poética corrosiva” de Fidel Vilanova, que le convierte en “un escritor de raza”. (Revista Qué Leer)
Quiso el tiempo Quiso el tiempo envolverme en tu palabra y posar mi verdad en tu mirada que me acaricia en las noches sin tiempo cuando mi pecho palpita en la cumbre de tus senos y mi locura enmudece el llanto. Quiso la pena desvanecerse entre rituales de fuego y escharcha cuando me vestí de alegría para desnudar tu alma. Quiso el amor darme la palabra para decirte que existo cuando ríes y me abrazas. Quiso el verso escribirte para que seas labios de mi boca.
Te he soñado tierra Te he soñado tierra y he sido un surco abriéndose a la intemperie. Una línea recta en el vaivén de tu geografía. Una sombra en el paraíso de tu sol. Una semilla en el vientre de tu valle. Un clamor en el frescor del agua que desciende de tu cima inmaculada. Una espiga balanceada por tu viento en el despertar del crepúsculo ardiente. Una palabra en el silencio de la tarde. Una luz iluminando el paisaje agreste. Un murmullo arrullando el gemido amoroso en la vastedad del campo baldío. La quietud en la tempestad de mis días y en la desolación de mis noches. El camino donde la piedra se hizo polvo y el cuerpo encontró su horizonte. La lluvia que mojó tus entrañas y revivió mi ser. Eres la montaña que me elevó al cielo de tu mirada y me despertó entregado y enamorado.
Mis palabras Mis palabras hablaron de los abrazos de la vida, de los hilos de la ropa desnuda, del tacto de tu piel en la madrugada, de la tierra que tiembla en la tormenta de tu cuerpo mientras repito un millón de veces los versos que cosen tu alma.
Estoy aquí Estoy aquí, derrotado por tu ausencia enquistado en mi furia y mordiendo al aire los sabores de tu piel. Estoy aquí, ebrio de soledad diseminado en tu sombra desnudo y torpe. Estoy aquí para quedarme en el universo de tus ojos en la patria de tu deseo en el fondo de tu misterio. Estoy aquí, difuso y entregado libre y salvaje al ritmo de tu sangre para decirte que te siento y te quiero. Estoy aquí para que me llames y me reclames y me des la vida de una vez y para siempre.
El hogar Has vuelto de tu ausencia para mostrarme el camino de tu boca y no extraviarme en mis dudas. Por ti me he atado a la palabra que rompe la distancia y descubre tu misterio. Donde el sentido obliga y la pasión recuerda que un día fuimos latidos en el tacto de nuestros dedos. Lecho de sueños entre lunas de cristal y noches clandestinas. Fulgores de luz en la estepa de tu vientre y en el talle que arrasa mi delirio y disuelve tu furia. Urgencia por tenerte entre mis brazos y proclamarme vivo en el hogar que borra tu ausencia y escribe nuestra vida.
He abierto la puerta He abierto la puerta de mis noches para que disuelva la niebla de mi frente y entre tu razón y no salga mi locura. Y en mi falta de cordura te propongo que vengas a mi carne y entierres tu alma en mi espera para que tu conciencia me encuentre cuando el sentido se pierde. Te he vivido en mis sueños y te he extrañado en mis dudas en el miedo de que te alejes y no me acojas en mis derrotas. Por ti me he hecho humano. He nacido en tu piel he crecido en tu vientre y he muerto en el surco de tu pasión. Luego he resucitado en tu boca arrasada de besos y de palabras.
Nacida y residente en Córdoba (España), ha obtenido, entre otros, el III Premio Internacional de poesía Blas de Otero–Villa de Bilbao y el XXVII Certamen Internacional de poesía Barcarola. Ha publicado diecisiete libros en poesía y narrativa, siendo los últimos ¿Qué hacer con Freud además de matar a Freud? (Liliputienses, 2017), Pan con Pan (La isla de Siltolá, 2016) y Ciudad girándose (Baile del sol, 2015). Ha colaborado con sus textos en diarios, revistas y antologías literarias nacionales e internacionales, y ha sido traducida al francés y al árabe. Está vinculada a la editorial Gato Encerrado (Toledo) y lo ha estado al Encuentro de literatura periférica Centrifugados (Plasencia) durante su existencia (2015 2018). Es coordinadora de la Revista literaria La manzana poética, en Córdoba, y pertenece al Consejo de redacción de la revista literaria Psicopompo en Cáceres. Asimismo pertenece a la organización del Festival Internacional de Poesía Voix Vives en Toledo, y en Córdoba al grupo motor de Enmujecer Fest. También en Córdoba, es una de las impulsoras del grupo de Acción Poética Verbo Sueño y del festival Elaaaaaaástica. Perpetra el blog http://elblogtardiodeelenaroman.blogspot.com.es/.
Retrato familiar con padre al frente Retrato familiar compuesto por: padre al frente sentado en trono de laurel, hijos al fondo sosteniendo sendos racimos de uvas, madre en la penumbra con una manzana en la boca, telaraña sin araña en una esquina, perro royendo hueso humano junto a chimenea apagada y mosca paseándose por bastón señorial empuñado por padre al frente. Destaca la profunda gravedad de su semblante, el trazo más firme en sus arrugas, la fuerza y habilidad de sus ojos rasgados para clavarse en los de quien examine no importa desde qué ángulo el retrato familiar con padre al frente. La figura central hace que todo lo demás (hijos, madre, perro, mosca) no exista y sí exista, gracias a los finísimos hilos que nacen de los dedos de padre al frente, cuya sombra es telaraña sin araña en una esquina.
Del porqué de las conductas Esperó hasta que se le hizo lo suficientemente tarde para no hacer nada. Sacó un cubo de lamentos del establo y sumergió dentro la cabeza, rapada y anfibia. Del porqué de las conductas no opina, responde con otra pregunta. O cambia de tema. Llorar es vestirse para desnudarse. Llorar es desnudar un desnudo. Llorar es de nubes.
Ahora verde O como comenzar el azul cuando un hombre de espaldas lleva sobre sus hombros la región que le impide levantarse si no lo nombran. Para hacerlo hay que temblar. Hay que abrir un cuaderno en el que quepa tumbado mirando las estrellas sin el propósito de recordarlas ni la convicción adecuada. O como encontrar en ese cuaderno, además de un hombre que no cabe con los ojos cerrados, versos que componen una fecha ya pasada. Tengo cuatro millones de cosas que hacer y mi apellido se deshilacha cuando se rebaja el calor como si fuera un verbo mejor para mayo. O como comenzar nuevamente con el hombre que me lee y terminar con la mujer que me escribe.
Ni Hamlet La duda siempre está, lo trágico es que se note. Para decir que sí utiliza seis palabras (tres entrecortadas). Para decir que no, se calla. Querría llamarse Hamlet, se cubre el rostro con las manos. Llama al ascensor y baja por las escaleras. Y si la duda no está, lo trágico es que no se note.
Tejado abajo Empieza el poema por su tejado asegurando un tono intacto fácil de redondear. Un hombre, frente a mí, toca la esquina de mi mesa con su nudillo con un golpe seco pero andaluz y yo me lanzo a escribir un tejado, a expresar cuánto le expresaría. Mis hijos son mis padres, hará buen tiempo a partir de ahora. Tenía que haberle seguido en vez de quedarme a escribirle que le seguiría. Si ese hombre iba a hacer bonitos los jueves, lo vería a la vuelta excepto si estábamos en un tren. Estamos en un tren. Ahí me redondeo.
Costurera Cruzaba el bastidor a punto de convertirse en tijeras. La luz del ventanal se le pegó al vestido, transparentándolo, mostrando un esqueleto de mimbre que nadie debería de haber visto. Corrió a sentarse en la oscuridad. Quiso morderse las uñas, pero diez dedales de cloroformo se lo impedían. Se encogió hasta creer tener el tamaño de una puntada y se durmió profundamente, comenzando por las yemas de los dedos.
Antonio del Camino (Talavera de la Reina, 1955) lleva escribiendo versos desde los 13 años, si bien hasta 1977 no da a conocer su primer poema, publicado en la revista Indicios, que pone en marcha con otros amigos de su ciudad y de la cual se editarán sólo dos números. Durante 30 años ha trabajado en una entidad bancaria. Su labor poética ha sido reconocida con premios como el Rafael Morales (1978), el Ciudad Santo Domingo, de Madrid (1980) o un accésit del Premio Adonais (1984). Tiene trece libros publicados, entre los que destacan: Segunda soledad (Premio Rafael Morales. Colección Melibea. Talavera, 1979). Donde el amor se llama soledad (Premio Ciudad Sto. Domingo. Colección Proa Cultural C.S.D., 1980) Del verbo y la penumbra (Accésit Premio Adonais. Editorial Rialp, 1985) Para saber de mí (Colección Libros del Consuelo. lf ediciones. Béjar, 2015) Paso a paso, la vida (Colección Libros del Consuelo. lf ediciones. Béjar, 2017) A la carta. Cocinetos reunidos (Colección El brut de los corazones solitarios. lf ediciones. Béjar, 2017) Figura en diversas antologías de poetas toledanos y castellanomanchegos. Desde 2009, con mayor o menor dedicación, mantiene el blog Verbo y penumbra. https://antoniodelcamino.blogspot.com/
GRATITUD A veces vine desde la piedra a ti. Recorrí las regiones oscuras donde acechaba atento el desconsuelo y en ti lloré, deshabitado y solo, mi agonía. Tú me fuiste asumiendo la tristeza, todo lo soportaste pacientemente, todo cuanto ofrecí en aquel cáliz que fue el oscuro sol de mi derrota. Por eso es de justicia que ahora venga dispuesto a compartir contigo la esperanza, que en ti contemple todo con la mirada nueva de quien tiene certeza de la luz. (Así hoy vengo y siento que cabe entre mis manos todo el mar.) (De Del verbo y la penumbra)
A MODO DE POÉTICA
Escribir con la sobria belleza del olivo, con esa claridad que nos regala el sol cuando amanece, con la granada fuerza de la espiga, lejos de pirotecnias y artificios. Escribir —como el pan, ser alimento que sacie nuestras hambres de conocer— con esa transparencia del arroyo que salta bajando la montaña, con la luz de la nieve: inmaculada, blanca, seductora. Y aspirar al silencio. (De Paso a paso, la vida)
OBRAS SON AMORES A mi hermano Fernando, su esposa Ana, y sus hijos Mar y Ruy Aprendí de mi padre el amor a la vida, a las cosas bien hechas, al favor sin factura; aprendí de sus gestos lo esencial, lo que vale más allá de discursos, de pompas, de boatos. Aprendí que no sirve engañarse a uno mismo, que sólo merecemos el fruto del esfuerzo; que el camino más recto no siempre es el más fácil; que del dolor se aprende y el amor se reparte. Aprendí de mi padre lo fértil de la vida si labramos las horas con sencillez y esmero, si no vamos pisando la bondad de las gentes, si honramos al amigo y estamos a su lado. Aprendí de mi padre el valor de la risa, la fuerza del humor cuando pintan en bastos, su sentido profundo de justicia. Su ejemplo es una enciclopedia a la que vuelvo siempre. (De Para saber de mí)
UNA HISTORIA COMÚN
Ellos van por la vida de puntillas, macerando las horas al brasero, el amor cotidiano a fuego lento, con las manos abiertas, y de frente. Aman lo que es sencillo, lo que nace de los dos cada día, las palabras que nombran sin fronteras ni dobleces, la sed, el agua, el fuego, la caricia. Ellos amasan tiempo con sus manos y construyen con él un paraíso recoleto y real, acogedor. Y en ese paraíso, que se extiende entre cuatro paredes y las horas, disfrutan de sencillas propiedades que han compartido y son tan sólo suyas. Así viven la vida, paso a paso, envejeciendo juntos, con el mismo amor que los uniera. O, más preciso, con un amor alzado a cuatro manos, hecho de sueños y renunciamientos, de ausencias, de ternura, de esperanza. Ellos —tú y yo— caminan por el mundo escribiendo su historia. No persiguen otro afán que el afán de un nuevo día. (Del poemario inédito Torre de luz)
ENCUENTRO
Llegar a ti como quien llega hasta la orilla misma de la playa, al encuentro desnudo con las olas que en plenitud estallan. Llegar y sumergirse en el fulgor volcánico que mana desde tu sensitiva y cálida abundancia. Y desde ti, contigo, regresar al hogar que nos aguarda, y así reconocernos, nuevamente, en esa luz que llama; que, líquida, se funde y se reinventa en voz, en sed, en lava. (Del poemario inédito Torre de luz)
SOLILOQUIO DE LA POESÍA EN TORNO AL MUNDO Y SU TAREA EN ÉL No sé es si por distante o por distinta por lo que soy celosa de mis cosas. Yo cuido con esmero de mis rosas y exhorto mis silencios con la tinta. Sin embargo, respondo si me llaman con la sinceridad de los amigos, y entrego la cosecha de mis trigos a los que, compañeros, me reclaman. Porque ando por el mundo, permanezco atenta a la vesania que parece mover la piedra de su corazón. Y, en tanto rueda el tiempo, vivo y crezco celosa de mis cosas, y en mis trece, entre la piel del sueño y la razón. (De Sonetos completos, poemario inédito)
Jose del Castillo Domínguez (Sevilla España, 1971), ha publicado los libros Circunstancias, Intimidades, Cien Divertimentos, Almas Colgadas, Oráculos. Ha participado en algunas antologías y ha publicado en revistas literarias.
INSTANTES Me cuelgo entre las barras que te implanta la vida, y sin meritorio esta mi alma enamorada como agua se vierte en mi acariciando esta jaula sin tener el vientre de algún bebe que llora, que ríe. Hoy vuelvo, como ayer a seguir zampando de las caricias de la jerezana más entrañable que me regalo a mi diario.
ACARICIE LA MUERTE La vi por primera vez un domingo a las ocho de la tarde, no quise ver su cara, era un acueducto incrustado en mi pecho, seco, mudo. Como si no existiera un encierro mayor, trague un llanto, saliva escondida e invisible. Nadie salvara este camino nuevo, o ya muy viejo. No volví a relamer la vida con los mismos ojos que tuve el sábado anterior.
INMA Y si el mar me tragara como un pececillo sin aliento, siempre tengo tu brazo como ancla que levanta a puerto. Y si los jardines se secaran, yo tengo siempre tu presencia en el nuestro. Y hay calma con tu voz en mi oído, y mis brazos se marcan de tus besos…
XX El hielo rodea los sentimientos. Expresión de la cara agridulce, no falsea. Dejar escapar el amargor y, deslizarte al susurro de la muerte amarilla que nunca volverá con acidez. Ya el hielo va calentando y con ello La huida del sentimiento hacia otro quehacer.
UNO Transmitida la fatiga por el trabajo elaborado; tumbado en la butaca con un vaso de agua; Mientras tus ojos se cierran en el camino hacia lo abstracto.
CONTUNDENTE No hay pinturas que plasmen: sólo olores fugaces que describen lo acontecido.
Nací en Pamplona (NavarraEspaña) el penúltimo sábado del
verano de 1965, cuando quedaban ciento once días para acabar el año. Según la hemeroteca ese día no ocurrió nada memorable. Tiempo después mi madre, entre sonrisas y mientras cosía en la cocina, me dijo: A ti, Juan Andrés, sólo te gustan las cosas que no sirven para nada. Haces bien, porque no serás ni codicioso ni maleducado. En ese momento yo estaba leyendo “El rayo que no cesa” de Miguel Hernández. Guardo esa revelación entre los cálidos versos del soneto 24 Mi madre, se llamaba Llanos, tuvo la razón profética que solo tienen las mujeres que siempre están viajando del cariño a la necesidad, y de esta a la primera luz del día. Y así fue como sin ni siquiera saberlo, me fui haciendo poeta: por necesidad y asombro. Es la misma vida; necesidad y asombro, la una es necesaria, el otro es asombroso. En su domesticación solo el látigo de la palabra puede, cambiando una letra, hacerlo corazón y ser latido, el resto sólo es cuestión de acento. Desde entonces he publicado dos libros de poemas “Sé de los charcos” en 2017 y “Como una sirena que me abraza” en 2018, junto a la compañía La Nave Teatro hemos estrenado en 2018 una hermosa obra de teatro “Goyena Arraiza Emilia”, convertida la escena en un sincero homenaje a la mujer de la guerra civil española y a su lucha constante. Lo demás son las rutinas de un hombre que ejerce de periodista, que sabe soñar y ama a su sirena. Alguien a quien le siguen encandilando esas cosas que los demás dicen, pobrecitos, que no sirven para nada.
Estás antes que el tiempo No estás ni en la mitad de un febrero envuelto en malvasías, porque no es temporada del mosto de la vida. No existes únicamente en un domingo de mayo, hecho excepción y excusa. Tampoco te contienes en todos los minutos completos del recuerdo, empañados y ocultos a la miradas altas. Nunca has estado allí. No se te va a encontrar en otros campanarios que no anuncien la vida. Convocamos el tiempo, vaciamos el caudal de la conciencia, como si fuera posible dragar lo impredecible. Vaciamos minutos, cegamos el silencio, cuando tú, simplemente, los colmaste de esencia. Cuando llegue el después, el eco de la ausencia, el cristal de la rabia cortando las gargantas, sólo serán destellos, las cuentas de un rosario, misterios, letanías, lamento, hipocresía. La lenta matemática de la lágrima trepando en los naufragios. ¿Para qué detener los relojes tan huecos de misterio? Siempre supiste llegar antes que el tiempo: cuando nada hace falta.
Voy a recoger este desastre Caminaste despacio por mi sueño, lo sé por la humedad dorada y el aroma marítimo y fugaz de la mañana. Estuviste mirando mis papeles, olvidaste, consciente, un azúcar muy blanco sobre ellos. Yo me hice el dormido y sonreí al paso de tus pasos. Te vi caminar posando el interés sobre mi vaho. Eras una catedral de luz luminiscente, un hechizo de vida en la página impar de mi esperanza, la primera frase leída por un niño que comprende. Érase una vez en un lugar lejano que frecuento. Caminaste despacio por mi sueño, doraste el despertar con tres palabras. La del final era un apellido hecho regalo. Las otras dos, los renglones de plata con que firmo. Has perlado de oro la mañana. Puedes regresar, revolverme los libros, ordenar la vieja estantería del olvido o posar tu mirada en mis destinos. Yo voy a recoger este desastre, los demás pensarán que son las hojas, desprendidas del árbol del letargo. No saben, todavía, que las tildes de las bellas palabras tienen este color nuevo de la vida.
El sereno silencio de la nieve Si avanzar nos permitiera dejar atrás las sombras y un recuerdo sereno, si la luz siempre fuera un dorado camino acompañado, si todo fuera como lo fue una vez, desde la infancia. Si todo fuera así, como un deseo bien pensado, igual que el pliegue delicado del calor en la cama, aún nos faltaría un fuego dentro. Desterrados del frío, echaríamos de menos el sereno silencio de la nieve. Si tuviéramos siempre aquello que queremos tener, a manos llenas: las nubes más redondas, el sol que más calienta, las ovejas más negras, la miga más blanca del pan de la mañana, las joyas más etéreas, o los brillos perpetuos de todos los etcéteras abiertos... Aun así, nos faltaría un gramo, dos milímetros eternos, el salto apresurado de un segundo, o un escalón perdido de aquellos diecisiete, para saber qué nada de eso sirve, nada vale, atesorar, guardar, codiciar, presumir, vanidad, oropeles, trofeos, deslizar más billetes, generosas propinas desvaídas o darse aire. Una chispa, el pellizco, el cruzar la mirada lejos de las espadas, despertar sonriendo, oír que en la ventana está la lluvia y que el sueño mojado de tu nombre tiende todas sus letras a mi lado.
Esperaré a que se seque la mañana
con la sombra alargada de la vida, como esa sirena que abracé.
Fue ayer Ayer noté tu beso. Entró por la ventana y se posó en mis labios. Trajo consigo la espuma del deseo, la blanca y pura necesidad de amar, sin más silencio que el de la memoria. Era la sal precisa, el tibio despertar de la mañana, un abrazo de piel entre la arena tibia del recuerdo que se quiere escapar y que me apresa. Abrí mi pecho y te respiré, sediento de tu sol y de tu vida.
Ven Ven. Ahora. Que te traiga el viento hasta mi pecho. Viaja en la sonrisa de la luna, acaricia la espera de mi almohada. Te guardo el beso, el vapor del deseo y la impaciencia. Ven. Todo hablará de lo que no nos dijimos hasta ahora. Yo te voy a mentir cuando te vayas, te diré que estoy bien. Acostumbrado. Hasta entonces solo tendrá verdad lo que en mí sientas. Ven. Ven, y súbete sobre mis besos, la espuma de mi cama será la pleamar de la mañana. Salpicaré tus labios sin palabras, te nacerán galernas, tempestades. Naufragaremos juntos varias veces. Deja que me sujete a la ceniza. Ven. Yo estoy yendo a la orilla de este sueño. Ven, y despiértame a tu lado. Que nos haga el amor. Deja que me vacíe, y pleno ascienda a la cumbre más alta de tu sexo.