MISCELÁNEA: Apariciones, sueños, profecías y otros fenómenos anómalos, de John Aubrey

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MISCELÁNEA

APARICIONES, SUEÑOS, PROFECÍAS y otros

FENÓMENOS ANÓMALOS

recopilados por

John A Aubrey

Traducción, prólogo y notas de MARCUS POLVORANCA

MISCELÁNEA

APARICIONES, SUEÑOS, PROFECÍAS y otros

FENÓMENOS ANÓMALOS

recopilados por John Aubrey

MISCELÁNEA

APARICIONES, SUEÑOS, PROFECÍAS y otros

FENÓMENOS ANÓMALOS

recopilados por

John Aubrey

Traducción, prólogo y notas de MARCUS POLVORANCA

Diseño, maquetación y portada: Ángel Fernández Aranda

Primera edición: marzo de 2024 Este libro no podrá ser reproducido, ni total ni parcialmente, sin el previo permiso escrito del editor.

Traducción, notas y prólogo de Marcus Polvoranca según la primera edición publicada por Edward Castle en 1696

© De la traducción: Marcus Polvoranca, 2024

© Editorial LA SIERRA DEL DRAGÓN, 2024 Alcorcón

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AUBREY, Juan…, Alberius, sabio anticuario inglés; murió en 1700[sic], habiendo dado a luz en 1696 un libro titulado Colección de los objetos siguientes: Fatalidad de los días, fatalidad de los lugares, presagios, sueños, apariciones, maravillas y prodigios, obra curiosa reimpresa en 1721, con notas y que según se cree no ha sido traducida al francés.

Collin de Plancy, Diccionario infernal

Contenidos Prólogo 11 Dedicatoria 17 Compendio de filosofía hermética 19 Días aciagos, o algunas observaciones acerca de días de buena o mala suerte. Días de mala suerte en la antigua Roma 21 Lugares y familias malditos o bendecidos por la buena suerte 49 Prodigios 57 Presagios 61 Sueños 71 Apariciones 89 Voces 115 Corazonadas 121 Golpecitos 125 Soplidos desde el otro lado 129
Profecías 131 Milagros 137 Magia 143 Transportados por fuerzas invisibles 157 Visiones a través de la bola de cristal 173 Conversaciones con ángeles y espíritus 179 Cuerpos incandescentes de Gales 187 Oráculos 193 Éxtasis 195 Magia en la mirada por amor o por envidia 199 La facultad de la «segunda visión» en Escocia 203
John Aubrey 1626-1697 Escritor, anticuario y biógrafo

Prólogo

John Aubrey nació en el año 1626 en Malmesbury, Inglaterra, y murió en Oxford en 1697. Según él, el primero de estos acontecimientos, el de su nacimiento, había tenido lugar un 3 de noviembre, aunque sus biógrafos ‒en base, suponemos, a datos más precisos que los aportados por el propio interesado en este mismo libro que están a punto de leer‒ aseguran que había sido en realidad un 12 de marzo. No deja de ser algo curioso en alguien que tanta pasión mostró a lo largo de su vida por este tipo de datos. El otro aspecto más o menos relevante de sus primeros años es el hecho de haber nacido en el seno de una familia acaudalada, con posibles; aquello le permitirá tener acceso a una educación en condiciones e ingresar, a los diecisiete años de edad, en el prestigioso Trinity College de Oxford. El estallido de las guerras civiles inglesas y la muerte prematura de su padre le obligarán, sin embargo, a abandonar demasiado pronto aquellos estudios pero no así sus inquietudes intelectuales, a las que no va a renunciar jamás ni cuando la vida le golpee duramente con la ruina ( 11 )

Miscelánea

económica y se vea obligado a tener que deshacerse de todas y cada una de sus posesiones familiares para poder sobrevivir.

Aubrey va a terminar convirtiéndose en un autor prolífico que solo verá una pequeña parte de su producción publicada en vida, la mayor parte de ella en prosa. La más célebre de sus obras será aquella curiosa colección de notas y breves semblanzas bibliográficas que publicará bajo el título de Brief Lives –«vidas resumidas»– y que le acarreará, en su momento, no pocos sinsabores y alguna que otra polémica por las maledicencias, los chismes y las duras críticas que verterá en sus páginas contra algunos de los protagonistas, algunos de ellos hombres de ciencias y de letras de su tiempo. También acabarán siendo muy celebrados sus estudios en materia de antigüedades –arqueología, para entendernos–, que desarrollará como consecuencia de su fascinación por los monumentos megalíticos de las islas británicas y en especial por el de Stonehenge.

Entre sus obras más destacadas a este respecto se encuentra su Monumenta Britannica –un estudio general sobre monumentos antiguos y piezas arqueológicas del país–; su estudio sobre la pervivencia del paganismo en la sociedad británica de su tiempo titulado Remaines of Gentilisme and Judaisme; o su trabajo inacabado sobre el condado de Wiltshire, una especie de guía que recoge aspectos históricos, geográficos, culturales y en materia de patrimonio de aquella región.

Es considerado –y acusado, por utilizar una palabra más próxima a la realidad– de ser uno de los primeros impulsores de la visión romántica de ( 12 )

los megalitos y su vinculación –dicen algunos que errónea– con el druidismo celta. Este hecho no impedirá, sin embargo, que en el año 2008 se le ponga su nombre a un conjunto de pozos situado al sur del yacimiento de Stonehenge ‒los conocidos como Aubrey holes–, en reconocimiento a la primera de las descripciones que de ellos hará en uno de sus escritos tras una visita al monumento allá por el año 1666.

Esta Miscelánea que ahora les presentamos es una obra tardía, publicada por primera vez en 1696 e inédita hasta el día de hoy en castellano. Siguiendo la estela de esas Brief Lives antes mencionadas ‒y tal y como el propio Aubrey nos advierte en la dedicatoria‒ consiste en una larga serie de notas, apuntes; una colección de curiosidades y datos dispersos referidos, en este caso, a los asuntos relacionados con lo que él llama «filosofía hermética» y que bien podríamos calificar sin temor a equivocarnos como «forteanismo».

Son notas –como tendrán ocasión de comprobar enseguida– de diferente extensión y profundidad sobre apariciones, sueños premonitorios, coincidencias imposibles, visiones, profecías, fantasmas, milagros y, en general, fenómenos anómalos que el autor fue recopilando a lo largo de su vida en bibliotecas, entrevistas, experiencias personales e informes de terceros.

En algún momento, mientras preparábamos esta edición, tuvimos la tentación de recortar, seleccionar y ordenar en base a lo que considerábamos que podía ser de mayor interés para el público actual. Éramos conscientes de que ciertas partes del estudio podían llegar a resultar un poco menos ( 13 )

Prólogo

Miscelánea

estimulantes que el resto y arrastrar de alguna manera el interés hacia el conjunto de la obra. Es un hecho que Aubrey –como resulta lógico, por otra parte– dedica la mayor parte de sus esfuerzos a su entorno más inmediato; la mayor parte de los datos hacen referencia a las islas británicas o son contemporáneos al autor y su círculo más inmediato, con referencias constantes a determinados hechos y acontecimientos que condicionaron su vida en forma de guerras, revoluciones, batallas, conflictos religiosos y políticos que sacudieron aquel vibrante, para Inglaterra, siglo XVII. Pese a ello, hemos apostado por mantener la extensión original y creemos, después de todo, haber acertado con la decisión.

Y es que Miscellanies upon Various Subjets ‒el título original del tratado, algo así como «Curiosidades en torno a diversos asuntos»‒ no deja de ser lo que parece a primera vista, esto es, un gabinete de curiosidades; una especie de registro, de directorio –si se quiere–, por el que el lector pueda sumergirse de lleno o limitarse a pasear, curiosear, perderse o acudir en momentos muy puntuales para resolver alguna duda o ampliar un conocimiento determinado. Es por ello que animamos a afrontar el texto de una manera azarosa, sin un orden ni un plan establecido; dejándose llevar por la dirección del pálpito que, estamos seguros, provocará en la mayoría de ustedes una primera ojeada al índice de contenidos.

Creemos que los aficionados a lo insólito no se verán defraudados en absoluto. Nosotros, si nos lo permiten, confesaremos haber disfrutado de lo lindo a partir del momento en el que Aubrey se ( 14 )

lanza a abrirnos la puerta de la magia de par en par y nos refiere todos esos casos de apariciones espectrales, sueños premonitorios, y decide terminar un poco más adelante con esa especie de final apoteósico que son las luces misteriosas de Gales ‒tan parecidas a la Santa Compaña gallega‒, o a la no menos interesante facultad de la «segunda visión» escocesa ‒duendes y hadas incluidos‒, por no hablar de ese regalo que agradecerán, seguro, los iniciados, con la mención –no directa pero sí que abiertamente manifiesta– a nuestra querida ciudad de Toledo.

Así que pasen, pasen sin miedo alguno. Acomódense todos ustedes para penetrar en el fascinante mundo de lo extraño y lo misterioso de la mano de uno de sus pioneros, el señor John Aubrey, de Wiltshire, anticuario, historiador, folklorista… e investigador de lo paranormal.

Marcus Polvoranca, febrero de 2024

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Prólogo
Carta astral de John Aubrey trazada por él mismo.
Para el recto y honorable

JAMES

conde de Abingdon, presidente del Tribunal Supremo de Eyre, al sur del río

Trent

Muy señor mío,

Mientras el pasado verano disfrutaba de la deliciosa soledad de los jardines y veredas de vuestra propiedad en Lavignton, tuve ocasión de revisar y ordenar una colección de notas curiosas que había estado reuniendo a lo largo de muchos años y que, pensé entonces, podrían llegar a ser de cierto interés si las ponía en orden; el orden, precisamente, en el que se las presento a usted ahora, mi señor.

El tema general de dichos apuntes va más allá de lo que la mente humana es capaz de alcanzar. Nos hallamos, creo, en medio de la más miserable de las oscuridades; a merced de un mundo invisible, misterioso, que está al tanto de todos nuestros deseos y destinos pero que solo en contadas ocasiones, si acaso, accede a brindarnos apenas una pequeña chispa de todo ese gran universo desconocido para nosotros.

Mi intención era haber terminado mi Descripción de Wiltshire (ya a medio terminar) y habérsela dedicado a usted, pero me hallo, por mi edad, ( 17 )

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lejos de ocupar todo mi tiempo en determinados menesteres. Delego dicha tarea a mi paisano el señor Thomas Tanner, que sí que tiene el genio y la juventud necesaria para poder afrontar una empresa de tal calibre.

Le ruego por tanto, mi señor, que acepte este humilde presente como manera de recordarle el profundo respeto que le tengo y el favor y la protección que me ha estado brindando durante tantos años.

Que los ángeles del Cielo le protejan, tal y como ruega a Dios su más encendido y humilde sirviente,

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COMPENDIO DE Filosofía Hermética

La filosofía natural ha avanzado enormemente en los últimos cincuenta años, pero me temo que la otra filosofía, la hermética, ha permanecido inmóvil y sin evolución alguna a lo largo de todo ese tiempo. Es un tema digno, no obstante, del mayor interés y de ser tratado con toda la seriedad del mundo, que es justo lo que me propongo hacer a través de esta recopilación de casos y curiosidades elaborada con el único objetivo, en principio, de pasar el rato. En ella encontrarán notas que he ido redactando a través de mis recuerdos y de los de otras personas dignas del mayor crédito y confianza en tiempos pasados. Aquellos que tengan ganas de saber más cosas de este tipo de asuntos pueden acudir a la Historie Prodigieuse de Pere Arnault o al libro titulado Luz è tenebris, una colección de visiones y profecías en torno a la era moderna que fue elaborada en Alemania por un grupo de autores y traducida al latín por Johannes Amos Comenius. Fue impresa en Ámsterdam en 1655. ( 19 )

Miscelánea

El libro arranca con el apartado titulado “Días aciagos”, de los cuales el señor John Gibbon (Bluemantle1) imprimió un ejemplar en dos hojas en folio en 1678 que recupero en ese mismo capítulo con algunas adiciones de mi propia cosecha.

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1. Abreviatura del cargo militar inglés Bluemantle Pursuivant of Arms in Ordinary de la Academia militar de Londres. (Nota del traductor).

Días Aciagos o algunas OBSERVACIONES

sobre días de buena y mala suerte

Lucas, 19-43

In hoc die tuo [En este, tu día]

El hecho de que existan días buenos o malos no es algo que se encuentre exclusivamente en las sagradas escrituras, sino también en los autores profanos2 .

El día 14 del primer mes del año era un día memorable y bendito para los hijos de Israel3. Ese día terminaba para ellos aquel periodo de cuatrocientos treinta días de estancia en Egipto y comenzaba su regreso hacia la tierra prometida.

Algo parecido a esto encontramos en la historia de Roma. En ese mismo día comenzaban las guerras civiles iniciadas por Pompeyo padre a las que César pondría fin enfrentándose a los hijos de ( 21 )

2. Samuel, 25-8; Ester, 8-17 y 9-19, 22. Eclus, 14-14. 3. Ver Exod. 12-18, 40, 41, 42, 51; Levítico 23-5; Números, 28-16.

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aquel; Cneo Pompeyo Estrabón era asesinado y tenía lugar la última batalla de César, según afirma Heylin en su obra sobre el reino de Córdoba. El calendario que aparece en la obra de Ovidio titulada Fastorum afirma que el mes de abril era mensis graecis auspiciatisimus, esto es, que era un mes de buena fortuna para los griegos.

En cuanto a los días o tiempos malos, podemos consultar en la Biblia el Libro de Amos en los versículos 5-13 y 6-3; el Eclesiastés en el versículo 912; el Libro de los Salmos en el 37-19; en el Libro de Abdías, 12, y el de Jeremías en el 46- 21; también el del santo Job cuando el profeta maldice la fecha de su cumpleaños. Como dice Weever (pág. 458):

Temprano en la mañana, en un momento aciago, se dirigieron a Dunbar4 .

Horacio, en su libro segundo, Oda 3, afirma, refiriéndose a un árbol que ha estado a punto de caer sobre él, lo siguiente: Ille nefasto te posuit die, lo que da a entender que seguramente aquel árbol había sido plantado en un día poco propicio.

Los romanos tenían al 13 de febrero por un día de mala suerte y por lo tanto nunca emprendían en ese día un negocio importante. La razón estaba en que era el día en que habían sido vencidos por los galos en la batalla de Alia; también aquel en el que habían muerto asesinados todos los miembros de la gens Fabia5 –salvo uno– en el ataque contra la

4. Referencia a la batalla que tuvo lugar en esta ciudad escocesa durante la tercera guerra civil inglesa en 1650. (N. del T.).

5. Familia patricia de la antigua Roma. (N. del T).

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Días aciagos

ciudad de Veyes6, tal y como asegura Heylyn al hablar del patrimonio de San Pedro. Recomiendo consultar el calendario ya citado de la obra de Ovidio acerca de esto último.

Los judíos consideraban el 10 de agosto como un día desafortunado, pues era el día en el que el Templo había sido destruido por Tito, el hijo de Vespasiano, y el día, también, en el que el primero de aquellos templos había sido consumido por el fuego a manos de Nabucodonosor7. El Tesoro de los tiempos afirma que ese día aciago fue en realidad el ocho de Loyon ‒o de agosto‒, con un intervalo de tiempo de 679 años entre uno y otro acontecimiento.

Pero no solo encontramos este tipo de días entre los judíos y los romanos; también entre los cristianos se acostumbra a tomar en cuenta esta circunstancia, como demuestra todo lo relacionado con esa jornada conocida como Childermass o Día de los Santos Inocentes. Commines8 nos dice que Luis XI9 solía evitar discutir cualquier asunto importante durante aquel día por considerarlo un signo de gran infortunio, y dice que se enfadaba mucho si le molestaban con cualquier asunto, el que fuera, a lo largo de esa fecha.

Ahora, si me permiten, me gustaría enumerar una serie de ejemplos de días concretos que están ligados a la buena o la mala suerte.

Alejandro Magno nació un 6 de abril. Ese mismo día lograba vencer a Darío III, obtener una

6. Ciudad etrusca. (N. del T.).

7. Heylin.

8. Referencia a Phillipe de Commines, escritor e historiador francés (14471511). (N. del T.)

9. Referencia a Luis XI el Prudente, rey de Francia entre 1461 y 1483.

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importante victoria marítima y encontraba finalmente la muerte.

El mismo día había sido igualmente provechoso para su padre Filipo: un 6 de abril tomaba la ciudad de Potidea; su general, Parmenio, lograba vencer en batalla a los Ilirios y su caballo se alzaba victorioso en unos juegos olímpicos. Fue por todo eso que sus profetas le pronosticaron que tendría un hijo invencible cuyo día de nacimiento ‒«filium cujus natalis…»‒ vendría acompañado por tres importantes victorias para su pueblo. Así lo señala Christopfh Pezel en su Mellificium Historicum Integrum.

Pompeyo el Grande nació un 30 de septiembre, el mismo día en que había nacido y en que después lograba su conquista asiática.

El 19 de agosto era el día de la adopción de Augusto10, el mismo en que años después comenzaba su consulado. Un 19 de agosto acabaría, también, venciendo a los triunviros y encontrando la muerte, tal y como aparece consignado en la autobiografía del rey Carlos I11, en el apartado que el monarca dedica a sus héroes.

Salomón aseguraba que el día de la muerte de alguien era un día que merecía más celebración que el de su nacimiento, por lo que no se me debería reprochar que hable de este tipo de coincidencias como de algo afortunado o al menos no del todo negativo. Es el caso del 11 de febrero, que fue el día de la muerte de Isabel de York, la esposa de Enrique VII, justo el día en que también cumplía

10. El emperador Augusto fue hijo adoptivo de Julio César.

11. En 1649 se publicaba una autobiografía del rey Carlos I de Inglaterra, tras su ejecución, en la que el monarca explicaba sus padecimientos y justificaba algunas de sus decisiones. (N. del T.).

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Días aciagos

años. Así lo indica Weaver (pág. 476); también Brooke, al hablar del matrimonio de Enrique VIII, y Stow12, que sitúa el nacimiento de Isabel en 1466 y su muerte en 1503.

El 23 de noviembre era el cumpleaños de Francis, duque de Lunenburgh, el mismo día en que encontraba la muerte en el año 1549, tal y como asegura un autor francés que añade a esto una observación curiosa: Ipsa diez vitam contulit, ipsa necem, que viene a significar: «El mismo día en que se le daba la vida se le obligaba a dejar este mundo».

El renombrado caballero Sir Kenelm Digby, gran lingüista y heraldo de las artes, nació y murió un 11 de junio, el mismo día en que también peleó con fortuna en Scanderoon. Su epitafio, compuesto por el señor Ferrar, dice así:

Debajo de esta piedra yace el incomparable Digby, Digby el Grande, el Valiente y el Sabio. La maravilla de su época por sus aspectos más nobles; hábil en seis lenguas y versado en todas las artes. Nacido el mismo día de su muerte, un 11 de junio, en el que luchó valientemente en Scanderoon.

Curioso que ese mismo día fuera el día de su nacimiento, de su muerte y de su gran victoria.

12. John Stow, historiador y anticuario inglés nacido en 1525 y fallecido en 1605. (N. del T.).

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Tuve un tío materno que murió el 3 de marzo de 1678, el día de su cumpleaños, y que ‒lo que resulta aún más extraño‒ se había atrevido a pronosticar aquello muchos años antes. Lo mismo, parece ser, había ocurrido con aquel célebre Digby, aunque en el caso de aquel, de Digby, el pronóstico había tenido lugar una semana antes de su muerte. El 3 de marzo, por cierto, es el día de san Eutropio, y por lo que respecta a mi tío parece que le fue favorable si hacemos caso al libro del Apocalipsis (14-13) y aquello de bienaventurados los muertos, o a Ovidio (Libro Tercero de su Metamorfosis) cuando dice dicique beatus, ante obitum nemo supremaque funera debet, que, traducido, viene a decir: ninguna llamada será feliz antes de la muerte y el funeral.

El 5 de enero fue cinco veces favorable a Carlos, duque de Anjou; lo mismo puede decirse respecto al conde de Sunderland.

El 24 de febrero era un día señalado para el emperador Carlos V por cuatro acontecimientos concretos. Heylyn, en sus notas acerca del Templo de Jerusalén, da cuenta de tres de ellos: en primer lugar, era la fecha de su nacimiento; en segundo, era el día en que había tenido lugar la captura de Francisco, rey de Francia, como prisionero, y en tercer lugar, un 24 de febrero había recibido la corona imperial en Bolonia.

De la familia de los Trevors, seis sucesivas ramas principales han arrancado con un nacimiento el 6 de julio.

Sir Humphrey Davenport nació el 7 de Julio; su padre y su madre morían en la misma fecha con un cuarto de hora de diferencia.

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Días aciagos

Yo mismo he tenido entre mis manos un antiguo manuscrito católico, un libro de oraciones ‒al que tuve acceso gracias al erudito e importante astrólogo Elías Ashmole13‒ al principio del cual aparecía un calendario en el que se señalaban en verso los días menos favorables de cada mes. Los recitaré tal cual son, aunque a veces, como comprobarán, infringen las reglas de la gramática, cuestión en la que los antiguos monjes no eran en absoluto demasiado escrupulosos. Era de la época de Enrique VI o la de Eduardo IV14. Dice así:

Enero:

Prima dies mensis, et septima truncat ut ensis [Los días 1 y 7 cortan como una espada]15

Febrero:

Quarta subit mortem, prostemit tertia fortem.

[El día 4 está sujeto a la muerte; el 3, maldice a los fuertes]

Marzo:

Primus mandentem, disrumpit quarto, bibentem

[El día 1 del mes trae indigestión, y el 4, intoxicación por la bebida]

Abril:

Denus et undenus est mortis vulnere plenus

13. Elias Ashmole (1617-1692) célebre erudito, anticuario y alquimista que es considerado, por algunos, como el padre de la francmasonería en Inglaterra. Fundó en compañía de otros intelectuales la Royal Academy of Sciences en 1662. (N. del T.).

14. Esto es, el siglo XV, ya que Enrique IV de Inglaterra reinó entre los años 1399 y 1413, y Eduardo IV entre 1471 y 1483. (N. del T.).

15. La traducción del latín, aquí, es solo ilustrativa, no siempre literal. (N. del T.).

[Los días 10 y 11 están lleno de heridas de muerte por dentro y por fuera] ( 27 )

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Mayo:

Tertius occidit, et Septimus ora relidit [Los días 3 y 7 son aciagos]

Junio:

Denus pallescit, quindenus feeders nescit

[El día 10 está liderado por el miedo; el 15 no hay esperanza]

Julio:

Ter-decimus mactat, Julii denus labefactat

[El día 13 trae la muerte; el 10, debilita]

Agosto:

Prima necat fortem, prostemit secunda cohortem

[Los días 1 y 2 anuncian algún gran evento]

Septiembre:

Tertia Septembris et denus fert mala membris

[Los días 3 y el 10 son días dañinos]

Octubre:

Tertius et denus est, sicut, mors alienus

[Los días malos de este mes son el 3 y el 10]

Noviembre:

Scorpius est quintus, et tertius e nece cinctus

[El día 5 es dañino como el escorpión, y el 3 se ve rodeado de muerte]

Diciembre:

Septimus exanguis, virosus denus et anguis

[El día 7 es sangriento, y el día 10, venenoso como una serpiente]

Me permitiré, a continuación, prestar especial atención al 3 de noviembre, que es el día de mi cumpleaños16 y la única razón de que me haya de-

16. Parece ser, como ya se dijo en el prólogo, que el señor Aubrey miente al dar esta fecha y que la documentación existente apunta a que nació realmente un 12 de marzo. Una broma, tal vez, conociendo su carácter, cuyo significado se nos escapa. (N. del T.).

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Días aciagos

tenido a buscar las siguientes curiosidades relacionadas con ese día.

El emperador Constancio, hijo de Constantino el Grande ‒al que nunca superó en importancia‒, digno guerrero, además de ser un buen hombre, murió un 3 de noviembre.

Thomas Montacute, conde de Salisbury, gran prohombre y célebre jefe militar durante los reinados de Enrique IV, Enrique V y Enrique VI, moriría ese mismo día, el 3 de noviembre, a causa de una herida provocada por un disparo de cañón en Orleans.

Lo mismo ocurre con el cardenal Borromeo, célebre por su santidad y canonizado como santo17 por la Iglesia, que moría un 3 de noviembre de 1584 como declara Possevino en una de sus obras.

Sir John Perrot, al que Stow llama de manera incorrecta como «Parrat», y que fue toda una personalidad de su tiempo ‒Lord por Irlanda e hijo ilegítimo de Enrique VIII‒, falleció, como aquel, en la Torre de Londres, un 3 de noviembre de 1592, tal y como refiere de nuevo Stow18 .

El mismo Stow, en sus Anales, asegura que un 3 de noviembre de 1099 el mar irrumpía sobre las orillas de muchos ríos de Inglaterra y Escocia, inundando diversos pueblos y una gran cantidad de personas y cabezas de ganado y cubriendo de arena y fango una serie de tierras de la zona de Kent que pertenecían en aquel momento al poderoso Godwin de Essex.

17. Heylin, en su Precognita, dice que logró hacer de Milán un lugar memorable tras instalar allí su residencia.

18. Ver, en relación a Parrot, Fragmenta regalia de Naunton.

Yo mismo tuve en su momento una serie de tie( 29 )

rras que había heredado de mi padre en aquel condado, de las que entre treinta y cuarenta acres eran de carácter pantanoso, encajadas entre tierras más elevadas. Por aquel tiempo, aquellos terrenos se arrendaban por cuatro nobles el acre; un año y medio después de la muerte de mi padre, los terrenos se veían anegados por las mareas provenientes de las costas cercanas y resultaba imposible, a partir de entonces, sacarles ni un solo penique de beneficio; no así a las de las tierras más elevadas de mis vecinos, que se veían beneficiadas por el desastre. Pienso a menudo si el hecho de que yo naciera un 3 de noviembre pudo tener alguna influencia sobre mi suerte, tan similar a la que había tenido 580 años antes aquel Godwin de Essex y quienes, como él, se vieron perjudicados entonces por aquellas fuertes mareas en las tierras más bajas.

El Parlamento de la Reforma Inglesa, tan perjudicial para los intereses de Roma en nuestro país durante el reinado de Enrique VIII, arrancaba su andadura un 3 de noviembre con el destierro de la autoridad papal que convertía al Sumo Pontífice, a partir de entonces, en poco menos que el obispo de Roma para los ingleses. El rey de Inglaterra será considerado de ahí en adelante como la cabeza visible de la iglesia anglicana, teniendo plena autoridad para corregir los errores, las herejías y los abusos en materia religiosa de sus feligreses, así como la potestad para administrar los impuestos y diezmos que hasta entonces habían sido administrados desde Roma19 .

Poco después de todo aquello vendrían las vi19, Ver Stow, Anales, y Weever, pág. 80.

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Días aciagos

sitas a las abadías, a los prioratos y a los conventos; más tarde, la supresión definitiva de todos ellos con el Parlamento aquel del 3 de noviembre como el punto de partida de todos aquellos acontecimientos.

Un 3 de noviembre, pero de 1640, comenzará en aquel mismo parlamento una época terrible para la paz, la economía, la religión y las gentes nobles y el pueblo llano de nuestro país, aunque no tanto para el rey20, tal y como parece querernos recordar el verso aquel de nuestro calendario medieval:

Scorpius est quintus, et tertius e nece cinctus.

Aquel 3 de noviembre será un día aciago pero solo para algunos.

Otro 3, pero de septiembre, del año 1650, habrá de ser un día importante para el «Atila» inglés, Oliver Cromwell21, que aquella jornada obtendrá una memorable victoria en Dunbar que luego repetirá en Worcester un año después, el 3 de septiembre de 1651, seis años antes de su muerte, que tendrá lugar otro 3 de septiembre de 1658.

Las dos primeras coincidencias concuerdan a la perfección con los siguientes versos de nuestro calendario:

Tertia Septembris, et denus fert mala membris.

20. John Aubrey hace aquí alusión al que en Inglaterra denominan Parlamento Largo, que fue aquel convocado en 1640 por el rey Carlos I para recaudar fondos de cara a su guerra contra los obipos. (N. del T.).

21. Oliver Cromwell (1599-1658) fue un caudillo inglés que encabezó una rebelión del parlamento contra la corona y gobernó Inglaterra como dictador desde 1653 hasta el día de su muerte. (N. del T.).

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Miscelánea

En esta ocasión, el 3 de septiembre será un día fatal para los dos pueblos que conforman Gran Bretaña, el escocés y el inglés22 .

El 3 de septiembre de 1666 será un día nefasto para la ciudad de Londres ‒lo que es lo mismo que decir que lo será para todo el reino‒, cuya influencia negativa se ampliará a los días 2, 4 y 5 de ese mismo mes debido al gran incendio que se desatará en la ciudad y que todos ustedes conocen.

Pasaré ahora a ocuparme de los días de la semana.

Martes ‒el día de Marte para los romanos‒ fue un día extraordinario para Thomas Becket, arzobispo de Canterbury, tal y como Weever (p. 201) cita de Mat. Paris: Marte, según los poetas, es el dios de la guerra. La vida de santo Tomás (que al igual que el santo Job pensaba que la vida del hombre es una guerra sin descanso) fue un continuo batallar contra el enemigo en la Tierra. Un martes le tocó sufrir su martirio; un martes recibió la traslación23; un martes, los nobles se opusieron a él en Northampton; un martes fue desterrado de su patria; un martes, el Señor se le apareció en Pontiniac, para decirle: «Thomas, Thomas, mi iglesia será glorificada a través de tu sangre»; un martes regresó del exilio; un martes obtuvo la palma o recompensa por el martirio; un martes del año 1220, su venerable cuerpo recibió la gloria y el honor de su traslación, cincuenta años después de haber muerto. A este respecto, mi fuente señala

22. La figura de Cromwell será muy controvertida en Gran Bretaña, incluso hasta el día de hoy. Para algunos, se trata de un héroe nacional, mientras que para otros es considerado un dictador. (N. del T.)

23. El verbo «trasladar», aquí, hace referencia al sentido religioso de ser trasladado el cuerpo, la reliquia de un santo. (N. del T.).

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Días aciagos

que el asunto de la traslación del santo se menciona en dos ocasiones. Indica que no se trata de ninguna tautología o repetición innecesaria del historiador, sino que la última de las menciones a aquel acontecimiento hace referencia al momento en el que el cuerpo del santo fue trasladado para formar parte ya definitiva del conjunto de los santos y los mártires, tal y como dice Camden: quando in divorum numerum relatus.

Pasando al siguiente día de la semana...

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