REVISTA ANDAR EXTREMO N° 4

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“El 19 de diciembre nos embarcamos rumbo al polo Sur. A los cuatro días, llegamos a la base chilena Presidente Gabriel González y de allí después de visitar la base Ronge, donde avistamos unas ballenas. Partimos nuestro primer día de travesía con un mar muy calmo y una neblina que le daba un aspecto fantasmagórico a los glaciares y montañas abruptas de Bahía Paraíso. Desembarcamos en la base argentina Almirante Brown, en la misma Bahía Paraíso, que se encuentra desocupada. Pasamos una navidad inolvidable junto a los miembros de la fuerza aérea y de la armada. Desde la base Brown -luego de navegar 75 kilómetros en tres días- llegamos a un refugio británico. En el recorrido cruzamos las bases Yelcho y la base británica de Port Lockroy. Nuestra salida desde la base Brown hasta el Estrecho de Gerlache no estuvo exenta de dificultades ya que tuvimos que pasar por un canal Ferguson muy saturado de témpanos, después en el Gerlache nos encontramos con

un paisaje absolutamente sobrecogedor, con la costa enfrentando al mar con un farellón de hielo inabordable, a los pies de unas montañas rocosas ligeramente escarpadas. Cuesta imaginar otro paisaje más impresionante que este. Sobre el Gerlache desembarcamos en la pequeña isla Fridjof, donde nos encontramos con un pequeño grupo de focas de Weddell y, lobos que apenas se inmutaron con nuestra presencia. Durante la noche una vino a recostarse a un metro de nuestra carpa. Luego nos fuimos al suroeste hasta alcanzar el Cabo Errera donde encontramos una poderosa marejada oceánica y un viento gélido que alcanzaba los 20 nudos. Cruzando el canal Peltier alcanzamos la bahía South, donde está la base chilena Yelcho. Una costa de roqueríos rompientes que enfrenta de lleno la marejada oceánica, hizo imposible que nos pudiéramos desembarcar para visitarla, desde el mar se notaba que estaba abandonada y casi en ruinas. Cerca de ese lugar bajamos en un pequeño islote en una bahía rodeada por grandes acantilados de hielo que se desprendían generando grandes olas que se venían sobre nuestra pequeña isla, desde ahí pusimos rumbo al noreste, hasta la base británica de Port Lockroy. Luego de una breve visita, donde nos invitaron amablemente a quedarnos, continuamos hasta el refugio británico, actualmente desocupado, ubicado en el fondo de una bahía donde bulle la vida silvestre. La Antártida esta superando por lejos nuestras mejores expectativas. El ultimo dia del año 2008 lo pasamos en el refugio Británico en Damoy point y cruzamos el estrecho Bismark, en dirección al Canal Lemaire. La jornada fue durísima, a mitad de

camino se levantó un poderoso viento suroeste que nos obligó a remar a la máxima potencia durante 10 horas, sin interrupción. Si aflojábamos la fuerza de nuestras remadas, el viento nos arrastraba hacia atrás. Adicionalmente, estando próximos al Canal Lemaire, tuvimos que superar un laberinto de témpanos a la deriva, que eran arrastrados por el viento. Durante el cruce del Bismark, una enorme ballena emergió de súbito, a pocos metros delante de nosotros. Al final del día, un poco después de la medianoche, llegamos a un islote en la entrada del Canal Lemaire, donde encontramos un

excelente sitio para acampar. Al día siguiente continuamos al sur por el Canal Pénola, donde una banquita de témpanos pequeños, muy compacta, hizo lento nuestro avance. Al final del día quedamos atrapados por el hielo en la isla Petermann, de la que no pudimos salir. Desde una cumbre de la isla, a la que accedimos para evaluar nuestra situación, pudimos observar que la capa de hielos era arrastrada por una inmensa corriente del sur. El hielo se extendía hasta el horizonte imprimiendo en el paisaje un aspecto muy


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