

MUNCH
Director creativo
Marco De Bernardi
Redacción
Renato Corderi Menades
Emerson Cardenio Bertad
Fotografía
Armand Esteban Recio
Dario Benet Marcones
Diseño Gráfico
Brenda Einar Coste
Morena Bastide Cerden
Ilustración
Daniel Romero Canse
Bernice Tomás Redano
Edición
Omar Benicio Estraden
Demetrio Ascón Berane
MUNCH es una publicación trimestral dedicada a la exploración de las artes visuales, plásticas y escénicas. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos sin la autorización expresa de los editores. Las opiniones expresadas en los artículos son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente la opinión de la editorial.
© 2024, MUNCH. Todos los derechos reservados.
ISSN: 1234-5678
Publicado por: Editorial El Grito S.R.L. Calle de la Cultura 123, CABA, Buenos Aires, Argentina. Teléfono: +54 11 5555 5555 www.munchrevista.com.ar
SUMARIO ENTREVISTA A MARTA MINUJIN
1 2 PASTOR ALEMAN FOLKLORE Y FUSIÓN
3 4
LA NUEVA ERA DEL CINE ARGENTINO
Bienvenidos a MUNCH
En esta primera edición, te invitamos a adentrarte en el fascinante mundo de las artes escénicas y visuales que se fusionan en El Grito Teatro. Este espacio, nacido del deseo de experimentar y provocar reflexión, es un verdadero santuario para quienes buscan algo más allá de lo convencional. Desde sus humildes inicios en 2004, El Grito ha evolucionado en un crisol de creatividad donde artistas de todo tipo encuentran un hogar para sus voces.
A lo largo de estas páginas, exploraremos la historia, las obras y la estética única de este teatro que ha sabido conquistar a miles de espectadores. Más que un simple teatro, El Grito es un lugar donde la expresión artística fluye libremente, transformando cada rincón en una obra de arte.
Nos emociona compartir este viaje contigo y esperamos que estas historias, imágenes y entrevistas te inspiren a ver el arte con nuevos ojos, y tal vez, a visitarnos para vivir la magia en persona.
El equipo de MUNCH
TEATRO
PASTOR ALEMÁN
Duración: 65 minutos
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Autoría: Franco Maurizi
Actúan: Diego Maurizi, Pedro Maurizi, Victoria Maurizi
Músicos: Diego Maurizi
Iluminación: Carolina Rabenstein
Diseño sonoro: Diego Maurizi
Fotografía: Natalia Bovati, Francisco Jarrin, Francisco Jarrin
Asistencia de escenografía: Nehuen Serpa
Producción: Aye Del Valle
Dirección: Sofía Jaimot, Franco Maurizi


“A través de una narrativa hábilmente construida, el guion desentraña secretos y revela conexiones inesperadas que han moldeado el presente de los personajes. La pieza es insoslayable en su capacidad de capturar la atención, combinando momentos de ternura, emoción y revelación con un ritmo que mantiene el interés constante.
Las interpretaciones son simplemente geniales, cargadas de matices y vulnerabilidad, resalta la importancia de comprender y tratar de aceptar el legado familiar, haciendo de esta obra una experiencia teatral inolvidable. Indudablemente la voy a volver a ver.”


Pastor Alemán es una obra profundamente conmovedora y provocadora, que se sumerge en las complejidades de la memoria familiar, la identidad y los secretos largamente guardados. Basada en hechos reales, esta creación de la familia Maurizi, compuesta por los hermanos Pedro, Victoria y Franco Maurizi, explora la vida de su abuelo Alberto, un hombre que para ellos representaba la figura del “mejor abuelo del mundo”, pero cuyo pasado esconde una historia mucho más compleja y oscura. Lo que comienza como una búsqueda de la memoria del hombre que les inculcó el amor por el arte, se transforma en un descubrimiento impactante: Alberto, además de ser un bailarín apasionado y un entrañable payaso, había sido miembro de la Policía Federal durante la última dictadura militar en Argentina.
La estructura de Pastor Alemán se apoya en un dispositivo escénico que parece sencillo a primera vista, pero que está cargado de significados y resonancias. Sobre el escenario, cajas de recuerdos, fotos, videos en VHS y cicatrices tanto físicas como emocionales sirven como las piezas de un rompecabezas que los hermanos intentan resolver. El escenario recrea un espacio íntimo y cargado de historia, en el que los recuerdos personales se entrelazan con los grandes eventos históricos de un país marcado por la dictadura. En el centro de la escena, un televisor y una videocasetera proyectan imágenes que se solapan con las acciones en vivo de los actores, creando una sensación de dualidad entre lo vivido y lo recordado, lo real y lo imaginado.
La historia da un giro cuando, entre los recuerdos cuidadosamente preservados por su abuela, aparece una foto que cambiará para siempre la percepción que los hermanos tienen de su abuelo. En esa imagen, tomada en 1973, se ve a Alberto junto a un pastor alemán con el uniforme de la Policía Federal, revelando su participación en la División Perros, una unidad especializada en entrenar perros policías. Lo que parecía ser solo un detalle curioso rápidamente se transforma en una revelación escalofriante cuando descubren que Alberto no solo fue parte de esa unidad, sino que también estuvo involucrado en el Operativo Independencia en 1975, una operación militar llevada a cabo en la provincia de Tucumán que fue precursora de los métodos represivos que se implementarían a gran escala durante la dictadura que comenzó en 1976.
Este descubrimiento sacude los cimientos de la familia y provoca un profundo cuestionamiento sobre la identidad de su abuelo y, por extensión, sobre la propia identidad de los hermanos Maurizi. ¿Cómo reconciliar la imagen de un abuelo cariñoso y dedicado a las artes con la de un hombre que pudo haber participado en actos represivos durante uno de los periodos más oscuros de la historia argentina? Este dilema moral es el eje sobre el que gira Pastor Alemán, una obra que no solo indaga en la historia familiar, sino que también explora las preguntas universales sobre la construcción de la identidad, el legado y la memoria.
La dramaturgia de Franco Maurizi, quien también dirige la obra junto a Sofía Jaimot, está cargada de simbolismo y poesía. Los textos que se repiten a lo largo de la obra, como las descripciones de las características de un pastor alemán, van cambiando de contexto y adquiriendo nuevos significados a medida que la historia avanza. Los actores, que son hermanos en la vida real, intercambian roles constantemente, asumiendo personajes como el abuelo, la abuela, un instructor policial o un perro, y jugando con la multiplicidad de identidades que coexisten en cada uno de nosotros.
Un biodrama que desnuda las capas de identidad y legado familiar en un contexto histórico oscuro.
TEATRO
Este intercambio de roles no solo refleja la versatilidad de los actores, sino que también subraya el tema central de la obra: la complejidad de la identidad y cómo está influenciada por nuestras relaciones familiares y el contexto histórico en el que vivimos. Los hermanos alternan entre ser nietos que intentan comprender a su abuelo y personajes que representan distintos aspectos de su vida, a veces casi fusionándose con él en un intento de desentrañar su verdadera naturaleza.
Uno de los momentos más conmovedores de la obra es cuando se exploran las cicatrices del abuelo Alberto. Los intérpretes enumeran sus marcas físicas, cada una con una historia diferente según quien la cuente, creando una imagen de un hombre que es a la vez heroico y vulnerable, víctima y victimario, alguien que fue moldeado por sus circunstancias y que, a su vez, dejó una marca indeleble en quienes lo rodeaban.
La puesta en escena de Pastor Alemán también juega con la idea de repetición y variación. Los textos y escenas se repiten con ligeras modificaciones, lo que refleja la naturaleza fragmentada y a menudo contradictoria de la memoria. En algunos momentos, lo que se dice en los videos proyectados en el televisor es replicado por los actores en el escenario, creando un juego entre lo registrado y lo representado, entre la realidad y la ficción.
La música en vivo, interpretada por Diego Maurizi, el padre de los actores, añade una capa adicional de emotividad a la obra. Con su saxofón y clarinete, Diego no solo acompaña las escenas, sino que también es parte activa del dispositivo escénico, contribuyendo a la construcción de la atmósfera íntima y nostálgica que impregna toda la obra.
“Una obra imprescindible. Un relato sensible y potente sobre la Identidad.”
-Diego (23/09/2024)
“Es la segunda vez que veo Pastor Alemán, y sigo emocionándome. Vivir desde que nací, en Témperley, le da un plus a la experiencia, desde la identificación con las descripciones del guión.”
-Marcelo (16/09/2024)
“Hermosa obra. Conmovedora y llena de ternura. ¡La recomiendo muchisimo!”
-Pau (22/09/2024)

Pastor Alemán no solo es un testimonio conmovedor sobre la familia Maurizi, sino también una reflexión sobre la sociedad argentina y su relación con el pasado. En un país donde los crímenes de la dictadura aún resuenan en la memoria colectiva, la obra invita al público a enfrentar sus propios fantasmas y a reflexionar sobre cómo el pasado sigue moldeando el presente.
La obra ha sido recibida con gran éxito desde su estreno en septiembre de 2022 en el Abasto Social Club, con funciones que continúan los domingos a las 17:00 horas. La combinación de un enfoque teatral íntimo y personal con temas de relevancia histórica y social ha hecho de Pastor Alemán una obra imprescindible para aquellos interesados en el teatro documental y en las historias que nos obligan a cuestionar nuestras certezas más profundas.
CINE
En los últimos años, el cine argentino ha experimentado un notable renacimiento, impulsado por una nueva generación de cineastas que han aportado frescura, diversidad temática y una voz innovadora a la pantalla grande. Este grupo de jóvenes directores ha comenzado a posicionarse no solo en el circuito nacional, sino también en festivales internacionales, logrando un reconocimiento que pone a Argentina nuevamente en el mapa del cine de autor.

LA NUEVA ERA DEL CINE ARGENTINO
Directores que están redefiniendo el panorama.
Zama (2017) de Lucrecia Martel
LUCRECIA MARTEL
La deconstrucción de la identidad y el tiempo Aunque no es exactamente una novedad, Lucrecia Martel sigue siendo una referencia central para los directores jóvenes que buscan redefinir el cine ar gentino. Desde La ciénaga (2001) hasta Zama (2017), Martel ha creado un lenguaje cinematográfico úni co, donde el tiempo, la memoria y la identidad cul tural se entrelazan de manera inquietante y poética.
En Zama, Martel ofreció una perspectiva nueva sobre la época colonial en América Latina, un tema poco abordado en el cine argentino, y lo hizo con una narra tiva que desafía las convenciones del cine histórico. El enfoque casi experimental de Martel sobre el sonido y la imagen, junto con su habilidad para crear atmósferas cargadas de tensión y ambigüedad, ha inspirado a toda una generación de cineastas que buscan nuevas formas de contar historias.




SANTIAGO MITRE
Es uno de los directores más influyentes de esta generación. Su película Argentina, 1985 (2022), protagonizada por Ricardo Darín, ha sido aclamada internacionalmente, logrando incluso una nominación al Oscar a Mejor Película Internacional. En ella, Mitre explora el Juicio a las Juntas, una de las etapas más complejas y oscuras de la historia reciente de Argentina, con una narración atrapante que mezcla drama y thriller judicial.
Mitre, también conocido por La cordillera (2017) y El estudiante (2011), ha conseguido tejer en su filmografía una reflexión constante sobre el poder, la política y sus ambigüedades morales. Su mirada sobre los mecanismos del poder en Argentina y América Latina lo convierte en un cineasta clave para entender el cine político contemporáneo, y su capacidad para crear narrativas emocionantes y complejas le ha ganado un lugar privilegiado en la escena internacional.
La Cordillera (2017)
La cienaga (2001)
NATALIA META ANA KATZ
Conocida por su estilo particular que mezcla el drama y la comedia de manera agridulce, es una de las directoras más interesantes de esta nueva generación. Películas como Sueño Florianópolis (2018) y Mi amiga del parque (2015) ofrecen una mirada íntima y personal sobre la vida cotidiana, con un énfasis en las relaciones humanas y los dilemas emocionales. Katz tiene un talento especial para capturar la extrañeza en lo cotidiano, y a través de sus personajes desorientados y entrañables, logra construir narrativas donde lo pequeño se vuelve universal. Su cine invita a una reflexión sobre las relaciones familiares, la maternidad y la búsqueda de la felicidad, pero siempre desde una óptica ligera y humorística, lo que la convierte en una de las voces más originales del cine argentino


Es otra de las directoras jóvenes que está comenzando a redefinir el cine de suspenso en Argentina. Con El prófugo (2020), basada en la novela El mal menor de C.E. Feiling, Meta lleva al espectador a un viaje onírico y psicológico, donde la frontera entre la realidad y la fantasía se difumina de manera inquietante. El enfoque de Meta en el suspenso psicológico, más cercano a lo fantástico que a los thrillers convencionales, le permite explorar la fragilidad de la mente y la identidad femenina, temas que resuenan fuertemente en un panorama cinematográfico que busca dar mayor protagonismo a las voces femeninas. Su cine, cargado de simbolismo y con una estética cuidada al detalle, está marcando un camino nuevo en la representación del miedo y lo desconocido.




EL MEJOR CINE
MÚSICA
FOLKLORE Y FUSIÓN
Explorando las nuevas fronteras de la música popular
En los últimos años, una corriente musical ha comenzado a hacer eco en la escena alternativa: la fusión entre el folklore tradicional y los géneros contemporáneos como la electrónica, el rock y el pop. Este fenómeno no solo resucita sonidos ancestrales, sino que los reinterpreta, los empuja hacia territorios insospechados y, en el proceso, reinventa el folklore para las nuevas generaciones. ¿Qué impulsa este cruce entre lo antiguo y lo moderno? Quizás sea el deseo de reconciliar nuestras raíces con un mundo cada vez más globalizado, o tal vez sea una forma de demostrar que la tradición, lejos de ser inmutable, puede ser tan dinámica y expansiva como cualquier otro género.
Uno de los exponentes más notables de esta tendencia es Tonolec, el dúo formado por Charo Bogarín y Diego Pérez. Con una propuesta que combina electrónica y cantos ancestrales de los pueblos originarios del norte argentino, Tonolec ha sabido dar un giro contemporáneo a la música nativa. En sus álbumes como Cantos de la tierra sin mal (2010), el uso de sintetizadores y beats electrónicos crea un diálogo entre lo ancestral y lo moderno. Lejos de trivializar el legado de las comunidades originarias, la banda lo revaloriza, fusionando lo espiritual con lo digital en una suerte de rito moderno que es a la vez cautivador y profundo.
Por otro lado, está Tremor, un proyecto liderado por Leonardo Martinelli que se aventura más allá de los límites del folklore tradicional. Su disco Proa (2008) es una exploración sonora que mezcla ritmos tradicionales como la chacarera y el malambo con electrónica experimental. Tremor no solo samplea estos ritmos, sino que los deconstruye, manipulando su estructura a través de la tecnología digital. El resultado es un paisaje sonoro que lleva lo rural a un espacio futurista, donde las raíces del folklore se entrelazan con el vértigo de la modernidad.

Raly Barrionuevo


Otro caso que merece atención es el de Raly Barrionuevo, un músico que, sin dejar de ser un fiel representante del folklore santiagueño, ha sabido incorporar influencias del rock y la canción popular en su propuesta. Discos como Chango (2014) evidencian cómo la música tradicional puede dialogar con lo urbano sin perder su esencia. Barrionuevo no solo hace un homenaje a la chacarera y la zamba, sino que las expande, utilizando su voz para hablar tanto de las problemáticas sociales contemporáneas como de los sentimientos más íntimos.
Estas fusiones no son simples experimentos sonoros, sino que revelan un proceso más profundo: el de tomar una herencia cultural y hacerla dialogar con el presente. Es en este cruce, en esta tensión creativa, donde el folklore cobra nueva vida, demostrando que lo antiguo y lo moderno no son opuestos, sino complementarios. La fusión, entonces, no es solo una herramienta estética, sino una forma de identidad, un medio para expresar quiénes somos y de dónde venimos, en constante transformación.
Este movimiento nos invita a cuestionarnos qué significa realmente preservar una tradición. ¿Es la fidelidad a las formas originales lo que la mantiene viva, o es su capacidad para adaptarse y dialogar con el presente lo que la hace perdurable? Al final, la respuesta quizá resida en la música misma: un puente entre el pasado y el futuro, resonando siempre en el ahora.
Tonelec
Hip-hop, pop, R&B, dance, electrónica.
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Entrevista
a MARTA MINUJIN
Es una de las artistas más icónicas y transgresoras de Argentina, conocida por su espíritu vanguardista y su capacidad para desafiar los límites del arte. A lo largo de su carrera, ha fusionado lo efímero con lo monumental, involucrando al público de una manera única y participativa. En esta entrevista, Minujín comparte su visión
del arte como una experiencia viva, su conexión con el público, y la importancia de mantenerse siempre en movimiento creativo.
Entrevistador: Marta, has creado obras que rompieron esquemas y han quedado grabadas en la historia del arte contemporáneo. ¿Qué significa para vos el arte hoy?
Marta Minujín: ¡Ahhh! El arte es todo, es la vida misma, ¡es respirar! Sin arte no hay nada. ¿Viste? Yo siempre digo "vivir en arte, morir en arte". El arte es una experiencia constante, algo que te atraviesa el cuerpo, el alma, las emociones. Y lo mejor del arte es que no tiene límites, ni fronteras, ni reglas. Es puro delirio creativo.
Entrevistador: Has explorado distintos medios y formatos, desde happenings hasta obras monumentales como el Partenón de libros. ¿Cómo elegís los medios para expresar tus ideas?
Marta Minujín: ¡Los medios me eligen a mí! (risas). No, pero en serio, yo siento que el material me llama. A veces veo algo y me digo, "esto tiene que ser gigante", o "esto tiene que quemarse" (como cuando quemé mis obras en París). Otras veces pienso en la participación de la gente, en cómo interactúan con la obra. El Partenón, por ejemplo, necesitaba ser monumental porque era una celebración de la libertad, ¿viste? Había que ver los libros prohibidos colgando y pensar: "esto es más grande que todos nosotros". Pero no planeo nada, simplemente pasa, es la energía del arte.
Entrevistador: Hablando de participación, tu arte es conocido por involucrar al público de una manera directa. ¿Por qué creés que es importante esa interacción?
Marta Minujín: ¡Porque somos todos parte del arte! El arte no es una cosa que se mira y ya, es una cosa que se vive. Yo quiero que la gente toque, camine, ¡sienta! Que haga parte de su vida la obra. Porque eso lo transforma todo. Cuando haces arte efímero, cuando la gente interactúa, el arte se convierte en una experiencia compartida. El Partenón no existe sin la gente que lo armó y lo desarmó. ¡Es arte democrático! Arte para todos, como la comida o el amor.
Entrevistador: A lo largo de tu carrera, te has definido como una transgresora y vanguardista. ¿Sentís que aún hay fronteras por romper en el arte?
Marta Minujín: ¡Obvio! El arte siempre tiene algo nuevo que decir, es un eterno presente. La tecnología, la ciencia, la vida misma te dan cosas nuevas todo el tiempo. Pero ojo, no es cuestión de romper por romper, ¿eh?
Es cuestión de sentir qué necesita el arte en este momento. Yo fui rebelde porque era lo que se necesitaba, pero hoy capaz lo rebelde es otra cosa, algo más sutil, más personal. Lo importante es no quedarse quieto, siempre hay que estar en movimiento, como el viento.
Entrevistador: ¿Qué consejo le darías a los jóvenes artistas que están comenzando?
Marta Minujín: ¡Que se larguen sin miedo! ¡Que hagan lo que sienten! No importa si es loco, si no lo entienden, si es raro. ¡Raro es lo mejor que hay! (risas). El arte no tiene que complacer a nadie más que a vos. Y que se rodeen de otras personas creativas, que se contagien de esa energía. Yo crecí rodeada de genios, Le Parc, Polesello, Warhol... ¡eso te transforma! No se queden en su zona de confort. Y sobre todo, que disfruten.
“El arte es placer, es vivir intensamente”
Entrevistador: Sos una artista global, reconocida en todo el mundo, pero también tenés una conexión muy fuerte con Argentina. ¿Qué representa tu país para vos en tu obra?
Marta Minujín: ¡Argentina es mi esencia! Este país es delirio puro, es lo más. Yo crecí en las montañas del sur, trepando cerros, viviendo en medio de la naturaleza. Eso te da otra perspectiva. Y Buenos Aires... ¡es un caos hermoso! Es energía, es movimiento, es vida. La gente acá es lo más, siempre creativa, siempre lista para lo inesperado. Mi arte nació de esa mezcla: de lo salvaje de la naturaleza y del delirio urbano. Siempre vuelvo acá porque acá está mi raíz.
Entrevistador: Para cerrar, ¿qué te inspira a seguir creando después de tantos años?
Marta Minujín: ¡Las ganas de seguir viva! (risas). Es que, ¿qué otra cosa voy a hacer? No podría parar, es imposible. Cada día trae algo nuevo, algo que me hace pensar "esto puede ser arte". Y si no hago arte, me muero. Crear es la manera en que me conecto con el mundo, con la gente, con la vida. Es todo. Mientras pueda moverme, voy a seguir creando.