ARQUITE GENERA
MAN LIDERAND
DESDE CO
BRASIL,C
ECUATOR
MEM
OXFO



ARQUITE GENERA
MAN LIDERAND
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OXFO
Estas memorias no son una recopilación de lo que se dijo; son el plano de lo que está por construirse.
No son páginas de reflexión; son capítulos de continuidad.
No son simplemente la historia de Manos Visibles; son un testimonio vivo de las mujeres cuya fuerza, visión, valentía, innovación y sabiduría están dando forma a una nueva arquitectura global de justicia y posibilidad.
T A B L A D E C O N T E N I D O S
PREFACIO
NUESTRA CELEBRACIÓN GLOBAL: MANOS VISIBLES ......................................................
CAPÍTULO 1
¿HAY MUJERES NEGRAS EN EL FUTURO? LAS ANCESTRAS DEL FUTURO
NOS NECESITAMOS .......................................................................................................
CAPÍTULO 2
NOS NECESITAMOS..........................................................................................................
CAPÍTULO 3
NARRATIVAS DEL FUTURO: LA VANGUARDIA CONTRA EL RETROCESO –
CONSTRUYENDO “LO NUEVO NUEVO” Y MATERIALIZANDO LO IMPOSIBLE .....................
Hace quince años, Manos Visibles nació de una convicción: que la transformación de Colombia requería redistribuir el poder, centrar la diversidad generacional y construir infraestructuras capaces de sostener los sueños y liderazgos de sus comunidades más excluidas.
Hoy, celebramos esa convicción no como un recuerdo, sino como un compromiso en evolución. Hemos visto a líderes afrocolombianos e indígenas llegar a ocupar cargos en el gobierno, en agencias internacionales y en industrias creativas, moldeando la narrativa de lo posible en un país que con demasiada frecuencia les ha pedido que permanezcan invisibles. Hemos sido testigos de una red de más de 27.000 líderes y 500 organizaciones en toda Colombia , el 70% de ellas mujeres, que están tomando las riendas del cambio en sus comunidades y más allá.
Nuestro compromiso no se detuvo en las fronteras. A través de AFROINNOVA, hemos conectado con más de 50 líderes en 11 países de la diáspora africana, tejiendo alianzas, construyendo agendas y amplificando la influencia colectiva para garantizar que la equidad racial no sea una aspiración local, sino un mandato global.
Nuestra participación en el Skoll Forum 2025 marca un momento profundo en este recorrido. Es una celebración de quince años de construir no solo programas, sino ecosistemas de transformación. Es una afirmación de que las redes de agentes de cambio pueden —y de hecho lo hacen alterar el curso de la historia.
Es un espacio donde compartimos nuestros logros mientras escuchamos y aprendemos, alineándonos con quienes creen que el cambio sistémico no es un eslogan, sino una responsabilidad.
En Oxford, no vinimos simplemente a contar lo que ya se ha hecho; vinimos a sentar las bases de lo que viene. Vinimos a garantizar que la equidad racial, liderada por mujeres de ascendencia africana en Colombia y en todo el mundo, se convierta en un pilar inquebrantable de los futuros que estamos diseñando. Vinimos a poner a prueba ideas, refinar visiones y fortalecer las alianzas necesarias para pasar de prototipos a estructuras duraderas de justicia.
Al Skoll Forum, extendemos nuestra gratitud por creer en Manos Visibles y en el poder de las redes para transformar sociedades. Gracias por brindar un espacio donde nuestras voces no solo fueron escuchadas, sino valoradas; donde nuestras experiencias no fueron periféricas, sino centrales; y donde nuestra visión de un mundo basado en la equidad y la dignidad encontró resonancia entre quienes están comprometidos a construirlo junto a nosotras.
Que estas memorias sean tanto un registro de lo que logramos juntas como un recordatorio de que los capítulos más importantes aún están por escribirse, esperando las manos —manos visibles— dispuestas a moldearlos.
CAPÍTULO 1:
IEn abril, en la Saïd Business School, un grupo de mujeres negras se reunió, no para reflexionar, sino para diseñar la arquitectura de futuros arraigados en estrategias accionables.
No fue un ejercicio simbólico; fue una reunión de ejecutivas, creadoras y disruptoras de Brasil, Colombia, Kenia, Nigeria, Guinea Ecuatorial y España, cada una aportando rigurosidad, precisión y linaje.
Adriana Barbosa fue la primera en hablar, anclando la sala c datos: en São Paulo, Feira Preta ha ido más allá de ser un festiv para convertirse en una infraestructura económica pa emprendedores negros, demostrando que los mercad construidos por y para comunidades negras no son experiment marginales, sino motores esenciales de crecimiento.
“No somos invitadas en la economía,” señaló. “La estam construyendo.”
Bibi Bakare-Yusuf respondió con la urgencia de la soberan narrativa. Desde Cassava Republic, está reescribiendo la cadena producción de la literatura africana, asegurando que las histori africanas sean editadas, publicadas y distribuidas bajo lideraz africano.
“Las historias no son poder blando,” dijo. “Son gobernanza.”
Dorcas Owinoh sumó una capa desde las trincheras tecnológica
En Kenia, en LakeHub, y en ciudades de la diáspora africana com Medellín, su trabajo conecta a jóvenes programadores c oportunidades globales, desmontando la narrativa de dependencia a través de la empleabilidad y la soberanía habilidades.
“El acceso a la tecnología es acceso al futuro,” dijo simplemente
Cuando Erika Palacios y Milady Garcés entraron en la conversación, desplazaron el lente hacia los territorios frecuentemente ignorados en los foros globales. Hablaron del Pacífico colombiano y de su diáspora en Medellín, de las mujeres que navegan exclusiones sistémicas mientras crean caminos hacia el empleo y el emprendimiento. Para ellas, la conversación sobre el “empoderamiento” está incompleta sin ingresos, habilidades y economías locales que dignifiquen la vida de las mujeres negras.
Sus intervenciones fueron un recordatorio de que la transformación no se mide con hashtags, sino con cuántas mujeres pueden sostener sus hogares, educar a sus hijos y hacer crecer sus negocios sin tener que abandonar sus comunidades.
Susana Edjang, entrelazando sus experiencias desde Naciones Unidas hasta CAF, subrayó que las conversaciones globales sobre desarrollo a menudo excluyen las voces que poseen el conocimiento práctico de lo que realmente funciona. Recordó al grupo que el cambio sistémico exige alianzas entre sectores sin diluir las agendas, y que las economías del cuidado son tan críticas como las estrategias financieras.
Graciela Selaimen reforzó estos puntos, añadiendo que la filantropía, cuando se alinea con los movimientos sociales, puede amplificar la escala sin imponer agendas. Su trabajo con el Instituto Toriba y como miembro de la junta de Manos Visibles se basa en utilizar el financiamiento como una herramienta para cambios estructurales, no como un alivio temporal.
Viviane Ferreira y Tatiana Carvalho Costa, cineastas y estrategas de Brasil, enfatizaron que aunque el capital y la tecnología son esenciales, la imaginación también es infraestructura. Hablaron de cómo el cine y las narrativas audiovisuales redefinen lo posible en lugares donde las políticas públicas no logran llegar.
stas mujeres no . strucción.
elineó con claridad :
mica: construir laborales dignas. a: controlar los
gica: poseer y os y plataformas. racional: crear para el liderazgo n rigurosas, no
En los días siguientes, estos diálogos resonaron por los pasillos del Skoll Forum, en conversaciones laterales durante el té y en paneles que desafiaban los enfoques filantrópicos tradicionales. Su presencia no era una celebración de la diversidad; era un recordatorio de la responsabilidad: garantizar que las mujeres negras no solo estén en el futuro, sino que sean autoras, arquitectas y gobernantes de él.
Este no es un capítulo sobre posibilidades; es un capítulo sobre agencia.
Porque la verdadera pregunta ya no es: “¿Hay mujeres negras en el futuro?” sino:
nción, conectó la ida de las mujeres entes, asegurando o no fuera una zado en métricas ción económica, la sión tecnológica.
“¿Quien tiene el poder de disenar ese futuro, y estamos preparados para seguir el liderazgo de las mujeres negras que lo han estado construyendo desde siempre?”
Capítulo 2:
Se reunieron temprano, en una sala donde la luz se deslizaba con cuidado sobre sus rostros, donde el silencio se sentía como una forma de reverencia.
No era un silencio de ausencia, sino del tipo que ocurre antes de nombrar, antes de recordar, antes de decidir. Vinieron como lideresas, pero esa mañana, se les permitió llegar como ellas mismas.
Trajeron fotografías: pies pequeños en zapatos escolares demasiado grandes, sonrisas con dientes ausentes, manos sosteniendo diplomas, ojos mirando hacia horizontes que solo ellas podían ver. Trajeron los momentos en los que una puerta se abrió, cuando alzaron la voz, cuando decidieron que el miedo no las vencería.
Hablaron de construir estructuras en las que las mujeres negras no sean incluidas como una idea de último momento, sino posicionadas como arquitectas esenciales de economías que reflejen justicia.
Compartieron historias de acción colectiva, de convertir encuentros en mercados organizados, de transformar la ingeniosidad informal en industrias reconocidas. Hablaron del trabajo implacable de demostrar que el valor no se concede; se declara y se demuestra.
Hablaron de tecnología, del trabajo preciso de asegurar que se convierta en una herramienta de soberanía y no de dependencia, de cómo enseñar a otros a construir, programar y crear es también enseñarles a reclamar espacio sin pedir permiso.
Hablaron de desarrollo, y de cómo puede practicarse sin replicar el daño, de cómo el cuidado y los datos son infraestructuras gemelas de justicia cuando se aplican con rigurosidad y honestidad.
Hablaron de la educación no como una promesa aplazada, sino como una promesa cumplida, y de la importancia de crear programas que permitan a los jóvenes pasar de la supervivencia al liderazgo sin perder su sentido de identidad.
Hablaron de números, presupuestos y métricas de impacto, y del trabajo invisible que sostiene estas estructuras: el trabajo emocional, las negociaciones privadas, la disciplina que se necesita para liderar sin endurecerse.
Hablaron del cansancio que persiste incluso en los momentos de triunfo, de la tensión entre la escala y el descanso, de la profunda contradicción de ser llamadas a tantas salas mientras anhelan estar plenamente presentes en sus propias vidas.
Rieron en voz baja al recordar memorias de haber bailado juntas, de pequeñas celebraciones tras victorias arduamente conquistadas, de canciones tarareadas después de firmar acuerdos, del humor encontrado al transitar espacios que nunca fueron diseñados para ellas.
Lloraron, suavemente, por el peso que a veces conlleva el liderazgo, por las batallas libradas en silencio, por los momentos en que cargar a otras significó olvidar cargarse a sí mismas.
Hablaron de convertirse en ancestras del futuro, no como una abstracción, sino como una práctica diaria. De vivir con integridad, para que las estructuras que construyen hoy no pidan a la siguiente generación sacrificarse en nombre del progreso.
Y luego, hicieron una pausa.
Manos sobre el pecho, ojos cerrados, respiraron juntas. Fue un momento que se sintió como un acuerdo no dicho:
Lo dijeron en voz baja, luego de nuevo, más fuerte, hasta que ya no fue un deseo sino una promesa. No era sentimentalismo; era estrategia.
Porque los movimientos solo son sostenibles cuando sus liderazgos también lo son.
Porque el futuro no puede diseñarse sin preguntarnos primero quién seremos dentro de él. Porque para convertirse en ancestras del futuro, hay que liderar con intención en el presente.
En los días que siguieron, entraron en el ritmo del Skoll: paneles, sesiones, conversaciones en pasillos, marcos conceptuales y discusiones sobre financiación.
Hablaron de economías negras, soberanía narrativa, empleabilidad como justicia, datos como cuidado y escala como supervivencia.
Se sentaron en mesas donde se toman decisiones, pero el recuerdo de esa mañana permaneció, recordándoles por qué estaban allí, quiénes eran más allá de los títulos, qué es lo que verdaderamente importa.
Llevaron consigo el poder silencioso de esa pausa, la respiración, las palabras:
Nos necesitamos.
Y así quedó claro:
Las mujeres negras no están pidiendo espacio en el futuro.
Lo están reclamando, definiendo, diseñando.
Con la claridad de quienes entienden que la única manera de moldear el mañana es vivir hoy con propósito.
Capítulo 3
Fue un panel, pero no del tipo que se disuelve entre aplausos corteses y tarjetas de presentación abandonadas sobre tazas de café vacías.
Esta era una sala de mujeres que entienden que las narrativas no son adornos para el cambio; son la infraestructura de la transformación. Organizado por Manos Visibles e Instituto Toriba,y guiado con intención mesurada por Graciela Selaimen, la conversación se desarrolló bajo una provocación clara: ¿Cómo construimos “lo nuevo nuevo” y materializamos lo imposible?
Viviane Ferreira comenzó con precisión. Habló de la revolución silenciosa del derecho, la política pública y la organización colectiva que permite a las cineastas negras entrar en una industria diseñada para mantenerlas en los márgenes.
“We are not asking to join the industry as it is,” she said.
“
Estamos reconfigurando la industria para que la próxima generación ingrese a un sistema que los vea como esenciales, no como excepcionales.”
Describió cómo el cine no es solo narración; es un lugar de poder, economía e imaginación.
Cada película, cada plataforma de distribución, cada laboratorio de formación se convierte en un bloque de construcción dentro de una infraestructura pensada para sostener la soberanía negra en la producción cultural.
Tatiana Carvalho Costa invitó entonces a la sala a detenerse en la noción del tiempo.
“ Debemos habitar las curvas del tiempo”
Nos recordó que el progreso lineal con frecuencia conlleva la violencia del olvido. En cambio, construir futuros radicales exige aprender de Sankofa: mirar hacia atrás mientras se avanza, negarse a abandonar la memoria mientras se diseña el mañana.
La diapositiva de Tatiana decía Nó da Sabedoria: sabiduría, ingenio, inteligencia, paciencia.Explicó que no se trata de aspiraciones, sino de posturas estratégicas en un mundo que exige urgencia sin reflexión de las mujeres racializadas.
Conectó la imaginación con la practicidad, explicando cómo las políticas públicas pueden incorporar las narrativas negras en los sistemas educativos, cómo la formación de creadoras negras debe ir de la mano con la creación de infraestructuras de financiamiento y distribución, asegurando que la imaginación no se quede en lo abstracto, sino que se materialice en cambio sistémico.
Bibi Bakare-Yusuf sostuvo a la sala en una tensión silenciosa mientras contaba la historia de Yetunde, una joven editora negra que entiende los libros como tecnologías sagradas, portadoras de espíritu e intelecto.
“ “ Las civilizaciones no se construyen sobre la timidez.Se construyen sobre los excesos de la imaginación.”
Explicó que las pirámides son imaginación en exceso, que el Taj Mahal es amistad en exceso, y que para construir futuros negros debemos abrazar la disciplina de pensar en siglos, no en ciclos electorales.
Si no construimos hoy, el archivo del futuro permanecerá vacío.”
Bibi habló del poder de la edición para dar nacimiento a miles de escritoras y de la necesidad de alinear el capital con el trabajo paciente y silencioso de la soberanía narrativa.
Insistió en que las historias no son simplemente entretenimiento. Son planos de futuros que rechazan la lógica del olvido.
A lo largo del diálogo, Graciela se aseguró de que la conversación no se deslizara hacia la abstracción. Preguntó: “
¿Qué significa construir ecosistemas en lugar de momentos? ¿Cómo aseguramos que lo que creamos nos sobreviva?”
Las panelistas coincidieron: la imaginación debe estar acompañada de estrategia. La narrativa debe estar respaldada por política pública. Los sueños colectivos deben estar anclados en acción colectiva.
Paula Moreno se sumó a la conversación, no para resumir, sino para recordar:
“No estamos simplemente contando historias. Estamos practicando soberanía.”
Habló de las colaboraciones entre Manos Visibles y el Instituto Toriba, no como proyectos de visibilidad, sino como movimientos diseñados para construir alianzas transcontinentales, para formar liderazgos que se reconozcan como parte de una arquitectura colectiva de transformación.
“
A veces, el acto más radical es reconocer que tenemos tiempo. Podemos construir con la paciencia de quienes saben que el trabajo les trascenderá.”
Una participante preguntó,
“¿Por qué es tan importante contar historias??”
Bibi respondió con la precisión de alguien que ha puesto a prueba esta verdad: No cerraron con aplausos, sino con el reconocimiento silencioso de quienes saben:
Porque las historias viajan donde las políticas no pueden. Porque las historias preparan al espíritu para luchar por el mundo que merece. Porque sin historias, no hay visión colectiva lo suficientemente poderosa para vencer las historias de nuestra desaparición.”
No vinimos a encajar en los sistemas existentes. Vinimos a construir sistemas dignos de nosotras.
Las narrativas no son un complemento del cambio; son la vanguardia contra el retroceso.
Son el modo en que construimos “lo nuevo nuevo”. Son el modo en que materializamos lo imposible.
Lo que permanece
Salieron de la sala con compromisos:
Construir infraestructuras de imaginación.
Alinear el capital con la visión colectiva.
Escalar sin sacrificar la integridad.
Liderar sin abandonar la paciencia.
El panel no terminó cuando la sala se vació; esparció semillas en proyectos, instituciones y decisiones futuras.
Le recordó a cada participante:
No estamos construyendo solo para el mañana. Estamos construyendo para 500 años, y tenemos tiempo.”
Tú y yo
Somos las guardianas de los sueños
Los moldeamos en haces de luz
Y los tejemos en las costuras de la vida
Y por las manos del infinito escuchamos el clamor de los demás
Cargados por su inteligencia, sometidos a esta prueba
Pero tú y yo
Empujamos los límites de la razón
Tú y yo
Trazamos el misterio de las estaciones
Tú y yo
Pintamos esta historia para liberar a los pueblos
Nada puede detenerse como tú y yo
Tú y yo
Somos las guardianas de los sueños
Los moldeamos en haces de luz
Y los tejemos en las costuras de la vida.
- Lebo Mashile
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