5 minute read

II Platos Rotos

Había descubierto ya cuán injusta era la ausencia de recompensa para las amas de casas que trabajaban día y noche sin recibir el menor salario y cuya devoción se daba por sentada. Pura hipocresía, le afirmaba Beatriz a Lina: la sociedad quería tener buena conciencia ocultado el hecho de que la mitad de sus miembros podían asimilarse a los esclavos de antaño.

Tres En diciembre llegan las brisas Marvel Moreno 1987

Advertisement

I I

Platos Rotos

En casa mis padres tienen la broma, no tan en broma, porque sí se lo toman en serio, aunque nunca he visto que alguien lo cumpla, que si una persona rompe una copa debe reponerla con una caja de seis de la misma. Entonces ellos son muy atentos en cómo se usa la cristalería. Mi papá por ejemplo tiene marcado su pocillo con una cinta en el agarradero para que sepamos que ese no podemos usar, y así evitar posibles percances con él. Pero aún así se queja cuando mira que el resto de tazas están picadas, se frustra al encontrar un corte sobre la línea pintada en el perímetro de la taza. Mi mamá en cambio, colecciona, acumula platos, copas y vasos de distintos estilos para estar lista en algún evento con muchos invitados, también se molesta cuando le faltan cucharas o se rompe alguna pieza de ajuar.

Entiendo lo bonito de las ceremonias y rituales donde se prepara la mesa con anticipación para recibir a invitados, en comidas especiales como los casamientos, navidad o bautizos. Las mamás se enorgullecen de presentar los puestos bellamente decorados y es un privilegio comer sobre estas vajillas adoradas que han sido guardadas con sumo cuidado para ser presentadas con elegancia, donde no está de más su ornamentación de filigranas en oro o la fineza del material importado para aumenta su valor. Al parecer tener una comida en un plato así hace memorable el acontecimiento que se vive, o intenta traer al presente al fugaz comensal para entretenerlo mientras dure la comida.

Como en un sistema solar con muchos elementos de distintos tamaños que giran en orden alrededor de una gran estrella así sucede cuando nos sentamos en un mesa formal, el plato más grande sirve de sobremesa y es el núcleo de donde se dispondrá para servir. Por encima estará el plato de sopa o ensalada según como se inicie el festín, este procederá de tantas comidas

29

como se disponga para el evento; pastas, pescados, tartas de vegetales, carnes y variedad de alimentos seguirán llegando, con un mínimo tres platos para satisfacer presuntuosamente a los invitados. Los cubiertos dispuestos a lado derecho e izquierdo del plato se encuentran en el puesto según el cual deben de ser utilizados, del más pequeño que se encuentra en exterior hasta llegar a los últimos interiores que serán para cortar las carnes. Así se dictó el esquema de la etiqueta para saber como comer y que predecir del acontecimiento si uno es comensal. Servido se mira hermoso, pero, quien piensa en las señoras que están detrás de las puertas de la cocina lavando cada plato o copa que se use para no quedar desabastecidos de cristalería, o incluso, si se pudiera servir a ocho personas sin reutilizar alguno de los utensilios quedara después con la labor de lavar ciento treinta piezas de cerámica con sumo cuidado y delicadeza.

Soy una fiera hambrienta de cosas espirituales. En mi mente estaba la lluvia de cristales que caían al piso junto con cucharas y copas, éstas se rompían en muchos pedazos y me despertaba como lo hacen el sonido de truenos con relámpagos al irrumpir el conticinio de las noches oscuras. Descargué sin sentirme mal de perder una cerámica que no podía ser igual después. Provoqué el ruido, causé temor de lo que se puede anticipar con un ralmpago de un estruendo; era una lluvia tropical peligrosa que te hace buscar el resguardo para no mojarte y terminar mal. Soy la niña que rompe cosas, mi mamá me decía tripita desde pequeña por alguna razón, tengo el poder de accionar mis fuerzas hacia la destrucción.

Me quedo con las piezas rotas, las cuido, las reparó, sus cicatrices son como las que yo llevo en mí. Yo no soy un objeto nítido, perfecto o impecable para adorar. Existen hendiduras que me atraviesan, accidentes que me marcaron, delimitaron mi memoria como el terremoto que causó escándalo y desastre. Me enorgullezco de estas líneas delgadas que logran mantener mis partes separadas unidas, sin dejarme caer o tumbarme. En silencio me reparo, es un proceso de sanación que ha sido lento, pero poco a poco las heridas han llegado a curar, se construye una costra, célula por célula, una lámina protectora para que todas las partes se vuelvan a unir al cuerpo. Un día voy a caminar con mi cicatriz como si fuera un collar de precioso oro que se muestra con orgullo a manera de un kintsugi japonés. 30

He dejado mi espíritu ser entre las noches y lágrimas luego de un día lleno de sonrisas. He aprendido a escribir y a leer, pero me cuesta escuchar y mucho más hablar.

III

Los comensales

Estudiar en un colegio religioso dirigido por sacerdotes y un lunes a primera hora a los niños de décimo grado se le reúne en una charla magistral para decirles que sus compañeras son unas zorras porque salieron el viernes con alumnos de último año.

Que en el último año de secundaria siete compañeras no pudieran graduarse porque salieron embarazadas de parejas mayores de edad y las familias aceptaron sus sentencias de expulsión después de diez años de inversión en educación.

Que el muchacho guapo y popular espere que entres al baño para encerrarte con él y dejarte ir hasta que le des un beso.

Que el conductor designado que lleva tu carro después de salir de la fiesta te pida que lo masturbes mientras maneja.

Que en tu trabajo se compartan fotos sin permiso de una mujer desnuda e inconsciente y sea ella la despedida.

This article is from: