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Quiénes se benefician en las ANP?

de los Santos, Buena Vista, Aarón Merino Fernández, Bacalar, Juan Sarabia, Santa Elena, Calderitas, Laguna Guerrero, La Península, Úrsula Galván, Tollocan, Calderas Barlovento, y la Asociación Civil Amigos de la Laguna de Xul Ha y Bacalar, en representación de sus asambleas ejidales, remitieron un oficio extenso, establecieron su postura en contra y sus razones técnicas. Esta carta resumía todos los argumentos que hemos venido planteando desde el inicio de este documento. Con la presión mediática ejercida por las comunidades y las gestiones realizadas por sus representantes ante legisladores y altos funcionarios de gobierno, se detuvo el intento de la tríada de decreto del ANP… momentáneamente.

“…Para los mayas, el paisaje en el que viven, el k'aax (bosque), tiene una ecología moral. Es el lugar donde se sienten "como en casa en el mundo", donde están situados en un compromiso diario con su entorno. También es donde su historia, identidad, creencias espirituales, comunión con otras especies, y en última instancia su supervivencia, están arraigadas. El límite étnico que hicieron conmigo, aunque pueda parecer gracioso o incluso trivial, es un marcador de su identidad como un grupo vinculado a un territorio. Mientras continúan haciendo un sustento en el bosque, una industria de la naturaleza, liderada por gringos, debate lo que deben y no deben hacer con su tierra. Algunos de estos fuereños incluyen burócratas gubernamentales, ONG ambientales, empresarios privados, biólogos de conservación, administradores de reservas de la biosfera e incluso antropólogos…” (Martínez-Reyes, 2016).

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Tal vez la respuesta a esta pregunta reside en el origen del modelo de Reservas más prominente en México: La reserva de la biosfera. Este modelo fue elaborado en 1974 por un grupo de trabajo del programa del Hombre y la Biosfera (Man and Biosphere – MAB). Desde su fundación y hasta la fecha el programa MAB promueve el establecimiento de Reservas de la Biósfera; en su esencia es un programa científico intergubernamental que, desde el principio, tiene por finalidad establecer una base acreditada para mejorar la relación entre los seres humanos y el medio ambiente. Resaltamos que tiene una base científica e involucra a numerosos actores, pero su enfoque es academicista, desde las ciencias exactas y naturales,

combina investigación, educación y capacitación, incluye sitios de demostración y produce información para varias circunscripciones, pero las ciencias sociales que se dedican a trabajar con los conceptos de patrimonio, interacción humana y todo lo referente a las poblaciones humanas, no se incluye en el programa MAB, irónicamente. A la fecha hay 16 Reservas de la Biósfera en nuestro país, al menos las primeras inscritas: Mapimí (1977), La Michilía (1977), Montes Azules (1979), Sian Ka’an (1986) y El Cielo (1986) se le atribuyen al precursor de las reservas de la biósfera en México: el entomólogo mexicano Gonzalo Halffter, fundador del Instituto Nacional de Ecología en 1975. Halffter estableció las primeras dos reservas de la biósfera en México, con el apoyo del Gobernador de Durango, el Dr. Héctor Mayagoitia, un químico bacteriólogo que luego fue nombrado director del Instituto Politécnico Nacional en 1979, y en 1983 fue nombrado director del CONACYT, donde Halftter era director adjunto de Desarrollo Científico en la misma institución (1982-1986). Entre estos dos científicos convertidos en burócratas de alto calibre se establecieron las dos primeras reservas de la biósfera: Mapimí y La Michilía. Uno desde la academia y otro académico desde su posición privilegiada como gobernador de Durango. Ambos recibieron reconocimientos y premios por su contribución por parte de la CONANP, varias décadas después. El modelo mexicano de reserva de la Biosfera desarrollado por Halffter proponía alcanzar la compatibilidad entre la conservación y el desarrollo, investigando y promoviendo alternativas ecológicamente sustentables y económicamente productivas para los habitantes locales, además de convertirlas en centros de cooperación científica. De nuevo, algo así como generar laboratorios naturales reservados para la ciencia medioambiental in situ. Las poblaciones humanas no eran parte de la ecuación, aunque eran mencionados conceptos como desarrollo sostenible o uso racional o se les veía como meros receptores pasivos de la sabiduría generada por la academia para que aprendieran a producir y trabajar en armonía con el medio ambiente, porque los encomenderos academicistas neoliberales consideraban necesitaban ser salvados de sí mismos.

Cuando se revisa el currículo de Halffter no resaltan las 97 páginas de éste, sino el claro perfil de científico y académico de este Investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores desde 1995, y se comprende por qué el enfoque de las Reservas de la Biosfera en México haya sido

investigación. Para cuando propuso y promovió la creación de la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an en 1986, siendo Director adjunto de desarrollo científico de CONACYT (1982-1986) y como Presidente del Consejo Internacional del Programa MAB-UNESCO (1984-1986), llegando a ser incluso Socio consejero de Amigos de Sian Ka’an y miembro del Consejo Consultivo de CIQROO, le resultó bastante sencillo, ya que para este punto gozaba de una posición ideal, como burócrata de alto rango, muy bien relacionado, para promover a escala nacional su modelo “Mexicano” de reservas de la biósfera, forjando alianzas con gobernadores, y apoyando el fortalecimiento de instituciones científicas relacionadas con las reservas de la biósfera. Muy a la usanza hegemónica de la escuela del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el gobierno; no perdamos de vista que la década de los 70s y hasta los 90s en México no solo se dio el boom neoliberal, sino que, en contexto, el país estaba sometido a la hegemonía totalitaria de la dictadura, disfrazada de democracia dura, del PRI.

Las reservas fueron creadas por y para investigadores, si queda duda de ello solo basta citar un fragmento de la presentación del libro “Las áreas naturales protegidas y la investigación científica en México” que deja claro la visión y postura de los académicos, principalmente de las ciencias naturales. En él se declara que

“…Así como la década de 1960 fue verdaderamente prodigiosa por la revolución que provocó en las artes y la cultura, la década de 1970 fue para México un momento singular de crecimiento explosivo de la ciencia y la tecnología, así como de formación de algunos de los cuadros más destacados de la ecología mexicana moderna. En la actualidad, la ecología y la ciencia de la conservación en México son Realmente áreas de vanguardia a nivel mundial... Sin temor a exagerar, podemos decir que los trabajos de los científicos mexicanos están en la base de nuestra legislación ambiental, y fueron el factor central en la decisión de crear la Comisión Nacional de áreas naturales protegidas - la CONANP. Pero no todo, afortunadamente, razón para auto congratularnos. Después de años de esfuerzos para lograr la profesionalización del personal de la CONANP, décadas después de haber logrado introducir los criterios de la ciencia en la legislación en materia de áreas naturales protegidas, las prioridades de las decisiones políticas, y no técnicas, amenaza nuevamente la gestión de las áreas naturales protegidas en México. Mientras, por un lado, nuestros gobernantes nos prometen nuevas áreas protegidas, por otro

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