Psicología tema 4

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Los contenidos inconscientes sólo pueden ser inferidos, el sujeto no está advertido de ellos, ignoran las categorías de espacio y tiempo, y están regidos por el principio del placer, una de cuyas manifestaciones es la reducción de la tensión por medio de la realización alucinatoria del deseo. Los procesos inconscientes son de dos clases: los que están sujetos a represión (dinámicamente inconscientes), y los que son inconscientes en un momento determinado, pero que al no ser reprimidos tienen la posibilidad de transformarse en conscientes; a estos últimos se los denomina preconscientes. Posteriormente, Freud propuso la segunda tópica, en la que se estructura el aparato psíquico en el yo, el ello y el super-yo. Así, el yo vendría a ser identificado, aunque no absolutamente, con el consciente y, en palabras de Freud, representaría a la razón y al sentido común, y se gobernaría por el principio de realidad.

Diagrama de Freud para ilustrar las relaciones estructurales de la personalidad. P-Cc: sistema percepción-conciencia. Freud comenta con respecto a su diagrama: “el espacio que ocupa el ello inconsciente debería ser incomparablemente mayor que el de yo o el de lo preconsciente”.

El ello, que se correspondería con el inconsciente y estaría gobernado por el principio del placer, sería el depositario de los instintos; Freud lo describe como desorganizado, emocional, oscuro y difícilmente accesible: “un caos o una caldera plena de hirvientes estímulos”. Por último, el super-yo, que procede dela introyección de las figuras de los progenitores, tal como eran vividas en la niñez, y por lo tanto depositarias de lo que está “bien” y “mal”. El super-yo incluye elementos conscientes e inconscientes; los mandatos e inhibiciones que derivan de él, el pertenecer del pasado del individuo, pueden estar en conflicto con sus valores actuales. Si la conducta entre conflicto con el super-yo se produce la culpa. La relación entre estas tres instancias de la personalidad es descrita por Freud como antagónica y conflictiva. El yo, que sería la instancia de la personalidad que tentaría de lograr una armonización o un compromiso, tiene que servir, según Freud, a “tres severos amos”: a la realidad (si fracasa en esta servidumbre aparece la angustia real), al super-yo (si fracasa aparece la angustia moral) y al ello (si fracasa aparece la angustia neurótica). El objetivo es robustecer el yo, hacerlo más independiente del super-yo y ampliar su percepción y organización para que pueda apropiarse de partes del ello. Otro concepto fundamental en la teorización freudiana es el de libido. La libido tiene su origen en el ello. Freud postula una serie de etapas del desarrollo de la libido, que abarcan desde el nacimiento a la adolescencia: las etapas oral, anal, fálica, genital. El exceso o la falta de gratificación pueden producir trastornos evolutivos con consecuencias muy relevantes en la vida adulta. Recordemos que el psicoanálisis nació en el contexto del tratamiento de la histeria. Un elemento decisivo para el surgimiento y desarrollo del psicoanálisis fue la aplicación del hipnotismo a esa enfermedad. De su trabajo con el hipnotismo Freud extrajo dos enseñanzas básicas: www.misapuntesuned.com – Psicología Tema 4. El psicoanálisis


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