Catálogo XX Aniversario Museo de Arte y Diseño Contemporáneo - El Día que nos hicimos Contemporáneos

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que conservar, en qué condiciones, tomando en cuenta también el estado físico de las reservas, sus espacios, la creación de personal especializado y la posibilidad de una actividad consecuente de conservación. Había que sustituir la idea predominante de una reserva bodega, a la de una reserva laboratorio donde pudieran concretarse una serie de tareas pendientes de investigación. Dejar de ser emporios para investigadores avezados con intereses propios rebuscando en un caos, para convertir las reservas paulatinamente, en un centro irradiante de nuevos conceptos atenidos a nuestras propias condiciones de musealidad. Un último tópico que propongo porque siempre ha sido una especie de foco delirante de reflexión.

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¿Es el museo una escuela? Jacques Ranciere, nos hizo caer en cuenta de que el orden pedagógico está diseminado por doquier. Adquiere fundamento en la creencia en las diferencias de las inteligencias y esto es lo que sustenta el poder ya que nos sumerge en una sociedad donde otros tienen las claves que nos permiten tener relaciones con el mundo mediadas por esos saberes especializados.5 Este orden ha ido minimizando a la sensibilidad y al sentido común, poniendo un velo a las cosas que, enajenadas de su singularidad, se nos revelan como enigmas que otros tienen que dilucidar para penetrar en ellas. El museo es crucial en el examen de este tema.

eran unos, pequeños textos con enunciados contemporáneos a la producción que representaban en los que se dirimían significaciones fundamentales de esos bienes en sentido histórico o se trataban aspectos de su modo de producción. Estos elementos buscaban restituir de algún modo, a la exposición, su temporalidad a partir de voces que captaron el sentido de esas prácticas y que se ubicaban sensiblemente, en lo que esas prácticas deberían recabar del espectador. Recuperar las miradas históricamente ubicadas, de cierto modo sorteaba la interpretación asignada y con ello, escamoteaba, relativamente, el rol de la explicación en las obras, esta última siempre pendiente de mediadores que le recalcaran al público la imposibilidad de mirar por sí mismos e incorporar esa experiencia. Replegar el “conocimiento” la presencia autorizada por los dominios del campo, de las obras, para restituirle su dimensión significativa en tensión permanente con su dimensión objetual. Aquí queda planteado el reto que implica el cómo ponernos en una situación diferente en relación con las cosas, cómo restituirlas al plano de una experiencia, cómo las ponemos en un vínculo con, y no en frente nuestro. Cómo deshacernos o mejor reubicar, esa tradición del experto. Cómo volver de ella llenos de otras cosa que nos hagan imaginar modos en los que desde el saber acotado y enfrascado en sus dominios posterguemos las soluciones hechas y recurridas hasta el cansancio. Cómo volver de ellas teniendo la capacidad de funcionar sin sus muletas, o mejor, en una relación creativa con esas muletas que nos desborde en sujetos de imaginación dispuestos a la experiencia…

Un museo contemporáneo, necesita, cada vez más, el pulimento de los mecanismos de mediación. La mayoría de las veces, mediación es igual a explicación. En la visita al museo en la mayoría de los casos, antes de enfrentarte a la singularidad del fenómeno, te sitúas de cara al explicador -guía- para que te permita mediante su saber, entrar en esas claves ignotas de las obras. Esto es un problema no resuelto. Lidiar con la emancipación -con el espectador emancipado- en el tema museo, es uno de los retos mayores. ¿Cómo encontrar una situación en la que no partamos de la ignorancia de las personas y en la que pueda en un contexto de igualdad de las inteligencias y en una noción de capacidad sensible a pleno, generar verdaderamente una experiencia transformadora, que rehabilite miradas interiorizables y no comprensiones de los hechos artísticos? El caso analizado de la muestra «los Umbrales» para saldar la cuenta con la explicación, tuvo una salida en ciertos recursos museográficos: las frases emblemáticas 5 La explicación es el axioma de la desigualdad. Jacques Ranciere declara“Explicar algo a un ignorante es, ante todo, explicarle que no comprendería si no se le explicara. Es demostrarle su incapacidad. La explicación se presenta como el medio para reducir la situación de desigualdad en la que se hallan los que ignoran en relación a los que saben. Explicar es suponer que hay, en el tema que se enseña, una opacidad específica que resiste a los modos de interpretación y de imitación mediante los cuales el niño aprendió a traducir los signos que recibe del mundo y de los seres hablantes que lo rodean. Esa es la desigualdad específica que la razón pedagógica ordinaria pone en escena”Tomado de: Entrevista a Jacques Ranciere. “El maestro ignorante”. Publicado en: https://clionauta.wordpress.com/2008/05/30/entrevista-a-jacquesranciere-el-maestro-ignorante/

Guadalupe Álvarez


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