Lecturas para armar 2

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T Lecturas

para armar

RM R

2

www.editorialestrada.com.ar info@editorialestrada.com.ar /EditorialEstrada

Cรณd. 10329

RM R

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ÍNDICE Capítulo 1

Capítulo 5

Canciones para jugar

7

Había una vez…

Leo que leo: “La paloma blanca”

8

Leo que leo: “Los músicos de Bremen”,

“Antón pirulero” 8

de Jacob y Wilhelm Grimm

42

“Que llueva, que llueva”

Músicos muy especiales

46

9

“A la rueda, rueda” 9

Un texto más: “La cigarra y la hormiga”,

Jugamos con las palabras 10

de Jean de La Fontaine

Un texto más: Rimas de sorteo

Taller de oralidad: Contadores de fábulas

12

41

48 50

Taller de escritura: A repartir turnos 14

Capítulo 6

Capítulo 2 Carteles de mi ciudad

Un menú variado 51

15

Leo que leo: ¡A comer!

52

Leo que leo: ¡Atención en la calle!

16

Un menú para cada gusto

54

Señales y más señales

18

Un texto más: Noticias saludables

56

Un texto más: ¿Qué camino hacemos?

20

Taller de escritura: Un menú para la escuela

58

Taller de escritura: Carteles novedosos

22

Capítulo 7

Capítulo 3 Cuentos y más cuentos

Palabras para rimar

23

Leo que leo: “El árbol más alto”,

59

Leo que leo: “Paisaje”, de Federico García Lorca 60 “Dijo el pino”, de Beatriz Ferro

61 62

de Gustavo Roldán

24

Con ojos de poeta

Una historia para trepar bien alto

28

Un texto más: “Barco que vuela”, de Didi Grau 64

Un texto más: “Ratón de Biblioteca”,

Taller de escritura: Un barco que

de Diana Briones

30

Taller de escritura: Ratones de todo tipo

32

se transforma 66

Capítulo 8

Capítulo 4

¡Vamos a pasear! 67

¡Llegó el cartero!

33

Leo que leo: Los folletos

68

Leo que leo: Cartas de otros tiempos

34

Paseos por tierra, agua y aire

70

Cartas de amor y cariño

36

Un texto más: ¡Usted está aquí!

Un texto más: Para no olvidarnos

38

Taller de oralidad: El plano de tu aventura

Taller de escritura: Esquelita a la antigua

40

72 74


Capítulo 9 ¡A contar en ronda!

75

Leo que leo: “Agua de oro”, de Olga Drennen 76 Para nombrar un río

78

Un texto más: “Leyenda del maíz”, de Laura Roldán

1

Proyecto

80

Taller de escritura: Nuestras propias leyendas 82

Animalario poético En este proyecto vamos a hacer una

Capítulo 10

antología de poesías con animales

¡Nos cuidamos! 83 Leo que leo: ¡Cuántas actividades!

84

Mi agenda de datos

86

Un texto más: Hoy cocino yo

88

Taller de escritura: Preparamos algo rico 90

Capítulo 11 Un poco de teatro

91

Leo que leo: “Zapato ideal”, de Ángeles Durini 92 Zapatos de alto vuelo

96

Un texto más: “Una helada serenata”, de Fabián Sevilla

98

Taller de oralidad: ¡A entonar la serenata!

100

para la biblioteca del aula. Página 110

2

Proyecto

¡Leemos a Liliana Cinetto! En este proyecto vamos a hacer una cartelera con recomendaciones para que otros lean las obras de la autora elegida.

Capítulo 12 Leer para aprender

101

Leo que leo: Exploradores de la luz

102

Redactores enciclopédicos

104

Un texto más: ¡Explicame de otra manera!

106

Taller de oralidad: Teatro de sombras

108

Página 116


¿C ómo es este libro ? LEO que

LEO

T aller de oralidad

Lecturas literarias, lecturas de estudio y lecturas para la participación ciudadana. Textos seleccionados para un recorrido graduado y progresivo. Actividades de prelectura, lectura y postlectura.

un

Actividades dinámicas y creativas de producción oral.

T aller de escritura

TEXTO

Consignas disparadoras de producción escrita.

MÁS

Para seguir leyendo.

Dos proyectos de lectura y escritura para desarrollar en cualquier momento del año.

Mi libreta de

T

Una libreta para armar y registrar las lecturas de todo el año.

1

Proyecto

2

Proyecto

Animalario poético. Armamos una antología de poesías con animales para la biblioteca del aula.

¡Leemos a Liliana Cinetto! Hacemos una cartelera con recomendaciones para que otros lean las obras de la autora elegida.


3

Capítulo

Cuentos

y más cuentos

N os preparamos ... Conversen: ¿Qué hacen los chicos? ¿De qué tratan los libros que leen? A ustedes, ¿les gusta leer cuentos? ¿Qué cuentos conocen? ¿Cuál es su favorito?

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LEO que

LEO

1 Miren los dibujos de estas páginas y conversen: ¿Quiénes aparecen allí? ¿Qué están haciendo? ¿Por qué el cuento se llamará “El árbol más alto”?

2 Ahora, seguí con la vista la lectura en voz alta de la seño.

El árbol más alto El coatí cachorro se despertó contento, se estiró para un lado y para el otro, y pensó que la mañana estaba muy linda para arruinarla lavándose la cara. Total, mientras uno duerme no se ensucia y entonces qué sentido tenía, y listo. Dio dos pasos para atrás tomando impulso, miró hacia el árbol más alto, y corrió y corrió y trepó por el tronco hasta llegar a la punta. Ahí, en la última rama, era como estar cerquita del cielo. “Si este árbol fuera un poquito más grande —pensó— podría tocar alguna nube”. Siempre le pasaba lo mismo. Y cada mañana trepaba a un árbol más alto, pero del cielo, nada. “Bueno —se dijo—, ya que estoy aquí voy a aprovechar para mirar lejos”. Eso también hacía todas las mañanas, miraba lejos. Y estaba contento mirando lejos y descubriendo mundos. En esos días las cosas andaban bien para el pequeño coatí. Tenía árboles para trepar, mucho mundo para descubrir y una mamá y un papá coatí que eran casi los mejores. Le costaba un poco enseñarles cómo deben ser una mamá y un papá, pero aprendieron rápido. Un poquito más y podrían ser los mejores del mundo. Pero lo que no había forma de hacerles entender era que la vida puede ser muy aburrida si uno no se trepa a los árboles. Creían que subir a los árboles era solo subir a los árboles. Les costaba entender que llegar a la punta de la rama más alta era eso, sí, pero también un montón de cosas más.

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—Sí, sí —decía el coatí papá—. ¿Pero qué otra cosa? —¡Uf! —decía el coaticito, molesto porque su papá no entendía—, es como comer una naranja muy dulce cuando uno tiene sed. —¡Ah! —decía el papá poniendo cara de “ahora sí”, pero después preguntaba—: ¿Y entonces por qué no te comés una naranja? —Claro —decía la mamá—. Ya tengo una naranja para cada uno. —No, yo no quiero —decía el coaticito y se trepaba corriendo a la punta del árbol. —¡Ay, con este chico! —decía la mamá—. ¡Ahora resulta que no le gustan las naranjas! —Bueno, bueno —decía el papá—, yo me como las dos y listo.

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LEO que

LEO

Aquel era un día para ser saboreado. Era un día para sentir el olor de cada pastito y de cada hoja, y el sabor del viento, y el sabor del sol que se quedaba entibiando las hojas de los árboles. El coaticito subía y bajaba y volvía a subir, y saltaba de rama en rama y de un árbol a otro, raspándose los brazos y arañándose las orejas con las espinas, y golpeándose con cada salto mal calculado. Y en cada golpe y en cada arañazo sentía un poco de dolor y una cosa que no podía nombrar pero que le corría por todo el cuerpo, y estaba contento. —¡Coaticito! —llamó el papá—. ¡Es hora de bajar! —Viajar lejos en la punta de un árbol —contestó. —¡Coaticito! —llamó la mamá—. ¡La comida está lista! —Un día para saborear el sol —contestó. —¡Coaticito! —gritaron los dos—. ¡Te vas a quedar sin postre! —El viento tiene olor a naranjas. —¡¡¡Coaticito!!! —Un día para descubrir que uno tiene manos y ojos y nariz. Y, entonces, el papá coatí se quedó pensando un momento y, haciendo un ademán como quien se saca algo de encima, comenzó a correr y se trepó a la rama más alta, y tenía los ojos brillantes, y saltó de un árbol a otro y otro y otro. Y la mamá quiso decir “pero ustedes están locos”. Pero solo dijo “pero ustedes...”, y también corrió y trepó a la rama más alta, y no era más una mamá muy mamá que no trepaba a los árboles, sino una mamá que subía y subía cada vez más.

Gustavo Roldán Nació en Chaco en 1935 y falleció en Buenos Aires en 2012. Además de escribir, dirigió colecciones de libros para chicos y coordinó talleres literarios. Publicó más de sesenta libros infantiles, que también disfrutan los adultos. Por sus obras, recibió numerosos premios.

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Cuando bajaron, mucho después, no dijeron nada. Se miraron y era como si hubieran dicho muchas cosas, porque cada uno sabía lo que sentía el otro, y entonces las palabras eran como cáscaras vacías. —Ahora sí me parece que tengo ganas de comer una naranja —dijo el coaticito. —Y yo, y yo —dijeron los papás. —Esta y esta y esta —dijo el papá separando tres naranjas—. Me parece que son las que tienen un poco más de gusto a sol.

Gustavo Roldán El monte era una fiesta © 1983, Gustavo Roldán. © 2015, Ediciones Santillana S.A.

Ilustradora: Maria Eugenia Nobati

3 Con un compañero, respondan: ¿Qué amaba hacer el coaticito? ¿Por qué le gustaba? ¿Qué pensaban sus papás al respecto? ¿Logra el coaticito que cambien de opinión? ¿Por qué?

4 Conversen: ¿Qué sentía el coaticito cuando trepaba a los árboles? ¿Por qué quería que sus papás subieran también? ¿Es posible enseñar cosas a los adultos? ¿Cuáles?

Cuento de autor. Anticipación lectora. Comprensión.

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Una historia para trepar bien alto Los cuentos son relatos breves que narran una historia imaginaria, es decir, que un autor inventó, acerca de unos personajes.

1 Escribí qué sucede en cada dibujo.

2 Con un compañero, piensen: ¿Cómo se sienten los papás coatíes al comienzo del cuento? ¿Por qué creen que se sienten así? ¿Qué sucede al final?

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3 Leé la frase que dice el papá al final del cuento. —Esta y esta y esta —dijo el papá separando tres naranjas—. Me parece que son las que tienen un poco más de gusto a sol. • Conversen: ¿Por qué les parece que dice que las naranjas tienen gusto a sol? ¿Qué creen que significa eso? A ustedes, ¿qué sabor les gustaría que tuvieran las naranjas? • Si estamos felices las cosas tienen un sabor especial. Cuando estás contento, ¿qué sabor pueden tener estas cosas para vos? Escribí tus ideas. Melón: Manzana: Zanahoria: Pera: • Compartí tus sabores con tus compañeros.

4 El coaticito ama trepar a los árboles. Con un compañero, piensen: ¿Hay alguna cosa que les guste mucho hacer? ¿Qué es? ¿Por qué les gusta tanto? • Escribí un textito donde cuentes qué es lo que tanto te gusta y dibujate haciéndolo.

Actividades de comprensión, análisis y producción sobre cuento de autor.

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un

TEXTO MÁS

1 Leé el título del cuento: ¿Qué imaginás que puede hacer un ratón en una biblioteca?

2 Observá los dibujos: ¿Qué parece pasarle al ratón? Ahora, leé el cuento completo para conocer la historia.

Ratón de Biblioteca Ratón de Biblioteca corría por el estante catorce cuando algo le hizo detener bruscamente su carrera. Inmóvil como una estatua, fue entrecerrando sus ojos de a poquito, hasta que se le convirtieron en apenas dos rayitas. Se quedó quieto, muy quieto, las orejitas paradas, atento al perfume nuevo que bajaba flotando en el aire desde el estante número veintidós. Abrió todos sus sentidos, quería estar seguro. Olfateó, y se le hizo agua la boca. Volvió a olfatear, moviendo sus bigotitos grises para adelante y para atrás, como hacen todos los ratones cuando huelen algo que les resulta muy sabroso. El perfume seguía allí, penetrante, tentador, irresistible. Miró la hora en el viejo reloj de la pared. Faltaban quince minutos para que la biblioteca cerrara sus puertas. Se hacía de noche. Ratón se impacientaba. Por fin, una por una, fueron apagándose las luces. Apenas se extinguió el resplandor de la última bombilla, trepó al estante número veintidós guiándose únicamente por el perfume, ya casi flotando sobre él.

Diana Briones Nació en Buenos Aires en 1960. Estudió Ciencias Naturales y Música. Actualmente es directora de coros infantiles. Además de cuentos, novelas y poemas, escribe libros de texto para los chicos de primaria.

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Y lo encontró: un libro nuevo, flamante y oloroso a tinta fresca lo esperaba en su sitio, en el estante veintidós. Encendió una vela. Lo abrió, saboreó su perfume con una profunda inspiración, se acomodó mejor y comenzó a leer. Tenía toda la noche: a las siete la Biblioteca Pública del barrio abriría otra vez sus puertas, como todos los días.

Diana Briones (inédito) Ilustradora: Maria Eugenia Nobati

3 Con un compañero, marquen en el cuento las reacciones del ratón cuando descubre el nuevo perfume. Luego, piensen: ¿Qué parece ser el nuevo perfume al principio? ¿Qué termina siendo? ¿Esperaban un final así mientras iban leyendo el cuento por primera vez? ¿Por qué?

4 La expresión “ratón de biblioteca” se usa para hablar de alguien que lee y estudia mucho. Conversen: ¿Cómo se relaciona esa expresión con el cuento? ¿Por qué creen que la autora decidió llamar Ratón de Biblioteca al personaje?

Cuento de autor. Anticipación lectora. Comprensión.

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T aller de escritura Ratones de todo tipo 1 Ratón de Biblioteca vivía entre libros y le encantaba leerlos. ¿Dónde vivirán

estos ratones? ¿Qué les gustará hacer? Escribí tus ideas e inventá un ratoncito nuevo. Ratón de plaza: Ratón de escuela: Ratón de : 2 En el cuento que leíste, Ratón de Biblioteca siente el delicioso aroma de un

libro nuevo. Imaginá qué descubrirán estos ratones y escribilo.

Ratón de plaza

Ratón de escuela

Ratón de

• Elegí uno de los ratones, pensá qué hará con aquello que descubrió y escribilo acá.

3 Escribí un cuento sobre el ratón que elegiste. Para hacerlo, usá todo lo que

imaginaste en las actividades anteriores. Luego, ilustralo.

4 Leé en voz alta tu cuento a tus compañeros.

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Escritura de un cuento breve a partir de un personaje.


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