ensayo de ecocnomia

UNIVERSIDAD FERMÍN TORO VICE RECTORADO ACADÉMICO FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS ESCUELA DE DERECHO.

ENSAYO PLENO EMPLEO DE LOS FACTORES DE PRODUCCIÓN

Alejandro Márquez 28.281.102 Saia B

Los factores de producción son los insumos básicos o entradas al sistema productivo. Cuando son transformados por el proceso de conversión, constituyen las salidas del sistema terminadas en bienes y servicios. Los hombres aprendieron hace mucho tiempo que los métodos de producción directos, son menos eficientes que los métodos de producción indirectos. No es lo mismo, meterse en la corriente y capturar los peces con la mano, que hacerlo con cañas de pesca, redes o barcas.

Uno de los objetivos principales de la organización económica de cualquier país es buscar la satisfacción de las necesidades de la población, lo cual se logra por medio de la producción de un alto volumen de bienes servicios, desde una perspectiva macroeconómica diríamos un elevado PIB con bajo desempleo.

El pleno empleo de todos los factores de producción se alcanza, cuando el factor dinámico que limita a los demás factores y es la mano de obra, logra su nivel máximo de utilización o pleno empleo.

“El segmento punteado, debajo de la llamada Pleno empleo, es la curva de oferta agregada a largo plazo. Por definición, la oferta agregada a largo plazo es vertical porque a cualquier precio se ofrece la misma cantidad de PIB y se alcanza con el pleno empleo del factor mano de obra.”

Las batallas campales en los siglos anteriores entre el trabajo y el capital son ejemplos de las aspiraciones de la sociedad por lograr su nivel de pleno empleo.

Carlos Marx en sus teorías hizo hincapié en la existencia de “El Ejercito de Reserva de los Desempleados”. De hecho, durante la depresión, los empresarios acercaban a sus trabajadores a las ventanas de las fábricas para que vieran a los desempleados, deseosos de trabajar por un salario menor al que ellos como trabajadores activos recibían.

Según Marx los empresarios en su apetito de acumular plusvalía (ganancias) empujaban los salarios hasta su nivel mínimo de subsistencia.

Las empresas o unidades de producción se clasifican, de acuerdo al tipo de actividad que realizan, en tres sectores productivos: el primario, el secundario y el terciario.

El primario se comprende con las actividades extractivas de materias primas donde el hombre se sirve directamente de la naturaleza sus recursos, tales actividades comprenden entre otras la minería, la explotación del petróleo, la agricultura, la ganadería, la pesca.

El secundario comprende de las actividades transformadoras de materias primas, entre otros ejemplos mencionamos la refinación de petróleo (la exploración y extracciones una actividad que corresponde al sector primario), la siderúrgica en su transformación del hierro en acero, la agroindustria que procesa las materias primas agrícolas.

El sector terciario comprende la distribución de los bienes generados en los dos primeros sectores, primario y secundario, más la producción de servicios tales como la banca y las finanzas, los seguros, las telecomunicaciones, publicidad, turismo, administración pública con sus servicios de administración de justicia, educación, sanidad, defensa nacional.

La concepción capitalista moderna de la intervención del Estado en la economía comienza con el surgimiento de la doctrina Keynesiana con la gran depresión económica que se inicia en Estados Unidos en 1929. La crisis fue consecuencia de la aplicación de la excesiva libertad económica, existía una gran anarquía por falta de controles del Estado, producto del uso en extremo de los principios liberales enunciados en el siglo XVIII por Adams Smith y David Ricardo, entre otros.

Estos Principios que establecían en forma radical la no intervención del Estado en la economía, por considerarla dañina para el sistema de oferta y demanda, ya que deformaría los precios no reflejando la libertad de mercado.

Cuando los clásicos formularon sus principios, imperaba en Inglaterra una gran competencia de pequeñas empresas como comienzo del capitalismo manufacturero,

sin que ninguno de ellos pudiera tener influencia en el precio de mercado. Esta situación se modificó al inicio del siglo XX, con el surgimiento de la etapa del capitalismo imperialista tanto en la Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, donde se crean descomunales empresas que pretendían imponer precios monopólicos.

Por esta razón los principios clásicos fueron reformados por la naciente doctrina Keynesiana.

El pensamiento Keynesiano establece que el Estado si debe intervenir en la economía, un país capitalista no está en permanente equilibrio como sostenía la doctrina clásica. El ciclo económico caracteriza la producción capitalista y el Estado debe intervenir para corregir los desequilibrios en el PIB producto de las fluctuaciones del ciclo.

Para la intervención del Estado se realizaría a través de las políticas monetarias y fiscal. Keynes estableció que en la fase de depresión del ciclo la expansión monetaria, producto de la inversión y gasto público, además de una reducción en los impuestos, creaba un incremento en la capacidad de compra (demanda efectiva), que estimularía el aparato productivo generando un incremento en el PIB. Este crecimiento del PIB generaría una reducción en el desempleo de los factores de producción (trabajo, capital y recursos naturales). En la medida que aumenta la demanda de dichos factores, que se harían más escasos, subiría su precio y, entonces, como comienza una fase de auge del ciclo, ella termina cuando se hace muy fuerte la inflación.

Y que todos los precios ascenderían, hasta un nivel en que el índice inflacionario haría poco rentable la producción. La demanda de productos bajaría, iniciándose así una nueva fase descendente del ciclo.

Según la teoría macroeconómica diseñada por Keynes se basa en el concepto del déficit pro gasto (deficit spending). Ya que este concepto establece que el Estado debe endeudarse, para gastar por encima de sus ingresos, con el objeto de estimular la capacidad de compra (demanda efectiva) de la población

cuando existen situaciones de depresión económica. La deuda pública norteamericana es interna, es decir, en moneda nacional, a diferencia de la Latinoamericana que es en buena parte en moneda extranjera. Esta diferencia implica que la deuda de los Estados Unidos puede crecer sin que esto implique una devaluación de la moneda.