Dialogos Transdisciplinarios 4

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desgastante cuando es asfalto o baldosas, ya que son materiales menos resistentes a los empujes de las raíces, por lo que se recomienda usar alamillos o especies similares que son de follaje medio, pero sus raíces no degradan ni levantan los pisos. En segundo lugar, los árboles que crecen mucho sólo se deben plantar en banquetas muy anchas, mientras que en las de 2 metros o menos, conviene que sean arbustos y plantas menores. Asimismo, es necesario hacer poda de árboles y setos, por lo menos una vez al año, a fin de gobernar su crecimiento Algunas reflexiones concluyentes Las banquetas son un componente esencial del espacio público y constituyen las vías primordiales para que las personas puedan caminar, por y a través de cualquier zona urbana. Empero, la falta de atención que las autoridades de la ciudad otorgan a muchas de estas vías, nos llevan a cuestionar las políticas de movilidad, que favorecen los tomadores de decisiones del Gobierno del D. F. Aunque debo admitir que tal vez esto casi no ocurre en el Centro Histórico de la urbe, donde como aquí se pudo ver, se han ensanchado algunas banquetas y convertido algunas calles en andadores para uso exclusivo de los peatones. Lo que no cancela la consideración general de que todo parece estar enfocado a favorecer la movilidad de los vehículos, para lo que se invierte una suma considerable del erario. La paradoja es que a pesar de ello, los asentamientos de vehículos en las vías troncales y hasta en las secundarias de la ciudad, son cada vez más recurrentes y tienden a durar más tiempo. Mientras que, en buena medida, los peatones son dejados a su propia suerte o se presta mucha menor atención a sus espacios de circulación, como bien lo deja ver la situación que prevalece en gran parte de las banquetas. Los ciudadanos de a pie, acorralados por el ambulantaje en su desplazamiento por las áreas de circulación peatonal, se demoran cada vez más en llegar de un lado a otro; esto se hace más agudo en las zonas oriental y norte del centro citadino, a saber: el área de Tepito-Lagunilla y la de la Merced, respectivamente. Empero, la mayoría de quienes acuden a esas partes de la ciudad, lo hacen generalmente para ir de compras, de modo que, por lo regular, no llevan prisa para moverse a través de ellas. Mientras que en otras zonas del centro, donde sí hay necesidad de caminar con cierta rapidez, los puestos de los ambulantes se convierten en un verdadero escollo para la movilidad peatonal. En particular esto ocurre en la mayoría de los alrededores de las entradas al Metro, o en los paraderos de microbuses.

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