Los Cántabros N20

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Los Cántabros OTOÑO 2020

Nº20 | 4,75 €

LAS AÑEJAS VIJANERAS CÁNTABRAS | LUCHA CONTRA EL PLUMERO TORRE DE LA VEGA: DEL FINAL DE LOS SEÑORÍOS AL TÍTULO DE CIUDAD


L L E VA M O S

CANTABRIA A TU MESA

Ellos nos dan lo mejor y ahora lo tenemos más facil para consumirlo en nuestra casa. El Gobierno de Cantabria y las principales cadenas distribuidoras de alimentación se unen para acercar al consumidor la oferta de nuestros pequeños productores. Artículos de calidad, productos de nuestra tierra y sus gentes que ya están a tu alcance en:

CONSEJERÍA DE DESARROLLO RURAL, GANADERÍA, PESCA, ALIMENTACIÓN Y MEDIO AMBIENTE


EDITORIAL

D

ECÍA Stephen Hawking que «la inteligencia es la capacidad para adaptarse al cam-

bio», y es precisamente gracias a esa capacidad de adaptación del Homo sapiens lo que ha permitido al ser humano sobrevivir históricamente a diferentes contingencias, de menor o mayor envergadura. Si en este momento incluso nos cuesta vislumbrar un mañana de abrazos y besos, ¿qué pensarían nuestros antepasados durante la llamada gripe del 18?, una gripe que infectó a un tercio de la población mundial de la primera veintena del siglo XX y dejó 50 millones de muertos. Fue una gripe que convirtió, una vez más, lo local en efímero, como ya había ocurrido con el cólera durante la considerada primera pandemia mundial, originada en agosto de 1817 en Calcuta y propagada rápidamente por todo el mundo. Porque ya lo dice un proverbio chino: «El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». Es este 2020 un año raro, que antes de la pandemia había conseguido convertir una atrocidad policial de Estados Unidos en un «revisionismo histórico», que empezó a derribar estatuas de personajes históricos en las calles de todo el mundo. Y sobre todo se hizo hincapié en deteriorar el legado hispano en los Estados Unidos, desbordando lo absurdo al deteriorar la estatua de Cervantes en San Francisco; la leyenda negra volvía a recaer sobre España. Y, sin embargo, nadie se acordaba de personajes como el británico Jeffrey Amherst, que propuso entregar mantas infestadas de viruela a los nativos que asediaban Fort Pitt en el siglo XVIII. Y hablando precisamente de los nativos americanos, en 2009 se publicó en España la obra Soy Apache, que recoge íntegro el legado oral que el legendario Gerónimo dictó poco antes de morir. En ella se mencionan varios hechos importantes, como que utilizaba el español para comunicarse con los colonizadores, y otro aspecto... los grandes enemigos de las tribus apaches no fueron los gringos, sino los mexicanos. En 1858, aprovechando la ausencia del Gran Jefe Apache y la de otros hombres de la tribu, los soldados mexicanos atacaron sus hogares provocando una matanza de mujeres y niños. Está claro que toda conquista lleva consigo lo mejor y lo peor del ser humano, pero siempre debemos entenderlo en su contexto. Por ejemplo, el sacrificio humano en la cultura maya era una ofrenda ritual para alimentar a los dioses y, por tanto, una apreciada ofrenda. ¿Es ello motivo suficiente para considerar al pueblo maya como una cultura violenta y salvaje? Evidentemente no, de nuevo entender todo periodo histórico en su contexto es crucial. El mismo Imperio Romano también tuvo sus virtudes y sus miserias. No podemos juzgar unos hechos, unas actitudes, con la mentalidad de una sociedad acomodada del siglo XXI. En Los Cántabros no queremos crearte una opinión, porque la misma historia se puede contar desde diferentes puntos de vista, y corresponde exclusivamente al lector llegar a una conclusión, pero siempre debe hacerlo tras documentarse previamente desde diferentes fuentes. Dudemos de todo y de todos, y seamos libres para pensar. Carlos Gustavo Alútiz Ruisánchez, director


Los Cántabros Los Cántabros VERANO 2017

Nº13 | 4,75 €

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BEATO DE LIÉBANA | CANTEROS DEL VALLE DE BUELNA MUERTE Y SUPERSTICIÓN EN CANTABRIA | PEÑA PRIETA

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DIRECToR

Carlos Gustavo Alútiz Ruisánchez

Los Cántabros

Nº20 - 2020

HAn ColABoRADo En ESTE númERo

Alfonso García Aranzábal Pedro Luis Madrazo José Ramón Saiz Fernández Equipo téc. LifeStopCortaderia Fernando del Río Ruiz de la Prada Roberto Fernández Offroy Aquilino Ceballos Abascal Jairo Fernández Alonso

06 | EL NAVÍO MONTAÑÉS FoTo PoRTADA Batalla de Trafalgar / BNE

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Dep. Legal: SA-163-2008 ISSN: 2603-8757

34 | EXPEDICIÓN BALMIS

50 | AÑEJAS VIJANERAS CÁNTABRAS

EDITA EDITORIAL

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60 | TORRE DE LA VEGA: DEL FINAL DE LOS SEÑORÍOS AL TÍTULO DE CIUDAD

78 | LifeStopCortaderia. LUCHA CONTRA EL PLUMERO DE LA PAMPA

OTROS TEMAS 92 ENTREVISTA: MI CONDUCTA POLÍTICA. HISTORIA DE ESPAÑA EN UN DESVÁN DE CANTABRIA 98 ENTREVISTA: AQUILINO CEBALLOS 104 CINE: DIECISIETE 106 MOMENTOS


Ministerio de Defensa. Archivo del Museo Naval. EspaĂąa.


Ministerio de Defensa. Archivo del Museo Naval. España.

EL NAVÍO MONTAÑÉS Y DON JOSÉ JOAQUÍN BUSTAMANTE Y GUERRA Por Alfonso García Aranzábal

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José Joaquín Bustamante y Guerra, nacido en Ontaneda (Cantabria) el 1 de abril de 1759, descendiente de los Bustamante de Toranzo y de los Guerra de Ibio, se encontraba en Cádiz el 6 de marzo de 1810, cuando un violento temporal desamarró al Montañés del puerto. Bustamante, que en 1808 estaba en Madrid, no pudo marchar por estar enfermo, fue instado a jurar fidelidad a José Bonaparte y como se negó tuvo que huir, «los dictámenes de mi honor y conciencia, no me permiten prestar el juramento que ON

no ha verificado la nación...», llegando a Sevilla y poniéndose a las órdenes de la Junta Suprema Central de España e Indias. En agradecimiento a su valor se le nombró teniente general y se le confirmó como vocal de la Junta de Indias. Desde enero de 1810 estaba en Cádiz donde había tenido que trasladarse la Junta Central por el avance de los franceses y donde formó parte de la Junta Superior de Defensa antes de crearse el Consejo de Regencia de España e Indias. Cuentan que don José Bustamante observaba desde Cádiz cómo el navío Mon|7


tañés era destruido en la bahía por el temporal. Desde la torre del palacio en que vivía, con un antiguo catalejo, testigo de mil batallas, intentaba observar a través de la tempestad, con una honda tristeza, el barco tan amado. Asistía expectante al final de aquel sueño que allá por 1789 había tenido: «La Montaña se merece un navío con su nombre, que surque los mares para gloria de su tierra y de España. Un lugar que ha dado marineros tan ilustres debe ser honrado con un buque que lo represente por los mares del mundo». Un navío que el pueblo montañés regaló al rey, navegando por todo el mundo con su nombre. Aquel fue su anhelo y ahora se resistía a presenciar cómo era destruido. Igual que la Armada Invencible de Felipe II fue destrozada por un huracán, «Yo no mandé a mis barcos a luchar con los elementos» diría entonces el monarca; Bustamante pensaba que era terrible que después de tantos combates gloriosos, el Montañés fuera a terminar sus días vencido por los elementos. Mientras miraba, angustiado, la deriva del navío, no pudo evitar recordar cómo había empezado aquel sueño convertido en historia. Fue por 1789 cuando el capitán de fragata don José Joaquín de Bustamante y Guerra le daba vueltas a una idea que llevaba tiempo atesorando, quería honrar a su patria y a su tierra natal. Se preparaba para partir en la expedición MalaspinaBustamante, un viaje científico y político alrededor del mundo, y ahora que se marchaba quería dejar su ansiado proyecto en buenas manos, lo suficientemente buenas como para ponerlo en práctica, por eso le propuso a su hermano Francisco que le ayudase a desarrollar su plan. Bustamante recomendó realizar una colecta entre los montañeses de uno y otro lado de ultramar para construir un navío de guerra, al que se daría el nombre del Montañés y se regalaría al rey. Quería 8 | LOS CÁNTABROS

que el nombre de la Montaña surcara todos los mares del mundo y fuera llevado allende los océanos. Explicó su plan al ministro de Marina, Antonio Valdés y Bazán, para que se lo ofreciera al monarca y en poco tiempo tuvo la aceptación real, quien además, agradecido, aceptó que este barco fuera mandado, siempre que estuviera armado, por un oficial montañés, mientras lo hubiera en la Armada. El 30 de julio de 1789 las corbetas Descubierta y Atrevida, construidas expresamente para esta expedición, al mando de don Alejandro Malaspina y don José Joaquín de Bustamante y Guerra, partieron desde Cádiz a la aventura. En la Atrevida iba como segundo comandante don Antonio Tova y Arredondo, natural de Ruesga (Cantabria), y como teniente de fragata experto en matemáticas y astronomía don Juan Antonio Gutiérrez de la Concha, de Esles de Cayón (Cantabria). También embarcó en la misma corbeta don Ciriaco José Gerónimo de Cevallos Bustillo, natural de Quijano de Piélagos, como experto en Cartografía, Astronomía y Etnografía. Nos podemos imaginar que don José Bustamante quiso ir acompañado de sus paisanos más capacitados, los mejores. Aprovechó su estancia en Acapulco para contactar con el virrey de Nueva España, Juan Vicente Güemes Pacheco de Padilla y Horcasitas, segundo conde de Revillagigedo, de ascendencia montañesa, al que hizo partícipe de sus proyectos en torno al navío Montañés. El virrey se con-

CARTA ESFÉRICA de la costa comprendida desde Acapulco a San Blas realizada en 1791 abordo de las corbetas de la Marina Real Descubierta y Atrevida. Library of Congress ‐ loc.gov




MALASPINA Y BUSTAMANTE en el Puerto Egmont de las islas Malvinas. Diario del viage explo‐ rador de las corbetas españolas «Descubierta» y «Atrevida», en los años de 1789 á 1794 (1849).

tagió de su ilusión y decidió participar en la empresa. Se comprometió a convencer a los indianos montañeses del virreinato y a ponerse de acuerdo con su hermano Francisco, quien hizo lo mismo en la Montaña. Durante la expedición, Bustamante ascendió a capitán de navío (1791). Volvieron a Cádiz en septiembre de 1794 cuando todavía la Península estaba en guerra. En enero de 1793 había sido guillotinado Luis XVI y España firmó con Gran Bretaña una coalición contra Francia. No habían podido dar la vuelta al mundo, pero exploraron, islas y bahías de

ALEJANDRO MALASPINA famoso por su expedición científica alrededor del mundo en la época ilustrada de Carlos III. Posteriormente conspiró contra Godoy y cayó en desgracia. archive.org

América, Asia y Oceanía, durante cinco años y dos meses, cartografiándolo todo, dibujando nuevas especies animales, vegetales, minerales y pueblos nativos, recopilando cientos de estudios hidrográficos, zoológicos, botánicos y astronómicos, con una inmensa contribución al saber de la época, ávida de conocimientos. En 1792 ya se habían recaudado 86 037 pesos en el virreinato que, junto con lo recogido en España, debía servir para construir el barco. Se solicitó la rehabilitación del astillero de Guarnizo para poder comenzar otra vez la construcción de navíos con el Montañés y para ello el Real Consulado de Mar y Tierra de Santander se ofreció a habilitar la grada y almacenes a su costa, pero el ministro Valdés, tajante, contestó que se construiría en Ferrol. Se informó al rey de la cantidad de dinero recogido, se le mandó la lista de los montañeses que habían contribuido a la donación y se puso el montante a disposiEL NAVÍO MONTAÑÉS | 11


ción del intendente del Departamento de Marina de Ferrol para comenzar la construcción del navío. El Montañés fue botado en Ferrol el 14 de mayo de 1794, cuando las corbetas Atrevida y Descubierta ya venían de vuelta hacia Cádiz. Acabada la expedición, en diciembre, Carlos IV recibió a los capitanes de navío don Alejandro Malaspina, don José Bustamante y don Dionisio Alcalá Galiano y al teniente de navío don Ciriaco Cevallos, en presencia del ministro de Marina Valdés. Bustamante presentó su cuaderno de viaje, trabajo que no fue impreso hasta 1868: Relación de las navegaciones que ejecutó la corbeta de S.M. «Atrevida» en el viaje verificado, unida a la «Descubierta», en los años 1789, 1790, 1791, 1792, 1793 y 1794, ordenada por su comandante don José de Bustamante y Guerra, brigadier de la Real Armada. El navío llamado el Montañés, bajo la advocación de Santo Toribio de Mogrobejo, fue uno de los de la magnífica segunda serie de los «Ildefonsinos», debido al sistema de don José Romero Landa, mejorado por don Julián Martín de Retamosa, siguiendo los planos del navío San Ildefonso. Ajustó el peso del lastre, afinó las proas y reforzó las popas, logrando su perfección como navío de línea español. Era un navío de dos baterías con setenta y cuatro cañones, ciento noventa pies de eslora, cincuenta y siete de manga, veinticinco con cinco de puntal (seis con cinco metros) y un arqueo de mil quinientas toneladas. Más rápido que sus contemporáneos, llegó a andar catorce nudos con viento fresco a un largo y diez ciñendo, siendo lo normal diez y ocho respectivamente. Además, conservaba perfectamente su batería baja, con una altura sobre la flotación de uno con ochenta y nueve metros. Su mascarón de proa era un montañés, un hombre con los atributos 12 | LOS CÁNTABROS

propios de nuestra tierra, gorro, botas, ropaje característico y un bastón para la guía del ganado. Era comparable a los mejores navíos del mundo. Tuvo casi dos décadas de vida útil en la Armada, de 1794 a 1810, en que fue quemado por los franceses. Duró un poco más, pues luego se pudo recuperar y en 1811 estuvo en el Arsenal de La Carraca, pero ya en 1813 fue excluido de la Armada. Fue objeto de deseo de numerosos marinos por su excelente maniobrabilidad y algunos lograron estar a su mando: Casimiro Vigodet y Zalla (1794); José Jordán y Maltés (1794); Manuel de Villena y Palma, tercer Marqués del Real Tesoro, (1795); Fernando María Valcárcel (1795); Isidoro García del Postigo y del Poyo (1799); Miguel de la Sierra y Donesteve (1801); Juan Martínez Elizalde y Uztariz (1802); Isidoro García del Postigo y del Poyo (1803); Fernando de Bustillo de la Cueva (1803); Francisco de Alsedo y Bustamante (1805); Alejo Gutiérrez Rubalcaba (1805); Ramón Herrera Cruzat (1805-1808) y finalmente José Cayetano García de Quevedo y Chiesa (1808-1810). Una vez entregado a la Armada fue puesto bajo el mando de don Casimiro Vigodet que hizo la campaña del Cantábrico. A finales de septiembre de 1794 estaba en la escuadra del Océano a las órdenes de don José de Córdova. Desde septiembre a noviembre realizó pruebas comparativas con el Monarca, resultando favorables al Montañés. A finales de 1794, estando en la bahía de Rosas con la escuadra del Mediterráneo de don Juan de Lángara, se asignó su mando a don Antonio Escaño, que no llegó a tomar posesión por haber sido nombrado mayor general de la flota del Océano y fue designado el capitán de navío don José Jordán Maltés. En enero de 1795 apresó a la fragata francesa Efigenia, sosteniendo poco después un brillante combate contra ocho na-


TRES ILUSTRACIONES DEL MONTAÑÉS. Botado con 74 cañones, en 1803 en Cádiz se aumentó su dotación artillera a 80. Ministerio de Defensa. Archivo del Museo Naval. España.


COMANDANTE (NAVÍO MONTAÑÉS)

AÑOS

ESTADO

Casimiro Vigodet y Zalla

1794

ESCUADRA DEL CANTÁBRICO (FERROL) Y DEL OCEANO (CÁDIZ)

José Jordán y Maltés

1794

ESCUADRA DEL MEDITERRÁNEO (CARTAGENA)

Manuel de Villena y Palma

1795

E. DEL MEDITERRÁNEO (CARTAGENA)

Fernando María Valcárcel

1795-1802

FILIPINAS

Isidoro García del Postigo y del Poyo

1799-1803

FILIPINAS, REGRESO A ESPAÑA

Miguel de la Sierra y Donesteve

1801

FILIPINAS

Juan Martínez Elizalde y Uztariz

1802

FILIPINAS

Fernando de Bustillo de la Cueva

1803

FERROL

Fuera de servicio

1804

FERROL

Francisco de Alsedo y Bustamante

1805

TRAFALGAR

Alejo Gutiérrez Rubalcava

1805

TRAFALGAR

Ramón Herrera Cruzat

1805-1808

BALEARES Y CANARIAS

José Cayetano García de Quevedo y Chiesa

1808-1810

BALEARES Y CANARIAS

víos franceses y dos fragatas en la ensenada de San Feliú de Guixols, repeliendo el combate y logrando que los franceses se marcharan después de recibir importantes daños y tener que abandonar. Cuenta don Francisco de Paula Pavía en su obra Los Generales de Marina que como el Montañés era un buque de excelentes condiciones marineras que hacía lucirse a su comandante en todas las ocasiones, se asignó su mando en agosto de 1795 a un favorito, don José Manuel de Villena y Palma, tercer marqués del Real Tesoro, que solo estuvo a su cargo unos pocos meses, sin acabar el año. El 22 de noviembre zarpó de Cádiz con la escuadra del general Ignacio María de Álava y Sáez de Navarrete con destino a Manila. Volvieron en 1803 dando la vuelta 14 | LOS CÁNTABROS

al mundo en expedición militar, no científica. Estaba compuesta por tres navíos, Europa, cuyo comandante era don Isidoro García de Postigo y Poyo, San Pedro Apóstol bajo el mando de Ángel González, el Montañés con el capitán de navío Fernando Valcárcel y dos fragatas, Nuestra Señora del Pilar y Fama. En septiembre de 1795 don José Joaquín de Bustamante y Guerra fue ascendido a Brigadier y en 1796 nombrado gobernador militar y político de Montevideo (Uruguay) y comandante general de Marina de la escuadra de la Plata. Durante el tiempo que permaneció la escuadra en Filipinas, desde 1796 hasta 1803, Ignacio María de Álava organizó las fuerzas navales y trabajó en la rectificación de las cartas hidrográficas de aquella


MAQUETAS DE EL MONTAÑÉS. Museo Marítimo del Cantábrico, Santander. [Arriba] Escala 1:75. Autor: Jesús María de Ojembarrena, Bilbao 2013. [Abajo] El Montañés. Autor: J. M. Rivas.


región, además de publicar, en 1802, un reglamento para los navíos que desde allí realizaban la ruta del Galeón de Manila entre Filipinas y Nueva España. La escuadra realizó labores de protección del comercio, cruzando sobre la costa de Cantón y Macao para entorpecer las relaciones comerciales de los ingleses con China, protegió al Galeón de Manila que viajaba hasta Acapulco ida y vuelta, ya que la zona estaba llena de piratas y desempeñó labores de defensa de las islas. La escuadra padeció frecuentes tifones, temidos huracanes en el mar de China, que obligaron a sus buques a constantes reparaciones. Aunque habitualmente el comandante del Montañés era Fernando Valcárcel, que hizo numerosos cruceros, al estar el navío Europa en reparaciones su comandante, Isidoro García del Postigo y del Poyo, se hizo cargo del buque cántabro haciendo varias incursiones en los mares de China reconociendo todas las islas desde la de Sansian hasta la de Granteme, cercanas a Macao. Miguel de la Sierra Donesteve también tuvo el mando en alguna de las salidas que hizo a cruzar, fue el primer montañés, según la condición impuesta al rey cuando se donó el navío. Nacido en Guarnizo el 19 de enero de 1763, era hijo de José de la Sierra Aguirre y de Juana Donesteve, residentes en Guarnizo y nieto paterno de José Antonio de la Sierra Vitorica, natural de Santander y de la guipuzcoana Francisca Ignacia Aguirre de Motrico. El Montañés llegó a Acapulco en noviembre de 1801 siendo sustituido su comandante, a primeros de 1802, por don Juan Elizalde y Uztariz, regresando con el Montañés a Manila a finales de mayo. Llegada la paz con Inglaterra, Álava y su flota tuvieron que prepararse para volver a España. Se realizaron las necesarias rehabilitaciones para un viaje de aquella envergadura, pero se tuvieron que quedar 16 | LOS CÁNTABROS

allí los navíos Europa y San Pedro Apóstol, pues su estado hacía imposible soportar la travesía. El Montañés navegó como buque insignia de Álava al mando de don Isidoro García de Postigo y Poyo, acompañado de las fragatas Nuestra Señora del Pilar, Fama, Santa María de la Cabeza y la urca Aurora, el 11 de enero de 1803. Llegaron a Cádiz el 15 de mayo de 1803, donde el buque fue reparado y aumentó su artillería a ochenta cañones. El 1 de junio fue puesto al mando Fernando Bustillo de la Cueva navegando hasta Ferrol, donde permaneció fuera de servicio, dejando el destino del barco en agosto de ese año. Fernando Bustillo nació en la Penilla del valle de Toranzo, el 12 de diciembre de 1756. Era hijo de José Bustillo de la Concha y de Ana María de la Cueva Velarde. Se casó con Juana Gómez de Barreda, apellido de ascendencia montañesa. Estando el navío en los astilleros, se produjo el relevo de Bustamante y Guerra al frente del gobierno de Montevideo. El ínclito marino montañés se dispuso a volver a la Península después de ocho años en América, donde realizó múltiples labores

MAPA DE FILIPINAS. Carta hidrográfica y cartográfica de Filipinas, 1734. Archipiélago de costas recortadas, bahías y ensenadas. A través de las islas corren dos canales principales que dividen las islas de Luzón y Mindanao de las del centro o Visayas, uno es el estrecho de San Bernardino, itinerario habitual para los buques que iban desde Europa a Manila; otro que desemboca por el paso de Surigao, también en el Pacífico, no utilizado en exceso. Los canales que separan las islas del interior son más estrechos, con fuertes corrientes, costas acantiladas y poco fondo, llenos de pequeñas islas. Library of Congress ‐ loc.gov



Pústula de la viruela bovina leve, que se inoculó a los niños de la expedición Balmis para su conservación durante el viaje, de donde se conseguía el suero para la vacunación. An inquiry into the causes and effects of the variolæ vaccinæ (Edward Jenner, 1800). Library of Congress.


REAL EXPEDICIÓN FILANTRÓPICA DE LA VACUNA

La expedición Balmis (1803-1806) Por Alfonso García Aranzábal

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N el año 2020 una horrible pande-

mia de una enfermedad producida por un coronavirus, denominada COVID-19 (acrónimo de coronavirus disesae, en inglés enfermedad del coronavirus, junto con el año de su aparición), ha asolado al mundo entero. En España el 14 de marzo el Gobierno promulgó un Real Decreto que confinó a toda la población en sus hogares para tratar de evitar el contagio. La extensión de la enfermedad llegó en sus momentos más álgidos, el 2 de abril, a 950 muertos al día. Hasta seis prorrogas fueron extendiendo el estado de emergencia. En mayo se inició una desescalada que permitió retomar la actividad paulatinamente hasta el 21 de junio en que acabó el estado de emergencia. El 21 de abril el Gobierno hablaba de 21 717 muertos en unas cifras que se sospechan probablemente más altas y el 24 de julio el Ministerio de Sanidad español establece los contagiados

hasta entonces en nuestro país en 272 421 y los muertos en 28 432. En Cantabria 2419 contagiados y 217 fallecidos. En agosto hay múltiples rebrotes y empieza a hablarse de una segunda oleada del virus. El 11 de septiembre de 2020 el número de contagiados en nuestro país es de 554 143 y los muertos 29 700, habiendo en Cantabria 5221 contagiados y 227 fallecidos. Uno de los recursos que se pusieron para contener la epidemia fueron las Fuerzas Armadas, que intervinieron en una misión bautizada con el nombre de «Operación Balmis». Su tarea consistió, fundamentalmente, en la desinfección de infraestructuras vitales como aeropuertos, puertos, estaciones de distintos tipos, instalaciones sanitarias, residencias de ancianos, transportes públicos, etc., y también en la instalación de hospitales de campaña y otras acciones relativas al transporte de materiales sanitarios básicos. | 35


Libro escrito por Francisco Javier Balmis en 1794 dedicado a las especies mejicanas de Agave y Begonia para el tratamiento de enfermedades venĂŠreas, basado en un remedio tradicional indio. Fuente: archive.org


Grabado de 1804 que ilustra las zonas de aplicación de la vacuna de la viruela.

Este artículo se empezó a escribir coincidiendo con el tiempo de cuarentena y el estado de emergencia con la intención de hacer un homenaje a todos los que han sufrido esta terrible aflicción y a todos aquellos que contribuyeron y contribuyen a luchar desinteresadamente contra esta pandemia, con la rememoración de una historia que habla de enfermedades, vacunas y hombres valientes. Balmis, en sus inicios, fue médico en los buques de guerra de la Real Armada Española. Vamos a recordar brevemente la Expedición de Balmis y Salvany a América y Asia con la humanitaria misión de vacunar de la viruela a una población desamparada, entre 1803 y 1806. Esta iniciativa hay que circunscribirla en el importante impulso científico y filantrópico que la Armada española de las últimas décadas del siglo XVIII y primeras del XIX llevó a cabo, curiosamente cuando su preponderancia en los mares era ya un vago recuerdo. Tocados del espíritu ilustrado, un buen número de marinos de alta graduación de aquella época dieron lustre

a sus hojas de servicios y al buen nombre de España aportando su conocimiento en variadas disciplinas del saber (ciencias naturales, cartografía, medicina...), como los viajes de Jorge Juan y Antonio de Ulloa (de 1735 a 1744) o la famosísima expedición Malaspina-Bustamante, que de 1789 a 1794 recorrió en misión científica las costas de América, Asia, Nueva Zelanda y Australia. La verdadera culminación del «espíritu de las Luces» fue la Expedición de la Vacuna de Balmis, cuyo carácter filantrópico le valdría los plácemes de la Europa ilustrada. La «Expedición de Balmis» fue una aportación universal de la última generación de ilustrados españoles. Balmis formó parte de una pléyade de médicos y cirujanos ilustrados que aspiraron a modernizar la medicina introduciendo el espíritu de la ilustración en la sociedad española, e intentando con sus avances mejorar su bienestar, extendiéndolo a ultramar. La viruela es una de las enfermedades infecciosas que peores pandemias provocó a la humanidad en todos los tiempos. LA EXPEDICIÓN BALMIS (1803-1806) | 37


La inoculación era utilizada por los médicos árabes desde el siglo VI. Lady Wortley Montagu, esposa del embajador británico en Estambul, conoció el remedio, pero fue incapaz de convencer a los médicos ingleses de un método que contradecía todo lo conocido hasta entonces: enfermar deli­ beradamente a una persona sana. Fue Jenner quien descubrió que las mujeres que trabajaban or­ deñando vacas no padecían la viruela. Fuente: larecherche.fr

A finales del siglo XVIII morían en Europa más de 400 000 personas al año víctimas de esta lacra, que tenía una letalidad media del 30%. Muchos de los supervivientes, además, se quedaban ciegos y desfigurados, lo que hacía insufrible el resto de sus días. Los aislamientos y fumigaciones habituales que se aplicaban no servían para nada. Los médicos del último tercio del siglo XVIII, precursores de la medicina moderna, se dieron cuenta de que los supervivientes no volvían a padecer la dolencia, es decir, quedaban inmunes. Esto llevó a pensar que inoculando la enfermedad en su forma más débil a otras personas se lograría evitar que la padecieran. Así, Edward Jenner, galeno británico, observó que las muchachas que trabajaban en 38 | LOS CÁNTABROS

granjas ordeñando vacas, que habían padecido una enfermedad llamada vacuna, nunca enfermaban de la viruela. Advirtió que padecer la viruela bovina las hacía inmunes a la viruela humana. El médico tomó entonces una pequeña cantidad de fluido de una pústula de la mano de una ordeñadora y se lo inoculó al niño James Philips en 1796, comprobando que este quedaba inmune. Jenner comunicó sus experimentos a la Royal Society de Londres que no los publicó en un principio, parece ser, por considerarlos irrelevantes. Logró al fin su publicación en 1798 y en diciembre de 1800 llegó tal buena nueva hasta nuestro país. En 1803 el rey Carlos IV de España, que había perdido un hijo por esta enfermedad, emitió una real cédula anun-


Ilustración de Edward Jenner en la traducción por Balmis del Tratado de Moreau de la Sarthe (Tra‐ tado histórico y práctico de la vacuna...). Fuente: archive.org

ciando la llegada de una expedición a sus dominios de América y Asia para vacunar a la población gratuitamente, instruir en la preparación de la vacuna e instaurar la vacunación habitual llevando un registro, siendo designado para dirigirla el doctor Francisco Javier Balmis y Berenguer. La OMS la considera la primera misión internacional de carácter sanitario llevada a cabo en el mundo. Balmis era un prometedor médico castrense formado en el Hospital Militar de Alicante. En 1770, con solo 17 años, ya ejercía su profesión. Fue segundo y primer ayudante de los hospitales reales y militares de Zamora. Cinco años después co-

menzaría su periplo en los barcos de guerra. Se embarcó con la expedición a Argel de 1775 y posteriormente estuvo en el bloqueo de Gibraltar con el Regimiento de Zamora. Se le ascendió a cirujano del Ejército en 1781. Posteriormente fue destinado al Caribe y en 1786 nombrado cirujano mayor del Hospital Militar del Amor de Dios de Méjico. En 1794 es elegido consultor de cirugía del Ejército y al año siguiente ya ostentaba el puesto de cirujano de cámara del rey Carlos IV. El 26 de junio de 1801 la Gaceta de Madrid se hace eco del descubrimiento de Jenner, y Balmis se convierte en uno de los mayores defensores del descubrimiento. LA EXPEDICIÓN BALMIS (1803-1806) | 39


La expedición dirigida por el doctor Francisco Xavier Balmis, acompañado del doctor José Salvany, partió de La Coruña el 30 de noviembre de 1803 en la corbeta María Pita. Llevaban a bordo 22 niños de la Casa de Expósitos de La Coruña con su directora, Isabel Zendal Gómez, acompañándoles. Los niños eran vacunados de dos en dos. Transcurridos 10 días, una vez que habían brotado las pústulas, se les extraía de ellas la aguadilla, la cual era inoculada en otros dos niños repitiéndose el mismo procedimiento a lo largo de la travesía, así se lograba mantener la vacuna. Además, se transportó suero de la vacuna y un elevado número de ejemplares de un tratado que explicaba como vacunar y conservar el fluido. Su objetivo, extender la vacunación antivariólica por las islas de las Antillas, Méjico y América Central y del Sur, las islas Filipinas, Macao, Cantón y Santa Elena. La corbeta María Pita arribó a Tenerife el 9 de diciembre de 1803, extendiendo la vacuna a todas las islas, donde fueron muy bien recibidos. En febrero estaban en Puerto Rico. Aquí la vacuna no era una novedad, pues ya la había solicitado el médico Francisco Oller a la colonia británica de la isla de Santo Tomás y había efectuado numerosas vacunaciones. La acogida fue fría y los problemas se fueron acrecentando entre los dos facultativos y además el gobernador de la isla, que apoyaba a su médico, puso numerosas trabas para proveerse de niños que hicieran posible el traslado de la vacuna a los siguientes destinos de la expedición. El 12 de marzo zarparon hacia Venezuela con menos niños de los previstos. El viaje fue muy lento por problemas con la corbeta, haciendo peligrar el suero vacunal, llegando a encontrarse con un solo niño con vacuna. Todo esto hizo que cambiaran el rumbo hacia Puerto Cabello, donde tuvieron un caluroso recibimiento, 40 | LOS CÁNTABROS

poniéndose inmediatamente a vacunar a veintiocho infantes. La expedición se dividió para poder atender todas las necesidades de vacuna con más rapidez. Salvany se quedó en Puerto Cabello y se crearon dos grupos para llegar a Caracas por vías diferentes. Balmis llegó a esta ciudad el 28 de marzo, donde fue recibido con honores, efectuando una vacunación masiva. Se celebró incluso un solemne Te Deum al que acudió el gobernador y una representación del tribunal de la Real Audiencia y los cuerpos civiles y militares. Además, según dicen las crónicas, hubo fiestas, bailes populares, audiencias y recibimientos de la clase social acaudalada. La vacuna se extendió a todas las regiones de Venezuela a través de las zonas que se iban vacunando. Tras casi dos meses en Venezuela un grupo liderado por Salvany tomó el bergantín San Luis Gonzaga y se dirigió a Santa Fe de Bogotá, Perú y Buenos Aires con 4 niños. El otro grupo al mando de Balmis, junto a Isabel Zenda y 6 de los niños, se encaminó a Centroamérica. A los chiquillos, que fueron solicitados al gobernador, se les exigía «que sean de ocho a diez años de edad sobre poco más o menos, que sean robustos y sanos y que no hayan pasado las viruelas, ni sido vacunados y se pedía, asimismo, que a los padres que cedían a sus hijos para este propósito, se les abonara una gratificación de cincuenta pesos». En todos los sitios por donde pasaron realizaban inoculaciones y también instruían como se debía proseguir la vacunación, estableciendo una Junta Central de Vacuna. Además realizaban todas las observaciones relativas a las enfermedades comunes propias del lugar, a la historia natural, industria, arte y botánica, etc., es decir, no se limitaron únicamente a realizar tareas médicas propiamente dichas. El bergantín del grupo de Salvany naufragó el 13 de mayo de este año de 1804,


Fases de los «granos de la vacuna». Lámina de la Introducción de Francisco Javier Balmis a su ver­ sión castellana del Tratado histórico y práctico de la vacuna de J. L. Moreau. Imagen de los «niños vacuna» en la película 22 ángeles (Miguel Bardem, 2016). Los niños en los que se llevó la vacuna de la viruela a América.

LA EXPEDICIÓN BALMIS (1803-1806) | 41


Vijanera del Valle de Toranzo (BĂĄrcena) a finales de la dĂŠcada de 1920.


LAS AÑEJAS VIJANERAS CÁNTABRAS Ritos festivos con reminiscencias paganas y pastoriles Texto: Pedro Luis Madrazo / Fotos: Archivos de Ramón Villegas y Gustavo Cotera

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invernal Vijanera, también llamada indistintamente Viejanera, Vijenera, Vejanera o Vejenera, fue una de tantas tradiciones cántabras que desaparecieron sin remedio durante el pasado siglo XX, véase, entre otras, las marzas, las magostas, las deshojas, las noches de San Juan, los reyeros… Las Vijaneras, que sin interrupción venían celebrándose en Cantabria de manera habitual en Año Nuevo, aunque en ocasiones fueron reseñadas durante el último día de diciembre, con algunas de las características que debieron de tener las ancestrales celebraciones paganas romanas —a las que llamaban Januaria, dedicadas al dios Jano, divinidad protectora de las puertas, de las entradas y salidas—, fueron descritas por el eminente arqueólogo Hermilio Alcalde del Río en 1906 como: «En el último día del año se celebra en determinadas aldeas montañesas una fiesta llamada de la Vijanera o Viejanera, que consiste en ciertas danzas que pudiéramos A

denominar salvajes (…)». De este modo, en estas mascaradas de jóvenes vijaneros, siempre organizadas en comparsas masculinas, se encontraban tenues influencias prerromanas, a través de los cultos a diversos elementos de la naturaleza, entroncándose con ciertas tradiciones romanas —como ataviarse con vestimentas femeninas— e incorporaban elementos de la costumbre pastoril —a juzgar por el papel que en ellas desempeñaban los campanos—. Sin embargo, este remoto origen pagano y rural, que giraba en torno a los raciales zarramacos metiendo ruido con sus cimbreantes campanos —zumbas y cencerros—, de clara ascendencia hereje y campestre, decayó en una pintoresca farándula folclórica hasta desaparecer en pleno siglo pasado. Si bien existen referencias históricas a la Vijanera desde 1849, vía reseña en el libro de cuentas del Concejo de Silió, será precisamente ese carácter indómito y poco civilizado lo que hizo que quisieran suprimirlas en pleno siglo XX. Eso sí, los vijaneros de Molledo en 1921 salieron res| 51


Vijanera del Valle de Toranzo (Bárcena) a finales de la década de 1920.

pondones y deslenguados, gracias a coplas como: «Critican la Viejanera, diciendo que es algo bruta, y patrocinan los toros que es la fiesta más inculta». Y para colmo de males, la festiva Vejanera del último día del año de 1901 se convirtió en un suceso con tintes dramáticos en el pueblo de Santa Olalla, localidad del municipio de Molledo, recogido en las páginas de El Cantábrico, un antiguo periódico de tendencia liberal republicana. Relata el articulista el sangriento episodio sin antes narrar con atributos pedagógicos que: «La fiesta llamada de la Vejanera consiste en que los mozos del pueblo, con grandes cencerros colocados en el pescuezo, recorren las calles, metiendo todo el ruido posible. Los de los pueblos limítrofes suelen hacer una línea en la carretera donde van 52 | LOS CÁNTABROS

a encontrarse y después de la pregunta sacramental, de si vienen unos u otros en son de paz o en son de guerra, se entabla la lucha a palos, o se dan la mano y juntos todos celebran una merienda», para a continuación explicar así el fatal desenlace acaecido allí: «Los mozos, con sus cencerros y campanas, escandalizaban el pueblo, cuando a su paso encontraron a Andrés Martínez, que con una mula se dirigía a la casa de su amo, conduciendo un barril de vino. El animal, por causa del ruido se asustó, y entre el conductor y los mozos se trabó una reyerta que terminó sin consecuencias. Después, Andrés siguió caminando, y al llegar al almacén, a donde iba a dejar el barril, recibió una brutal puñalada por la espalda, cayendo a tierra bañado en sangre».


Vijanera de BĂĄrcena de Toranzo en la dĂŠcada de 1950.


Restos de la Torre de La Vega que hasta iniciados los años cincuenta podían contemplarse en la Plaza Baldomero Iglesias, lugar en el que se levantó la iglesia de la Virgen Grande, una de las grandes obras del párroco Teodosio Herrera. Foto: Hilario Terán.


Torre de la Vega Del final de los Señoríos (1837) al título de Ciudad (1895) Por José Ramón Saiz Fernández

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solar en el que vivimos pasó de denominarse La Vega a Torre de la Vega en los meses finales de 1734. Según las escasas referencias históricas con que contamos, el nombre primitivo de La Vega evolucionó como consecuencia del empadronamiento de vecinos de Polanco. La ampliación de este padrón —que se desarrolló entre marzo y octubre— se cerró con su inscripción de vecindad en Torre de la Vega. Desde aquel nuevo nombre al título de ciudad, transcurrieron ciento cincuenta años, un tiempo en el que nuestros antepasados eran «hombres de behetría», es decir, que «no eran vasallos sino que dependían del Rey», aun cuando Leonor de la Vega, artífice principal de un importante poder, fue poco a poco consiguiendo «capacidad de jurisdicción en los concejos de la comarca», constituyéndose a su muerte el Mayordomado de La Vega del que fue STE

señor principal su hijo Íñigo López de Mendoza y La Vega, primer Marqués de Santillana. En la historia de la Villa tiene especial importancia el conocido por el Pleito de los Valles, un largo conflicto jurídico que duró cerca de siglo y medio, un tiempo en el que se sucedieron sucesivos pleitos de los restantes valles hasta los albores de la época contemporánea con la consiguiente desaparición del régimen señorial. Un Pleito que abrió el camino a la constitución de la provincia de Cantabria, que tiene una primera referencia histórica en la creación, en 1801, de la Provincia Marítima de Santander y, finalmente, en el Real Decreto de 30 de noviembre de 1833, en el que se definió como provincia de Santander. Era el triunfo definitivo de los Valles frente al poder de los señores, si bien la Villa de Torrelavega se vio sujeta en lo económico y social al Antiguo Régimen hasta bien avanzado el XIX. | 61


Plano de 1830. Biblioteca Virtual de la Defensa.



Calle Comercio (desde 1911 pasó a denominarse de José María de Pereda), por la que discurría gran parte de la vida y la actividad de la Villa —véase la diligencia parada ante la Fonda de Tiburcio Bilbao— y Ciudad a partir de 1895. Abajo, diligencia de viajeros saliendo de la calle Consolación o de Los Pasiegos.

64 | LOS CÁNTABROS


EL SIGLO XVIII: EL CATASTRO DE ENSENADA La vida económica y social en la Edad Moderna se transformará por la liberación del comercio colonial y la apertura de las vías de comunicación. Entre 1748 y 1753 se abre el «Camino harinero» de Reinosa hacia Castilla; en 1800 se inaugura el camino con Asturias; a mitad de siglo, concretamente en 1857 el ferrocarril Santander-Alar del Rey realizado gracias a la intervención estatal y a la formación de entidades crediticias locales y ya en 1895 el ferrocarril del Cantábrico entre Santander-TorrelavegaCabezón de la Sal que a partir de 1905 llegó a Oviedo. Aun cuando la Villa se vio sujeta en lo económico y social al Antiguo Régimen, hasta finales del siglo XIX, comercial, industrial y mercantilmente se proyecta como una sociedad burguesa y contemporánea. En este sentido se afirma que las transformaciones habidas favorecieron la decisión gubernamental de impulsar el comercio de las lanas a través del puerto de Santander que, habilitado en 1778 para

el comercio libre con América, provocó que desde las Vascongadas se desplazasen a nuestra región las industrias peleteras. También se debe a José de Zuloaga la instalación de la primera fábrica de curtido en 1779, que se instalaría en el Corralón de Campuzano, aprovechando como desagüe el arroyo Cristo. Hacia 1790 se estableció otra fábrica de curtidos en el Paseo de Torres, además de la existencia de tres molinos que eran propiedad comunal. En relación a la industria, está documentada la fábrica de paños y telas de algodón creada por el Duque del Infantado. La villa de Torrelavega a pesar de su baja demografía y escasas posibilidades para aprovechar los aires económicos favorables de mediados del XVIII, fue poco a poco despertando y creciendo. Un paso adelante fue, sin duda, la construcción de un mesón frente al nuevo Camino Real que acababa de abrirse desde Santander a Reinosa, situado donde hoy se encuentra la Plaza Mayor y que durante décadas fue un lugar de encuentro y descanso para los viajeros.

Casa de los Quijano, construida en el siglo XIX. En 1941 se procedió a eliminar dos de los ocho arcos de que constaba, con el fin de abrir la calle Francisco Díaz Nereo. A la izquierda, la calle Ancha o calle José Felipe Quijano.

TORRE DE LA VEGA: DEL FINAL DE LOS SEÑORÍOS AL TÍTULO DE CIUDAD | 65


A fines del siglo XVIII se urbanizaron aquellos terrenos y el impulso de la villa se concretó con la urbanización —sobre todo a raíz de la construcción de la Casa de los Quijano— del lugar para construir la Plaza Mayor, centro neurálgico de Torrelavega. La demografía de la Villa siguió siendo muy limitada en la segunda mitad del siglo XVIII. En el libro de actas la población reconocida según el Catastro de Ensenada (1753) ascendía a 339 habitantes, de los cuales 74 eran hidalgos, 27 jornaleros, 19 labradores y 33 criados. En una relación más pormenorizada aparecen cuatro curas, cuatro beneficiados, cuatro tenientes de cura, un sacristán, dos abogados, tres escribanos, un comerciante y tres artesanos. En cuanto al total de estados, la relación apuntaba a que 187 estaban solteros, 126 casados y 26 viudos (tres varones y veintitrés mujeres). Las dificultades económicas de la población obligaron a vecinos a emigrar a las Indias, tal y como recoge el Catastro de Ensenada, que ofrecía además de los datos ya reseñados, la existencia de 95 casas, incluida la del Infantado. Precisamente en este año los gastos comunes de la villa se dedicaban al pago de médico, cirujano, campanero y relojero, maestro de primeras letras, danzas, pólvora y otros para la fiesta del Corpus, escribano, contadores de cuentas y justicia, reparación de caminos, papel sellado, cotejo de pesas y medidas, obteniéndose rentas por los tres molinos y otros conceptos.

1837: EL FIN OFICIAL DE LOS SEÑORÍOS La Constitución de Cádiz de 1812 significó el fin del régimen señorial. Lo proclamado por esta Constitución, que fue recibida en Torrelavega con gran regocijo popular, no entró inmediatamente en vigor por la excepcionalidad en la que vivía España. En todo caso, no fue efectiva ya que en esas mismas fechas la Duquesa viuda del 66 | LOS CÁNTABROS

Infantado, posesionó del Marquesado de Santillana y Señorío a Benito Gutiérrez Bustamante. A pesar de que la extinción de los señoríos jurisdiccionales se realizó mediante decreto de 26 de agosto de 1837, aun el señor de estos dominios ejerció su autoridad en el nombramiento de párroco de la villa en la persona de José Sánchez (183879), pero al cesar fue ya el Obispo quien ejerció el derecho de nombramiento en la persona de Ceferino Calderón, no sin la protesta de la Casa de Osuna. Al mismo tiempo que desaparecían los Señoríos, se proclamaban los ayuntamientos constitucionales. La Constitución de 1812 constituyó la base jurídica para la formación de estas instituciones, remitiéndose al Ayuntamiento de Torrelavega un ejemplar de esta «ley de leyes» y la orden de su juramento que se llevó a cabo el 23 de septiembre en la plaza de la iglesia parroquial, justamente en el lugar en que se encontraba la Casa del Infantado en la primitiva Torre De La Vega. En este siglo XIX el empuje demográfico del municipio y de la Villa fue importante, pasando de los 2064 habitantes a los 2948 en 1850 y, finalmente, los 7777 ciudadanos en el último año de este siglo (1900). En el casco urbano de Torrelavega podían vivir en 1850 alrededor de mil cuatrocientas personas y en 1900 más o menos tres mil ochocientos. Este incremento poblacional se debió especialmente a la celebración de los mercados desde 1799 y las ferias ganaderas a partir del 14 de noviembre de 1844 que se celebraban en el lugar conocido de La Llama. Precisamente la industria lechera tuvo auge igualmente en Torrelavega, vinculado a la producción lechera y la irrupción en nuestra provincia a finales del siglo XIX de la raza suiza (1870) y holandesa (1878). A la tradicional feria de la Llama que pasó a celebrarse los primeros y terceros


Vista del ferial de La Llama antes de que se levantara la iglesia de la Asunción, que comenzó a construirse en 1892 y cuya inauguración oficial se celebró el 15 de agosto de 1901. Vista de la vieja iglesia de Nuestra Señora de la Consolación de la Villa de Torrelavega, derribada en septiembre de 1936, que se encontraba donde hoy se levanta la parte central del templo de la Virgen Grande, en la Plaza Baldomero Iglesias, antiguamente del Grano.

TORRE DE LA VEGA: DEL FINAL DE LOS SEÑORÍOS AL TÍTULO DE CIUDAD | 67


Instalaciones de la Fábrica de Calzado de Juan Bautista Sañudo en la Llama, imagen que corresponde a una serie de fotografías realizadas por Julio Mayora para componer una gran panorámica de las ferias de ganado que se celebraban antes de 1973 en esta zona de la ciudad. Fue esta la empresa más importante del sector del calzado desde su puesta en marcha en el último tercio del siglo XIX.

domingos de cada mes por el éxito de las mismas, se unieron las de Santa María en abril y de San Juan en junio, creadas en 1904. Sin duda, las ferias ganaderas favorecieron el desarrollo de Torrelavega como centro comercial.

TORRELAVEGA SIGLO XIX, EN EL DICCIONARIO MADOZ De acuerdo con los datos que nos ofrece el Diccionario Pascual Madoz, la población de la Villa era en 1845 de 519 vecinos y de 2642 personas que vivían en todo el municipio cuyos pueblos eran los de Barreda, Campuzano, Duález, Ganzo, La Montaña, Sierrapando, Tanos y Torres. El número de viviendas era de doscientas distribuidas en calles bien empedradas y se citan las fuentes de La Ribera, Pradejón, Indiana, El Rey y Zapatón. 68 | LOS CÁNTABROS

Sobre el resto de los establecimientos comerciales se documentan nueve almacenes y tiendas de telas, dos de géneros catalanes, cuatro de quincalla, siete de comestibles, ocho de taberna, dos sombrerías y dos confiterías. La Torre de la Vega, lugar privilegiado desde sus albores por su situación geográfica, no dejó pasar el florecimiento industrial que desde mediados del siglo XVIII emprendió España. Fue a finales de dicho siglo, a raíz de unas reales órdenes, concediendo a las fábricas franquicias fiscales, cuando se dinamizó definitivamente el asentamiento y desarrollo de industrias en nuestra comunidad. A esta fecha corresponden las principales industrias de las que dependía la actividad diaria de una buena parte de la población de la Villa. Es en esta etapa en la que aparece, por citar


La Azucarera Montañesa, fundada en 1898, representó un paso importante en la industrialización de la ciudad. Avanzados los años veinte se convirtió en La Lechera Montañesa.

Instalaciones de la Granja Poch a las que conducía un pequeño ramal que surgía de la famosa vía del Grillo que, a su vez, enlazaba el ferrocarril de la Costa con el del Norte, en Sierrapando.

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LifeStopCortaderia LUCHA CONTRA EL PLUMERO DE LA PAMPA Por Equipo técnico LifeStopCortaderia

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N la primavera de 2018 la Comi-

sión Europea aprobó el proyecto LIFE Stop Cortaderia con un presupuesto de 3 569 000 euros y cuatro años de duración. Se trata de un proyecto financiado por los fondos LIFE, que es el instrumento financiero de la UE para la conservación de la biodiversidad. Y cuya finalidad principal es la eliminación de la planta invasora plumero de la Pampa de los espacios protegidos costeros de la Red Natura 2000 de Cantabria y la contención de su expansión hacia el interior de la región. Impulsado en el marco de la Estrategia Regional de lucha contra especies invasoras y el Plan de control del plumero, su promotor principal y cofinanciador es la Consejería de Desarrollo Rural, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria. El Proyecto constituye un interesantísimo modelo de colaboración entre asociaciones que trabajan por la inclusión de las personas con discapacidad (Amica, AMPROS y SERCA), entidades que trabajan en el estudio y la conservación de la naturaleza (SEO/BirdLife), administraciones públicas y empresas de España y Portugal, que

ha sido reconocido y apoyado por la Comisión Europea, a través del instrumento financiero LIFE. En Cantabria LIFE Stop Cortaderia cuenta también con la participación y cofinanciación de las empresas Astander, Solvay y Viesgo, el Ayuntamiento de Santander y el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en el ámbito de sus carreteras. Además LIFE Stop Cortaderia extiende sus acciones a otros territorios del arco atlántico europeo como Galicia y Portugal gracias a la cofinanciación de la Xunta de Galicia, y de la participación como socios del municipio de Vila Nova de Gaia y de la Escuela Superior Agraria del Instituto Politécnico de Coimbra. LIFE Stop Cortaderia es un proyecto de excelencia ambiental, excelencia que viene del hecho de que la selección de los proyectos en las convocatorias LIFE son muy rigurosas, se trata de convocatorias muy concurridas y que deben cumplir unos requisitos muy rigurosos, el primero de ellos el de ser coherentes entre los objetivos planteados y las medidas propuestas. La concesión de una ayuda proveniente de estos fondos supone un reconocimiento al rigor y ambición de las propuestas de conservación que se presentan. | 79


En particular LIFE Stop Cortaderia reúne varios motivos para haber sido seleccionado por la Comisión Europea, como son el de contar con la financiación requerida y un marco legal para actuar, estar promovido por un equipo técnico y un tejido de entidades solventes y con experiencia, contar con el máximo apoyo de la administración responsable así como una gran cantidad de apoyos y compromisos. Además cumple con lo que la Comisión Europea establece para cualquier proyecto de lucha contra especies invasoras y contiene medidas encaminadas a la prevención, la alerta temprana, el control y la erradicación. Es un proyecto ambicioso y cubre el área principal de ocupación en Europa que es el Arco Atlántico desde Portugal hasta Francia, pasando por Galicia y la cornisa cantábrica. Busca ser ejemplar y replicable, y para ello está generando conocimiento y experiencias trasladables al resto de regiones europeas con problemáticas similares, fomenta la coordinación, incrementa la comunicación y la información sobre la problemática de esta especie invasora. Además, este LIFE cumple con dos objetivos sociales de gran importancia: conservar la biodiversidad y ayudar a las personas. Gracias a él, se han creado oportunidades para favorecer la inclusión laboral de personas con discapacidad y a su vez son ellas, las propias personas con discapacidad, quienes con su trabajo diario sobre el terreno se postulan como agentes activos y visibles en la protección y el cuidado del medio ambiente para dar respuesta a problemas globales, en este caso ecológicos. Así, desde Stop Cortaderia se promueven y apoyan dos de los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, el ODS 8 que promueve un modelo de desarrollo que tiene en cuenta la diversidad de capacidades de las personas y el ODS 15, adoptando medidas para prevenir, 80 | LOS CÁNTABROS

controlar o erradicar las especies exóticas invasoras que, como el plumero, afectan a la vida de los ecosistemas terrestres.

EL PLUMERO DE LA PAMPA, ¿CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ? El plumero de la Pampa es una planta herbácea que puede vivir entre 10 y 15 años, posee individuos femeninos y hermafroditas, que actúan como dadores de polen, siendo ambos necesarios para obtener semillas viables. Las semillas se producen como frutos simples en el interior de las inflorescencias agrupadas en panículas con aspecto de plumero. Cada planta puede tener una media de diez panículas al año y cada panícula de planta femenina puede contener alrededor de 100 000 semillas. Las panículas hermafroditas apenas producen semillas. Las semillas de las plantas femeninas se desplazan a grandes distancias ayudadas por el viento, gracias a los largos pelillos que las recubren, que también posibilitan su adhesión a superficies rugosas. El plumero de la Pampa es una especie procedente de Sudamérica, que habita las zonas de clima templado de Argentina, Uruguay y Brasil, además de las áreas costeras y valles internos de clima mediterráneo de Chile. Dentro de Argentina incluye el área conocida como La Pampa, región de la que adquiere su nombre. Desde América del Sur, llegó a Europa durante los siglos XVIII y XIX como planta ornamental. Se seleccionaban para los jardines únicamente las plantas femeninas por la mayor vistosidad de sus flores. Estas plantas femeninas no tenían capacidad para reproducirse por sí solas. Hubo que esperar a los años 40 del Siglo XX, cuando llegaron numerosos barcos cargados de cereal procedentes de Argentina, que transportaban sin saberlo semillas de Cortaderia que germinaron en el entorno de los puertos marítimos. A partir de estas


Las cuadrillas de LIFE Stop Cortaderia y de la Red Cántabra de Desarrollo Rural han realizado acciones coordinadas de eliminación de plumero en espacios naturales protegidos. Cada ejemplar femenino de plumero produce de media cada año un millón de semillas, que se dispersan con ayuda del viento.

LUCHA CONTRA EL PLUMERO DE LA PAMPA | 81


semillas germinaron ejemplares hermafroditas que actuaron como donadores de polen a las plantas femeninas, ya establecidas, iniciando la reproducción de la especie que ha dado lugar posteriormente a la invasión. Fue en 1953 cuando Emilio Guinea López cita al plumero, en su libro Geografía Botánica de Santander, como especie naturalizada en la bahía de Santander. Con la generalización de las infraestructuras viarias, creación de polígonos y degradación del territorio, la naturalización de la especie dio lugar a la invasión por parte de esta herbácea, que cuenta con una gran capacidad para adaptarse a condiciones de recursos limitados, tanto ámbitos encharcados como escasez de agua; tolera muchos tipos de suelos: pobres, poco desarrollados e incluso con salinidad. Aunque prefiere el clima templado, los ejemplares adultos soportan bien el frío y el calor.

UNA ESTRATEGIA GLOBAL. PRINCIPIOS GENERALES DE LA LUCHA CONTRA EL PLUMERO El plumero es una especie invasora ampliamente extendida en el Arco Atlántico, por lo que de cara a su gestión es indispensable coordinar los esfuerzos a realizar entre las distintas entidades públicas y privadas implicadas en la prevención, el control y la eliminación del plumero. En el marco del LIFE Stop Cortaderia se ha consensuado un documento a modo de estrategia que compromete a las entidades que se adhieran a afrontar la invasión de plumero de acuerdo con los siguientes fundamentos: - Realizar una planificación geográfica de los trabajos. Por un lado, erradicar siempre de fuera a dentro, es decir, desde poblaciones aisladas, dispersas, hacia poblaciones densas; 82 | LOS CÁNTABROS

de este modo se corta su expansión, confinándolo en las poblaciones de mayo entidad. Y por otro, erradicar en espacios de especial interés natural, ecológico, científico, paisajístico, geológico o educativo, dentro de la escala de trabajo elegida. - Gestionar los restos generados con la eliminación; el plumero produce una gran cantidad de biomasa que debe ser tratada, con alguno de los métodos existentes (enterramiento, quema, solarización, trituración, traslado a vertedero), para evitar posibilidades de rebrote. Este trabajo requiere una cantidad nada despreciable de trabajo y de recursos que deben ser tenidos en cuenta. - Restaurar el terreno: Tras una erradicación de plumero, dada la gran superficie que ocupa la planta, es muy frecuente que queden suelos desnudos. Para evitar que vuelva a germinar el plumero, es imprescindible realizar siembras densas de herbáceas autóctonas y, si el uso futuro del terreno lo permite, plantar árboles y arbustos. - Seguimiento: Siempre que se elimine plumero, debe tenerse en cuenta que parte de las semillas producidas el otoño anterior están en el suelo. Por tanto, es necesario realizar labores de seguimiento y control en cada ubicación en la que se haya erradicado plumero, arrancando las plántulas que broten la primavera siguiente a la actuación. El seguimiento debe repetirse tantas veces como sea necesario hasta la completa desaparición del plumero. - Participación ciudadana: Erradicar el plumero de un territorio es una labor colectiva que envuelve a administraciones de distintos niveles y competencias, empresas priva-


Las semillas femeninas cuentan con cilios o pelillos que facilitan tanto el desplazamiento con el viento como su adherencia a superficies.

das, asociaciones y ciudadanos particulares. La facilidad con la que se reconoce el plumero, su abundancia en ambientes antrópicos y la velocidad a la que se expande hacen de la colaboración social y ciudadana una herramienta de apoyo a la localización de nuevos focos completamente imprescindible.

ALERTA TEMPRANA, VIGILANDO AL ENEMIGO Controlar las vías de dispersión del plumero, así como detectar los lugares en los que aparecen ejemplares por primera vez es fundamental para detener la expansión de esta especie invasora. Los plumeros adultos tienen una gran capacidad para producir semillas altamente dispersables, sin embargo las nuevas poblaciones de plumero aparecen como uno o varios ejemplares aislados. Individuos que si se detectan de manera temprana son fácilmente erradicables, lo que evita el asenta-

miento de poblaciones y la expansión de la especie por el territorio. Así LIFE Stop Cortaderia ha establecido una red de alerta temprana en la que cerca de un centenar de colaboradores anónimos proporcionan citas de localizaciones de plumero en el área del interior de Cantabria, a través de una plataforma online ligada a la web www.stopcortaderia.org. Basta con enviar la ubicación geográfica, una fotografía de los plumeros y una breve descripción para participar. Las citas recibidas son procesadas por el equipo técnico del LIFE que planifica los trabajos de eliminación manual por parte de las cuadrillas de personas con discapacidad. Así se han eliminado más de 800 focos de plumeros aislados en valles del interior de Cantabria, ligados en su mayoría a actividades humanas, como carreteras, vertederos ilegales, depósitos de agua, zonas incendiadas o pistas forestales en eucaliptales. LUCHA CONTRA EL PLUMERO DE LA PAMPA | 83


ENTREVISTA

Mi conducta política HISTORIA DE ESPAÑA EN UN DESVÁN DE CANTABRIA Acceder al despacho-biblioteca de la casa que la familia Ruiz de la Prada tiene en la localidad cántabra de La Penilla de Cayón es como meterse en una máquina del tiempo y aparecer trescientos años atrás. Un reloj de pie, un piano, los cuadros, los libros... todo ello forma parte de un escenario ideal para hablar de literatura, de historia, de arte. Allí nos recibe Fernando del Río Ruiz de la Prada para hablar de su libro Mi conducta política (Editorial Los Cántabros, 2020), cuyo protagonista es Manuel García de la Prada (Madrid, 1768-1839).


LOS CÁNTABROS. ¿Qué tipo de libro es Mi conducta política? FERNANDO. Es una monografía sobre un antepasado mío, Manuel García de la Prada, que tiene como centro un testimonio ma­ nuscrito suyo en el que justifica su actua­ ción como alcalde­corregidor de Madrid siendo José Bonaparte rey de España. En él describe al detalle las actuaciones que llevó a cabo estando al frente del Ayunta­ miento para lograr la salvación de Madrid, una ciudad en clara decadencia con graves problemas políticos, económicos y socia­ les. A partir de ese testimonio, he puesto en contexto al personaje para conocer sus orígenes familiares, su descendencia, su ideología y su relación con alguno de sus coetáneos, alguno de ellos importantísi­ mas personalidades de la política y la cul­ tura de aquella época. LC. ¿Quién era Manuel García de la Prada? F. Fue un comerciante, banquero y político de finales del siglo XVIII y principios del XIX que vivió en primera persona una época tan convulsa de la Historia de España como fue la Guerra de la Independencia. Se ca­ racterizó por defender las ideas provenien­ tes de la Ilustración y formó parte de los que llamaron afrancesados, como sus ami­ gos Goya o Moratín. Fue uno de los firman­ tes del Estatuto de Bayona, donde defendió la libertad de imprenta, la importancia de la cultura o la libertad de comercio, entre otras cuestiones. Fue nombrado por José Bonaparte primero Regidor del Ayunta­ miento de Madrid (lo que viene a ser actualmente un concejal) y después, Corre­ gidor. Desempeñó este cargo desde sep­ tiembre de 1811 hasta agosto de 1812. LC. ¿En qué consistía el cargo de Corregi‐ dor de Madrid? F. Era una figura análoga a la de un alcalde de hoy en día, pero con competencias más

amplias. Una especie de mezcla entre un alcalde y un gobernador civil de épocas más cercanas a nosotros en el tiempo. LC. ¿Cómo llegó a tus manos el manus‐ crito que es el centro del libro? Ha sido toda una suerte que lo hayáis podido rescatar, porque sin duda el riesgo de ha‐ berse extraviado, estropeado o directa‐ mente destruido ha existido. ¿Se sabe cómo llegó a La Penilla? F. A mí me lo entregó mi padre junto con otras cartas y documentos familiares que estaba ordenando y clasificando. Lo encon­ tró en el desván de casa, en el interior de un baúl. El riesgo de haberse extraviado o de haber sufrido desperfectos importantes ha existido, ya que con el paso de los años se sucedieron guerras, algún incendio, obras... Y no, no sé a ciencia cierta cómo llegó el manuscrito a La Penilla, pero lo puedo intuir. Mi opinión es que lo trajo en mano algún miembro de la familia en uno de los múltiples viajes que hacían Madrid­ La Penilla y La Penilla­Madrid. LC. ¿Cuándo fuiste consciente de la impor‐ tancia que tenía ese documento? F. Desde el momento en que lo vi supe que era algo importante. Es como un cuaderni­ llo tamaño cuartilla, cuyas hojas amarillen­ tas y apergaminadas están cosidas, y la letra también llama la atención al primer golpe de vista. Ya después, en cuanto lees el inicio del testimonio, te das cuenta de que lo que tienes en la mano es un docu­ mento especial. LC. ¿Qué relación tuvo Manuel García de la Prada con personajes como Leandro Fer‐ nández de Moratín o Francisco de Goya? F. Aparte de compartir y defender las ideas provenientes de la Ilustración, Manuel Gar­ cía de la Prada les llevó a ambos sus asun­ tos profesionales y mantuvo con ellos una FERNANDO DEL RÍO RUIZ DE LA PRADA | 93


Retrato de Manuel GarcĂ­a de la Prada (Francisco de Goya). Des Moines Art Center, Iowa (USA).


relación personal estrecha, sobre todo con Moratín, como se puede comprobar en la correspondencia que mantuvieron y que forma parte de sus Obras póstumas. Tres de ellas están incluidas en el libro. En cuanto a Goya, la relación que mantuvie­ ron se tradujo en los diferentes retratos que el genial pintor realizó de diferentes miembros de la familia: uno, al propio Ma­ nuel García de la Prada; otro, a Francisco del Mazo (primo carnal de nuestro prota­ gonista); y luego está el de Rosa del Mazo (hermana del mencionado Francisco y pri­ mera esposa de Manuel García de la Prada). En la parte posterior de dicho re­ trato consta que fue realizado en 1791 y su autoría está en estudio, pendiente de con­ firmación... Manuel García de la Prada era un gran amante del Arte y entre las obras que tenía en su colección particular destacaban cinco cuadros de Goya de gran valor que, junto con otros cuadros, donó a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, convirtién­ dose así en su principal benefactor. Hay que recordar que en 1812, siendo Corregi­ dor de Madrid fue nombrado Académico de Honor de esa institución. LC. Has nombrado la correspondencia existente entre Leandro Fernández de Mo‐ ratín y Manuel García de la Prada. En una de esas cartas que has incluido en el libro, llama la atención que Moratín habla de un perro que tenía García de la Prada y que no gozaba precisamente de sus sim‐ patías. ¿Has contemplado la posibilidad de que el tal perro no fuese un animal...? F. Esta es una de las cuestiones que más controversia ha suscitado. Hay quien piensa que no hay una segunda intención en lo del perro, y hay quien mantiene que pu­ diera tratarse de alguna persona impor­ tante afín al absolutismo. No olvidemos que a los absolutistas se les llamaba perros

por parte de sus opositores. Además, Gar­ cía de la Prada contribuye a alimentar el misterio añadiendo al final de la misiva de Moratín una nota que dice: «Habla de un perro muy particular que yo tenía». Y no hay que olvidar que la carta en cuestión fue escrita en 1822, en pleno Trienio Liberal. LC. Otro misterio es el de la última página. No existe. No está. ¿Fue arrancada con al‐ guna intención, se rasgó de manera ca‐ sual...? F. Ese es otro misterio que hay en torno al libro. Hay quien opina que ha podido ser un accidente y hay quien afirma que fácil­ mente haya sido algo hecho a conciencia para proteger al autor o a su familia. Este hecho hace que no tengamos la fecha exacta del documento. En la última hoja que se conserva, Manuel García de la Prada comienza su despedida diciendo: «Tal es en resumen la historia de mi con‐ ducta política en todo el tiempo que ha me‐ diado desde el año de 1808 hasta la salida de Valencia en el de 1812». Aprovecho para decir que es de ahí de donde he sa­ cado el título del libro. LC. Manuel García de la Prada nació y murió en Madrid. ¿Cuál fue entonces su relación con su familia de La Penilla? F. Primero hay que aclarar que el García de la Prada en realidad eran dos apellidos: García y Ruiz de la Prada. El padre de Ma­ nuel, Juan Sixto, fue el que unió los dos apellidos por miedo a que el de la Prada se perdiera con el paso de las generaciones. La relación de Manuel García de la Prada con La Penilla fue constante. Primero, a tra­ vés de la correspondencia que tanto su padre como él mantenían con los parientes que allí tenían (algunas de esas cartas for­ man parte del libro). Después se acentuó a raíz de casarse con su prima carnal Rosa del Mazo (de segundo apellido García de la FERNANDO DEL RÍO RUIZ DE LA PRADA | 95


Aquilino Ceballos Abascal.


ENTREVISTA

Aquilino Ceballos Por Roberto Fernández Offroy

N

en Torrelavega en 1940. Poeta y dramaturgo, además de excelente dibujante, es autor de varios libros de poe­ sía: Poemas desde Cantabria (1981), Losa de musgo verde (1984), Al raso de la noche (1993), Por las rutas perdidas (1999), El tiempo último. El tiempo de la espera (2000) y Solo el verso (2006). Con respecto al teatro ha escrito la obra basada en la Revolución Francesa Libertad, libertad, libertad, estrenada el 5 de abril de 1984 en el salón de actos del Marqués de Santillana de Torrelavega. La obra sería también representada en el Théâtre de la Coupe d'Or, en la ciudad francesa herma­ nada con Torrelavega, Rochefort. Otras obras son La monja durmiente (1985), cuya trama se desarrolla en un con­ vento de monjas en un alegato contra la clausura, y a través de un diálogo fresco y fluido van planeando a los espectadores el sentido de la vida y de sus pequeñas y gran­ des incógnitas diarias; Boceto y muerte de una ceremonia (1986), en la que una actriz desnuda sus sentimientos en el camerino —el miedo, la soledad, el ansia de triunfo— antes de acceder a la escena; Senda (1987), poemario de los gitanos, en el que Aquilino Ceballos demostró sus calidades poéticas y la obra inspirada en el sarruján de Car­ mona, El mundo de Manuel Llano. ACIÓ

Entre las obras de teatro aún no estre­ nadas destacan La historia de Baluk, mo­ nólogo escrito en 1984; Último nocturno para las mujeres de la noche (1988); San‐ tos Oficios (1994); No existen las sirenas, fi­ nalista del premio de teatro Ricardo López Aranda de Santander en 1998 y del premio Melchor de Jovellanos de Gijón en 2000 y La Guadaña, finalista del premio Ricardo López Aranda en 1999. Además, ha realizado una exposición de bocetos para teatro en la Sala Espí de Torrelavega (1991), ha editado revistas de teatro y de cultura (1989) y ha compuesto piezas musicales como Mi tierra, estrenada en su versión preliminar en 1983 en Tele­ visión Española, con las voces de los can­ tautores Adolfo y Ramón, y la música interpretada por Mario Gómez Calderón del grupo Ibio. Más tarde la canción se po­ pularizaría a la voz de Marcos Bárcena. Una buena forma de definir a este hom­ bre es la de creador, comunicador polifa­ cético con numerosas obras en varias disciplinas, poeta, dibujante, y un drama­ turgo que se mueve con soltura en todos los ámbitos de la creación teatral desde escri­ bir la obra de teatro, pasando por el diseño del vestuario, dirección de actores, esceno­ grafía y hasta el más pequeño detalle de la representación, nada escapa a la creativi­ dad y talento de Aquilino Ceballos Abascal. | 99


Un momento del estreno de la obra Libertad, libertad, libertad en el Marqués de Santillana.

RFO. Aquilino, gracias por aceptar la invi‐ tación de Los Cántabros para que nos ha‐ bles de ti en estas páginas. AC. Hola, lo primero daros las gracias por haberos acordado de mí, y aquí estoy para contar lo que queráis. RFO. ¿Sabes que estás muy presente en nuestras vidas por todo lo que has creado y por tu hermosa canción Mi Tierra de la que se han hecho bellas versiones por gru‐ pos de folk, cantautores, polifonías y hasta un rockero? Has hecho hasta música, pero ¿qué fue lo primero que te llevó a escribir? AC. Lo primero fue la poesía, hice el primer libro que me prologó el entonces alcalde de Santander, Juan Hormaechea, Poemas desde Cantabria (1981). En aquel mo­ mento yo no era conocido y no me atrevía a dirigirme a personalidades de la litera­ tura, pero después sí he tenido prólogos desde Canadá, de la Salisbury University, Austin y de muchos otros sitios... también de Luis Alberto de Cuenca, Eulalio Ferrer, José Hierro, etc. 100 | LOS CÁNTABROS

RFO. ¿Y es la poesía la disciplina con la que más te identificas? AC. Yo pasé de la poesía al teatro, y ya el teatro me hechizó porque ahí he podido poner muchas cosas mías; yo estudié arte y decoración en Madrid, por tanto, yo hacía los decorados del teatro, escribía los textos, dirigía al grupo independiente... Actuamos en sitios insospechados, como el Paraninfo de la Magdalena tres veranos, en el Palacio de Festivales, también fui a Rochefort, en Francia, en el Théâtre de la Coupe d'Or con éxito. Con el teatro y las representaciones he visitado muchos sitios. RFO. Aquilino, conocemos muchos títulos de obras tuyas, pero parece que muchas de ellas están escritas hace tiempo y aún no han sido estrenadas, ¿es cierto? AC. Sí, varias. Pero ya no tengo grupo, por­ que la gente que estaba en él se fue ca­ sando y teniendo bebés, y fueron haciendo sus vidas, y yo ya fui adquiriendo proble­ mas de salud que me apartaron un poco y me impidieron disponer de tiempo.


RFO. Bueno... ¿pero, las puede estrenar cualquier grupo o compañía no? AC. Eso sí, y de hecho ahora he escrito una obra que se llama Santos Oficios en el Tiempo Oscuro, y eso se lo mandaré al Ayuntamiento para que lo distribuyan entre grupos, centros culturales, etcétera, a ver si hay alguien que lo quiera representar.

y la música interpretada por Mario Gómez Calderón del grupo Ibio. Ellos fueron los primeros que la interpretaron en una versión genial, porque Ramon y Adolfo son dos grandes profesionales y con voces maravillosas. Lo presentó Joaquín Soler Serrano y José María Comesaña. Resultó todo un éxito.

RFO. Pues estaría muy bien que obras de un ilustre de nuestra cultura se puedan disfrutar en un teatro en Torrelavega. Además, en la obra de Aquilino Ceballos hay otras disciplinas; eres un excelente di‐ bujante que has llegado a exponer en salas de prestigio. Cuéntanos. AC. No te equivocas, expuse bocetos en la sala Espí y me presentaron dos grandes pintores de Cantabria, Fernando Calderón, hermano de Juan Carlos Calderón, y Julio de Pablo, que me hizo otro prologo.

RFO. Luego llegaron otras versiones del tema, como las de las corales de Cóbreces, Comillas y Santa María de Cayón, y una de las más recordadas e importantes fue a cargo de Atlántica, ¿qué te pareció? AC. Ah, genial. Ellos han contribuido a que el tema sea tan conocido y tan apreciado; y me dijo Marcos Bárcena, cantante y líder de Atlántica, que era un verdadero himno a Cantabria.

RFO. ¿Y la pintura, no te seduce? AC. No, no lo domino porque yo soy de hacer las cosas rápidas y los dibujos sí, por­ que son trazos seguros, perfilados, muy hechos ya y muy trabajados, y me salen unos dibujos muy bonitos. Pero la pintura como tal, requiere otra forma de trabajo que va poco con mi carácter. Las brochas, los colores, las correcciones y todo eso no es para mi forma de hacer. Sí, he pintado al óleo algo, pero es que a mí no me gusta lo que hago… sin embargo mis dibujos sí que me representan y en Francia, que he expuesto en la zona de Rochefort, la crítica decía que mis trabajos no se podían ver sin que les recordaran a Matisse. RFO. También has triunfado en la música, y casi sin pretenderlo, con una sola com‐ posición, ¿cómo fue? AC. Sí, la canción y el poema lo estrenamos en Televisión Española en 1983, con las voces de los cantautores Adolfo y Ramón,

RFO. ¿No has tenido más ocasiones de componer otros temas? AC. No, no estoy en contacto con el mundo musical, no estoy con músicos, aquello fue por un recital en el que participó el grupo Ibio, y escucharon la canción en un ensayo y me dijeron que la cantara; yo dije que no, pero casi me sacaron a empujones. La canté y fue un éxito, había más de dos mil personas en el patio del Instituto Marqués de Santillana. Más tarde me llamaron de Stuttgart, Alemania; se trataba de una edi­ torial importante del país que deseaba edi­ tarla en ese país en alemán­español en un CD para enseñar castellano en aquel país. RFO. ¿Qué te parecen las nuevas versio‐ nes que se han lanzado del tema?, la de Julio Somoano, en tono de Rock acústico, y la de Yabar con Nando Agüeros. AC. Julio Somoano vino a mi casa a pe­ dirme permiso para hacer su versión, y yo encantado. Es una versión más moderna a su estilo, pero que conserva toda su esen­ cia, y yo creo que el tema va a seguir y se­ AQUILINO CEBALLOS | 101


Dirección

Daniel Sánchez Arévalo Guion

Daniel Sánchez Arévalo Fotografía

Sergi Vilanova Música

Julio de la Rosa Productora

Distribuida por Netflix Atípica Films Fecha de estreno

4 de octubre de 2019 Duracción

100 min. Intérpretes

Biel Montoro, Chani Martín, Itsaso Arana, Lola Cordón, Nacho Sánchez


DIECISIETE Hermanos montañeses por siempre hemos de ser Por Jairo Fernández Alonso IJOS de mi Cantabria / nobles de mi querer, / hermanos montañeses / por siempre hemos de ser. / Juntos nos agrupemos / muy fuerte y muy leal / que la madre Cantabria / un abrazo nos da». Así concluye el himno de Cantabria, con un emocionante llamamiento a la fraternidad entre los que compartimos la maternidad simbólica de esta comunidad. Diecisiete (Daniel Sánchez-Arévalo, 2019; disponible en Netflix) es el desarrollo de esa idea en poco más de hora y media de celuloide. Es la historia de la búsqueda de la raíz común de dos personajes, con el pretexto de una road movie que nos lleva desde la periferia gris de Santander, el reformatorio de Parayas y las fábricas de Torrelavega hacia el verde profundo del medio rural cántabro y el mar Cantábrico, salvaje y azul. Rodada en las localizaciones de Carmona, Cabezón de la Sal, Valdáliga o Viérnoles, Diecisiete es un quijotesco «viaje del héroe», una historia sobre la pérdida, los desarraigados, la soledad y la tristeza causada por un mundo en el que lo diferente no encaja; y sobre cómo ese desequilibrio y vacío existenciales, por grandes que sean, pueden corregirse a través del acto voluntario del amor. La experiencia de la fraternidad preside todo el metraje: partimos de dos

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individuos, Héctor (Biel Montoro) e Isma (Nacho Sánchez), que están totalmente desvinculados el uno del otro pese a haber compartido los mismos padres, siempre ausentes. A partir de la búsqueda de un perro del que el primero, con rasgos autistas y huido del reformatorio, se ha encariñado, se desatará una aventura que tiene como telón de fondo los valles cántabros y las carreteras nacionales que los surcan. Y si el perro perdido al que hay que encontrar para cuidarlo simboliza el objetivo común que irá soldando a los dos protagonistas, su pasado se encuentra encarnado en la abuela moribunda que un día les cuidó (Lola Cordón) y a la que llevan con ellos en su aventura. Ese pasado nebuloso, del que oímos referencias fragmentarias pero que intuimos envuelto en precariedad y en la inestabilidad de una familia desestructurada, pero donde los dos protagonistas se tenían el uno al otro, se resume en el lamento de Isma: «qué tiempos aquellos, cuando éramos hermanos». Para intentar recuperar ese lazo fraternal esta Odisea tiene su Ítaca, su pueblo de origen que un día quedó atrás, donde la abuela debe ser enterrada junto a los huesos del abuelo. Este pueblo anónimo, con su actividad ganadera, su bar y sus callejas, es en cierto sentido la propia Cantabria, que vuelve a ser una vez más la madre que nos abraza a todos. | 105


PEÑA VIEJA. Omar Lamadrid, 2020.


Y ahora aquí estoy donde se acaba el mundo, frente a esta soberbia, arduo macizo de roca sobre roca. Peña Vieja desde el silencio vesperal de Áliva me sobrecoge en sombra y me prohíbe medio cielo que niega con sus hombros. [...] Gerardo Diego


RAMÓN DE BONIFAZ Y CAMARGO

CONCHA ESPINA EN ESTADOS UNIDOS

LA PANDEMIA DE GRIPE DE 1918


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