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MúsiCa La música clásica en los escenarios

La música clásica en los escenarios de Quito

Por FERNANDO LARENAS | Fotografía JUAN REYES

Al escritor, periodista e historiador polaco Ryszard Kapuscinski se le atribuye la frase que dice que, además de redactar y contar bien las historias, “el periodista debe ser una buena persona”. Una idea que calza perfectamente en la escritora quiteña Alicia Coloma de Reed, quien acaba de publicar un nuevo libro titulado La música en el recuerdo y la memoria de muchos conciertos en Quito. Y vaya qué memoria la de doña Alicia para recordar con detalles y anécdotas la presencia en la capital ecuatoriana de músicos tan renombrados como Leonard Bernstein que, en mayo de 1958, se presentó en el teatro Bolívar junto con la Orquesta Filarmónica de Nueva York.

Hija de diplomático, Alicia Coloma vivió muchos años fuera del Ecuador y en su recorrido por varios escenarios europeos tuvo la dicha de ver al más brillante de los pianistas del siglo XX: Arthur Rubinstein, y al extraordinario compositor ruso Igor Stravinski. Tal vez por esa razón no se perdía ninguna de las actuaciones de los grandes artistas que se presentaron en Quito desde la mitad del siglo anterior e incluso hasta el presente. Su entusiasmo por la música académica estuvo acompañado por su participación activa en la Sociedad Filarmónica de Quito (SFQ). Se le encargó la elaboración del programa de mano, que no se limita a un simple folleto que describe las obras que serán interpretadas en el escenario, sino que requiere de mucha investigación sobre la vida del compositor y de la música que será tocada.

Tal vez nadie en el país tenga tanta información sobre la historia de la música en varios idiomas, porque doña Alicia, entre tantas de sus virtudes, es una traductora-intérprete de varios idiomas, especialmente del inglés. En la presentación de su libro, que es prologado por el escritor Diego Pérez Ordóñez, confiesa que su profesión no es la música y que no toca ningún instrumento. Sin embargo, ese hecho no le impide ni le resta toda pasión por la música excelsa, ya que, para apreciar la buena música, se requiere de buen gusto y de un enorme conocimiento para reconocer todos los períodos y la participación de los artistas en la creación musical. Como ella dice, han sido muchas horas, días y parte de su vida dedicados al inmenso placer de escuchar música, a su criterio, “la más perfecta de las artes”.

Después de su valioso aporte a la SFQ, nuevamente y con absoluta abnegación pasó a integrar la Fundación Filarmónica Casa de la Música (FFCdM), participa activamente en el directorio y aporta a la estructura de los programas que este año están dedicados casi por completo a la conmemoración de los 250 años del nacimiento de Ludwig van Beethoven (recuadro). La música ha sido para doña Alicia “el bálsamo que se necesita para aliviar las heridas”, lo cual ha producido en su espíritu “el placer más puro, la alegría más inmensa y la emoción más grata”, según escribe en su libro de 201 páginas, con abundantes fotografías a color y en blanco y negro. Anteriormente había publicado un libro sobre los cincuenta años de la SFQ.

No se equivoca cuando reconoce que el público quiteño entiende muy bien a la música clásica, que en el siglo anterior se tocaba en algunas iglesias, en casas particulares, en el teatro Sucre, incluso alguna vez en el coliseo Julio César Hidalgo, donde se practicaban algunos deportes. Es muy justo también que en una de las páginas de su libro destaque al músico guatemalteco Haroldo de León con sus programas en la radio HCJB y en la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE), que dirigieron Ernesto Xancó, Gerardo Guevara y en la actualidad Álvaro Manzano, entre otros grandes maestros. Entre las imágenes del libro se destaca una en el altar mayor de la iglesia de San Francisco, en la cual se ve al chelista Mstislav Rostropovich y la OSNE dirigida por Manzano.

LA MÚSICA EN EL RECUERDO Y LA MEMORIA DE MUCHOS CONCIERTOS EN QUITO, ESCRITO POR ALICIA COLOMA DE REED, ES UN LIBRO DE 201 PÁGINAS QUE NARRA LA HISTORIA DE LA MÚSICA ACADÉMICA EN QUITO DESDE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX HASTA LA ACTUALIDAD, TAMBIÉN ES UN LIBRO QUE PLASMA LA PASÍON DE COLOMA POR LA MÚSICA.

Entre los episodios anecdóticos, y no por eso poco importantes, se narra la presencia en Quito, en mayo de 1978, de los Niños Cantores de Viena. Y nuevamente la presencia de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, en 1987, dirigida esta vez por Zubin Mehta. En dos páginas de su libro (dieciocho y diecinueve) doña Alicia recorre con muy buen gusto las que son consideradas las mayores obras del repertorio en forma de sinfonías, conciertos, fantasías, oberturas, sonatas; desde el barroco de Bach y Georg Friedrich Händel hasta los clásicos de Mozart y Haydn, y luego el largo período romántico.

Nótese esta clasificación: “Hay música explícitamente sensual (Shostakovich, final del primer acto de su ópera Lady Macbeth de Mtsensk); música de majestuoso dramatismo (Wagner, La muerte de Sigfrido en el ocaso de los dioses); de ejemplar inteligencia compositiva (Brahms, Sinfonía 4); profundamente dolorosa (Tchaikovsky, Sinfonía 6, Patética); música de arrolladora y perturbadora fantasía (Berlioz, Sinfonía fantástica) y de nostálgico patriotismo (Sibelius, Finlandia; Smetana, Ma Vlast). Son casi un centenar de ejemplos con los cuales la escritora responde a quienes califican a la música académica de “aburrida y triste”. Antes de mostrar los centenares de programas acumulados durante varias décadas de música, la autora se permite algunas revelaciones respecto de la siempre complicada pregunta de ¿quién es su compositor favorito? Ese músico para doña Alicia es un seductor y “la fuente perfecta del total y absoluto placer”. Además, hay otros dos grandes músicos preferidos por la escritora; uno es del período barroco, el otro es clásico, aunque también es identificado como romántico. Esto confirma ese exquisito gusto que tiene por los grandes maestros y por la música denominada también académica, que es mucho mejor ver y apreciar en los escenarios porque, como dijo Stravinsky, “no basta con oír la música; además hay que verla”.

BEETHOVEN PARA TODO EL AÑO Y TODOS LOS GUSTOS En la edición de marzo de la revista Mundo Diners, se decía que en varios escenarios mundiales habían comenzado los homenajes por los 250 años del nacimiento de Ludwig van Beethoven. El autor de esta columna desconocía que la Casa de la Música había organizado un año completo de programación dedicada a rememorar la obra del compositor alemán, que incluye sus nueve sinfonías, los cinco conciertos para piano y orquesta, su único concierto para violín, el triple concierto para piano, violín y violonchelo y varias de sus 32 sonatas y oberturas que lo convirtieron en uno de los principales referentes mundiales de la música inmortal.

En efecto, el Año Beethoven había comenzado el 24 de enero de manera deslumbrante, con un programa que incluyó uno de los conciertos para piano y orquesta más románticos de Beethoven, el número 3, la obertura Fidelio, y la famosa Sinfonía número 7. La música fue interpretada por el director asistente de la OSNE, Yuri Sobolev, y el solista del concierto para piano fue el ecuatoriano Carlos Juris. La selecta programación dedicada al músico alemán continuó en marzo con el concierto para piano y orquesta número 1 interpretado por el pianista ecuatoriano Boris Cepeda, quien reside en Alemania desde hace dos décadas.

El maestro Álvaro Manzano dirigió a la OSNE para interpretar la Sinfonía 8, a decir de muchos la más mimada por Beethoven, al mismo tiempo la más corta y de un gran virtuosismo musical. Una idea brillante de los programadores de la Casa de la Música y de la OSNE es que todos los conciertos para piano serán dirigidos por pianistas ecuatorianos, la mayoría de ellos residentes en otros países.

ABRIL 17 Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, director Álvaro Manzano. 1. Obertura Egmont. 2. Triple concierto para piano violín y violonchelo. Solistas Arvest Trío. 3. Sinfonía número 4.

MAYO 29 Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, director Álvaro Manzano. 1. Obertura coroliano. 2. Concierto número 4 para piano y orquesta. Solista Jonathan Floril. 3. Sinfonía número 2.

JULIO 9 Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, director Álvaro Manzano. 1. Obertura consagración de la casa. 2. Concierto número 2 para piano y orquesta. Solista Juan Carlos Escudero. 3. Sinfonía número 5.

JULIO 18 Orquesta Sinfónica Juvenil del Ecuador, director Gustavo Lovato. 1. Fantasía coral. Director coral José Criollo. Solistas Emilio Villacís piano y coros invitados. 2. Sinfonía número 1.

SEPTIEMBRE 11 Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, director Álvaro Manzano. 1. Concierto número 5 para piano y orquesta (Emperador). Solista Washington García. 2. Sinfonía número 6 (Pastoral).

NOVIEMBRE 20 Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, director Álvaro Manzano. 1. Obertura King Stephen. 2. Concierto para violín y orquesta. Solista Santy Abril. 3. Sinfonía número 3 (Heroica).

NOVIEMBRE 26 Y 27 Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, director Álvaro Manzano. 1. Sinfonía número 9. Solistas Vanesa Regalado (soprano), Natacha Cóndor (contralto), Alfonso Mujica (barítono), Marlon Valverde (tenor).