
6 minute read
Carpe Diem, pág
¡Hola amigos!, ¿cómo van vuestros ánimos? Quizá es el momento en el que me pongo a escribir, cuando soy más consciente que nunca de lo rápido que pasan los años, ¿por qué será? Probablemente se deba a que es cuando me relajo del día a día y dedico tiempo a pensar en qué escribir y es entonces cuando pasan por mi mente vivencias y anécdotas que me recuerdan que el tiempo se acelera, o mejor dicho, va a la velocidad de siempre, pero a mí me empieza a dar vértigo por la rapidez que toma.
El año pasado, en estas mismas fechas lamentábamos tener que vivir estas fiestas de una forma tan diferente a como lo habíamos hecho siempre. Me preocupaba y, sobre todo, me entristecía el no poder reunirme con la familia y es que, aunque nos juntemos en otras ocasiones a lo largo del año, Navidad siempre es especial, y romper con esa tradición que me ha acompañado siempre, fue duro. Son días formados por MOMENTOS, pequeños recuerdos felices que son los que hacen grande la vida.
Advertisement
Doce meses después seguimos todos bastante confundidos, sin saber muy bien lo que debemos preparar para estos días, cuántos vamos a estar finalmente sentados en la mesa y de qué manera lo vamos a poder celebrar. El año pasado estábamos convencidos y esperanzados de que en breve, gracias a la vacuna, todo iba a ir volviendo a la normalidad, no nos planteábamos otra Navidad como la del 2020. Sin embargo, cuando parece que las circunstancias van normalizándose, de repente aparece una nueva cepa, más contagiosa que la anterior, que si ahora es necesaria una tercera dosis, que si ahora hay que empezar a vacunar a los menores, que si, que si, que si… Y con unos Gobiernos y Organismos Internacionales que cada día actúan de forma distinta al anterior y que no saben cómo atajar este maldito bicho, o al menos así nos lo hacen creer; porque la verdad es que cuánta más información se recibe (y ahora internet permite recibir muchísima, tanto real como falsa), más dudas se generan. Últimamente prefiero no seguir demasiado las noticias porque sólo me

Que estas Navidades sean tan especiales como lo eres tú

Aunque el tiempo transcurra deprisa, la Navidad nos deja eternos instantes

generan desesperanza, desánimo y una cierta ansiedad.
Así que me he propuesto ir viviendo el día a día, disfrutar de los momentos que nos llegan y sin planear a más de una semana vista el qué hacer; porque hasta hace dos años, en el mes de diciembre normalmente la gente (sobre todo las personas mayores y los niños) cogíamos un simple catarro o una gripe, pero ahora un ataque de tos o unas décimas de fiebre ya te llevan a pensar que quizás “seaalgo más” y, hasta que te dan los resultados, implica un cambio de planes que te mantienen unos días aislado y preocupado, aunque apenas tengas síntomas.
Pero lo dicho, estamos en vísperas de la Navidad y quiero, he intento, vivir estas fechas con la normalidad de antaño. Mi marido, cuando ha venido del campo, me ha dicho que los cardos que cultiva con tanto mimo están preciosos, y una cosa que puede parecer tan simple, ya me hace feliz. En mi familia somos muy tradicionales y en la cena de Nochebuena, como ocurre en la mayor parte de las casas de Monzón, el famoso cardo con bacalao ha constituido el plato principal esa noche tan mágica. Cuando era pequeña nos reuníamos toda la familia en casa de mi abuela, luego cuando me casé nos turnábamos entre casa de mis padres y de mi suegra y ahora, como los abuelos somos nosotros, pues vienen todos a nuestra casa, llenando de bullicio, alegría e ilusión cada rincón.
Hablamos y pensamos en cómo organizaremos el comedor el día de Navidad, esperando poder estar todos reunidos, dónde vamos a poner el árbol y qué día subirán mis nietos a ayudarme con la decoración, qué comidas voy a preparar y en fin..., volver a creer en la magia e ilusión de estas fechas.
Para los cristianos, la comunidad -religiosamente hablando- más importante de España, la Navidad es la fiesta más señalada, ya que trata del Nacimiento de Jesús y siempre hemos vivido estas fechas con alegría. La Navidad siempre me trae los mismos buenos recuerdos; implica familia, amigos, reencuentros, alegría, compartir, largas sobremesas, abrazos, besos, cardo, bacalao, ternasco, mariscos, niños nerviosos ante la llegada de Papá Noel, villancicos, panderetas, zambombas, lotería, niños de San Ildefonso, gente feliz porque les ha tocado el gordo, vermús, cenas de empresa, risas, turrones, polvorones, frío, luces, regalos, compras, champán, bromas del día de los Inocentes, nocheviejas con vestido de estreno, matasuegras, cotillón, saltos de esquí, concierto de año nuevo desde Viena, carta a los Reyes Magos de Oriente, cabalgata, roscón, visita al Belén, árbol, figuras,

En este nuevo año, no esperes, haz que pase
felicitaciones… Se me dibuja una sonrisa en la cara de pensar en todo esto.
He oído en las noticias una que, realmente, me ha dejado descorazonada. Un grupo parlamentario europeo ha presentado una moción para que se deje de utilizar la palabra Navidad estos días, pasando a decir únicamente “Felices Fiestas”, con el ánimo de no ofender a los no católicos. Sinceramente pienso que es una tontería tan enorme (por no decir otra cosa) que la única razón que pueden tener es que se hable de ellos. Si realmente predican una sociedad tolerante, habrá que serlo también con los católicos, ¿no? Mereceremos, como mínimo, el mismo trato y por supuesto, que nos dejen disfrutar a los que estos días nos reporta felicidad, que es ya de lo poco que nos está quedando.
No creo que la Navidad implique ningún riesgo ni ofensa para nadie sino más bien al contrario, porque todos los valores que encierran estas fechas son positivos; eso sí, se crea o no en ella y se quiera o no participar, nadie renuncia a disfrutar de las vacaciones de Navidad, así que pido por favor un poco de coherencia y tolerancia con los que vivimos estos días de manera cristiana.
Este apartado, al que llamamos Experiencias o Recuerdos, hoy lo llamaría Reflexiones. Por la edad que tenemos la mayoría de los lectores de la revista, nos acordamos de otras épocas vividas muy diferentes a las actuales, pero debemos ir acomodándonos a los nuevos tiempos. Hemos introducido a Papá Noel en nuestras fiestas, sobre todo por los pequeños de la casa, pero no olvidamos a los Reyes Magos, villancicos más modernos, pero no dejamos de cantar el tamborilero, turrones de nuevos sabores, pero el de Jijona nunca falta, no se va a la misa del Gallo, pero no falta un nacimiento en nuestros hogares…
No dejemos que nos quiten la ilusión, alegría y valores de estas fechas así que, amigos, a pesar de que no van a ser unas fiestas como hasta ahora hemos considerado “normales” intentaremos celebrarlas de la mejor manera posible, depositando de nuevo la esperanza en que las del 2022 sean mejores y lleguemos a ellas con salud y toda la familia reunida.
Desde aquí, y de todo corazón, os deseo una MUY FELIZ NAVIDAD y un próspero y NORMAL AÑO 2022. Con mayúsculas.
