re v XUÑO is ta p a2014 rro q u ia l m e n s u a l d e S a n C risnºto65 v o - dAno a s vVI iñ a s M Cristián a rz onon2é0quen 0 9fala como Cristo, senón quen vive coma El! (Helvetius) n º2 - A n o I MESES DE LOS SACRILEGIOS Queridos amigos del “mundo de la Primera Comunión”: Como párroco de esta maravillosa parroquia de San Cristovo das Viñas, me dirijo a vosotros que en estos meses de mayo y junio estamos celebrando las “tandas de Primeras Comuniones”. La Primera comunión es uno de los acontecimientos que debieran tener un sentido señalado en la vida de los niños, de las familias y de las parroquias; pero, hoy, es una pastoral que suscita numerosos interrogantes. La dimensión de fe, no parece estar precisamente en el centro de las preocupaciones de los niños y de sus familias. Van muy por delante otros intereses: se gasta dinero, y si no se tiene se busca, en adornos estúpidos, trajes exóticos y despampanantes, restaurantes, invitaciones, bailes, regalos, videos..., en nombre de Jesús de Nazaret; lo cual es tan contradictorio que, en realidad, es una blasfemia hecha acción, pues se usa la Iglesia y lo más sagrado de la Iglesia –La Eucaristía– para fines, que nada tienen que ver con lo que significa la Eucaristía. Si un tiempo antes, invitas a los padres a unas reuniones de preparación, te encuentras con la sorpresa de que algunos no quieren saber nada, si vienen, o “porque ellos ya hicieron la Primera Comunión” o “porque quien va a hacer la comunión no son ellos, sino su hijo o su hija...” Y éstos mismos, te crean un inmenso follón si hablas de suprimir los trajes (de “novia” o de “marino con jalones” con el que disfrazan a sus hijos, como si de una fiesta de “carnaval” se tratase...) Si les dices a los padres que hay que evitar tanto “folklore”, muchos dicen por lo bajo: “Tú di lo que quieras, que nosotros haremos lo que nos dé la gana... Al fin y al cabo, lo vamos a pagar nosotros...Así que tranquilos”. Por otra parte son cada vez más los padres que no comulgan, porque han dejado de creer en “estas cosas” y, sin embargo, quieren que comulguen sus hijos porque “todo el mundo lo hace” o “daño no les va a hacer”... Casi todo lo que de los adultos, que rodea la Primera Comunión, es desolador; tiene poco de cristiano y mucho de fiesta de sociedad “pasada por la Iglesia” sin entrar en el corazón del mensaje cristiano. En ese “casi” quedan salvados los que sí saben lo que hacen y lo hacen “como Dios manda”. Y por todo ello, muchos sacerdotes y catequistas nos estamos preguntando si vale la pena organizar Primeras Comuniones, si las familias y los niños no dan la más mínima garantía de que van a hacer una segunda o una tercera; o si se trata nada más que de fuegos artificiales porque hace bonito o es la costumbre. Sí sabemos, casi seguro, de que, después de la Primera Comunión, el niño no va a volver a Catequesis, ni a Misa, porque sus padres están lejos de sentir estos valores como importantes, ¿vale la pena seguir con esta costumbre? (Continúa en la página siguiente)