Llamada de Medianoche | Julio 2022

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30 Actualidades ENSEÑANZA

Un estímulo quíntuple El enviado especial: sobre la posición especial del apóstol Pablo. Parte 7.

A Pablo se le ha dado el gran privilegio de ser un ministro de Cristo a las naciones, suministrando, en su rol sacerdotal, el Evangelio de Dios para la obediencia de los gentiles. En Romanos 15:15-16, 18, el apóstol escribió: “Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo […]. Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras”. Supongamos que el Nuevo Testamento se compone de tan solo las dos epístolas de Pedro, las tres de Juan, la epístola de Judas, la de Santiago y el Apocalipsis (dejando por fuera todas las cartas de Pablo), de seguro nos sería de bendición, pero no sabríamos nada muy esencial más allá de los Evangelios. Ignoraríamos cuál es la posición de la Iglesia, no sabríamos qué es el cuerpo de Cristo, y otras profundas revelaciones dadas tan solo a Pablo, el apóstol de los gentiles; revelaciones que por cierto vinieron del Señor Jesús (v. 18). Vemos la importancia que tienen su elección y llamado pa-

ra un propósito especial. Por lo tanto, es importante estudiar sus cartas con intensidad, aunque solo sea por la mención del apóstol respecto a la obediencia de la fe. En Romanos 15, Pablo menciona cinco características alentadoras de Dios: el Dios de la perseverancia (v. 5), del ánimo (v. 5), de la gloria (v. 7), de la esperanza (v. 13) y de la paz (v. 33).

rada hacia Su meta, acompañándonos en el camino de la victoria. El Espíritu Santo que mora en nuestros corazones obra en nosotros perseverancia. Muchos mártires recibieron una fuerza especial para permanecer firmes en el momento de mayor tentación. Muchos enfermos soportan su sufrimiento. Así como ellos, podemos resistir las tentaciones gracias a la fuerza que nos brinda el Dios de la perseverancia. No obstante, dado que esta perseverancia está ligada a la comunión con nuestros hermanos, debemos crecer en nuestra fraternidad con los hijos de Dios, según la naturaleza de Cristo.

El Dios de la perseverancia Romanos 15:5 dice: “Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús”. El poder de la perseverancia no nace en nosotros mismos, sino que tiene su fundamento en Dios. Dios es el Dios de la perseverancia o firmeza, el Dios que nos exhorta, anima e incentiva; Él nos proporciona dos pilares en que apoyarnos. El primer pilar es su propia perseverancia, por la cual se mantiene a nuestro lado y nos da fuerzas para perseverar y permanecer firmes hasta el final. Él dirige una y otra vez nuestra mi-

El Dios del estímulo También Dios es el Dios del estímulo. La palabra estímulo puede sustituirse por consuelo o aliento. Este es el segundo pilar de Dios sobre el cual podemos descansar: Su Espíritu vive en nosotros, la obra de Jesús nos estimula y su Palabra nos alienta: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de


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