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Paisaje Expo-Instalación: Recuerdos del planeta Tierra II

Jaime Lara Arzate

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una de ellas el Memorial Estudiante 43 , de Ayotzinapa y, el Departamento Universitario para el Despliegue ArtísticoImaginativo, propuestas de exposición sin muros ni horarios, por lo que el arte sale del cubo blanco, esgrimiendo la dilución de fronteras entre arte y vida que se amalgama en una fusión que lo acerca a lo cotidiano y le despoja de aquella aura divina que la tradición museológica le ha conferido, que cambian la manera de entender las exposiciones.

A propósito de esta concepción curatorial, la presente expo-instalación artística, Recuerdos del planeta Tierra, ha sido concebida siguiendo algunos de los principios de la economía circular, por ejemplo, la aplicación de las “Rs”. Por tal motivo, en este divertimento plástico, se utilizan materiales que son un subproducto de la industria forestal, como la madera que es empleada en la fabricación de pallets, conocidas también como tarimas, solo en Asia, por ejemplo, cada año se talan 200 millones de árboles para fabricar 1.700 millones de pallets que se exportan globalmente. Por lo que el panorama anterior invita a producir arte desde lo desechado, por madera de esos artefactos que aquí ha sido reunida, reciclada, resignificada, recuperada y refuncionalizada, material y conceptualmente; al igual que la paja de árbol de pino, la cual es una metáfora en alusión a los bosques de niebla.

La pieza predominante en rojo y de composición geométrica filiforme, sugiere el código de alto y alerta que se le asigna culturalmente a ese color y, que igualmente, es la coloración de la sangre que transporta y suministra oxígeno y nutrientes, vitales para la vida de los organismos.

El elemento principal de la pieza es una silla, la cual es enmarcada por una suerte de capelo confeccionado por listones de madera y sin cristal, que le confiere un carácter ritual resguardándole religiosamente como reliquia. La función de aquel objeto, puede ser para la espera, de su asiento habrán de crecer como símbolo de resurrección y resiliencia, brotes orgánicos de trigo cuyas semillas fueron previamente sembrados ahí, por lo que estamos frente a una propuesta de arte procesual que modificará al tiempo su fisonomía y su concepto, virando hacia un lenguaje que pondera una actitud biófila ante la degradación y destrucción del planeta.

Así el papel del arte medioambiental ante el cambio de paradigma actual, puede servirnos para algo, para señalar, avisar, visualizar y sensibilizar por medio de sus lenguajes sobre la degradación de la naturaleza impuesta por el sistema económico global imperante, además de transmitir un diálogo en torno a su cuidado, a desplegar empatía, compartencia, solidaridad y el bien común, pues posee el potencial de proponer un cambio de actitud hacia ella, que formula una nueva estética, simbiótica, que invita a la armonía entre naturaleza y humanidad, a la que se nos está dando nuevamente otra oportunidad para que quizás los paisajes de nuestra infancia, no sean ahora, solo un recuerdo.

Cierro, con una cita del escritor Ray Bradbury: “A nadie le importará, ni a los pájaros ni a los árboles, si la humanidad se destruye totalmente, la misma primavera al despertarse al alba, apenas sabrá que hemos desaparecido”.

Coda: La pieza se encuentra en el vestíbulo del edificio 43, de la Universidad de las Artes, en el Complejo Ferrocarrilero Tres Centurias y puede visitarse en horario abierto desde el 27 de febrero de 2023, sin fecha límite de exhibición.

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