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Luis Estrada: ¡Que viva México!, sátira contra la polarización y la intolerancia
/ columba Vertiz
Como una saga de las cuatro películas que han irritado a los gobiernos de los últimos sexenios, el realizador califica su cinta -por estrenarse en 3,000 salas de cine- de “una sátira en la que no hay una voz inteligente y mesurada”, y “el mural de una sociedad que ha decidido declararse la guerra… del ‘quien no está conmigo está contra de mí’”. Se ha generado, dice, un clima “muy peligroso”, y habla del proyecto de la 4T como “un proceso de decepción” que, tras concitar altas expectativas, ha resultado frustrante. Defiende su propósito de asumir la libertad de expresión “que siempre está pendiente de un hilo”, y explica cómo las autoridades cinematográficas emplearon el boicot económico para impedir su realización.
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El cineasta mexicano Luis Estrada vuelve a causar debate e incomodar con su octava película y quinta sátira política, intitulada ¡Que viva México!
A estrenarse en 3,000 pantallas mexicanas el próximo 23 de marzo, el largometraje de más de tres horas (191 minutos) retrata “la polarización y la intolerancia” que existe en el país con la Cuarta Transformación (4T), y además incluye como actor extra al presidente Manuel López
Obrador con fragmentos de “las mañaneras” comentados por los personajes centrales de la historia. Y hay más...
El realizador asegura, categórico, que el gobierno censuró económicamente su proyecto fílmico al concursar tres veces por el estímulo fiscal EFICINE Producción “porque se apostaba a que yo no filmaría esta historia en este sexenio”.
Así que sus abogados -adelanta- preparan una demanda “para que dicho asunto quede como un precedente negro”.
En ¡Que viva México! (2022) -escrita con humor negro por el director junto con Jaime Sampietro-, Pancho Reyes, quien abandonó su pueblo en busca de la prosperidad veinte años atrás, se olvidó por completo de su numerosa y empobrecida familia. Un día recibe la noticia de que su abuelo, don Francisco Reyes, ha fallecido, apuntando a él como un posible heredero. Motivado por la avaricia y acompañado de su mujer, sus hijas y la empleada doméstica, Pancho regresa a su terruño y al llegar con sus parientes, que lo consideran un ingrato y malagradecido “fifí”, despierta la envidia, el rencor y el odio acumulados durante largos años. Empieza entonces una guerra a muerte por la herencia, donde la familia se muestra como un retrato de la sociedad entera.
Actúan Damián Alcázar, Joaquín Cosío, Sonia Couoh, Ana de la Reguera, Zaide Silvia Gutiérrez, Alfonso Herrera, Ana Martín, Angelina Peláez, Luis Fernando Peña, Salvador Sánchez y José Sefami, entre otros.
Por la libertad de exPresión
¡Que viva México! es parte de una saga conformada por La ley de Herodes (1999), Un mundo maravilloso (2006), El infierno (2010) y La dictadura perfecta (2014), cintas que han irritado a los gobiernos en turno de esos años.
Con la pasión que lo caracteriza al expresarse, Estrada (Distrito Federal, 1962) manifiesta que en cada película suya ha decidido “asumir riesgos muy altos” en la narrativa, lo temático y el contexto que se presentan: “Este largometraje es mi trabajo más ambicioso en los tópicos, la producción, el reparto que logré armar; pero, sobre todo, otra vez tuve la osadía de hablar de cosas que son importantes para este país y el momento que estamos viviendo. He ido doblando mi apuesta en cada una de mis películas. Cuando ya esté muerto, van a decir que cada filme que hice desde La ley de Herodes en adelante fui ensanchando la libertad de expresión, la cual no podemos dar por sentada nunca, se debe ir conquistando cada vez que abramos la boca y escribimos un renglón. La libertad de expresión siempre está pendiendo de un hilo”. bajo la luPa En cuanto a los videos de “la mañanera” que utiliza en ¡Que viva México!, Estrada aclara que la producción siguió todos los caminos legales para obtener la autorización de utilizarlos: “Se solicitaron a CEPROPIE (Centro de Producción de Programas Informativos Especiales) y obtuvimos los permisos, además son de uso público. López Obrador es un personaje público”.
Al instante, detalla: “Ahora tengo como actor al presidente de la República que se llama Andrés Manuel López Obrador. Sale hablando desde ‘la mañanera’”.
- ¿Qué riesgos corre al haber incluido al presidente en ¡Que viva México! ?
- ¿Riesgos? Ninguno. Acabamos de hablar de la libertad de expresión y yo ni lo difamo ni digo nada que no sea cierto alrededor de él. Es un reto que ya he venido tomando desde La dictadura perfecta, donde hay una caricatura interpretada por Sergio Mayer, que es una calca de Enrique Peña Nieto en todos los sentidos. Para esta película era muy importante que López Obrador estuviera presente y no sólo es que aparezca en la trama, sino que él está permeando todo lo que pasa en el largometraje, por eso en el póster se encuentra en el extremo más alto.
Continúa con la explicación: “El presidente se infiltra en todas nuestras discusiones. Ha tenido una capacidad para penetrar en nuestras vidas más allá de lo que representa el poder presidencial y el poder político. Se ha vuelto un centro de debate de familias, compañeros de trabajo y amigos. Además, ha generado un clima de polarización y de intolerancia que creo es muy peligroso. Es de lo que la película habla en esencia”.
“La cinta es un mural, un mosaico, de todos nosotros como sociedad, pero una sociedad que ha decidido declararse la guerra y definir bandos, del ‘quien no está conmigo está contra de mí’. Debemos pensar y reflexionar que eso no nos va a llevar a nada bueno”.
Enseguida, advierte: “Lo más peligroso que veo en todo esto es que se está dejando de lado la inteligencia, la moderación. Parece que uno se debe definir entre blanco y negro, entre los buenos y los malos, entre los de arriba y los de abajo, entre los de derecha e izquierda, entre los ‘fifís’ y los ‘chairos’. La película es una familia que pretende ser una metáfora completa de un país donde estamos todos representados”.
“Aquí hay un punto que sí creo es importante reflexionar. Quienes hablan y opinan alrededor de la 4T, del presidente de México y sus políticas, son los personajes que yo construí en un momento que para mí es histórico por lo que está implicando. Es una sátira en la que no hay una voz inteligente y mesurada”.
- ¿Está preparado por si el presidente del país lo pone en la palestra por la película?
- Cuento con 61 años. He tenido críticas y reacciones fuertes de todos los personajes que he satirizado. No soy ingenuo, no me chupo el dedo. Soy además consecuente con mi forma de pensar y entender el cine. Respeto mi carrera y mi trayectoria, y lo menos que quisiera es algún día arrepentirme por haberme autocensurado.
Todo lo que está puesto en mis filmes lo sostengo y lo firmo. Todos dicen que son de Luis Estrada. Y efectivamente he sido una piedrita en el zapato y un personaje muy incómodo para muchas personas.
Se le comenta al cineasta que en el largometraje se muestra a las instituciones aún sumergidas en la corrupción, y alza la voz, enfatizando: “¡Nada ha cambiado! ¡Es la misma gata nomás que revolcada!
Desde mi óptica existían enormes expectativas en este cambio. Se supone que nos vendieron un proyecto de un país progresista, que en teoría se iba a implementar un gobierno de izquierda. Y no es peor que los otros, pero tampoco ha sido mucho mejor: Es ahí donde creo que viene este proceso de decepción que para los que de alguna manera teníamos tan altas expectativas, y eso ha sido muy frustrante. Respecto al cine, la cultura y la ciencia que son las materias en las que estoy, de verdad ha sido una desilusión enorme”. de netflix a sony Pictures
Estrada relata que, al no contar con financiamiento del Estado, creó ¡Que viva México! con Netflix, empresa que iba además a hacerse cargo de la distribución, aunque no en cines comerciales (“una política inalterable de esa compañía”).
Cuando vio que Netflix lanzaba Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades de Alejandro G. Iñárritu en salas de todo el país, decidió comprar los derechos de exhibición de su película a esa plataforma estadounidense para implementar una estrategia de distribución distinta a la pactada: “Me sentí muy contento de haber rodado con Netflix, si bien nunca descarté la posibilidad de que la película llegara a las salas cinematográficas. Las plataformas son extraordinarias para que los filmes vivan ahí por la eternidad, de hecho, el inicio del romance con Netflix empezó porque ahí están mis películas y cualquiera las puede ver; pero cuando el espectador tiene su primer enfrentamiento con este complejo, arte, negocio o industria, creo que lo mejor es que se dé en comunión en una sala de cine y eso es lo que me llevó a tomar una decisión de la que no me arrepiento nada”.
“¿Cómo me va a ir económicamente? Es un misterio. No tengo respuesta ni tampoco me preocupa, hice lo que creía que era correcto”.
Se le acercaron varios distribuidores, debido a que ya cuenta con una trayectoria, señala: “Tuve muchas ofertas. Y Philip Alexander, director de Sony
Pictures en México, fue quien me sedujo con la mejor oferta. Para mí era muy importante que la película no sólo se viera en todas las salas posibles de México, sino también en Estados Unidos, donde vive un porcentaje muy alto de mexicanos, y en otros países”.
Después del estreno por las pantallas grandes, Netflix incluirá ¡Que viva México! en su oferta de streaming, aunque aún no ha informado la fecha.
- ¿De verdad la 4T censuró la película no permitiendo el financiamiento de la cinta?
- Voy a tomar medidas legales para que quede claro que ellos efectuaron un intento de censura previa. Le apostaron a que no iba a poder filmar esta película en este sexenio. Para mí, la quisieron censurar porque la censura se pone muchos disfraces. Lo más triste es que en diez años diré que Carlos Salinas de Gortari me apoyó; Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón también y lo mismo Enrique Peña Nieto. El único sexenio en el que no me apoyaron para realizar una película fue el de Andrés Manuel López Obrador. ¡Que mancha más gacha!
Recuerda que cuando era presidente Felipe Calderón, la conductora Denise Maerker le preguntó qué opinaba de El infierno,“y él mintió que no la había visto, porque gente cercana a mi estuvo cuando la vio y notaron su furia y escucharon los adjetivos que me endilgó”. Anexa: “En esa entrevista dijo que yo era el prototipo del mal mexicano porque manchaba la imagen de la patria y del país. Mencionó que era un mal mexicano y nosotros no queremos este tipo de mexicanos. Con su entonces secretaria de cultura, Consuelo Sáizar, me mandó a decir que, si de él dependía, nunca más iba yo a volver a filmar en esta nación”.
Para con ¡Que viva México!, Estrada concursó en las dos convocatorias del EFICINE del 2020, pero no le dieron los montos necesarios, porque de las cinco empresas que lo apoyarían, dos no pasaron la parte fiscal; no obstante, obtuvo por parte del Consejo Evaluador del IMCINE elogios por su proyecto. En la tercera convocatoria de EFICINE, lanzada en el 2021, de nuevo compitió y el Consejo sólo debería, según las reglas, evaluar la parte técnica porque ya había sido calificada la artística. Mas no sucedió así, “ya que se volvió a evaluar lo artístico, al cual descalificaron”, señala el realizador: “Las dos primeras veces pusieron argumentos ridículos fiscales y en la tercera violaron sus propias reglas, ya que de manera impune lo estudiaron de nuevo en lo cinematográfico y especificaron que no poseía calidad, que era una comedia negra que repite los anteriores trabajos míos, y se rechazó. Ya ni siquiera pasó a la evaluación fiscal, que era lo que tocaba”. Rememora que, además, en un término de 15 días hábiles después de que sacaron los resultados, debían entregarle la respuesta escrita con los argumentos por los cuales no fue aceptada la propuesta, pero no fue así: “Me la negaron, a pesar de que la solicité reiteradamente en lo personal a María Novaro de IMCINE, al comité