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Dora María Téllez: Falta una condena firme de AMLO a la dictadura
/ Rafael CRoda
Dora María Téllez, excomandante sandinista y figura emblemática de los presos políticos desterrados por Daniel Ortega este mes, dice que contempla la posibilidad de radicarse en México, donde tiene varios amigos muy cercanos, como Beatriz Gutiérrez Müller. López Obrador ofreció asilo o la nacionalidad mexicana a los perseguidos nicaragüenses que lo soliciten. Dora María lo agradece, pero espera que vaya más allá: que su gobierno emita una condena clara y directa a la dictadura de Ortega.
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La excomandante sandinista Dora María Téllez agradece al presidente Andrés Manuel López Obrador que haya intercedido por ella en diciembre pasado ante el gobernante de Nicaragua, Daniel Ortega, cuando éste la mantenía encarcelada por su condición de opositora, pero también le pide al mandatario mexicano ir más allá.
“Esperamos que haya una condena clara, explícita y directa del gobierno del presidente López Obrador a la dictadura de Ortega, que es responsable de la violación masiva de derechos humanos y de fraudes electorales que están a la vista”, dice a Proceso la dirigente opositora.
Y señala que la postura del mandatario mexicano frente a la crisis política, social y de falta de garantías individuales que vive Nicaragua desde 2018 ha sido “distante” y “cautelosa”, aunque por momentos ha marcado “una línea de separación importante con la política de Ortega y (su esposa Rosario) Murillo (la vicepresidenta)”.
La excomandante guerrillera dice que, “a su manera”, López Obrador ha tomado distancia del régimen de los Ortega-Murillo, pero sin condenar la represión contra opositores y manifestantes, las masivas detenciones ilegales, la proscripción de partidos políticos y los fraudes electorales denunciados por organismos internacionales como la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
“Me ha sorprendido realmente que la posición del gobierno del presidente López
Obrador haya sido, inicialmente, totalmente distante del tema de Nicaragua. Luego, en la OEA, México hizo la salvedad de que había que respetar derechos humanos, pero sin una condenada seria, contundente, a la dictadura de los Ortega-Murillo”, afirma.
La crisis en Nicaragua, asegura, “no es un asunto simplemente político, sino que es una violación masiva de derechos humanos; son más de 330 muertos por la incesante represión, es la confiscación de propiedades a los opositores, es el cierre de medios, es el éxodo de medio millón de nicaragüenses, una cosa realmente tremenda, porque se lanza a las personas a la pobreza y a buscar vida a la brava, en cualquier parte”.
Lo que más le llama la atención a Téllez sobre la posición de México es que en 1979, cuando los sandinistas luchaban contra la dictadura de Anastasio Somoza, el entonces presidente mexicano José López Portillo asumió “una posición súper deliberante y completamente comprometida con la defensa de los derechos humanos y de la democracia en Nicaragua”.
En ese entonces, cuando Dora María era conocida como “Comandante Dos” de la guerrilla sandinista, “no hubo un parpadeo en la posición de México, que fue absolutamente esencial en la lucha contra la dictadura de los Somoza”, una dinastía familiar que había gobernado a sangre y fuego Nicaragua 42 años.
“Por eso –dice la dirigente opositora–es que me llamó la atención esa distancia inicial del presidente López Obrador con el tema, habiendo una tradición tan brillante de la política exterior de México”.
La izquierda antidictatorial Téllez fue excarcelada el pasado 9 de febrero junto con otros 221 presos políticos del régimen Ortega, quien de inmediato los desterró a Estados Unidos. De las cárceles los mandó directamente a un avión que los trasladó de Managua a Washington.
La excomandante guerrillera y ministra de Salud durante el primer gobierno de la Revolución Sandinista (1979-1990), que encabezó su entonces compañero de armas Daniel Ortega, radica temporalmente en Savannah, Georgia, desde donde habla con este semanario vía telefónica.
El pasado miércoles 22 López Obrador reveló en su conferencia de prensa mañanera una carta que envió el 1 de diciembre anterior a Daniel Ortega en la que le expresaba su disposición de recibir a Dora María en México para brindarle atención médica por el delicado estado de salud que, según informes, presentaba en el penal El Chipote, en Managua, donde estaba recluida. Dora María piensa que la divulgación de esa carta, que Ortega no respondió, marca “un punto de distancia” con el cuestionado régimen nicaragüense, que se autoproclama de izquierda y revolucionario, pero que ha encarcelado y perseguido con especial saña a varios dirigentes de la Revolución Sandinista que derrocó en 1979 a Somoza. “Le agradezco mucho al presidente López Obrador”. señala la excomandante guerrillera, “que se haya preocupado por mi condición y haya pedido mi excarcelación y mi traslado a México, y estoy segura de que ese gesto se sumó a las voces que demandaron no solamente mi liberación, sino la del resto de los otros presos y presas políticas”. El gobernante mexicano, sin embargo, evadió ese mismo día, el miércoles 22, condenar al régimen de Ortega cuando un reportero le preguntó: “¿Ortega violó los derechos humanos, presidente?”, y él respondió: “¿Por qué no vemos la carta? (que le envió a Ortega). No me voy a enganchar”. Esa postura elusiva contrasta con la de otros presidentes izquierdistas de América Latina. Hace unos días, luego de que Ortega despojara de su nacionalidad a 94 opositores, el mandatario chileno Gabriel Boric lo llamó “dictador” y el colombiano Gustavo Petro condenó el hecho.
El pasado jueves 23 la cancillería colombiana fijó una postura mucho más contundente al señalar que el gobierno de Petro “ha registrado con repulsión las medidas tomadas de manera arbitraria (por Ortega) contra ciudadanos de su país, cuyo único delito ha sido defender la democracia, el derecho a la crítica y los derechos humanos universales”.
Además, rechazó “los dictatoriales procedentes de quien hace traer a la memoria los peores momentos de la dictadura de Atanasio Somoza”.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva también ha dicho a través de su canciller, Mauro Viera, que Ortega es un “dictador” y el argentino Alberto Fernández ha condenado la persecución de opositores nicaragüenses y ha pedido a Ortega respetar los derechos humanos.
“La izquierda democrática de América Latina está completamente alineada con la defensa de la democracia y la defensa de los derechos humanos en Nicaragua, porque, además, Ortega no es de ninguna izquierda ni de ninguna derecha, su proyecto es simplemente el de una dictadura dinástica familiar sin ideología de ninguna especie”, asegura Dora María.
El miércoles 22 López Obrador ofreció asilo o la nacionalidad mexicana a los perseguidos nicaragüenses, al tiempo que insistió en que actuará “de manera responsable y prudente” frente al régimen de Ortega y negó que se haya distanciado de él, “porque nosotros no podemos alejarnos de la posibilidad de ayudar en la reconciliación” del país centroamericano. Téllez, quien permaneció encarcelada 605 días en condiciones deplorables, sostiene que “si nosotros, como latinoamericanos, tenemos tolerancia a los regímenes autoritarios, corremos el enorme riesgo de volver a los años terribles de las dictaduras, con todas sus consecuencias de sangre”. Por eso, “lo que pedimos de cada gobierno latinoamericano, de los movimientos sociales, es cerrar filas y no permitir que una dictadura se entronice en este continente: lo que nos conviene a la izquierda, y también a la derecha latinoamericanas, es que haya democracia y vigencia plena de los derechos humanos”. De los gobiernos de Cuba y Venezuela, a los que considera “dictaduras”, no espera nada porque “ellos tienen con Ortega compromisos de otra naturaleza” y también “persiguen a la oposición y restringen los derechos y las libertades ciudadanas”.