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La lejanía de la vacuna mexicana

– ¿Entonces no hay ningún retraso en la elaboración de Patria?

– No, de ninguna manera, ninguno. Su elaboración se está llevando a cabo en los tiempos normales, de acuerdo a nuestra capacidad de desarrollo tecnológico. Otros países sacaron sus vacunas porque tienen una avanzada tecnología que estuvieron construyendo durante décadas. Y esto es algo que no tenemos en México, cuyos gobiernos no se caracterizan en invertirle a la investigación y al desarrollo.

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“De ahí que, para desarrollar la vacuna, el actual gobierno haya tenido que recurrir a la empresa Avimex, que ha estado fabricando vacunas de buena calidad para usarlas en el sector agropecuario, concretamente en aves. No veo ningún problema en esto; lo único debatible es el discurso político utilizado en torno a la vacuna Patria. En estos casos no debe mezclarse la ciencia con la política”.

– También se le critica mucho a López Obrador por presentarla como una vacuna “mexicana”, cuando en realidad parte de su desarrollo se realiza en Estados Unidos.

– Sí, así es. La tecnología, los aparatos y el desarrollo primario se hacen en Nueva York. A estas alturas del siglo XXI es un disparate prometer que una vacuna será 100% mexicana. Es parte de ese discurso nacionalista y ridículo que nos promete autosuficiencia en vacunas para no depender del neoliberalismo.

“No, la realidad no es así. No vivimos en una economía aislada. ¿Son acaso mexicanas las jeringas con que se administran los biológicos? ¿También los microscopios que utilizamos?... Pongo otro ejemplo: alguna vez se pensó desarrollar una vacuna 100% mexicana contra la influenza, pero se requería tecnología francesa… Ni modo, así funciona esto, es normal”.

Autor del libro La tragedia del desabasto –donde aborda el problema del desabasto de medicamentos en el país–, Tello aprueba la idea de producir una vacuna en México, para así obtener un ahorro al dejar de importar los biológicos contra el covid que elaboran empresas trasnacio - nales como Pfizer, Moderna y Astra Zeneca. “Mire, es una buena intención tratar de economizar al producir una vacuna en México. Pero aquí las buenas intenciones no cuentan, sino la capacidad real para desarrollar una vacuna”, dice Tello.

Con él coincide el doctor Andrés Castañeda Prado, coordinador de las Causas de Salud y Bienestar de Nosotros, quien comenta: “Nadie lo niega, es una buena idea tener una vacuna producida en México, pues así ya no se tendrán que importar los biológicos del extranjero, que obviamente resultan más caros”.

Sin embargo, también señala que el gran obstáculo sigue siendo el retraso tecnológico del país: “Llevamos años invirtiendo muy poco en innovación y desarrollo. Incluso muchos de nuestros científicos se van fuera del país porque aquí no tienen los incentivos necesarios. En estas condiciones no es fácil sacar una vacuna, y no basta sólo con desarrollarla, sino que también se necesita tener la capacidad para producirla de manera masiva”.

Y señala que a Biológicos y Reactivos de México (BIRMEX), la empresa del gobierno federal destinada a desarrollar, producir y comercializar vacunas, se le dejó caer al grado de que “se convirtió en un distribuidor”.

Estos factores, indica, contribuyen a que resulte “lento” el desarrollo de la vacuna Patria, en comparación con los países que invierten en ciencia y ya lanzaron sus biológicos. “Sí, quedamos rezagados. Ahora, a inicios de 2023, la gran mayoría de las personas ya están vacunadas y ha disminuido mucho el riesgo de enfermar y de morir por el contagio del covid, gracias en buena medida a la aplicación de las vacunas que importamos”, dice Castañeda.

Reconoce que lo ideal hubiera sido sacar la vacuna Patria cuando la pandemia nos golpeaba más fuerte, “como lo hicieron en Estados Unidos y en Europa. La misma Cuba logró sacar su vacuna propia. ¿Y por qué? Sencillamente porque sus gobiernos le meten mucha inversión al desarrollo tec-

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