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Rusia congela el acuerdo de guerra para exportar grano ucraniano

Rusia anunció el lunes 17 de julio que suspendía un acuerdo de guerra sin precedentes que permitía exportar grano desde Ucrania a países en África, Oriente Medio y Asia donde el hambre es una creciente amenaza y los altos precios de la comida han sumido a más gente en la pobreza.

El vocero del Kremlin Dmitry Peskov anunció que se congelaba el acuerdo en una conferencia telefónica con periodistas y añadió que Rusia regresaría al programa cuando se cumplieran sus demandas, aunque el país ha exportado cantidades récord de trigo y también ha seguido vendiendo fertilizante. “Cuando se aplique la parte del Acuerdo del Mar Negro que atañe a Rusia, Rusia regresará de inmediato a la implementación del acuerdo”, afirmó Peskov.

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Era el final de un histórico acuerdo mediado el verano pasado por Naciones Unidas y Turquía para permitir que los alimentos salieran de la región del Mar Negro después de que Rusia invadiera a su vecino hace casi año y medio. Otro acuerdo facilitó el movimiento de alimentos y fertilizante ruso pese a las sanciones occidentales. El programa ofrecía garantías de que los mercantes no serían atacados al entrar y salir de puertos ucranianos.

Las naciones enfrentadas son importantes productores de trigo, cebada, aceite de girasol y otros alimentos asequibles de los que dependen las naciones en desarrollo.

Rusia se ha quejado de que las restricciones al tráfico marítimo y a los seguros han trabado sus exportaciones de comida y fertilizante, que también es crucial para la cadena alimentaria global. Sin embargo, analistas y datos de exportación indican que Rusia ha exportado cantidades récord de trigo y que también sus fertilizantes han circulado.

El acuerdo se renovó por 60 días en mayo entre reclamaciones de Moscú. La cantidad de comida enviada y el número de barcos que salían de Ucrania se ha desplomado en los últimos meses, y se acusó a Rusia de limitar la incorporación de más barcos al mecanismo.

La guerra en Ucrania provocó máximos récord en los precios de los alimentos básicos el año pasado y contribuyó a una crisis alimentaria global también asociada al conflicto, a los efectos persistentes de la pandemia del Covid-19, sequías y otros factores climáticos.

El coste del grano necesario para alimentos básicos en lugares como Egipto, Líbano y Nigeria agravó las dificultades económicas y sumió a millones de personas más en la pobreza y la inseguridad alimentaria.

La gente en países en desarrollo destinaba una parte mayor de su dinero a comer. Los países pobres que dependen de comida importada en dólares también dedican más dinero conforme sus divisas se debilitan y se ven obligados a importar más debido a complicaciones climáticas. Lugares como Somalia, Kenia, Marruecos y Túnez sufren sequías.

Los precios globales de ingredientes básicos como el trigo y el aceite vegetal han caído, pero la comida ya era cara antes de la guerra en Ucrania, y el alivio no se ha trasladado a las cuentas de los hogares. “El acuerdo del Mar Negro es absolutamente crítico para la seguridad alimentaria de una serie de países” y su pérdida aumentaría los problemas de los que enfrentan altos niveles de deuda y reveses climáticos, indicó Simon Evenett, profesor de comercio internacional

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