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Sus cuatro miembros todavía estudiaban en la universidad, eran amigos de la infancia que tocaban en eventos informales y, algunas noches de la semana, se presentaban en bares.
Mientras buscaba inspiración, el guitarrista
Juan Pablo Villamil tomó un instrumento que no sabía exactamente cómo tocar.
“En ese entonces todos sabíamos que queríamos sonar distinto, explorar cosas”, recordó Villamil en una reciente llamada de Zoom cuando sus compañeros de banda

Juan Pablo Isaza, Simón Vargas y Martín Vargas se unieron para agregar sus propios aportes. Grabaron una guitarra de 12 cuerdas y una mandolina, luego alguien vio un banjo colgado en la pared. Lo tomaron prestado y nunca lo devolvieron.

M O R A T A L O S O Y E N T E S ?
“Lo que intenta hacer Morat es usar palabras simples para explicar sentimientos complicados”, dijo Pedro Malaver, el manager de la banda “No estamos tratando de ser Neruda. Solo tratamos de decirle a la gente: no estás solo”

Las características de lo que Villamil definió como la “firma sonora ” de la banda incluyen letras dolidas y nostálgicas sobre el amor no correspondido que recuerdan a los boleros clásicos; coros cantados al unísono; y el uso de instrumentos (como el banjo, el piano eléctrico o la guitarra de acero) que rara vez se escuchan en el pop latino. Han lanzado poderosas baladas, melodías funky de R&B y canciones de rock que se inspiran en el country.
“Podemos llegar hasta donde nos permitan los instrumentos”, dijo Martín Vargas, el baterista de la banda.
“En cuanto al proceso de aprendizaje, yo diría que fue principalmente en YouTube”, agregó Villamil. “Porque no hay muchos profesores de banjo en Colombia”.
Al principio, los miembros de Morat (que en ese entonces se llamaba Malta) repartían sus discos en los bares de Bogotá hasta que lograron presentarse de manera regular en un local llamado La Tea, donde los fanáticos del grupo eran el personal de seguridad y los mismos músicos mezclaban y hacían los arreglos en las presentaciones en vivo.
Pronto, comenzó a surgir su público. “Recuerdo que teníamos un juego: cada vez que tocábamos en La Tea tratábamos de adivinar cuánta gente iba a vernos ” , dijo Simón Vargas. “Y, por lo general, llegaban más personas de las que esperábamos”.
Pero no todos veían el potencial del grupo Villamil recuerda que en la primera reunión que tuvieron con Malaver, que en ese entonces empezaba su carrera como un joven representante artístico, los rechazó después de escuchar una de sus primeras canciones “Nos dijo: ‘Creo que ustedes son talentosos, pero nunca tendrán una canción en la radio Deberían haber nacido en Argentina a fines de los setenta, porque su música no es adecuada para lo que está sucediendo en este momento’”
Musicalmente, la banda es un poco atípica en un ambiente donde el reguetón recibe la mayor atención.
Las influencias de Morat incluyen Coldplay, Bacilos, Mac Miller, el poeta y cantante español Joaquín Sabina, Dave Matthews Band, la banda de rock colombiana Ekhymosis y, por supuesto, los Beatles. Villamil e Isaza también son fanáticos del country (escriben y graban a menudo en Nashville), y los hermanos Vargas eran metaleros antes de incursionar en el folkrock
Después de verlos actuar en vivo en La Tea unos días después, Malaver rápidamente cambió de opinión. “Fui con la peor actitud de la historia a ese concierto ¡Pero luego empezaron a tocar!”, recuerda. Esa misma noche decidió representar a la banda
Ya llevan casi una década trabajando juntos, y las colaboraciones de Morat se han extendido por todo el espectro de la música en español: han hecho canciones con la actriz mexicana Danna Paola, con el cantaor de flamenco Antonio Carmona, con el rockero Juanes y con estrellas del pop como Sebastián Yatra y Aitana, entre muchos otros.

