Mujeres, brechas de equidad y mercado de trabajo

Page 52

G ÉNERO

Y EXCLUSIÓN DEL MERCADO DE TRABAJO

los desocupados totales”. El porcentaje de los cesantes aumentó desde el 10% en 1998 a un 18% en 2000. El citado estudio de la OIT (2003a) afirma: “En el promedio anual de 2002, había 110 mil personas (46 mil mujeres y 64 mil hombres) que después de haber buscado empleo por 45 semanas o más, seguían estando desocupadas”. En conclusión, las mujeres permanecen desempleadas por períodos más prolongados que los hombres y suelen afectarlas tasas de desocupación más elevadas que a éstos. En lo anterior influye la propia situación socioeconómica, puesto que determina en considerable medida tanto su condición de inactividad como su baja capacidad de acceso a un empleo. Por ejemplo, la tasa de desempleo entre las mujeres del primer quintil de ingresos era en 2000 del 31.7%, mientras que la registrada entre las de mayores recursos (ubicadas en el quinto quintil) era sólo del 3.6%. La argumentación hasta aquí expuesta permite corroborar la aseveración de Abramo, Valenzuela y Pollack (2000), en el sentido de que “la pobreza afecta de manera diferente a hombres y mujeres (...) Las mujeres presentan mayor vulnerabilidad para caer y permanecer en la pobreza. A diferencia de la dinámica de la pobreza masculina, relacionada básicamente con el trabajo, la pobreza femenina se vincula también de manera importante a la vida familiar (...) La dinámica de la pobreza femenina se relaciona medularmente con las dificultades que impone la vida familiar al trabajo de las mujeres. Muchas mujeres caen en la pobreza a consecuencia de una separación o un divorcio, luego del nacimiento de un hijo que las obliga a restringir sus actividades laborales, después del accidente o minusvalidez de otro familiar y de las muchas otras contingencias que pueden ocurrir en el ámbito doméstico”.

57


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.