Revista de la CCE No. 25

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Breves apuntes sobre los museos de la Casa de la Cultura en Quito Irving Iván Zapater

E

l Ministro de Instrucción Pública doctor Manuel María Sánchez, en el discurso que pronunció el 24 de mayo de 1929 al inaugurar las instalaciones del Museo Nacional en la antigua quinta presidencial, manifestó que en las presidencias de Vicente Rocafuerte y Gabriel García Moreno ya se habían hecho intentos para formar una galería nacional, pero que de ellos no había quedado huella. Serían éstos, entonces, los primeros antecedentes para la historia que estas páginas relatan. En verdad, el doctor Sánchez no andaba descaminado al citar los intentos producidos en dichas dos administraciones presidenciales. Pedro Moncayo en su El Ecuador de 1825 a 1875 recuerda que Rocafuerte “trató de fundar una escuela de pintura en Quito, y con este objeto recogió todos los cuadros selectos que existían diseminados en los conventos de la capital. Con ellos estableció el Museo en su salón de la Universidad para que allí fuesen a estudiar los jóvenes dedicados a la pintura”.1 Y cosa similar parece ser ocurrió

1  Pedro Moncayo, El Ecuador de 1830 a 1975, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 1979, p.

en los tiempos de García Moreno, pues, en el informe que el Director de la Escuela de Bellas Artes don Víctor Puig presentó al Ministro de Instrucción Pública el 20 de junio de 1905, se refiere a la necesidad de “reivindicar objetos de arte que son de propiedad de la nación y están ilegalmente en manos de particulares, como también para que se reúnan en un solo local varias pinturas que existen en edificios y establecimientos públicos y que formaron parte de la Galería de la antigua Escuela de Bellas 228. Tómese nota, además, la envidiable cultura estética de Rocafuerte manifestada en diversos documentos y cartas suyas. En el Ensayo sobre la tolerancia religiosa por el ciudadano Vicente Rocafuerte, México, Imprenta de M. Rivera a cargo de Tomás Uribe, 1831, dice: “¿Qué hermosura hay en el mundo que pueda compararse a la que inventó Fidias y admiran todos en la famosa estatua de la Venus de Medici? ¿Qué formas humanas pueden compararse a las del Apolo del Belvedere? El bello ideal es la creación de una nueva naturaleza que refleja la hermosura de un modo más vivo, más diáfano y más sublime que la misma naturaleza primitiva. El mundo artístico es, pues, tan verdadero y positivo como el político y el industrial; es la obra de la inteligencia y de la libertad aplicadas a groseras bellezas, en lugar de aplicarse, como en la industria y en la política, a una rebelde naturaleza o a la sujeción de pasiones indomables”. A r t e | 155


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