Revista 202

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EDITORIAL Extracto de la Editorial del Padre Hugo publicada en Revista de marzo 1986. San José, ruega por nosotros Marzo, mes de San José con su fiesta el 19. ¡Qué poco se habla de él en el evangelio! Y menos aún en el Mensaje. Se menciona su alegría al nacimiento de Jesús: (M 24 diciembre 1965) y la confianza que tiene Margarita en su poderosa intercesión (M: 13 marzo 1967). Sin embargo sabemos que después de la Virgen no hay Santo más Santo, ni pequeña alma más pequeña que San José. Con qué fervor debemos invocarlo ¡Es tan poderoso sobre el Corazón de Dios. Que fe! Inquebrantable y sencilla como Abraham. Podemos llamarlo: “Padre de los creyentes”. Conozcámoslo más para imitarlo e invocarlo. Marzo: Mes de la Cuaresma. Tiempo de gracias y de perdón, tiempo de abrirnos a los dones divinos por la oración, la penitencia, que son los fundamentos de la verdadera caridad. Nos ayudará a vivir la cuaresma, rezando cada viernes el Vía Crucis y rezaremos cada día mejor el santo rosario. Todo esto nos llevará a la pureza del corazón que nos explica también Margarita y a vivir lo que es el Amor.

Padre Hugo Cornelissen D. mts (q.e.p.d)

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CARTA APOSTÓLICA DEL SANTO PADRE FRANCISCO A TODOS LOS CONSAGRADOS CON OCASIÓN DEL AÑO DE LA VIDA CONSAGRADA Queridas consagradas y queridos consagrados Os escribo como Sucesor de Pedro, a quien el Señor Jesús confió la tarea de confirmar a sus hermanos en la fe (cf. Lc 22,32), y me dirijo a vosotros como hermano vuestro, consagrado a Dios como vosotros. Demos gracias juntos al Padre, que nos ha llamado a seguir a Jesús en plena adhesión a su Evangelio y en el servicio de la Iglesia, y que ha derramado en nuestros corazones el Espíritu Santo que nos da alegría y nos hace testimoniar al mundo su amor y su misericordia. He decidido convocar un Año de la Vida Consagrada haciéndome eco del sentir de muchos y de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, con motivo del 50 aniversario de la Constitución dogmática Lumen gentium sobre la Iglesia, que en el capítulo sexto trata de los religiosos, así como del Decreto Perfectae caritatis sobre la renovación de la vida religiosa. Dicho Año comenzará el próximo 30 de noviembre, primer Domingo de Adviento, y terminará con la fiesta de la Presentación del Señor, el 2 de febrero de 2016.

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Después de escuchar a la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, he indicado como objetivos para este Año los mismos que san Juan Pablo II propuso a la Iglesia a comienzos del tercer milenio, retomando en cierto modo lo que ya había dicho en la Exhortación apostólica postsinodal Vita consecrata: «Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir. Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas» (n. 110). I . Objetivos para el Año de la Vida Consagrada. 1. El primer objetivo es mirar al pasado con gratitud. Cada Instituto viene de una rica historia carismática. En sus orígenes se hace presente la acción de Dios que, en su Espíritu, llama a algunas personas a seguir de cerca a Cristo, para traducir el Evangelio en una particular forma de vida, a leer con los ojos de la fe los signos de los tiempos, a responder creativamente a las necesidades de la Iglesia. La experiencia de los comienzos ha ido después creciendo y desarrollándose, incorporando otros miembros en nuevos contextos geográficos y culturales, dando vida a nuevos modos de actuar el carisma, a nuevas iniciativas y formas de caridad apostólica. Es como la semilla que se convierte en un árbol que expande sus ramas. Es oportuno que cada familia carismática recuerde este Año sus inicios y su desarrollo histórico, para dar gracias a Dios, que ha dado a la Iglesia tantos dones, que la embellecen y la preparan para toda obra buena (cf. Lumen gentium, 12). Poner atención en la propia historia es indispensable para mantener viva la identidad y fortalecer la unidad de la familia y el sentido de pertenencia de sus miembros. No se trata de hacer arqueología o cultivar inútiles nostalgias, sino de recorrer el camino de las generaciones pasadas para redescubrir en él la chispa inspiradora, los ideales, los proyectos, los valores que las han impulsado, partiendo de los fundadores y fundadoras y de las primeras comunidades. También es una manera de tomar conciencia de cómo se ha vivido el carisma a través de los tiempos, la creatividad que ha desplegado, las dificultades que ha debido afrontar y cómo fueron superadas. Se podrán descubrir incoherencias, fruto de la debilidad humana, y a veces hasta el olvido de algunos aspectos esenciales del

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carisma. Todo es instructivo y se convierte a la vez en una llamada a la conversión. Recorrer la propia historia es alabar a Dios y darle gracias por todos sus dones. Le damos gracias de manera especial por estos últimos 50 años desde el Concilio Vaticano II, que ha representado un «soplo» del Espíritu Santo para toda la Iglesia. Gracias a él, la vida consagrada ha puesto en marcha un fructífero proceso de renovación, con sus luces y sombras, ha sido un tiempo de gracia, marcado por la presencia del Espíritu. Que este Año de la Vida Consagrada sea también una ocasión para confesar con humildad, y a la vez con gran confianza en el Dios amor (cf. 1 Jn 4,8), la propia fragilidad, y para vivirlo como una experiencia del amor misericordioso del Señor; una ocasión para proclamar al mundo con entusiasmo y dar testimonio con gozo de la santidad y vitalidad que hay en la mayor parte de los que han sido llamados a seguir a Cristo en la vida consagrada. 2. Este Año nos llama también a vivir el presente con pasión. La memoria agradecida del pasado nos impulsa, escuchando atentamente lo que el Espíritu dice a la Iglesia de hoy, a poner en práctica de manera cada vez más profunda los aspectos constitutivos de nuestra vida consagrada. Desde los comienzos del primer monacato, hasta las actuales «nuevas comunidades», toda forma de vida consagrada ha nacido de la llamada del Espíritu a seguir a Cristo como se enseña en el Evangelio (cf. Perfectae caritatis, 2). Para los fundadores y fundadoras, la regla en absoluto ha sido el Evangelio, cualquier otra norma quería ser únicamente una expresión del Evangelio y un instrumento para vivirlo en plenitud. Su ideal era Cristo, unirse a él totalmente, hasta poder decir con Pablo: «Para mí la vida es Cristo» (Flp 1,21); los votos tenían sentido sólo para realizar este amor apasionado. La pregunta que hemos de plantearnos en este Año es si, y cómo, nos dejamos interpelar por el Evangelio; si este es realmente el vademecum para la vida cotidiana y para las opciones que estamos llamados a tomar. El Evangelio es exigente y requiere ser vivido con radicalidad y sinceridad. No basta leerlo (aunque la lectura y el estudio siguen siendo de extrema importancia), no es suficiente meditarlo (y lo hacemos con alegría todos los días). Jesús nos pide ponerlo en práctica, vivir sus palabras.

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Jesús, hemos de preguntarnos aún, ¿es realmente el primero y único amor, como nos hemos propuesto cuando profesamos nuestros votos? Sólo si es así, podemos y debemos amar en la verdad y la misericordia a toda persona que encontramos en nuestro camino, porque habremos aprendido de él lo que es el amor y cómo amar: sabremos amar porque tendremos su mismo corazón. Nuestros fundadores y fundadoras han sentido en sí la compasión que embargaba a Jesús al ver a la multitud como ovejas extraviadas, sin pastor. Así como Jesús, movido por esta compasión, ofreció su palabra, curó a los enfermos, dio pan para comer, entregó su propia vida, así también los fundadores se han puesto al servicio de la humanidad allá donde el Espíritu les enviaba, y de las más diversas maneras: la intercesión, la predicación del Evangelio, la catequesis, la educación, el servicio a los pobres, a los enfermos... La fantasía de la caridad no ha conocido límites y ha sido capaz de abrir innumerables sendas para llevar el aliento del Evangelio a las culturas y a los más diversos ámbitos de la sociedad. El Año de la Vida Consagrada nos interpela sobre la fidelidad a la misión que se nos ha confiado. Nuestros ministerios, nuestras obras, nuestras presencias, ¿responden a lo que el Espíritu ha pedido a nuestros fundadores, son adecuados para abordar su finalidad en la sociedad y en la Iglesia de hoy? ¿Hay algo que hemos de cambiar? ¿Tenemos la misma pasión por nuestro pueblo, somos cercanos a él hasta compartir sus penas y alegrías, así como para comprender verdaderamente sus necesidades y poder ofrecer nuestra contribución para responder a ellas? «La misma generosidad y abnegación que impulsaron a los fundadores – decía san Juan Pablo II – deben moveros a vosotros, sus hijos espirituales, a mantener vivos sus carismas que, con la misma fuerza del Espíritu que los ha suscitado, siguen enriqueciéndose y adaptándose, sin perder su carácter genuino, para ponerse al servicio de la Iglesia y llevar a plenitud la implantación de su Reino».[1] Al hacer memoria de los orígenes sale a luz otra dimensión más del proyecto de vida consagrada. Los fundadores y fundadoras estaban fascinados por la unidad de los Doce en torno a Jesús, de la comunión que caracterizaba a la primera comunidad de Jerusalén. Cuando han dado vida a la propia comunidad, todos ellos han pretendido reproducir aquel modelo

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evangélico, ser un sólo corazón y una sola alma, gozar de la presencia del Señor (cf. Perfectae caritatis, 15). Vivir el presente con pasión es hacerse «expertos en comunión», «testigos y artífices de aquel “proyecto de comunión” que constituye la cima de la historia del hombre según Dios».[2] En una sociedad del enfrentamiento, de difícil convivencia entre las diferentes culturas, de la prepotencia con los más débiles, de las desigualdades, estamos llamados a ofrecer un modelo concreto de comunidad que, a través del reconocimiento de la dignidad de cada persona y del compartir el don que cada uno lleva consigo, permite vivir en relaciones fraternas. Sed, pues, mujeres y hombres de comunión, haceos presentes con decisión allí donde hay diferencias y tensiones, y sed un signo creíble de la presencia del Espíritu, que infunde en los corazones la pasión de que todos sean uno (cf. Jn 17,21). Vivid la mística del encuentro: «la capacidad de escuchar, de escuchar a las demás personas. La capacidad de buscar juntos el camino, el método»,[3] dejándoos iluminar por la relación de amor que recorre las tres Personas Divinas (cf. 1 Jn 4,8) como modelo de toda relación interpersonal. 3. Abrazar el futuro con esperanza quiere ser el tercer objetivo de este Año. Conocemos las dificultades que afronta la vida consagrada en sus diversas formas: la disminución de vocaciones y el envejecimiento, sobre todo en el mundo occidental, los problemas económicos como consecuencia de la grave crisis financiera mundial, los retos de la internacionalidad y la globalización, las insidias del relativismo, la marginación y la irrelevancia social... Precisamente en estas incertidumbres, que compartimos con muchos de nuestros contemporáneos, se levanta nuestra esperanza, fruto de la fe en el Señor de la historia, que sigue repitiendo: «No tengas miedo, que yo estoy contigo» (Jr 1,8). La esperanza de la que hablamos no se basa en los números o en las obras, sino en aquel en quien hemos puesto nuestra confianza (cf. 2 Tm 1,12) y para quien «nada es imposible» (Lc 1,37). Esta es la esperanza que no defrauda y que permitirá a la vida consagrada seguir escribiendo una gran historia en el futuro, al que debemos seguir mirando, conscientes de que hacia él es donde nos conduce el Espíritu Santo para continuar haciendo cosas grandes con nosotros.

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No hay que ceder a la tentación de los números y de la eficiencia, y menos aún a la de confiar en las propias fuerzas. Examinad los horizontes de la vida y el momento presente en vigilante vela. Con Benedicto XVI, repito: «No os unáis a los profetas de desventuras que proclaman el final o el sinsentido de la vida consagrada en la Iglesia de nuestros días; más bien revestíos de Jesucristo y portad las armas de la luz – como exhorta san Pablo (cf. Rm 13,11-14) –, permaneciendo despiertos y vigilantes».[4] Continuemos y reemprendamos siempre nuestro camino con confianza en el Señor. Me dirijo sobre todo a vosotros, jóvenes. Sed el presente viviendo activamente en el seno de vuestros Institutos, ofreciendo una contribución determinante con la frescura y la generosidad de vuestra opción. Sois al mismo tiempo el futuro, porque pronto seréis llamados a tomar en vuestras manos la guía de la animación, la formación, el servicio y la misión. Este año tendréis un protagonismo en el diálogo con la generación que os precede. En comunión fraterna, podréis enriqueceros con su experiencia y sabiduría, y al mismo tiempo tendréis ocasión de volver a proponerle los ideales que ha vivido en sus inicios, ofrecer la pujanza y lozanía de vuestro entusiasmo, y así desarrollar juntos nuevos modos de vivir el Evangelio y respuestas cada vez más adecuadas a las exigencias del testimonio y del anuncio. Me alegra saber que tendréis oportunidades para reuniros entre vosotros, jóvenes de diferentes Institutos. Que el encuentro se haga el camino habitual de la comunión, del apoyo mutuo, de la unidad. II - Expectativas para el Año de la Vida Consagrada ¿Qué espero en particular de este Año de gracia de la Vida Consagrada? 1. Que sea siempre verdad lo que dije una vez: «Donde hay religiosos hay alegría». Estamos llamados a experimentar y demostrar que Dios es capaz de colmar nuestros corazones y hacernos felices, sin necesidad de buscar nuestra felicidad en otro lado; que la auténtica fraternidad vivida en nuestras comunidades alimenta nuestra alegría; que nuestra entrega total al servicio de la Iglesia, las familias, los jóvenes, los ancianos, los pobres, nos realiza como personas y da plenitud a nuestra vida.

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Que entre nosotros no se vean caras tristes, personas descontentas, porque «un seguimiento triste es un triste seguimiento». También nosotros, al igual que todos los otros hombres y mujeres, sentimos las dificultades, las noches del espíritu, la decepción, la enfermedad, la pérdida de fuerzas debido a la vejez. Precisamente en esto deberíamos encontrar la «perfecta alegría», aprender a reconocer el rostro de Cristo, que se hizo en todo semejante a nosotros, y sentir por tanto la alegría de sabernos semejantes a él, que no ha rehusado someterse a la cruz por amor nuestro. En una sociedad que ostenta el culto a la eficiencia, al estado pletórico de salud, al éxito, y que margina a los pobres y excluye a los «perdedores», podemos testimoniar mediante nuestras vidas la verdad de las palabras de la Escritura: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co 12,10). Bien podemos aplicar a la vida consagrada lo que escribí en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium, citando una homilía de Benedicto XVI: «La Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción» (n. 14). Sí, la vida consagrada no crece cuando organizamos bellas campañas vocacionales, sino cuando los jóvenes que nos conocen se sienten atraídos por nosotros, cuando nos ven hombres y mujeres felices. Tampoco su eficacia apostólica depende de la eficiencia y el poderío de sus medios. Es vuestra vida la que debe hablar, una vida en la que se trasparenta la alegría y la belleza de vivir el Evangelio y de seguir a Cristo. Repito a vosotros lo que dije en la última Vigilia de Pentecostés a los Movimientos eclesiales: «El valor de la Iglesia, fundamentalmente, es vivir el Evangelio y dar testimonio de nuestra fe. La Iglesia es la sal de la tierra, es luz del mundo, está llamada a hacer presente en la sociedad la levadura del Reino de Dios y lo hace ante todo con su testimonio, el testimonio del amor fraterno, de la solidaridad, del compartir» (18 mayo 2013). 2. Espero que «despertéis al mundo», porque la nota que caracteriza la vida consagrada es la profecía. Como dije a los Superiores Generales, «la radicalidad evangélica no es sólo de los religiosos: se exige a todos. Pero los religiosos siguen al Señor de manera especial, de modo profético». Esta es la prioridad que ahora se nos pide: «Ser profetas como Jesús ha vivido en esta tierra... Un religioso nunca debe renunciar a la profecía» (29 noviembre 2013).

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El profeta recibe de Dios la capacidad de observar la historia en la que vive y de interpretar los acontecimientos: es como un centinela que vigila por la noche y sabe cuándo llega el alba (cf. Is 21,11-12). Conoce a Dios y conoce a los hombres y mujeres, sus hermanos y hermanas. Es capaz de discernir, y también de denunciar el mal del pecado y las injusticias, porque es libre, no debe rendir cuentas a más amos que a Dios, no tiene otros intereses sino los de Dios. El profeta está generalmente de parte de los pobres y los indefensos, porque sabe que Dios mismo está de su parte. Espero, pues, que mantengáis vivas las «utopías», pero que sepáis crear «otros lugares» donde se viva la lógica evangélica del don, de la fraternidad, de la acogida de la diversidad, del amor mutuo. Los monasterios, comunidades, centros de espiritualidad, «ciudades», escuelas, hospitales, casas de acogida y todos esos lugares que la caridad y la creatividad carismática han fundado, y que fundarán con mayor creatividad aún, deben ser cada vez más la levadura para una sociedad inspirada en el Evangelio, la «ciudad sobre un monte» que habla de la verdad y el poder de las palabras de Jesús. A veces, como sucedió a Elías y Jonás, se puede tener la tentación de huir, de evitar el cometido del profeta, porque es demasiado exigente, porque se está cansado, decepcionado de los resultados. Pero el profeta sabe que nunca está solo. También a nosotros, como a Jeremías, Dios nos asegura: «No tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte» (1,8). 3. Los religiosos y las religiosas, al igual que todas las demás personas consagradas, están llamadas a ser «expertos en comunión». Espero, por tanto, que la «espiritualidad de comunión», indicada por san Juan Pablo II, se haga realidad y que vosotros estéis en primera línea para acoger «el gran desafío que tenemos ante nosotros» en este nuevo milenio: «Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión».[5] Estoy seguro de que este Año trabajaréis con seriedad para que el ideal de fraternidad perseguido por los fundadores y fundadoras crezca en los más diversos niveles, como en círculos concéntricos. La comunión se practica ante todo en las respectivas comunidades del Instituto. A este respecto, invito a releer mis frecuentes intervenciones en las que no me canso de repetir que la crítica, el chisme, la envidia, los celos, los antagonismos, son actitudes que no tienen derecho a vivir en nuestras casas. Pero, sentada esta premisa, el camino de la caridad que se abre ante

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nosotros es casi infinito, pues se trata de buscar la acogida y la atención recíproca, de practicar la comunión de bienes materiales y espirituales, la corrección fraterna, el respeto para con los más débiles... Es «la mística de vivir juntos» que hace de nuestra vida «una santa peregrinación».[6] También debemos preguntarnos sobre la relación entre personas de diferentes culturas, teniendo en cuenta que nuestras comunidades se hacen cada vez más internacionales. ¿Cómo permitir a cada uno expresarse, ser aceptado con sus dones específicos, ser plenamente corresponsable? También espero que crezca la comunión entre los miembros de los distintos Institutos. ¿No podría ser este Año la ocasión para salir con más valor de los confines del propio Instituto para desarrollar juntos, en el ámbito local y global, proyectos comunes de formación, evangelización, intervenciones sociales? Así se podrá ofrecer más eficazmente un auténtico testimonio profético. La comunión y el encuentro entre diferentes carismas y vocaciones es un camino de esperanza. Nadie construye el futuro aislándose, ni sólo con sus propias fuerzas, sino reconociéndose en la verdad de una comunión que siempre se abre al encuentro, al diálogo, a la escucha, a la ayuda mutua, y nos preserva de la enfermedad de la autoreferencialidad. Al mismo tiempo, la vida consagrada está llamada a buscar una sincera sinergia entre todas las vocaciones en la Iglesia, comenzando por los presbíteros y los laicos, así como a «fomentar la espiritualidad de la comunión, ante todo en su interior y, además, en la comunidad eclesial misma y más allá aún de sus confines». 4. Espero de vosotros, además, lo que pido a todos los miembros de la Iglesia: salir de sí mismos para ir a las periferias existenciales. «Id al mundo entero», fue la última palabra que Jesús dirigió a los suyos, y que sigue dirigiéndonos hoy a todos nosotros (cf. Mc 16,15). Hay toda una humanidad que espera: personas que han perdido toda esperanza, familias en dificultad, niños abandonados, jóvenes sin futuro alguno, enfermos y ancianos abandonados, ricos hartos de bienes y con el corazón vacío, hombres y mujeres en busca del sentido de la vida, sedientos de lo divino... No os repleguéis en vosotros mismos, no dejéis que las pequeñas peleas de casa os asfixien, no quedéis prisioneros de vuestros problemas. Estos se resolverán si vais fuera a ayudar a otros a resolver sus problemas y

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anunciar la Buena Nueva. Encontraréis la vida dando la vida, la esperanza dando esperanza, el amor amando. Espero de vosotros gestos concretos de acogida a los refugiados, de cercanía a los pobres, de creatividad en la catequesis, en el anuncio del Evangelio, en la iniciación a la vida de oración. Por tanto, espero que se aligeren las estructuras, se reutilicen las grandes casas en favor de obras más acordes a las necesidades actuales de evangelización y de caridad, se adapten las obras a las nuevas necesidades. 5. Espero que toda forma de vida consagrada se pregunte sobre lo que Dios y la humanidad de hoy piden. Los monasterios y los grupos de orientación contemplativa podrían reunirse entre sí, o estar en contacto de algún modo, para intercambiar experiencias sobre la vida de oración, sobre el modo de crecer en la comunión con toda la Iglesia, sobre cómo apoyar a los cristianos perseguidos, sobre la forma de acoger y acompañar a los que están en busca de una vida espiritual más intensa o tienen necesidad de apoyo moral o material. Lo mismo pueden hacer los Institutos dedicados a la caridad, a la enseñanza, a la promoción de la cultura, los que se lanzan al anuncio del Evangelio o desarrollan determinados ministerios pastorales, los Institutos seculares en su presencia capilar en las estructuras sociales. La fantasía del Espíritu ha creado formas de vida y obras tan diferentes, que no podemos fácilmente catalogarlas o encajarlas en esquemas prefabricados. No me es posible, pues, referirme a cada una de las formas carismáticas en particular. No obstante, nadie debería eludir este Año una verificación seria sobre su presencia en la vida de la Iglesia y su manera de responder a los continuos y nuevos interrogantes que se suscitan en nuestro alrededor, al grito de los pobres. Sólo con esta atención a las necesidades del mundo y con la docilidad al Espíritu, este Año de la Vida Consagrada se transformará en un auténtico kairòs, un tiempo de Dios lleno de gracia y de transformación. III - Horizontes del Año de la Vida Consagrada

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1. Con esta carta me dirijo, además de a las personas consagradas, a los laicos que comparten con ellas ideales, espíritu y misión. Algunos Institutos religiosos tienen una larga tradición en este sentido, otros tienen una experiencia más reciente. En efecto, alrededor de cada familia religiosa, y también de las Sociedades de vida apostólica y de los mismos Institutos seculares, existe una familia más grande, la «familia carismática», que comprende varios Institutos que se reconocen en el mismo carisma, y sobre todo cristianos laicos que se sienten llamados, precisamente en su condición laical, a participar en el mismo espíritu carismático. También os animo a vosotros, fieles laicos, a vivir este Año de la Vida Consagrada como una gracia que os puede hacer más conscientes del don recibido. Celebradlo con toda la «familia» para crecer y responder a las llamadas del Espíritu en la sociedad actual. En algunas ocasiones, cuando los consagrados de diversos Institutos se reúnan entre ellos este Año, procurad estar presentes también vosotros, como expresión del único don de Dios, con el fin de conocer las experiencias de otras familias carismáticas, de los otros grupos laicos y enriqueceros y ayudaros recíprocamente. 2. El Año de la Vida Consagrada no sólo afecta a las personas consagradas, sino a toda la Iglesia. Me dirijo, pues, a todo el pueblo cristiano, para que tome conciencia cada vez más del don de tantos consagrados y consagradas, herederos de grandes santos que han fraguado la historia del cristianismo. ¿Qué sería la Iglesia sin san Benito y san Basilio, san Agustín y san Bernardo, san Francisco y santo Domingo, sin san Ignacio de Loyola y santa Teresa de Ávila, santa Ángela Merici y san Vicente de Paúl? La lista sería casi infinita, hasta san Juan Bosco, la beata Teresa de Calcuta. El beato Pablo VI decía: «Sin este signo concreto, la caridad que anima la Iglesia entera correría el riesgo de enfriarse, la paradoja salvífica del Evangelio de perder garra, la “sal” de la fe de disolverse en un mundo de secularización» (Evangelica testificatio, 3). Invito por tanto a todas las comunidades cristianas a vivir este Año, ante todo dando gracias al Señor y haciendo memoria reconocida de los dones recibidos, y que todavía recibimos, a través de la santidad de los fundadores y fundadoras, y de la fidelidad de tantos consagrados al propio carisma. Invito a todos a unirse en torno a las personas consagradas, a alegrarse con ellas, a compartir sus dificultades, a colaborar con ellas en la medida de lo posible, para la realización de su ministerio y sus obras, que son también

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las de toda la Iglesia. Hacedles sentir el afecto y el calor de todo el pueblo cristiano. Bendigo al Señor por la feliz coincidencia del Año de la Vida Consagrada con el Sínodo sobre la familia. Familia y vida consagrada son vocaciones portadoras de riqueza y gracia para todos, ámbitos de humanización en la construcción de relaciones vitales, lugares de evangelización. Se pueden ayudar unos a otros. 3. Con esta carta me atrevo a dirigirme también a las personas consagradas y a los miembros de las fraternidades y comunidades pertenecientes a Iglesias de tradición diferente a la católica. El monacato es un patrimonio de la Iglesia indivisa, todavía muy vivo tanto en las Iglesias ortodoxas como en la Iglesia Católica. En él, como otras experiencias posteriores al tiempo en el que la Iglesia de Occidente todavía estaba unida, se han inspirado iniciativas análogas surgidas en el ámbito de las Comunidades eclesiales de la Reforma, que luego han continuado a generar en su seno otras expresiones de comunidades fraternas y de servicio. La Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica ha programado iniciativas para propiciar encuentros entre miembros pertenecientes a experiencias de la vida consagrada y fraterna de las diversas Iglesias. Aliento vivamente estas reuniones, para que crezca el conocimiento recíproco, la estima, la mutua colaboración, de manera que el ecumenismo de la vida consagrada sea una ayuda en el proyecto más amplio hacia la unidad entre todas las Iglesias. 4. Tampoco podemos olvidar que el fenómeno de la vida monástica y de otras expresiones de fraternidad religiosa existe también en todas las grandes religiones. No faltan experiencias, también consolidadas, de diálogo inter-monástico entre la Iglesia Católica y algunas de las grandes tradiciones religiosas. Espero que el Año de la Vida Consagrada sea la ocasión para evaluar el camino recorrido, para sensibilizar a las personas consagradas en este campo, para preguntarnos sobre nuevos pasos a dar hacia una recíproca comprensión cada vez más profunda y para una colaboración en muchos ámbitos comunes de servicio a la vida humana. Caminar juntos es siempre un enriquecimiento, y puede abrir nuevas vías a las relaciones entre pueblos y culturas, que en este período aparecen plagadas de dificultades.

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5. Por último, me dirijo a mis hermanos en el episcopado. Que este Año sea una oportunidad para acoger cordialmente y con alegría la vida consagrada como un capital espiritual para el bien de todo el Cuerpo de Cristo (cf. Lumen gentium, 43), y no sólo de las familias religiosas. «La vida consagrada es un don para la Iglesia, nace en la Iglesia, crece en la Iglesia, está totalmente orientada a la Iglesia».[8] De aquí que, como don a la Iglesia, no es una realidad aislada o marginal, sino que pertenece íntimamente a ella, está en el corazón de la Iglesia como elemento decisivo de su misión, en cuanto expresa la naturaleza íntima de la vocación cristiana y la tensión de toda la Iglesia Esposa hacia la unión con el único Esposo; por tanto, «pertenece sin discusión a su vida y a su santidad» (ibíd., 44). En este contexto, invito a los Pastores de las Iglesias particulares a una solicitud especial para promover en sus comunidades los distintos carismas, sean históricos, sean carismas nuevos, sosteniendo, animando, ayudando en el discernimiento, haciéndose cercanos con ternura y amor a las situaciones de dolor y debilidad en las que puedan encontrarse algunos consagrados y, en especial, iluminando con su enseñanza al Pueblo de Dios el valor de la vida consagrada, para hacer brillar su belleza y santidad en la Iglesia. Encomiendo a María, la Virgen de la escucha y la contemplación, la primera discípula de su amado Hijo, este Año de la Vida Consagrada. A ella, hija predilecta del Padre y revestida de todos los dones de la gracia, nos dirigimos como modelo incomparable de seguimiento en el amor a Dios y en el servicio al prójimo. Agradecido desde ahora con todos vosotros por los dones de gracia y de luz con los que el Señor nos quiera enriquecer, acompaño a todos con la Bendición Apostólica. Vaticano, 21 de noviembre 2014, fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen María.

Francisco © Copyright - Libreria Editrice Vaticana

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a.r.d.o.r. chÈvremont

Periódico internacional

21 DE JUNIO DE 2014 POR LA TARDE CENTRE INTERNATIONAL DE LA LEGION DES PETITES ÂMES RUE DE CHEVREMONT, 99 4051 – VAUX-SOUS-CHEVREMONT – Belgique noviembre de 2014 ES 007 Edit. resp. : P. Marcel Blanchet – Centre, rue de Chèvremont, 99 – B 4051 Chaudfontaine

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Editorial Queridas Almas Pequeñas: Varios meses transcurrieron desde las celebraciones litúrgicas del 21 de junio, que marcaron el centésimo aniversario del nacimiento de Margarita, nuestra pequeña Fundadora. En el número anterior de ARDOR, relatamos la primera parte de este día festivo: principalmente, la Eucaristía presidida por nuestro Obispo, Monseñor Jean-Pierre Delville. El presente número se hará eco ahora de la segunda parte, y no es solamente para hacer revivir hermosos momentos de un encuentro compartido, sino también para hacer fructificar en lo más profundo de nuestra alma las semillas de santidad sembradas aquel día en nuestro corazón. Por otra parte y sobre todo, deseamos enviar a las numerosas Almas Pequeñas, que no han podido viajar a Chèvremont, algunas de estas preciosas semillas que se lleva el viento del correo.... ¡Que estos textos y estas fotos nos recuerden que el Mensaje del Amor Misericordioso no debe quedar encerrado detrás de las ventanas de una biblioteca! El Mensaje debe ser "desmenuzado" y "digerido" por cada uno según su carisma y su propia vida. De esta manera, podremos ofrecer nuestras propias vidas, como si fuesen platos variados, a los y las que tienen hambre de Dios pero que, demasiado a menudo, prefieren nutrirse con alimentos dañinos para el alma. Padre Marcel, noviembre de 2014 2

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1. Alocución del Padre Marcel Blanchet y Voz de Margarita I

Monseñor, querido Padre Yves-Marie, queridos hermanos en el Sacerdocio, queridas Almas Pequeñas, queridos hermanos y hermanas en Cristo. Tres misiones encomendadas a las Almas Pequeñas La misión encomendada por Jesús a su Mensajera, Margarita, se dio en un contexto muy especial, desde el primer diálogo. J Yo te quiero ahí donde estás, incomprendida, ocultada en el Corazón de tu Dios. Tu amor será tu cruz. Pensé en ti desde toda la eternidad. Tu amor para mí será tu santificación y la santificación de otros muchos. (1965 A1) Desde el 14 de marzo de 2005, hace más de nueve años, "nuestra" Margarita está aún más ocultada en el Corazón de Dios. Sin embargo, el Mensaje entregado por ella al mundo permanece una palabra de fuego… que no pide más que propagarse como un incendio sobre la tierra. 3

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¿Por qué estamos aquí? No es para conmemorar a una difunta, tanto más llorada cuanto más querida ha sido en su vida… En la Legión, nos podemos permitir un vocabulario militar. Somos legionarios convocados por Jesús, quien es nuestro General en Jefe, que pasa revista a sus tropas y les encomienda tres misiones. Primera misión: abrir las puertas de nuestros cuarteles. Segunda misión: prender el fuego en nuestros corazones. Tercera misión: proyectar al exterior antorchas encendidas.

Abrir la puerta de su cuartel Primera misión: dejar espacio en su casa A través del profeta Isaias, Dios me dice (Is 49,20) que falta espacio en mi casa. ¡Cédeme sitio para alojarme! ¡Me ahogo en este lugar tan estrecho! El tema de este encuentro en Chèvremont es tratar de entender el sentido de nuestra misión cuyo objetivo principal es la apertura de nuevos horizontes: Almas pequeñas, lo sabeis... ¿vuestra misión? consiste en salvar almas, estén cercanas o lejanas, pues para Jesús todas están cerca de Su Corazón. (28.10.78) Contigo, Yo doy la vuelta al mundo, decía Jesús a Margarita (9 de agosto de 1984). Con cada uno de nosotros, quiere Jesús dar la vuelta al mundo. Realidad del Cuerpo místico: ¡un alma respira, trabaja, sufre, ofrece para todas las almas… las de la tierra, las del purgatorio, y también las del cielo! 4

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Un día, Teresa de Lisieux, agotada por la enfermedad, apoyada de sus muletas, avanzaba con gran dificultad por el sendero del jardín de su carmelo, … A una hermana preocupada por verla sufriendo así, Teresa le contestó: camino para un misionero. Del mismo modo, un alma pequeña que pasa por duras pruebas en Chile, puede por su ofrecimiento fortalecer la virtud de un sacerdote europeo, para que resista a las tentaciones en el ejercicio de su ministerio..... Pero Dios guarda este secreto… Otro caso que se nos puede presentar: el ofrecimiento del dolor de una mamá africana puede ayudar al discernimiento de la vocación religiosa de una joven en la India.… ¡Otro Secreto de Dios!

En un árbol, hay ramas, hojas, flores y frutos… Pero también hay raíces. 5

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Demasiado a menudo, nos olvidamos de las raíces… ¡Obviamente, es fácil olvidarlas, pues quedan ocultas! Sin embargo, si no trabajaran para extraer vida de las profundidades húmedas de la tierra, el árbol se volvería seco. Las Almas Pequeñas son las raíces para el Gran Cedro que es la Iglesia... ¡y necesitamos una legión de raíces y raicillas para hacer vivir un árbol que tiene dos mil años de existencia! Entonces, demos más espacio a nuestro corazón. ¡Dios pide que nos preocupemos de todas las almas del mundo! Estén cercanas o lejanas. Yo he venido a arrojar fuego sobre la tierra Segunda misión : prender el fuego Nuestra primera misión podría parecer fuera de alcance. ¿Cómo imaginar que nuestra pequeña cabeza sea capaz de pensar en el mundo entero? Por ello, quisiera decir a Jesús: "Tú me pides lo imposible". Y Jesús contestaría: "Sí, lo es para tí, pero no para Mi ¡quien soy el Maestro de lo imposible!" El profeta Yahaziel (en el siglo IX A.C.) decía al pueblo desalentado ante un combate desigual: ¡Escuchad bien esto, todos vosotros que viven en Judá y en Jerusalén, y tú, oh rey Josaphat! Así os dice Yahveh: No temáis ni os asustéis ante esa inmensa muchedumbre porque esta guerra no es vuestra, sino de Dios. (2 Cr 20,15) Hoy en día, Jesús nos dice de no equivocarnos en las armas a elegir para subir a la frente de batalla, en este enfrentamiento entre la luz y las tinieblas. 6

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Vosotros, Almas Pequeñas, habéis recibido gracia y misión de evangelizar. ¡Rogad al Espíritu de la Verdad! Vuestro único poder es la oración y la penitencia. (13 de febrero de 1993) Fuerza de nuestros rezos. Prioridad de la Oración. ¡No lanzarse al combate tal un Don Quijote contra molinos de viento! Ahora, quisiera dejar la palabra a nuestra Pequeña Mamá Margarita, en una grabación que ha realizado para enseñar la importancia y el arte de la oración a las Almas Pequeñas. Margarita habla de la oración Sacerdotes y laicos deben horrorizarse de una vida sacerdotal o apostólica burócratica y necrosada. Un sacerdote que deja de rezar corre el riesgo de abandonarlo todo, sea por cansancio o por desaliento, sea por un activismo excesivo, la mayoría de las veces, de carácter profano. Se puede rebelar contra cualquier autoridad que lo constriñe. Se deja atraer por el mundo y, y todo lo que ello conlleva de tentador. Eso vale también para los laicos, más expuestos todavía a los peligros que los acechan. Sin la oración, las cosas más santas, los rituales más hermosos del ministerio sagrado, se convierten automáticamente en una simple rutina. Si faltan el espíritu, la unción y la vida, nada tiene sentido. Sin un contacto realmente personal, de corazón a Corazón con Jesús, el peso de la vida y sus cruces se vuelven intolerables. 7

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Entonces, se buscan cosas fugaces y secundarias para deshacerse de las dificultades; aquellas son a fin de cuentas tranquilizantes efímeros. Pasado el efecto pasajero de éstos, el alma despierta agobiada por crueles angustias.

La oración, es tener a Jesús en su corazón, es meditar sobre sus sufrimientos, es hacerse humilde como el divino Crucificado, es llegar a obedecer sin esfuerzo, es el Fíat entregado a la voluntad divina. En la oración, se obtienen gracias espirituales que no se pueden obtener en otra parte. Jesús quiere hablar a nuestro corazón y la oración nos lleva a Él. Sin la oración, nos caemos más fácilmente, pues nos hace falta esta fuerza, a tal punto que me atrevo a decir, después del reverendo padre Matteo que aseveraba: la oración es más necesaria, para la perseverancia del sacerdote y de todos, que la misa y la comunión cotidianas. 8

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Habrá días en que llegaréis a la oración con asco, repugnancia. Pero eso mismo prueba nuestro amor y fidelidad. Al demonio, sobre todo, no le gusta la oración, y el hará todo para alejarlos de ella bajo diversos pretextos. Este mono de Dios, sabe bien hasta donde ella puede llevar las almas fieles. Por ello, Jesús sólo mueve nuestra humanidad a través de nuestra alma que desea más que todo. Tanquerey, un autor místico, decía: «Que no se diga que se puedan encontrar equivalentes de la oración en la santa misa y el oficio divino.» Debemos tener en cuenta que la misa y el breviario, practicados con la mayor aplicación y la más ferviente devoción, son esenciales para perseverar y progresar espiritualmente. Sin embargo, la experiencia nos enseña que un alma absorta en sus trabajos y misiones no cumple bien sus deberes importantes sino con tal de sacar de su oración el espíritu de recogimiento y fervor. El espíritu sobrenatural se obtiene así. Miren al Padre con disponibilidad. Sed conscientes del honor que os hace al recibirlos a Su lado, y que esto le hace más feliz que vosotros. ¡Cuántas acciones de gracias no le debéis! ¡Resulta inaudito que la gente no comprenda mejor el gran secreto de la vida interior! A Jesús le gusta la sonrisa. El quiere al que da y se entrega con una sonrisa; pues, como lo dice tan bien Gaston Courtois, la sonrisa expresa la delicadeza del amor y el don de si mismo. Y cuanto más se da, tanto más se entrega Jesús a cada uno de nosotros. 9

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La oración indispensable Subrayemos algunas frases: horrorizarse de una vida burocrática y necrosada. sin la oración, las cosas más santas se vuelven automáticas. sin un contacto personal con Jesús, el peso de la vida llega a ser intolerable ¡y los tranquilizantes no podrán cambiar nada! Al citar a dos autores (Matteo et Tanquerey), Margarita afirma que la oración no puede ser sustituida por la misa o el oficio divino. Marta Robin decía lo mismo, y si hubiera tenido que elegir entre la misa y la oración, habría elegido la oración. Margarita subraya también que la oración no le gusta al demonio que echa mano de todo, a fin de apartarnos de ella. Y Marta Robin ironiza por su lado, – en el estilo tajante que es el suyo – diciendo textualmente: hay que rezar todos los días «¡para no quedarse ni volverse piadosas nulidades de que se burlan los demonios!»

¡Id hacia las periferias! Tercera misión: salir de los cuarteles Reconocemos aquí una constante invitación del Papa Francisco. ¡Gran pregunta es ésta! ¿Cómo puedo ir yo hacia las periferias, siendo una raiz oculta? ¿No acaba de decirnos Jesús que nuestro único poder radica en la oración y la penitencia? 10

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¡Precisamente, acabamos de mencionar la plegaria, la oración, el corazón a Corazón con Jesús! … ¿Pero la Penitencia? ¿Qué es la Penitencia? Cuando un orador pronuncia esta palabra delante de un auditorio, todos bajan los ojos… A la manera de los atenienses contestando a San Pablo: ¡en cuanto a esa pregunta, te escucharemos más tarde! (Ac 17,32) La oración y la penitencia son inseparables. En el Mensaje, las encontramos muy a menudo una al lado de la otra. El Divino Confidente de Margarita lo ha resumido un día en una fórmula impactante: ¡Rezad y haced penitencia! ¿La plegaria? Es el don de uno mismo al Amor. ¿La Penitencia? Es la lucha contra el yo. Lucha a menudo cruel y que hace tanto daño como unas heridas graves al cuerpo. ¡Acordaos de Mi... Yo me acordaré de vosotros! (31 de mayo de 1978) ¡Atención! Hacer penitencia, no es ponerse a dieta, calculando sus calorías, vigilando su peso o el perfil de su silueta, muestra de un narcisismo exacerbado. Hacer penitencia, es levantar la cabeza: ya no dejarse hipnotizar por su ombligo sino contemplar a Jesús, a Jesús en la Cruz. Escuchemos a Margarita:

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He aquí que llega el tiempo de la Cuaresma... Las penitencias que se puede imponer uno no faltan; conozco una particularmente difícil de hacer, es saber callarse, es cerrar los labios dispuestos a entreabrirse sobre palabras amargas. Creedme, no es fácil; mucho menos fácil que de privarse de un caramelo, etc... Cuando uno se siente pobre, despojado, dolido... ¡Vayamos a Jesús! Quizás no sensiblemente pero sí voluntariamente. Es, entonces, el momento de no dejarLe para no rajarse.

¡Ved a Jesús sobre la Cruz! El os dice: “Ve y compara si hay un sufrimiento semejante al Mío”. ¡Entonces nos parecerá que todo el dolor que sentimos no es nada, si no lo ofrecemos para aliviar la Cruz de Nuestro Salvador! (27 de febrero de 1979) Hacer penitencia, es olvidarse de sí mismo para entregarse a la infinidad de Dios. 12

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Yo no comprendo los pesimistas Pienso en una penitencia de la mayor importancia que nuestro mundo necesita de manera urgente, y más aún nosotros, los cristianos, pues corremos el riesgo de abjurar nuestro bautismo … esta penitencia supone ir contra la corriente del pesimismo contemporáneo que nos conduce a la muerte; debemos volver hacia la Fuente de la Vida. El 27 de marzo de 1979, Margarita escribe, después de un silencio: Jesús dice: Sólo Dios no decepciona. Margarita sigue: La gracia de Dios hace germinar en la alegría y en el sufrimiento. Y la pequeña semilla, bajo el soplo del Espíritu, sube hasta el cielo. ¿Por qué estar apenada ante la locura de los pueblos? ¿No están siempre aquí Dios y su Hijo, y la Madre con ellos? Esperan al Espíritu Santo, pero ¿lo desean? El se entiende tan bien para cambiar de arriba abajo una vida que se pierde sin Dios. La Santa Trinidad y la Virgen María le acompañan: ¿qué podemos temer del mal que merodea alrededor de nosotros? Margarita escribe más adelante: Yo no comprendo los pesimistas que no hablan más que de catástrofes. Si se mantuvieran más cerca de Dios y de la Virgen María, no podrían pensar más que Amor y Misericordia, dejando lejos detrás de ellos las inquietudes sobre el porvenir del mundo.

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¿El día presente? Puede uno preguntarse tranquilamente: ¿cómo será? ¿una preocupación? ¿una alegría? No importa, lo viviré así como Dios quiere: dando gracias por lo bueno y lo menos bueno. Nosotros, cristianos insípidos, vivimos demasiado, pensamos demasiado, reaccionamos demasiado como si Jesús no hubiera resucitado. Escuchemos este grito del Rey de Gloria, que Margarita oye un día en su corazón: En este mundo, puede parecer que Yo he fracasado en mi Misión. Nada de eso. Los hombres se comen entre sí, pero mi Misión es una preparación a la Gloria del Padre y del Hijo por el Espíritu Santo. (8 de septiembre de 1992) Jesús lo repite hablando de su Iglesia, Su Esposa visible y real en el corazón del mundo. Estamos en 1972 y Jesús recurre a una imagen: Margarita escribe que está mirando un cirio a punto de apagarse: ¡Mi Iglesia no perecerá! J

¿Ves esta llamita? Es la Iglesia. ¿Se va a apagar? Oscila, llega al extremo límite de vida. Pero he aquí que el soplo del Espíritu la reanima. No se apagará, crecerá y alumbrará todas las naciones. No temas, hija mía, todavía estoy aquí y mi Iglesia no perecerá. (11 de mayo de 1972)

Veintidós años más tarde… (pero sabemos bien que la Palabra de Dios trasciende el tiempo). J

Conviene, hija mía, que recuerdes al mundo el gran misterio de la Iglesia católica, frente al empeño que ponen sus enemigos para destruirla. 14

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Desde que Yo la he creado, Ella ha estado expuesta a la persecución. Muchos de sus fieles han dejado allí su vida. En la santa Iglesia, ha habido días de luto por la cristiandad, unas luchas, intentando derrumbar la Doctrina sana y la Moral que Yo le he enseñado, por intrusos que despiden un humo intenso cuyo origen es fácil de determinar. Sin embargo, desde hace siglos, mi Iglesia permanece y permanecerá en pie. Nadie tiene poder de destruirla. Su Representante aquí abajo (en 1994, el Santo Padre es Juan Pablo II) permanecerá inmutable en su agonía. Reza por él y haz rezar, pues grande es su sufrimiento. (7 de junio de 1994) Nuestra penitencia, nuestra lucha contra nosotros mismos, radica en este andar contra la corriente, en esta adhesión interior e inquebrantable a la victoria definitiva de Cristo sobre todas las fuerzas de división, de destrucción, de muerte… 15

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A pesar de todo lo que vemos alrededor de nosotros, a pesar de las dificultades morales que sufrimos interiormente, hagamos nuestro el desafío lanzado por San Pablo en su carta a los Romanos: ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿el desamparo? ¿la angustia? ¿la persecución? ¿el hambre? ¿el despojo? ¿el peligro? ¿la espada? (…) En todo esto, somos los grandes vencedores gracias a Aquél que nos ha amado. (Rom 8,35)

¡Anclar nuestra esperanza hasta los cielos!

Almas Pequeñas, no arrastremos los pies ni bajemos la cabeza. En Cristo, estamos ya resucitados. Nuestra serenidad interior debe aferrarse allí, no como un ancla echada en el fondo del mar sino un ancla de esperanza que lanzamos «hasta más allá del Velo » (Heb 6,19), donde nuestro Señor entró victorioso. Sé que no es evidente, pues se trata de una lucha de todos los días… sin embargo, nosotros tenemos un deber de alegría frente a un mundo triste; una alegría que sea testimonio de la victoria de Cristo y no de la nuestra. Es necesario recurrir a veces a cierta forma de violencia contra sí mismo, siguiendo el ejemplo de Cristo quien, en el momento de ir a Jerusalén, frunció el seño aparentando un rostro pétreo. (Lc 9,51). Un día, Margarita se quejaba a Jesús de una profunda tristeza que la agobiaba: M Mi alma está triste y abatida. Sin embargo, esta tristeza no viene de ti. ¡Ten piedad de mi! No me dejes entre las manos del enemigo. 16

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La respuesta de Jesús me ha sorprendido un poco. J

Hija mía, si tú no tienes la alegría dentro de ti, haz como si la tuvieras. Si sientes impaciencia, haz lo contrario. Pobre pequeño "nada"... no eres capaz del esfuerzo que yo te pido. Pero estoy aquí. Coge mi mano y déjate llevar. (30 de enero de 1966)

"Si tú no tienes la alegría, haz como si la tuvieras.": Es una fe contra viento y marea, una fe sólida como la roca, la que Jesús nos está pidiendo. Una fe como la de Moisés, en la carta a los Hebreos: Por la fe, salió de Egipto sin temer la ira del rey; se mantuvo firme, como si viera Al invisible. (Heb11,27) 17

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¡Gritad más fuerte que las masas… Electrizad a las muchedumbres! Fuerza, pues, casi violencia… Una exigencia tan fuerte que estamos más cerca del Corazón de Jesús, lo que es el caso de los pastores de la Iglesia que quiso llamarlos amigos y no servidores.. Exigencia de Jesús para los que están más cerca de él. El 20 de febrero de 1967, yo leo: Gritad más fuerte que las masas, para que os oigan y os sigan. Electrizad a las muchedumbres por vuestro ardor, vuestras enseñanzas. Sed santos, la multitud será santa. La santidad es contagiosa. Todo el mundo ha visto la sonrisa de la Mensajera en casi todas sus fotos. ¿Sabemos cómo mantiene esta sonrisa? No se trata de una actitud fingida sino el reflejo de una paz interior que la invade por la unión con Jesús, su Jesús crucificado. Recordemos la meditación del 2 de noviembre de 1994: M Jesús conoció, aceptó, aceptó dolorosamente el sufrimiento para cada uno de nosotros. Se convierte en el condimento que da a las almas bien nacidas el gusto de lo bueno, del bien, hacia Aquél que subió al Cielo, con los Brazos extendidos en un gesto de llamada: «Era por vosotros, pequeños míos, venid, seguidMe. Tengo tantas gracias para vosotros.» Margarita continúa: Pero ¡ahí está! la “puertecita” da miedo y muchos la ignoran. Mas, hay que franquearla para reunirse con Aquél que no conoce obstáculos. Concluye admirablemente: 18

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La confianza nos dice: «Allá donde pasó el Libertador, pasaremos nosotros » Vivir con el Glorioso, supone haber vivido con el Doloroso… Como María, la Madre de Jesús, de quien el mismo nos dice: Mi Madre compartió la horrible traición de la que Yo fui Víctima, haciéndose Ella misma Holocausto. Pero Ella volverá triunfante a mi lado, porque Ella ha sido siempre Parte mía. (8 de septiembre de 1992)

¡María, la Viva! Terminamos dejando la Palabra a nuestra Mamá Celestial en su humanidad glorificada: Yo soy la Viva en los Cielos. Yo soy la Viva en los corazones. Yo soy la Viva, sobre todo en los que Me reciben. (16 de febrero de 1983)

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2. Agradecimiento de Monseñor Jean-Pierre Delville, Obispo de Lieja

Agradezco al Padre Blanchet su lenguaje ardiente, también por habernos hecho escuchar el testimonio en directo de Margarita, y transmitido su testimonio personal a cada uno y cada una de nosotros. La Fe se transmite por medio de nuestros hermanos y hermanas, y por medio del Padre Marcel, está llegando a nosotros el Mensaje de Margarita que es la expresión del Mensaje del Evangelio. De ahí que podemos nosotros transmitirlo a la vez a los que encontramos. Es una llama que calienta nuestro corazón, una llama que calienta todo el universo. Mi corazón da gracias al escuchar esas palabras. 20

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A todos y todas ustedes, les expreso mi agradecimiento por vuestra presencia y vuestras oraciones en el día de hoy. Ahora tengo que despedirme para asistir a otra cita. Lo siento, pero la agenda de vida diaria de un obispo está un poco cargada. Por suerte, momentos de oración llenan estos diferentes encuentros. Les llevo todos en mi corazón deseándoles un hermoso día y una hermosa tarde. Jean-Pierre Delville + Obispo de Lieja

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3. Meditación de los misterios luminosos del Rosario 1.- El Bautismo de Jesús por Juan El Bautista J:

¡No pongas condiciones a tu Sí!... Yo soy tu Libro vivo... Cada uno recibe a su medida lo que yo le reservo. (16.10.77)

2. Las bodas de Caná M: ¡Oh Madre Inmaculada, salve por vuestra poderosa intercesión la herencia de vuestro Hijo Amado! Pues ¿Quién puede negar vuestro poder sobre su Sagrado Corazón ? (22.08.68)

3. El anuncio del Reino y el llamado a la conversión J:

Hija mía, Yo necesito tu mirada, para reflejar la Mía... Necesito tu corazón. DaMe tu corazón, para que se haga Mío… No me rehuses nada, abándonate. (05.07.92) 22

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4. La Transfiguración del Señor J: el temor reprime el amor e impide que difunda toda su claridad. Sed hijos de la Luz, hablad en mi Nombre. No tengáis miedo, Yo estoy y permanezco con vosotros. (24.03.74) 5. La institución de la Eucaristía J:

El Mensaje se ha convertido en la gran Obra... Es verdaderamente evangélico. En la Eucaristía, es Real por su Creador… Es el Germen de mi Corazón, sembrado en el corazón de los hombres... (14.12.95)

Jesús:

¡Verdaderos molinos de oración! Olvidan dejarMe hablar. Cuando Yo invito a la oración, no os preocupéis pues de buscar cual es la más eficaz. Prefiero un simple recuerdo de Mí, un humilde y ferviente: ¡Te amo, Dios mío! o simplemente: ¡Gracias, Dios mío! Y por fin, la más conmovedora para mi Corazón: el Rezo del Rosario (5 de abril de1980) 23

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4. La Procesi贸n del Sant铆simo

Adoro te devote, latens Deitas, quae sub his figuris vere latitas: Tibi se cor meum totum subjicit, quia te contemplans, totum deficit. Te adoro profundamente, 隆oh Divinidad oculta realmente presente bajo estas apariencias! A Ti se somete mi coraz贸n porque al contemplarte desfallece. 24

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Las fiebres espirituales Un comezón es siempre desagradable: todo el mundo lo sabe pero ¿saben ustedes que hay también "fiebres espirituales"? ¿De qué se trata? San Pablo se lo advierte a su discípulo Timoteo: «Vendrá un tiempo en que los hombres ya no soportarán la enseñanza de la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por la fiebre de oír novedades. Apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. » (2 Ti 4,3-4) Vendrá un tiempo....dice el Apóstol, pero ¿no convendría más bien decir que estos tiempos ya llegaron, incluso desde hace mucho y que no están a punto de terminar en la tierra de los hombres? Nosotros, almas pequeñas, estamos en busca de vida espiritual y por esta razón valoramos el Mensaje que Jesús ha confiado a Margarita....Sin embargo, cuidemos de no engañarnos buscando un tipo de espiritualidad bien diferente. Sería una trampa del demonio disfrazado de ángel de la luz que quisiera impedirnos profundizar el tesoro que nos está dado aquí. Debemos acordarnos de la advertencia que nos ha hecho Jesús, el día 16 de mayo de 1980: "El exceso de las cosas buenas produce, a veces, su saturación. El Mensaje debe brillar como un faro sobre un mar encrespado... ¡Nada de mezclas, se destruiría su sabor! El valor de mi testimonio de amor no puede estar tapado por un montón de cosas de menor importancia: ¿Lo necesario? ¡Sí! ¿Lo que sobra? ¡No!" Y menos aún: ¡no nos dejemos engañar por Mensajes no reconocidos por la Iglesia! Si fuera el caso, correríamos peligro de consumir droga rellenita de chocolate, sin darnos cuenta siquiera de ello. Padre Marcel + 26

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ARDOR Este periódico internacional ha fusionado el boletín trimestral, «la Légion des Petites Âmes» editado en francés en el Centro de Chèvremont (éste es el No 171 de octubre-noviembre-diciembre de 2014), y el periódico digital «ARDOR», mandado por e-mail a las personas que nos comunicaron su dirección electrónica (es el No FR 007 de noviembre de 2014). En cuanto tengamos un número suficiente de traductores benévolos disponibles, se editará en otros idiomas en forma digital o impresa. - He aquí nuestras disponibilidades a la fecha (noviembre de 2014): Alemán: AL 001 Inglés : EN 001 – 002 – 003 – 004 Español : ES 001 – 002 – 003 – 004– 006 Francés : FR 001 – 002 – 003 – 004 - 005- 006- 007 Italiano : IT 001 – 002 – 003 – 004 Neerlandés : NL 001 – 002 – 004 Polaco : PL 001 - 002 Portugués : PO 004 Vietnamita : VN 001 – 002 – 003 – 004 - 005- 006- 007 Por e-mail: solicítenlo a: ardor@outlook.be precisando bien el idioma deseado. La homilía de Monseñor Jean-Pierre Delville, durante la Misa del 24 de junio por la mañana (publicada en el número 006 de ARDOR), y la alocución del Padre Marcel del 24 de junio por la tarde (publicada en el presente número) están reproducidas en francés en el libreto A 07. Ambas están grabadas sobre un CD audio: A 07 CD. El libreto y el CD (en francés) están disponibles en el Centro Internacional. 27

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Nuestra dirección postal: La Légion des Petites Âmes Centre international rue de Chèvremont, 99 4051 – VAUX-SOUS-CHÈVREMONT Belgique Teléfono : 00 32 (0)4 365 44 72 Fax : 00 32 (0)4 365 30 56 e-mail : petitesames@scarlet.be site internet : www.lalegiondespetitesames.eu

Por internet: Para recibir este periódico internacional por e-mail, basta con comunicar su dirección electrónica a: ardor@outlook.be Por correo: Para recibir el libreto impreso prever un precio de 4 euros (+ gastos de envío) pídanlo al Centro internacional.

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Proposiciones de Textos del Libro “Mensaje del Amor Misericordioso de Jesús” para reflexionar en sus Islotes de Santidad. ¡Ave María! Queridas Pequeñas Almas: El deseo del Centro Nacional como una manera de unificar y trabajar muy unidas a Jesús y María Santísima; presenta estas profundas meditaciones para que puedan ser meditadas en los Islotes de Santidad. Esperamos que esto sea de ayuda para todos. Estos mensajes se publican los días domingo de cada semana en nuestra página http://peqalmachile.wordpress.com/ Citas del Mensaje Tomo I

ENERO

1. 19 de noviembre de 1965. J- “Cree en mi amor por ti. Ten esperanza. Yo soy el Rey del cielo y de la tierra. Yo soy el rey de los corazones.” ***** 2. 26 de septiembre de 1968. J- “El Templo del Espíritu Santo no es siempre una morada digna de él.” *****

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3. 7 de diciembre de 1966. J- “Tú, hija mía, has visto cuán bueno soy. Has contestado a mi llamada,…” ***** 4. 6 de mayo de 1968. J- “El testimonio de su fe abre las puertas del Reino a los pecadores, convirtiéndoles y haciéndoles conocer el amor de Cristo y la nada de los placeres vanos.” *****

FEBRERO

5. 25 de abril de 1967. J- “¡Mis Almas Pequeñas! Hay que enseñar el camino del cielo a aquellos que no lo conocen.” ***** 6. 21 de julio de 1966. M- “Es tu hermosura lo que admiramos en el alma dolorosa del enfermo que ofrece humildemente sus sufrimientos por sus hermanos.” *****

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7. 22 de octubre de 1965. J- “Tengo tanta compasión de vosotros. ¿Por qué no tenéis compasión de mí?” ***** 8. 21 de enero de 1967. J- “El enemigo es sutil. Esta persona está sometida actualmente a una gran tentación. Reza mucho por ella.” *****

MARZO

9. 11 de septiembre de 1966. J- “Las almas que escuchen con fe mi mensaje de amor arderán todas de un fervor sobrenatural.” ***** 10. 1 de abril de 1970. J- “Vuestras almas son los templos donde debe reinar el Amor Divino.” *****

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11. 13 de diciembre de 1966. J- “¿Cuál es el hambre más cruel? Los cuerpos están destinados a la podredumbre; las almas, a la Vida eterna.” ***** 12. 19 de febrero de 1968. J- “Para Mí, el valor de un alma creada por Mí, está centuplicado por su perdición, en el sentido de que debía servir para glorificarme y, al contrario, no sirve más que para insultar al poder de su Creador, haciéndose la esclava del mal.” ***** 13. 2 de junio de 1967. J- “Yo soy la savia que alimenta, el Pan de los fuertes Un momento te basta para comerme. Un momento Me basta para renovarte.” *****

Jesús: Para todos es una hija cualquiera, ni mejor ni peor que otra. El carácter divino que marca su alma, escapa a todos, aunque reconozcan con agrado su amabilidad. Pero mi misericordia y mi Gloria brillan en ella. (24 de Octubre de 1966)

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Carta del Padre Hugo Cornelissen D. mts (q.e.p.d) Abril 1985 Dios dirige la aventura maravillosa. El padre Gereon Goldman nació el 26.10.1916, en un hogar cristiano de 12 hijos en Fulda, Alemania. Su mamá falleció en 1924, cuando tenía sólo 8 años. Él era entonces monaguillo en el convento de las religiosas en su pueblo. La Hermana Solana religiosa sacristana, que vio su devoción y dolor por la muerte de su mamá le dijo que desde ahora ella sería su mamá. Sin que él lo supiera, ella prometió a Dios que iba a rezar durante 20 años, para que dentro de este tiempo el niño llegara a ser un buen sacerdote. En 1936, a la edad de 20 años, Carlos Goldman se hizo religioso franciscano. Tres años después, en 1939, es obligado a entrar en el ejército por la guerra mundial que recién empezaba. Con gran valentía pasa por situaciones bien peligrosas en la guerra en Francia y en Rusia y defiende con valentía su fe y su vocación religiosa y la de sus hermanos franciscanos, cuando se ríen de su oración y testimonios religiosos. El 19 de Mayo de 1943, ya tenía 27 años, pasa por su pueblo Fulda y salda a Sor Solana. Entonces ella le habla por primera vez de su oración que ya dura 19 años. Le dice que, por su contrato con Dios de 20 años de ración por esta intención, él tiene que ser sacerdote a más tardar el año venidero. Carlos Goldman lo considera como imposible, porque por la guerra ya se atrasó 4 años en sus estudios, y todavía no ha estudiado bien la teología, pues, le queda muy poca posibilidad para eso en el ejército en estado de guerra, y además acaba de recibir la orden de volver al frente (guerra en Rusia). Entonces, la hermana Solana le muestra un cuaderno con 200 nombres de personas que prometieron rezar por la misma intención, unos rosarios diarios; otros, novena fervorosas; otros, horas de oración en la noche, Carlos queda muy impactado y mudo. Pero lo sabe: no es posible. Las leyes de la Iglesia exigen los estudios teológicos bien terminados para la ordenación sacerdotal. Eso no puede cambiar. ¿Quién hizo estas leyes eclesiásticas? El Papa evidentemente. Entonces, el asunto es sencillo. Quien hace las leyes puede liberar las leyes. Desde hoy empiezo a rezar para que llegues a conversar con el Papa.

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Pero llega la orden de marchar: mañana para Rusia. Al día siguiente, la hermana Solana le visita temprano: “Lo he pensado más. Falta algo. Necesita absolutamente la ayuda de la Madre de Dios. Haga antes de irse una peregrinación a Lourdes”. “Pero en 2 horas debemos salir para Rusia”. Pocos minutos antes de la salida llega una orden directamente desde Berlin, la capital. “El militar Carlos Goldman es cambiado de regimiento y debe dirigirse en seguida a Berlín”. Tres días después, su nuevo regimiento es enviado desde Berlín al sur de Francia, a Pau, capital de los Pirineos, a 20 km de Lourdes. Poco después, Carlos aprovecha un día libre para la peregrinación sugerida por Sor Solana y va a rezar a la gruta donde la virgen pidió a Bernardita ya a todos nosotros; oración y penitencia. E encuentra con una inmensa muchedumbre de peregrinos fervorosos y manda una tarjeta a Sor Solana. Pocas semanas después empieza la gran marcha forzada hacia Italia, la cual cruzan y llegan a Sicilia. Pero llegan los soldados norteamericanos, los alemanes deben retirarse poco a poco, junto con el ejecito italiano de Mussolinni. En Enero de 1944, Carlos llega a Roma. Está al principio del vigésimo año en que Sor Solana empezó sus oraciones, ahora, Carlos está convencido que tantas oraciones que llegan al cielo para él, deben ser escuchadas, y por eso se sirve de todos los medios para llegar al Santo Padre. Y pasa lo increíble: un militar alemán, religioso, se arrodilla y conversa en plena guerra con el papa Pío XII. A pesar de todas las dificultades que le ponían los Monseñores que rodean al Papa, puede presentarle su petición. Y aunque recibió solamente hasta ahora las ordenes menores, el Papa queda tan impresionado por la historia de Sir Solana, que le da la dispensa por escrito de la ordenación sacerdotal. Ahora debe encontrar un obispo. Pero la guerra sigue con violencia. El 29 de Enero llega con un transporte de heridos a Monte Casino. El abad quiere ordenarlo sacerdote al día siguiente, pero llegan en la noche los norteamericanos que avanzan rápidamente y, toman preso a Carlos y a su compañero. Los llevan al África del Norte donde pasan algunos meses en un campo de prisioneros. Carlos dedica su tiempo libre a la oración, estudio, meditación y apostolado, y el 24 de Junio de 1944 el joven franciscano es ordenado sacerdote por el Arzobispo de Argelia en África. Hace 19 años y 9 meses Sor Solana había empezado su batalla de oraciones

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al cielo. Se ve como le gusta a Dios, escuchar tales oraciones fervorosas y constantes de la manera más increíble. Siguen todavía años muy duros para el padre Goldman en distintos campos de prisioneros. Trasladado a Francia, es muy calumniado y condenado a muerte. Por una intervención milagrosa personal del Papa, la ejecución es impedida en último momento, realmente en el último minuto. Hay tantas gracias conseguidas, después de intensas oraciones, en la vida de este sacerdote, que sería imposible creerlas, si los testigos no estuvieran vivos todavía. Un agotamiento indecible, pero también frutos apostólicos, extraordinarios, caracterizan los años siguientes de prisión. Por fin en 1949 consigue la libertad y adelgazado como un esqueleto vuelve a su convento de Fulda. Siempre había sido su deseos más ardiente ir como misionero a Japón, como lo hizo el Padre Kolbe. A sus amigos cuenta de esta vocación, y como desde niño, durante ya 30 años, rezaba diariamente un Ave María por esta intención. Por fin en 1954, vuela a Japón. Después de 2 años de estudios intensos, junto con el primer apostolado, logra hablar muy bien el difícil japonés y, es nombrado párroco en Tokio. Su pequeña parroquia consiste en 100 pobres cristianos. Dios lo dispuso así. Empezó con ayuda social para los jóvenes. Para 12 niños y niñas hizo posible que siguieran sus estudios en la universidad. Los medios económicos para eso y otras cosas los consiguió, como trapero. Como el sacerdote Pierre y sus traperos de Emaus en París, él recolectó rota en los barrios ricos de Tokio, que después vendía. La obra de las becas para los más pobres dentro de los pobres, hizo posible la promoción de los más humildes y pronto recibió una aprobación del gobierno. La obra de los traperos creció tanto, que con esa ayuda construyó simultáneamente la grande y hermosa iglesia Santa Isabel. En 1957 en 3 años estaba completamente terminada. Sus superiores en Alemania no podían creerlo. Para las mamás pobres y para sus hijos que nunca habían salido de sus medias aguas y que no conocían el maravilloso mundo de Dios, construyó el Hogar de San Antonio, un hogar muy moderno en medio de las montañas. Después construyó la gran casa parroquial de 5 pisos, que los japoneses llamaban “El hospital de los corazones”, porque allá encontraron alivio y paz para sus corazones angustiados y enfermos. Por fin construyó muchas pequeñas casas propias para la gente más pobre y necesitada.

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Simultáneamente surgió en el sector industrial una segunda gran iglesia, consagrada a San José. En la vida y en las obras del Padre Goldman se suceden los resultados maravillosos como frutos de su trabajo continuo muy duro y de su inquebrantable fe y de a la oración constante de Sor Solana y muchos amigos de su pueblo de Fulda. Su vida parece una serie continua de gracias concedidas. ¡Cuánto Dios recompensa siempre la oración constante para buenos sacerdotes y misioneros, dispuestos a todo sacrificio! Como en la vida de Carlos, donde 200 personas rezaban constantemente y fervorosamente a la Madre de la Divina Gracia. No lo olvidemos ¡Cuánto más los hombres rezan y se sacrifican juntos, tanto más los sacerdotes podrán trabajar para la salvación de las almas, tanto serán santos! RECIBIMOS LOS SACERDOTES QUE PEDIMOS AL SEÑOR A veces se critica a los sacerdotes. Pero entonces se olvida que recibimos los sacerdotes que pedimos a Dios. Una de las primeras intenciones de nuestra oración debe ser: conseguir de Dios buenas vocaciones sacerdotales y religiosas. Recomendemos esta intención a todos nuestros grupos de oración. Y cuando recemos el cuarto misterio gozoso del Rosario: “Jesús es presentado en el templo”, pidamos: Madre de Dios, consíguenos padres que estén dispuestos a ofrecer a Dios a un hijo para el servicio sacerdotal o religioso.” Recemos el Rosario en nuestros hogares y comunidades cristianas. El Papa Juan Pablo decía que los hogares son como verdaderas Iglesias domésticas “en donde maduran las altas decisiones para vocaciones religiosas y donde se decide la futura suerte del mundo”. El sacerdote Eduardo Poppe dijo: “Santos sacerdotes santifican la parroquia, renuevan el ardor de los conventos, recrean a la juventud. Santos sacerdotes tocarán corazones de piedra. Y Jesús bendice en forma especial a quienes rezan por futuros sacerdotes.

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LA LEGIÓN, COMO MOVIMIENTO ESPIRITUAL, TIENE UNA ENTIDAD PROPIA, ESPECÍFICA Y BIEN DEFINIDA. La Legión de las Almas Pequeñas Mensaje Final del Encuentro nacional LAP 2008 (Bilbao) P. Francisco Javier Pérez Sánchez Consiliario de la LAP La Legión, como movimiento espiritual, tiene una entidad propia específica y bien definida. La Legión debe aspirar a ser canal de difusión de sí misma, esto es -en sustancia- del Mensaje y del camino espiritual trazado en él por el Señor. Él lo ha previsto todo: al que se deje conducir por esa senda, nada le habrá de faltar (cf Sal 23,2.1): es un camino pleno, seguro, verdaderamente santificador. Tan es así que, podemos afirmar es el mismo que recorrió Teresa de Lisieux, que es santa, y no sólo santa sino doctora de la Iglesia. Nos da esto pie para tratar un tema contra el que debemos estar todos alerta. La Legión no puede reducirse a la plataforma desde la cual yo aprovecho para difundir mis personales devociones. Ya se habló hace algún tiempo de esto en un número del "Ecos". En la Legión caben todas las devociones "oficiales", por así decir, de la Iglesia: el Corazón de Jesús y el corazón de María, S. José, los santos Ángeles, el Rosario... De hecho, esto se ve con claridad en el Mensaje. Más propias quizá de la Legión serían, por ejemplo (sin ánimo de ser exhaustivos), las devociones a los grandes santos de la Orden carmelitana o al Niño Jesús de Praga. Por lo demás cada miembro de la Legión es -¡faltaría más!- muy libre de profesar las devociones que más le ayuden en su vida cristiana, pero esto con dos o incluso tres, condiciones: 1ª.- Que estén bien arraigadas en nosotros la referidas devociones, comunes a toda la Legión; 2ª.- Que las que formen parte de mi ámbito personal, no rebasen ese ámbito; 3ª.- Que, en lo posible tenga para practicarlas el visto bueno de mi Director espiritual o al menos, del sacerdote que lleva el islote. Otra cosa desvirtuaría la Legión. Es necesario imponerse aquí -lo cual es responsabilidad de cada Alma pequeña- un control más exigente. Sucede además una cosa, y es que con la multiplicación de las devociones se cumple aquello del refrán: El que mucho abarca poco aprieta. No sólo nos dispersamos nosotros, sino que se debilita la Legión. Debemos estar

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atentos porque si tenemos algo de vida interior, a poco que reflexionemos, cualquiera se dará cuenta de que todo esto obedece a una típica "táctica de distracción" por parte del Enemigo, el cual no cejará en sus intentos por destruir la Legión o restarle fuerzas, porque sabe que ésta -el Señor lo dice en el Mensaje- está destinada a ser en sus manos el instrumento que haga retroceder las filas del Reino tenebroso (cf Ef 6.12). Velemos particularmente. Una vez leí, en el Librito del Alma pequeña, que las Almas pequeñas eran a menudo, como le pasa a los niños, muy impresionables. Aparte de que sería un grave error confundir infancia espiritual con infantilismo espiritual, o infantilismo en general, no es incompatible en el Alma pequeña, como en ningún cristiano, la candidez o mansedumbre de la paloma con la astucia de la culebra (cf Mt 10,16). Si sabemos que somos impresionables, seamos astutos, metamos la cabeza y no nos dejemos impresionar fácilmente, porque por ahí nos entra el Adversario y juega con nosotros sacándonos de las cosa en las que Dios quiere vernos ocupados (cf Lc 2,49). Por tanto queridas Almas, ojo con el sensacionalismo, con el afán por lo extraordinario, por el estar a la última y más rara devoción, a todo el tema relativo a apariciones o revelaciones privadas. Os lo repito: Ojo, ojo, ojo. A veces me ha producido escalofríos el pensar que pudiese haber Almas pequeñas entre los elegidos arrastrados al engaño, tal como nos lo advierte nuestro Señor, a la voz de Aquí está el Mesías... Aquí está (Mt 24,23,26), "Jesucristo, en su segunda venida", etc. Simplemente os manifiesto temores, como el que piensa en voz alta, pero al lado de esto os confieso que tales temores no están del todo infundado en la realidad que, en los poquitos años que llevo en la Legión, he tenido ocasión de observar. Es cierto que el fundamento de la Legión, esto es, el Mensaje dado por Jesús a Margarita, constituye un fenómeno místico de locuciones interiores que, en efecto, queda fuera de la experiencia común ordinaria. Pero si vamos al contenido de ese Mensaje nos percatamos de que, pese a lo extraordinario de su origen, la dirección a la que apunta es justamente la contraria: no llamar la atención, esconderse en Cristo, pasar desapercibido, desaparecer en Él, olvidarse en Él, identificarse con los más humildes, huir del protagonismo, etc. Sacado de la página de la Legión de las Almas Pequeñas de España www.legionalmasp.galeon.com

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Enero de 2015 Queridas Almas Pequeñas, cercanas y lejanas: En el Mensaje que nos envía el Papa Francisco para la Jornada mundial de oraciones por la Paz, nos invita a luchar fuertemente contra todas las formas de esclavitud de que son víctimas tantos de nuestros contemporáneos (migraciones forzadas, duras condiciones de trabajo, prostitución, tráfico de drogas, robo de órganos…) Podríamos levantar los brazos al constatar que somos impotentes ante tales desviaciones en las relaciones humanas. Nos hemos convertido sin embargo, por nuestro Bautismo, en miembros solidarios de la familia humana. Todo debe empezar con un proceso interior de sanación, y por ello es necesario que tengamos antes que nada una plena conciencia de nuestra unión en Cristo. (Texto 1). En su mensaje, el Papa nos hace reflexionar sobre la experiencia de la primera comunidad cristiana. El Don del Espíritu Santo transforma fundamentalmente la naturaleza de las relaciones entre las personas. (Texto 2). Meditaremos después una palabra de Jesús a Margarita, que nos llama a actuar con total rectitud : como a no esconder debajo de una supuesta verdad un espíritu de avaricia o de propiedad que socavan los fundamentos de toda obra buena. « ¡ El hombre perverso se engaña tanto acerca de sus propios sentimientos ! » (Texto 3) Que el Año Nuevo nos lleve, no sólo a tomar buenas resoluciones sino a cumplirlas realmente. ¡Sacudamos el jugo de la esclavitud donde nos aprisionan nuestras pasiones, y llevemos a nuestros hermanos y hermanas en humanidad hacia la tierra de libertad cuyas puertas nos fueron abiertas por la Natividad del Señor! Padre Marcel +

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Todos sois hijos de Dios Ya no hay ni esclavo ni hombre libre Carta de San Pablo a los Gálatas (Ga 3,25-28) Antes de que llegara la fe en Jesucristo, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la Ley, en espera de la fe que debía manifestarse. De manera que la Ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo, para ser justificados por la fe. Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el pedagogo. Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo; ya no hay ni judío ni griego, ni esclavo ni hombre libre, ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Para llegar a ser hermanos y hermanas en Cristo, una conversión es necesaria El Papa Francisco No se llega a ser cristiano, hijo del Padre y hermano en Cristo, por una disposición divina autoritaria, sin el concurso de la libertad personal, es decir sin convertirse libremente a Cristo. El ser hijo de Dios responde al imperativo de la conversión: «Convertíos y que cada uno de vosotros sea bautizado en el nombre de Jesús, para el perdón de sus pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hechos 2, 38). Todos los que respondieron, con la fe y la vida, a esta predicación de Pedro entraron en la fraternidad de la primera comunidad cristiana : judíos y griegos, esclavos y hombres libres, cuya diversidad de origen y condición social no disminuye la dignidad de cada uno, ni excluye a nadie de la pertenencia al Pueblo de Dios.

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Mensaje para la Jornada mundial de la Paz, 1 de enero de 2015 ¿Libertad del corazón o esclavitud de las pasiones? Palabra de Jesús a Margarita J

El Corazón se equivoca pocas veces, cuando no está frenado por la razón. Si en las obras el corazón se hace de trampolín, ellas conocen, sin lugar a dudas, una luminosidad y un desarrollo extraordinarios. Sin embargo, si los hombres intervienen, con toda clase de razones, tendiendo a esconder su avaricia, su espíritu de propiedad, sus deseos contrarios a la buena marcha de estas mismas obras, en realidad, serán confundidos porque la razón sola, incluso basada sobre un parecido de verdad, habrá descuidado el factor éxito que es el corazón, donde se encuentra Áquel que los sondea y los rige. Hay indignaciones que sólo tienden a destruir, para poder reconstruir bajo una máscara del Amor que esconde solamente ambiciones decepcionadas : y esto no puede ser más que un sucedáneo de lo que es. Hija mía, si no me hubieses dado tu corazón, la Legión no existiría. ¡ El corazón no puede ser la sede de todas las pasiones cuando no está lleno más que de Dios y del deseo de Su Gloria ! El hombre perverso se engaña tan fácilmente acerca de sus propios sentimientos, si su corazón está esclavizado por ellos. La verdadera libertad de los hijos de Dios está en el corazón que escucha Mi Palabra, y en su deseo sincero de ponerla en práctica. Los escritos hermosos sólo valen cuando son vividos y saboreados. Como la abeja que va de flor en flor para sacar de ellas el jugo, así haces tú cuando te alimentas de la esencia de las

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virtudes que Yo te enseño y que te doy en profusión en el silencio de tu corazón sometido a mi acción. La mansedumbre y la humildad son dos frutos sabrosos que Me complace hacer crecer en ti. La amargura no procede de Mi. Aléjate de lo que es falaz y engañoso. Se reconocen siempre a los lobos, incluso si se cubren de pieles de cordero para engañar a sus víctimas. (19 de febrero de 1977)

Misterios luminosos Serie Z Primer misterio: El Bautismo de Jesús por Juan El Bautista J

Preparad mi camino como Juan preparó mi venida aquí abajo. Sed los testigos y los apóstoles ardientes de su Espíritu y de su difusión. Preparad mi camino, venid, os enseñaré el camino que seguir. Ni a la izquierda, ni a la derecha, sino siempre delante y dentro. No intentéis agradar al mundo, intentad más bien complacerme y hacer mi Voluntad. (05 05 92)

Segundo misterio : Las bodas de Caná J

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Hija mía, acoge todo con la sonrisa. Pisa tu corazón si hace falta. Tu Dios habla. Escucha. Sé cariñosamente mía en la alegría y en el sufrimiento, para que mi Padre en los cielos descubra en ti la pequeña esposa de su Hijo. Ven, para que te presente a nuestro Padre. (01 01 67)


Tercer misterio : El anuncio del Reino, la llamada a la conversión J

La sombra de la destrucción se cierne sobre el universo. Si los pueblos no se convierten, que esperen graves calamidades sobre la tierra, en el mar y en los aires. Vanos y presuntuosos, que tengan cuidado de que las fuerzas del mal, una vez libertadas por ellos, no les aniquilen a su vez. Pero yo no abandonaré a mis fieles. (15 01 67)

Cuarto misterio: La Transfiguración del Señor M En estos tiempos perturbados que vivimos, ¡ a mi también me gustaría montar tres tiendas en este pequeño Oratorio donde se encuentra uno tan lejos de lo creado, de la existencia humana, tal como se la imagina uno, con su pobre comprensión ! (15 04 80) Quinto misterio: La institución de la Eucaristía M Él viene a mi con las manos consagradas de su sacerdote, y como una niña dejándose alimentar por las manos de su madre, o como un pajarillo esperando, con avidez, el alimento que le trae su madre, abro la boca y tomo este maná celestial que viene a mi con amor; ¡mi corazón agradecido queda confundido de lo que un Dios es capaz de hacer! (01 10 81)

Jesús: Las pérdidas, limitadas por mi misericordia, serán, desgraciadamente, demasiado pesadas. Cuando el Amor no consigue hacer que el pecador vuelva al buen camino, el castigo le reemplaza. (12 de Enero de 1969)

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Actividades del Centro Nacional en Santiago de Chile “Parroquia La Anunciación” Retiros Mensuales Se reitera la invitación a todas las Pequeñas Almas y simpatizantes a los retiros mensuales a efectuarse los segundos miércoles de cada mes de 9:30 a 16:00 Hrs de Chile. Islotes de Santidad día Miércoles a las 10:00 hrs. Exposición del Santísimo Sacramento. Los días miércoles a las 11:00 Hrs. Misa diaria a las 12:00 hrs. Horario de Oficina de Lunes a Viernes de 10 a 18 hrs. y los segundos Miércoles del mes desde las 9:30 a las 16:00 hrs. Lunes – Martes – Miércoles – Jueves – Viernes. Islotes de Santidad en diferentes zonas del área Metropolitana. Misas de la Legión, difuntos, intenciones y coronas de caridad. Suscripción a la Revista Trimestral Ofrecemos la suscripción a la Revista Trimestral por 12 meses. Su valor $2.500 pesos chilenos ó us$4.88 dólares americano, más flete según lugar a pagar. Sede Nacional al

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