La Avispa 53

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Notas y ensayos

niña, se le escapa para casarse con otro, cuando la vuelve a encontrar ya está loca y es inútil cuanto Pedro Páramo haga: Susana vive en un tiempo que él no puede compartir. Susana cumple la venganza que Dolores le encomienda a su hijo. En cierta medida Dolores tiene su doble en Susana, cuando la primera desaparece de la novela, es la segunda la que empieza a actuar, narrativamente hablando. En la primera parte, entretejidas en la narración de Juan Preciado, se presentan también, desde el punto de vista del autor omnisciente, escenas de la vida de Pedro Páramo entre las que está el surgimiento del amor por Susana San Juan. Rulfo ha incluido en la novela ciertos motivos retóricos con el objeto de facilitar el cambio de un mundo a otro; esto es, del mundo de Juan Preciado al de Pedro Páramo. El motivo del agua introduce al lector, por lo general, al mundo de Páramo. Para Cirlot el agua es el elemento que mejor aparece como transitorio, entre el fuego y el aire de un lado –etéreos– y la solidez de la tierra. Por analogía, mediador entre la vida y la muerte, en la doble corriente positiva y negativa, de creación y destrucción (6). Vemos así como el agua aparece como elemento dominante en las épocas de la “Comala viva” de Pedro Páramo, mientras que la sequedad parece ser lo dominante en la “Comala muerta” que recorre Juan Preciado. Susana “aparece” de distintas maneras en la novela. Conviene distinguir entre los fragmentos en que está , los apartados en los que la “protagonista femenina” está presente directamente, de las secuencias donde es llevada al enunciado por otras personas, mediante su habla o su memoria. En las secciones con directa “presencia” de ella, en las que ella actúa, habla, piensa o siente aún cuando sea desde la tumba, ella dibuja imágenes de sí misma; así mismo sus interlocutores, y a veces el narrador, contribuyen a su caracterización, a su construcción. En otras partes, ella es vista, escuchada, imaginada y representada a través de otras personas, ante todo por Pedro Páramo. Vemos así que, por momentos, Susana se tiñe de matices divinos, no porque lo sea en los hechos, sino en la perspectiva ofrecida por Pedro Páramo. La aparición de Susana mueve a Pedro a una atmósfera surreal, casi divina: “A centenares de metros, encima de todas las nubes, más, mucho más allá de todo, estás escondida tú, Susana. Escondida en la inmensidad de Dios, detrás de su Divina Providencia, donde yo no puedo alcanzarte ni verte y adonde no llegan mis palabras” (7). Es una criatura angelical sólo en la mente del protagonista. La Avispa 53

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