Fantasiofrenia i

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loca, mi padre no decía nada, él nunca decía nada. En la calle los vecinos nos gritaban. ¡Hay van los locos!. Siempre nos gritaban cosas. Nosotros no respondíamos, seguíamos nuestro camino, siempre juntos, siempre de la mano. Mi madre no quería a mi abuela, desde que la conoció le tuvo miedo, decía que era una bruja, yo por supuesto nunca le creí. Mi abuela era bajita medía como un metro con cincuenta centímetros, su piel era blanca como café con leche, pero con más leche que café. Le gustaba bañarse por las mañanas, hiciera frío o no. Siempre andaba en la calle, guardaba todo lo que se encontraba en el suelo, siempre traía colgando en el cuello toda clase de amuletos, este para protegerse de la muerte, este otro para las envidias, este para cuidarme de tu madre, para todo tenía un amuleto. Mi madre rezaba para que llegara más rápido el invierno. Le gustaban mucho los meses de diciembre y enero. Se ponía de buen humor en esa época. Emocionada le hablaba al oído de mi padre.- el invierno es bueno viejo, el frío se lleva a los inservibles, no lo crees, mejor que sea así y no de otra manera----, mi padre como siempre no decía nada, mantenía la cabeza agachada, tenía los ojos clavados en el suelo, parecía lelo. No abría la boca para nada. Una ocasión mi abuela me platicó que había quedado así desde el día que se cayó de la cuna cuando era pequeño. Por eso mi madre no quería que me acercara a jugar con mi hermanito. Cuando lo llegaba a cargar me gritaba --déjalo que lo puedes tirar--. Puede quedar loco o tarado. No sé porque pensaba eso, yo jamás dejaría que se cayera, si quería mucho a mi hermanito. No se podía quejar de mi, siempre lo quise, siempre jugué con él. Cuando ella se volvió a embarazar lo descuidó, yo me acerqué a él, yo lo cuidé. En ese momento fue cuando pasábamos muchas horas juntos, tantas, que entre los dos inventamos un juego. Jugábamos a morirnos. Mi madre antes cuidaba mucho a mi hermanito, lo bañaba, le daba de comer en la boca, no lo dejaba ni un minuto solo, decía que estaba enfermito. La verdad es que yo no lo veía así. Que no podía caminar era


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