¡No te atrevas a olvidarme!

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Virtual Bread bunko magazine: Tu librería de novelas ligeras en español.

Historia: Sasaki Yumeno Arte: Laughtman

*¡No te atrevas a olvidarme!


CC 2017 Virtual Bread Watashi no koto wo wasurenaide kudasai! ¡No te atrevas a olvidarme! Historia: Sasaki Yumeno Arte: Laughtman Ilustración de portada: Diseño de portada: Corrección de estilo: Editor: Diseño editorial:

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Agradecimientos especiales: Laughtman Y a nuestros queridos lectores de prueba (¡nuevos!)

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Historia: Sasaki Yumeno Arte: laughtman


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Con

pasos irregulares y las piernas temblorosas, una mujer de cabello castaño y anteojos, avanzaba lentamente mientras se apoyaba contra una de las paredes del desierto pasillo escolar. —Ahh... Estoy hecha polvo. Se trataba de la profesora de ciencias, Furukawa Naoko, quien al final de un arduo día de trabajo, buscaba un lugar para descansar antes de revisar los exámenes de sus estudiantes. Luego de pasar las escaleras, la ya adormilada Furukawa sensei se encontró con una puerta que se le hizo conocida. Una puerta un tanto desgastada que no había sido abierta en mucho tiempo. Tras contemplarla durante algunos segundos, terminó por abrirla. En el interior, un paisaje lamentable era adornado por telarañas y polvo. Sin caber en si misma, Furukawa sensei comenzó a caminar hacia el interior del abandonado salón, y a medida que se adentraba en él, distantes recuerdos se presentaban en su memoria: Estudiantes de una generación pasada, conversando alegremente y riendo a su alrededor. Casi en su límite, Furukawa sensei se desplomó sobre un polvoriento escritorio que yacía al fondo del salón.

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Sin poder resistir el sueño, sus párpados comenzaron a cerrarse lentamente. En ese momento, la difusa silueta de la espalda de un joven se dibujó frente a ella; un antiguo miembro del club, escribía arduamente en una computadora de escritorio. Eventualmente, una segunda silueta tomó forma y reposó su mano sobre el hombro del primer estudiante. Entonces, la chica con el libreta de dibujos se inclinó para revisar el progreso de su compañero. Antes de que sus párpados terminaran de cerrarse, ambas siluetas se desvanecieron junto con una leve sonrisa suya. —Ahora que lo pienso, hay un chico que comparte el mismo sueño que él.

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CapĂ­tulo 1


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Una

vez terminados los deberes escolares, cerré mi cuaderno y lo coloqué sobre la pequeña pila de libros que tenía enfrente. Entonces, me recliné sobre el espaldar de la silla y estiré ambos brazos hacia arriba. Justo cuando comenzaba a relajarme recordé que podía aprovechar el tiempo de sobra para continuar con uno de mis proyectos. —Supongo que puedo escribir un poco. Una vez más, me aproximé hacia el escritorio, y tras hacer a un lado los libros, tomé mi laptop y levanté cuidadosamente la pantalla. Con un desliz de dedo sobre el mouse táctil, me ubiqué al principio de una nueva hoja en blanco, y una vez ahí, pensé en cómo debería iniciar. —Talvez… después de todo, la presentación del protagonista sería lo más adecuado. Con mis ideas en orden, comencé a escribir sin más. Oh, y hablando de presentaciones, a continuación procederé a presentarme como el protagonista de esta historia.

—Mi nombre es Nakamura Yoshiro. Tengo 17 años y asisto a la preparatoria Akarui Tani. Yo-... —...No, suena demasiado corriente.

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Veamos, comenzaré de nuevo: Me llamo Yoshiro, y por si se preguntan qué es lo que escribo, la respuesta es “una novela ligera”. Así es, mi pasatiempo es escribir novelas ligeras. Aunque ya hace un tiempo que dejé de considerarlo un simple pasatiempo. A decir verdad, tengo un sueño—¡Eso es! Entonces escribo que pasa esto, y el protagonista cae junto con la heroína. Definitivamente este evento hará de la introducción algo más colorido. Por otro lado, ¿De qué hablaba...? ¡Ah, sí! ¡Mi presentación! Como les decía, mi sueño es convertirme en un novelista profesional. Quiero escribir historias interesantes que entretengan a todas las personas, hacerme un autor conocido, que mis fans me envíen cartas en las que me elogien. Y finalmente, lo más importante de todo... ¡Quiero que al menos una de mis novelas sea llevada al anime! —Humm... Me detuve por un momento, levanté las manos del

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teclado y me hice hacia atrás para conseguir una visión más panorámica de mi trabajo. —¡Bien! Con eso será suficiente por hoy. Satisfecho por las cinco páginas que había escrito, guardé el archivo y cerré la pantalla de mi laptop, tan cuidadosamente como cuando la abrí. Una vez más, me recliné sobre el espaldar de la silla y estiré ambos brazos hacia arriba. Luego de unos segundos de estar así, giré la cabeza para ver la hora en el reloj de pared. —Ya es algo tarde, supongo que me iré a dormir. Sin nada más que hacer, me puse de pie y caminé hacia la cama. Sentí que había olvidado algo, me quedé sentado al pie de la cama durante algunos segundos. Entonces, lo recordé. Extendí mi brazo, tomé el frasco con los medicamentos y dejé caer algunos sobre la palma de mi mano. Antes de ingerirlos, los observé con un poco de frustración. —Realmente los detesto, pero gracias a ellos puedo llevar una vida relativamente normal—Me dije. Sin más remedio, cerré los ojos y abrí la boca.

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A la mañana siguiente caminaba tranquilamente hacia la escuela, cuando al girar la esquina tuve un encuentro inesperado con una persona bastante sospechosa. Tras darse cuenta de mi presencia, el delincuente posó sus ojos sobre mí, se levantó de la pared en la que estaba recargado, dio algunos pasos para encararme y bloqueó mi paso. Desafortunadamente no había nadie cerca, y tampoco me daría el tiempo suficiente para escapar antes de que él me atrapara con sus largos y fornidos brazos. Una vez cara a cara, me examinó detenidamente, y mientras tanto, yo me esforcé por predecir lo que haría a continuación. Me resigné a mi destino, me preparé para lo peor y tragué saliva. Sin embargo... En ese momento una sonrisa compuesta por dientes afilados se dibujó en su rostro. —¡Muy buenos días! ¡Es un excelente día! ¿No crees? Con una expresión algo aterradora, aquel que dijo estas palabras, rápidamente se hizo a un lado para cederme el paso. Con el aspecto de un delincuente de la peor clase, cabello alborotado, dientes en forma de pico y una mirada penetrante, era el delegado de nuestra cla-

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se, y mi mejor amigo, Kotegawa Izumi. Dispuesto a corresponder a su peculiar amabilidad, levanté una mano para saludarlo también. —O-oh... Buenos días —No luces muy animado, ¿Te encuentras bien? Antes de responder, hice una pausa para pensar en si decirle o no. —Bueno... Sí, estoy perfectamente bien. Con una sonrisa irónica, aparté la mirada. Después de todo, no fui capaz de hacerlo, por muy cercanos que seamos, no creo que el hecho de que, no había sido capaz de desayunar esta mañana porque mi hermana menor se lo comió todo, realmente sea un buen tema de conversación. Sin más remedio, suspiré. —Dime, Yoshiro. —¿Hum? Izumi parecía algo confundido e irrumpió en mis pensamientos. —¿Alguna vez has sentido que te olvidas de algo y no puedes recordar qué? Tras pensarlo un poco, mi respuesta básicamente fue:

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—Bueno, más que algo, yo diría... Antes de poder continuar con lo que decía, un poderoso rugido nos hizo dar un salto a ambos. —¡Tal vez yo pueda responder esa pregunta! ¡Se olvidan de mí! Con pasos rápidos y fuertes, la chica que había caminaba detrás de nosotros todo este tiempo, comenzó a aproximarse con el ceño fruncido. Vestida con su uniforme escolar, y una corta minifalda, ella pasó por en medio de nosotros y se frenó de golpe justo adelante. En un intento por apaciguar su ira, Izumi se dispuso a distraerla de alguna forma. —T-takanashi san... ¡Buenos días! —¡Nada de buenos días! ¡Me dejaron atrás todo el camino! ¡¿Y qué es eso de “Takanashi san”?! ¡Ya les había dicho que me llamen por mi nombre! Sin ser capaz de continuar, Izumi se limitó a forzar una sonrisa mientras recibía todos esos gritos, con la hostil imagen que tiene, es realmente extraño verlo así de nervioso, incluso diría que es casi lamentable. Por otro lado, a estas alturas ella ya es toda una experta en ponerlo de esta forma Takanashi Hanako, de cabello corto y plateado, ojos claros y anteojos. Toda una belleza, a excep-

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ción de lo ruidosa que puede llegar a ser cuando se lo propone. Y por si se preguntan qué tipo de relación tenemos; se podría decir que ella y yo nos conocemos hace mucho, mucho más tiempo del que conozco a Izumi. Prácticamente, desde la infancia. Sentí que yo también debería intervenir, me volví hacia Hanako con una voz tranquila, pero severa. —Espera un momento, nosotros realmente no nos habíamos dado cuenta de que estabas ahí.— Cambió su expresión, Hanako me observó en silencio. —Si querías caminar con nosotros, ¿Por qué no te acercaste, o algo? Las personas normales que desean comenzar una conversación, simplemente lo hacen, no acechan desde la lejanía. —¡B-bueno, yo! —Intenta usar un poco más la cabeza, por favor. Sin saber cómo responder, Hanako frunció el ceño e infló sus mejillas. —En cualquier caso, no es momento para discutir. Si perdemos el tiempo llegaremos tarde. Izumi y yo comenzamos a caminar. Por otra parte, Hanako se quedó ahí de pie, con una expresión de frustración y soledad.

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Me detuve a pocos pasos, y luego de frotar mis sienes me volví hacia ella. —Vamos, ¿Qué esperas? Tras escuchar estas palabras, los ojos de Hanako resplandecieron como dos estrellas. —¡Sí! —Exclamó Hanako con mucho entusiasmo. Los tres nos encaminamos a la escuela. Como de costumbre, cuando le hacíamos una broma, Hanako hacía uno de sus adorables berrinches. Y por otro lado, la potente risa de Izumi retumbaba por todos lados. Al llegar a las vías del tren, nos detuvimos frente a la barrera, esperaba que algún tren pasara, y ésta se levantara de nuevo para poder continuar con nuestro camino. Me sentí algo inquieto, tuve la sensación de que una mirada estaba puesta en mí. Hice una pausa, me escabullí de la conversación, y giré la cabeza para ver de quién se trataba. En ese momento, junto con la brisa, un dulce aroma a fresas llegó hasta mí. Sin lugar a dudas, era ella... Con el cabello oscuro que ondeaba por el aire, y una esbelta figura, la presidenta del consejo estudiantil avanzó elegantemente.

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Su nombre es Shimizu Fuyu, una compañera de clase. Debido a algunas circunstancias que prefiero no recordar, sostenemos una relación algo delicada; por no decir que nos llevamos terriblemente mal. Tras abrir sus profundos ojos azules, me lanzó una mirada llena de frialdad y rechazo, a la cual, yo también respondí y fruncí el ceño levemente. El tren se aproximó a gran velocidad, y al pasar por delante de nosotros, trajo consigo una poderosa, y a la vez poética brisa. Una vez más, su oscuro cabello se dejó llevar por el viento. En esta oportunidad Shimizu lo sostuvo gentilmente para evitar que los mechones más cortos entrasen en sus ojos. Cuando el tren terminó de pasar y la barrera comenzó a elevarse nuevamente, antes de volver en mí, ella apartó la mirada, pasó junto a mí, y siguió con su camino sin decir ni una sola palabra. Y así, desapareció de una forma tan discreta como cuando se acercó en primera instancia. Por alguna razón, no pude evitar quedarme perplejo, vi cómo se alejaba caminando con ese aire de sutileza tan irónicamente propio de ella. Sentí un leve peso en mi hombro, olvidé por un momento a Shimizu y giré la cabeza hacia un lado. Entonces, me encontré con los preocupados rostros de Izumi y de Hanako.

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—Hace un buen rato que hablábamos y no respondías, ¿Realmente te encuentras bien? —O-oh... Sí, es sólo que... Tras echarle un último vistazo a la ya distante Shimizu, respiré profundamente y respondí lo primero que se me ocurrió: —Anoche estudié hasta tarde. Supongo que no dormí lo suficiente, pero en verdad, no es nada de lo que preocuparse. —Bueno, si tu lo dices debe ser cierto. En cualquier caso, cuida mejor de tu salud. —Claro, eso haré. No parecían haberme creído del todo, pero no insistieron más sobre el tema. A partir de ahí, el resto del camino fue silencioso. Únicamente ambientado por las voces de los demás estudiantes que iban por el mismo camino. Antes de entrar a la escuela, me detuve en la entrada para observar el cielo. Y como si el destino intentara advertirme sobre algo, un par de nubes taparon al sol. —Después de todo, algo me dice que este será un día muy largo. Suspiré.

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Ya era la hora del almuerzo. La profesora de ciencias terminaba de revisar los deberes, y mientras algunos compañeros de clase agrupaban sus bancos para almorzar juntos, otros simplemente se quedaban en el mismo sitio o salían en busca de un lugar más silencioso. —Iré a la cafetería, ¿Vienes conmigo? Como ya se había hecho costumbre, Izumi vino a buscarme para almorzar juntos. —Después de todo, supongo que soy más de este tipo. —¿Hm? ¿De qué hablas, Yoshiro? —No es nada. Olvidalo. Tras ponerme de pie y tomar mi bolso, Izumi y yo nos dirigimos a la salida. Antes de cruzar la puerta por completo, giré la cabeza para ver dentro una última vez. Sin que nadie se le acercara, Shimizu escribía de forma errática en un cuaderno tamaño oficio. —Me pregunto qué hará— Me dije. —¿Y bien? ¿Nos vamos? —O-oh, claro. Por supuesto. Al terminar de escribir, Shimizu cerró el cuaderno.

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Y luego de ponerse de pie, tomó su bolso y comenzó a caminar hacia la salida. —Un momento... Se detuvo a medio camino, recordó que se olvidaba de algo. Así que sin perder tiempo, se volteó para tomar su cuaderno. Y sin prestarle mucha atención, continuó caminando mientras intentaba guardarlo. Antes de desaparecer tras la puerta, una de las hojas sueltas se salió del cuaderno y planeó hasta llegar al suelo. —Oh. Furukawa sensei se dio cuenta, dejó sus documentos sobre la mesa, y se aproximó hacia la hoja de Shimizu. —Con lo delicada que suele ser, es raro que no se haya percatado... Una vez ahí, Furukawa sensei se inclinó para levantarla del suelo. Y cuando la tuvo entre sus manos, la volteó para ver su contenido. Inesperadamente, lo que había en la hoja no eran letras, sino más bien trazos. Por un instante, Furukawa sensei se había quedado ensimismada.

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Sus ojos estaban bien abiertos, y no se despegaban de la hoja. Plasmado en el papel blanquecino, un caballero de cabello largo y despeinado, posaba de forma valerosa con una imponente espada sobre su hombro. Y a su derecha, una joven con alas de ángel y una armadura que no escondía mucho, sostenía un gran báculo que emitía energía luminosa. Ambos rodeados por los escombros de un antiguo templo y monstruos que acechaban maliciosamente. Furukawa sensei dudó acerca de su procedencia, buscó alguna firma o nombre. Y entonces, en una de las esquinas del dibujo encontró escrito claramente el nombre de una de sus estudiantes: «Shimizu Fuyu» —Este dibujo... No tenía idea de que ella pudiera hacer algo como esto. Tras retirar sus anteojos para frotarse los ojos, la profesora finalmente decidió dejar la hoja bajo el banco de Shimizu. Sin embargo, al introducir la mano pudo sentir otras hojas de papel con una contextura similar a la que se había encontrado antes. Con un poco de pena, pero mucha curiosidad, Furukawa sensei retiró un par de las hojas. Y para sorpresa suya, al igual que la primera, estas también tenían dibujos. —Estos detalles...

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Furukawa sensei olvidó sus propias responsabilidades, y se tomó su tiempo para apreciar los fabulosos dibujos de su estudiante. Se preguntó cómo no se había dado cuenta antes,. Con el anuncio del timbre, la hora del almuerzo había finalizado. —¡Ahhh...! ¡Estuvo delicioso! Acompañó estas palabras con una palmada a su estomago, Izumi se veía bastante satisfecho. A decir verdad, no suelo ir a la cafetería muy seguido, pero ya que Izumi quería ir hace tiempo, no podía negarme. Aunque no me malinterpreten. No es como si las comidas de ahí no me gustaran. Es decir, utilizan demasiada sal y pimienta, y casi siempre el arroz está desabrido. Pero en fin, sólo son detalles. Pequeños e insignificantes detalles que me arruinan el apetito. … Oh, ¿A quién quiero engañar...? Esa comida realmente da asco. —Deberíamos ir más seguido, ¿No lo crees, Yoshiro? —¡Kghjj! Oye, oye. ¿Qué acaso no tuviste suficiente con una vez?—Reclamé silenciosamente. —Por lo visto te falla el sentido del gusto... Tras darle una mirada de pena, me volví hacia el frente y respondí:

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—Bueno, tal vez podamos ir algún otro día. Después de todo no había forma de que le diga algo tan cruel a Izumi. Él nunca le ha dado tanta importancia al sabor como yo, pero eso no es excusa para herir sus sentimientos. Con una sonrisa ingenua, Izumi parecía haber quedado satisfecho con mi respuesta. Al cruzar la esquina del pasillo, tuvimos un encuentro poco agradable con cierta persona. Por el otro extremo Shimizu se acercaba, mantenía los ojos clavados al suelo. Tenía todo el cuerpo tenso, y sus pies se movían de forma forzosa, por alguna razón, esta vez lucía con peor humor que de costumbre. Al pasar junto a nosotros, chocó contra mi hombro. Se detuvo en ese mismo momento, los brazos de Shimizu se tensaron aún más, y comenzaron a temblar. Presentí que algo malo iba a ocurrir, me preparé para lo peor. Paralelamente, Izumi agitaba las manos de arriba a abajo, sin saber qué hacer. —V-vamos, chicos. Estamos en la escuela. No vayan a hacer ninguna locura.

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Lo ignoré completamente, cuando Shimizu finalmente se volteó por completo, ambos nos enfrentamos en un duelo de miradas. Como si pudiéramos emitir alguna especie de energía negativa, el ambiente se puso tenso y pesado. Pero entonces: ¡Pam, pam!—Se escucharon un par de pisadas fuertes—. Desviamos nuestra atención, Shimizu y yo nos giramos al mismo tiempo. —¡Presidenta! ¡Vicepresidente! ¡Los busqué por toda la escuela! Tras anunciarse frente a nosotros, la inesperada chica de coletas desplomó su torso por el cansancio y se apoyó en sus rodillas. A juzgar por su apariencia, no era difícil darse cuenta de que había corrido. Cuando por fin pudo recuperar el aliento, nos explicó a Shimizu y a mí, que se nos necesitaba de urgencia. —¡Por favor, vengan conmigo! Fui el primero en reaccionar, deslicé los tiros de mi bolso por sobre mi hombro, y se lo entregué a Izumi.

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Lucía muy desesperada, la chica dio media vuelta y comenzó a caminar con un paso veloz. Por supuesto, yo la seguí. —Tú también puedes dejarme tu bolso, Shimizu san. Sólo te será un estorbo. Dudó un poco, Shimizu observó a Izumi durante algunos segundos. Por otro lado, al darme cuenta de que se había quedado atrás, me volví hacia ella con una voz enérgica. —¡Vamos! ¡Debemos apresurarnos! Con un pequeño salto, Shimizu finalmente deslizó los tiros de su bolso y se lo entregó a Izumi. —P-por favor, cuida de él. Luego de decir estas palabras con un notable dolor, Shimizu comenzó a caminar en dirección a nosotros y dejó a Izumi con ambos bolsos atrás. Sin volver a verla, aceleré el paso para quedar a la altura de la chica de coletas. —De qué se tratará todo esto... tan repentinamente — Me pregunté. Como si hubiese leído mi mente, ella comenzó a hablar con una voz agitada. Y mientras tanto, Shimizu y yo la escuchamos con atención. —Por lo visto, esto nos tomará un buen tiempo...

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¡No! ¿Qué es lo que digo? Está bien, yo sabía que tendría que hacer este tipo de cosas cuando me uní al Consejo estudiantil. Sacudí la cabeza, me abofeteé un par de veces las mejillas. Y entonces volví la vista al frente. Mientras tanto, al volver al salón, Izumi se vio en aprietos al no recordar de quién era cada bolso. —Ahhhh... Cuando Shimizu san me entregó el suyo, yo lo tomé con... hmmm esta mano... Entonces, el de Yoshiro lo tomé con esta otra... Tras observarlos con confusión durante algunos segundos, finalmente se encaminó hacia uno de los bancos.

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