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5.3 Monitoreo y registro de los casos de violencia feminicida
• La ausencia de registros adecuados; sobre las cifras ocultas, declara al respecto una periodista nicaragüense (entrevistada por Virginia Meneses Mendoza, 2020):
Podemos observar, que las estadísticas que manejan las instituciones del Estado son unas y el de las organizaciones son otras. Siempre hay un subregistro en los casos de la violencia sexual a niñas y femicidios.
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• La instancia que recopila los datos no es necesariamente la que atiende directamente a las sobrevivientes de estas violencias, ya sea para brindar atención integral desde el ámbito de salud o para registrar las causas de la muerte, como en el caso de los institutos de medicina forense. Esto dificulta contar con datos más reales sobre el fenómeno de las violencias contra las NyA y mujeres. • La falta de homologación de las distintas violencias entre las diferentes instituciones, así como la de los rangos de edad. No solo entre países, sino también entre las instituciones de un mismo país. • En todos los países, en los casos de feminicidio sexual sistémico los testimonios afirman que no existe registro de las violencias previas de las que ha sido víctima NyA antes de su asesinato, por lo tanto, la violencia sexual previa al asesinato es difícil de demostrar. • La falta de un registro único entre todas las instancias de denuncia para tomar en cuenta la historia de vida de violencias anteriores sufridas por las NyA, con el objetivo de no registrar cada caso como uno nuevo. • La falta de registros sobre las desapariciones de las NyA y bases de datos que den cuenta de las características y contexto de las distintas modalidades
de desapariciones para detectar y analizar las nuevas dinámicas, como la desaparición intermitente. • La falta de registros fidedignos de las interrupciones de embarazos de las NyA. En Bolivia, el solo acto de registrar el número de interrupciones de embarazos es problemático, tal y como lo señala una representante institucional (entrevistada por Patricia Brañez Cortez, 2020):
Lo que se tiene que lograr, además, es que se registre en el Sistema Nacional de Información en Salud (SNIS) el número de las ILE [y la] edad de las NyA, hace años que estamos en esto y no se ha logrado. Y la inestabilidad funcionaria no ayuda, ya que se empieza de cero cada vez.
• La falta de datos precisos sobre el impacto de las restricciones para el acceso al aborto y la anticoncepción de emergencia en la vida y la salud de las NyA sobrevivientes de violencia sexual.5 • La falta de una recopilación de información sobre la prevalencia en las NyA de MM y las violencias previas que sufrieron.
Con algunas excepciones en Uruguay y Guatemala, no detectamos programas de reparación del daño y recuperación para las sobrevivientes y sus familiares. Para conseguir justicia para sus hijas o nietas, hay madres y abuelas que enfrentan procesos demasiado largos y
5 Señalamos que en el caso de Bolivia se tiene que agregar una nueva violación a los derechos de las NyA y mujeres: las restricciones para el acceso a los antirretrovirales para el VIH, hepatitis B e ITS.
costosos, que generan un desgaste físico, psicológico y anímico. En los casos de feminicidio se hace particularmente evidente en relación a las hijas y los hijos de las víctimas adolescentes, ocultados por el sistema de justicia, tal y como afirma una periodista peruana (entrevistada por Betsey Cecilia Valdivia López, 2020): “en el tema de feminicidio, hasta el año pasado no se identificaba la edad, ni el género, si tenía alguna discapacidad, no se sabía si era niño o niña, no se sabía nada de ellos”.