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2. Conceptos clave: ¿Desde dónde partimos?

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2. Conceptos clave: ¿Desde dónde partimos?

Para abordar el estudio de doce países diferentes de América Latina y el Caribe, diversos entre sí, esta investigación parte del supuesto de que cualquier tipo de violencia debe enmarcarse en su contexto, ya que se trata de un fenómeno complejo cuyas distintas expresiones están relacionadas, se retroalimentan y cambian con el tiempo (Martín-Baró, 1983; Huacuz Elías, 2011). Sin embargo, es necesario no perder de vista que hay muchos rasgos en común que dan cuenta del proceso mediante el cual en sociedades desiguales prevalece la violencia estructural, cristalizada en la desigualdad socioeconómica y de género. En la medida en que la violencia es histórica, sus manifestaciones cambian y las formas de justificarla también varían.

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La violencia contra niñas y adolescentes configura un gran problema de violencia basada en el género (VBG), pues subyacen las relaciones de poder implícitas en un sistema patriarcal, el cual está atravesado por factores como la clase social y la etnicidad. La Recomendación General No. 35 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW, 2017), reconoce en primer término:

La expresión “violencia por razón de género contra la mujer” se utiliza como un término más preciso que pone de manifiesto las causas y los efectos relacionados con el género de la violencia. La expresión refuerza aún más la noción de la violencia como problema social más que individual, que exige respuestas integrales, más allá de aquellas relativas a sucesos concretos, autores, víctimas y sobrevivientes. (párr. 9).

También, la misma Recomendación, hace referencia a que las causas son de carácter estructural. En efecto, destaca un amplio espectro de elementos involucrados en el fenómeno de la violencia de género al mencionar que:

La violencia por razón de género contra la mujer es uno de los medios sociales, políticos y económicos fundamentales a través de los cuales se perpetúa la posición subordinada de la mujer con respecto al hombre y sus papeles estereotipados. (párr. 10).

Hoy en día, el escenario al cual nos enfrentamos es complejo, pero podemos contar con herramientas metodológicas más potentes para investigar la violencia contra NyA. El intercambio de experiencias entre diferentes mujeres, investigadoras, activistas, periodistas, profesionales de la salud y muchas otras nos ha fortalecido y ha hecho de nuestros feminismos instrumentos de lucha contra las desigualdades intersectadas de género, clase y etnia, desde posiciones decoloniales (Monzón Monterroso, 2004).

Siguiendo las huellas que la metodología feminista ha trazado, podemos investigar la violencia contra mujeres, NyA como una problemática que:

• No es natural, sino política y social (Radford y Russell, 1992).

• Es estructural y multidimensional. El análisis transversal de la violencia —física, psicológica, sexual, económica, patrimonial y simbólica— ha evidenciado que se trata de un continuum y, por lo tanto, es también considerada un componente

estructural de la opresión de género (Lagarde y de los Ríos, 1993).

• Es sistémica. La imbricación de varios sistemas de opresión (Moraga y Anzaldúa, 1981) muestra la simultaneidad de las relaciones de raza, clase y sexo, su carácter indisociable en la experiencia de vida de las NyA y la profundidad histórica y estructural de sus interrelaciones.

La violencia estructural y sistemática ejercida contra NyA se inserta en un entramado complejo que la antropóloga feminista Marcela Lagarde y de los Ríos (1993) llamó la triple “opresión de género en las mujeres”. Se conoce como intersección de múltiples categorías: género, clase, raza, edad y cultura para entender las opresiones y acompañar las luchas de las mujeres (Lugones, 2008). Es una violencia difícil de erradicar porque los estereotipos de género y la discriminación por razones de sexo siguen siendo los mecanismos principales que transmiten la opresión entre generaciones hasta institucionalizarse. Como escribe Sagot (1998), para las mujeres “la transmisión de la ideología de la opresión es el elemento central de la socialización”.

En Latinoamérica la violencia contra NyA construye una geografía propia, inscrita en un contexto caracterizado por la discriminación histórica y determinada por causas estructurales que la reproducen como el sexismo y el adultocentrismo. Asimismo, existen factores de riesgo como la baja escolaridad, las barreras de acceso a servicios de salud, de acceso a la justicia y de protección integral. Las NyA crecen bajo un proceso violento de interrelación con la sociedad, sobre todo en contextos caracterizados por conflictos armados. Los factores culturales desvían la atención hacia valoraciones morales y culturales y reproducen su dependencia y subordinación, desvirtuando el ejercicio de los derechos humanos (DDHH). En las últimas

décadas mejoraron algunas de las causas estructurales que contribuyen a la reproducción de la violencia contra NyA, por ejemplo, se registra un mayor ingreso de las NyA al sistema de educación. Sin embargo, todavía son herederas de un imaginario social, cultural y religioso que las define como dependientes del hombre, las constriñe a construirse en “ser para otros” (Figueroa Mier, 2008), y pensar en la maternidad como su única razón de vida y en el ámbito doméstico cómo su único destino.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2020), la violencia altera directamente el estado de salud de quien la padece. La violencia se torna productora de enfermedades y un importante factor de riesgo psicosocial, de invalidez y muerte.

Desde el final de los años ‘80, la socióloga Liz Kelly (1988) insiste en la importancia de utilizar el concepto de continuum para comprender las dimensiones múltiples e interrelacionadas de las violencias ejercidas contra NyA y mujeres.

La mayoría de las especialistas en violencia de género utilizan el concepto de continuum para examinar las diferentes manifestaciones de violencia y su capacidad de inscripción en el tejido social. Siguiendo estas perspectivas, en este estudio se utiliza el concepto de continuum para evidenciar la relación entre las diferentes dimensiones de la violencia feminicida y su correlación con estructuras desiguales y patriarcales de poder. También, se articula el concepto de continuum con el de acumulación para comprender cómo los diferentes tipos de violencia que afectan la vida de NyA no son eventos aislados, sino que cada uno se inserta en un panorama general de violencia ejercida contra ellas (Kelly, 1988). La muerte de NyA es el resultado de una acumulación de acciones, actos y omisiones en una sociedad opresora.

La primera conceptualización de violencia feminicida es del 2004 y la encontramos en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de México, capítulo V, artículo 211, que define la violencia feminicida como:

La forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, tanto en ámbitos públicos como privados, conformada por el conjunto de conductas misóginas [maltrato y violencia física, psicológica, sexual, educativa, laboral, económica, patrimonial, familiar, comunitaria, institucional] que pueden conllevar impunidad social y del Estado y [al colocar a las mujeres en riesgo e indefensión] puede culminar en el homicidio [o su tentativa, es decir, en feminicidio] y en otras formas de muerte violenta de [las niñas y las] mujeres [por accidentes, suicidios y muerte evitables derivadas de la inseguridad, la desatención y la exclusión del desarrollo y la democracia].

Es importante especificar la diferencia entre tipos y modalidades de violencia feminicida. Las modalidades son las formas en que se manifiesta la violencia contra las NyA y mujeres en diferentes ámbitos de relación (por ejemplo, familiar, comunitaria, laboral, institucional). Los tipos de violencia feminicida son los actos específicos de agresiones según sus características, las cuales se clasifican, entre otras, en emocional/psicológica, física, patrimonial, económica y sexual.

¹ www.gob.mx/conavim/documentos/ley-general-de-acceso-de-las-mujeres-a -una-vida-libre-de-violencia-pdf

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