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Día de Publicación 08/23/12

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Edición #34 08/16/12 - 08/22/12

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Asilo a Assange puede generar represalias de EEUU y ha unido a Latinoamérica Miriam Burgués Washington, (EFE).- El asilo concedido por Ecuador al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, puede generar represalias de Washington tras la reciente normalización plena de la relación bilateral y ha vuelto a unir a Latinoamérica frente a EE.UU. y Europa, según indicaron varios analistas. “Sin duda” habrá “represalias”, ya que el Gobierno de EE.UU. “quiere castigar a Assange por haberlo avergonzado” con la divulgación de cientos de miles de documentos secretos y “Ecuador se ha interpuesto en su camino”, comentó Mark Weisbrot, codirector del Centro para la Investigación Económica y Política (CEPR). Según Weisbrot, los medios de comunicación “se han puesto del lado del Gobierno de Estados Unidos y han estado muy en contra de WikiLeaks y de Assange”. Por ello, este analista vaticinó que el Congreso estadounidense, donde sobre todo los republicanos han cuestionado en los últimos meses la situación de la libertad de prensa en Ecuador y los lazos de Quito con Irán, se sumará a las posibles represalias contra el país suramericano. Para Michael Shifter, presidente del centro de estudios independiente Diálogo Interamericano, es probable que el ya “débil apoyo” a Ecuador en el Congreso de EE.UU. disminuya aún más a raíz de su decisión de dar asilo a Assange, refugiado en su embajada en Londres desde el 19 de junio para evitar ser extraditado a Suecia. No obstante, esa decisión no afectará

a la renovación del programa de preferencias arancelarias que EE.UU. concede a Ecuador, conocido como ATPDEA y que vence en 2013, según indicó Shifter al diario Los Angeles Times. Opina lo contrario Stephen Johnson, director del programa para las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por su sigla en inglés) y que anotó a Efe que el apoyo a la renovación del ATPDEA “debe ser muy bajo en el Congreso en estos momentos”. La concesión del asilo de Assange se suma a otros “indicios”, como los

“vínculos más estrechos” con Irán, que evidencian que al presidente de Ecuador, Rafael Correa, “no le preocupan las buenas relaciones con Estados Unidos ni la renovación de las preferencias arancelarias”, argumentó Johnson. “Creo que Correa vio a Assange como una víctima de Estados Unidos. Y ésa es la manera en que Correa se ve a sí mismo”, reflexionó Shifter. Desde que Correa asumió la Presidencia las relaciones entre EE.UU. y Ecuador “han ido cuesta abajo” y “el camino hacia delante está lleno de baches”, pronosticó por su parte Johnson.

Las relaciones bilaterales plenas se restablecieron este año después de que en abril de 2011 ambos países retiraran a sus respectivos embajadores a raíz de una disputa por un cable divulgado por WikiLeaks sobre supuesta corrupción en la Policía ecuatoriana. Con independencia de cómo afecte el asilo a Assange a la relación entre EE.UU. y Ecuador, el caso ha vuelto a unir a Latinoamérica en contra de Estados Unidos y de Europa, según Peter Hakim, presidente emérito del Diálogo Interamericano. Los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se reunirán el domingo en Guayaquil para analizar el caso y la Organización de Estados Americanos (OEA) decidirá hoy si convoca un encuentro de sus ministros de Exteriores para la próxima semana en Washington con el mismo propósito. “Lo interesante es que la Unasur es la que está empujando la agenda de la OEA” y se ha creado en Latinoamérica “una noción de solidaridad importante” contra EE.UU. y Europa, dijo Hakim. A su juicio, en este caso esa solidaridad viene motivada no tanto por la decisión del asilo, sino por la denuncia de Ecuador de que el Gobierno británico amenazó con entrar en su embajada en Londres para arrestar a Assange. Como recordó Hakim, otro ejemplo reciente de ese “vamos a estar juntos” de los latinoamericanos ha sido el apoyo a Argentina en su disputa con el Reino Unido por la soberanía de las islas Malvinas.

El caso Assange plantea un dilema diplomático y legal Ramón Abarca Londres, (EFE).- La concesión de asilo por parte del Gobierno de Ecuador al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, supone un difícil dilema diplomático y legal para el Reino Unido, que podría tardar mucho tiempo en resolverse. El problema que se le plantea al Gobierno británico es cómo puede efectuar la detención y la entrega del famoso “hacker” a Suecia sin violar las leyes internacionales ni causar un grave conflicto diplomático. La Convención de Relaciones Diplomáticas de Viena de 1961 establece la “regla de inviolabilidad”, que prohíbe la entrada en las embajadas a las fuerzas de seguridad de los países donde se encuentran si no es con el permiso del embajador. Londres sostiene que una ley británica de 1987 le permite revocar la inmunidad diplomática y entrar en la embajada a detener a Assange. Esta ley fue aprobada tras el asesinato tres años antes de la agente británica Yvonne Fletcher por un disparo de bala efectuado desde el interior de la embajada de Libia en Londres. La norma pone como condición el hecho de que se haga “en cumplimiento de la ley internacional” y se vincula la entrada en la embajada a una serie de “consideraciones materiales” como “la seguridad de los ciudadanos y la seguridad nacional”, según explica el jurista Carl Gardner en su blog “Head of Legal”. No existe precedente de que esta ley

se haya aplicado desde entonces y los expertos sostienen que para que la policía pudiera entrar en la embajada ecuatoriana en Londres para arrestar a Assange se necesitaría además el permiso de un tribunal. El Gobierno británico debería convencer a la justicia de que Ecuador ha actuado contra las leyes internacionales al acoger en su embajada al fundador de WikiLeaks, al que las autoridades británicas persiguen por haber violado sus condiciones de libertad bajo fianza. Además de la complejidad legal de esa decisión, sus implicaciones diplomáticas podría ser importantes, ya

que otros países podrían utilizarlo como precedente para entrar en embajadas a detener a disidentes allí refugiados. Aunque el Reino Unido decidiera finalmente no entrar en la embajada de Ecuador, o no pudiera hacerlo, quedaría sin resolver una situación a la que la mayoría de los expertos no le ve una salida fácil. “Es imposible hacer predicciones de qué puede pasar ahora, toca esperar”, reconoció hoy a la BBC la especialista en derecho internacional Rebecca Niplock. A pesar del asilo concedido por Ecuador al fundador de Wikileaks, esté sigue sin poder salir de la embajada

donde reside hace casi dos meses, ya que la policía de Londres espera a las puertas del edificio y podría detenerle en el momento de que ponga un pie en la calle. Aunque Ecuador, como se ha barajado, decidiera darle algún tipo de estatus diplomático como representante ante Naciones Unidas, lo que le otorgaría inmunidad, esto no evitaría que fuera detenido al salir de la embajada. Otras de las posibilidades es que Assange abandone la embajada en un coche diplomático que, de acuerdo con las leyes internacionales disfrutan de protección y no pueden ser requisados o registrados. Sin embargo, el fundador de Wikileaks podría ser detenido al abandonar el vehículo para tomar un avión que le permitiera dejar el Reino Unido. Una artimaña con la que se especula es que pudiese pasar por las valijas diplomáticas, una bolsa o saco de cualquier tamaño destinado al traslado de documentos u objetos de uso oficial. Estas valijas pueden cruzar las fronteras sin ser registradas pero, al estar limitadas a materiales y documentos dificultaría, que Assange se escondiera en una de ellas para salir del Reino Unido. Existe un precedente que pone de manifiesto cuánto podría alargarse en el tiempo este caso: el cardenal József Mindszenty pasó quince años en la embajada estadounidense en Budapest tras el fracaso de la revolución anticomunista de Hungría en 1956.


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