Revista Cultural Las Cruces Nº 18

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Agrupaci贸 Agrupaci贸n Cultural Las Cruces

Revista Cultural.

Las Cruces, enero 2011 / N潞 18

IN MEMORIAM

Jaime Silva


EDITORIAL En portada una fotografía que retrata a nuestro vecino don Jaime Silva, quien falleció el 26 de diciembre recién pasado en Las Cruces, gran dramaturgo, poeta y profesor universitario, su amigo el escritor y guionista Gustavo Frías, escribe una sentida crónica en su memoria en las paginas centrales. Publicamos un poema de la señora María Herminia Silva, crucina, matriarca de la familia Codocedo titulado “El poema se titula madre”. Los recuerdos del pasado de las hermanas Errázuriz: doña Paz y doña Isabel, evocan momentos de su niñez en Las Cruces, donde vieron a Fray Pedro Subercaseaux pintando. La señora Luz Prieto, quien paso muchos veranos en la casa familiar en el barrio El Quirinal, recuerda a los vecinos que habitaron sus principales casonas. La Agrupación Cultural Las Cruces dedica esta edición de la Revista a nuestro distinguido vecino don Jaime Silva.

DRAMATURGO

Director Luis Merino Zamorano

Editores León Aguayo - Luz Díaz-Tendero Paulina Carrasco - Víctor Gaete Jorge Córdova – Patricia Concha Emma Urbina – M. Teresa Quintino Elizabeth Vázquez – Marco Polo Aravena

Corrección de Textos León Aguayo – Marco Polo Aravena

PORTADA Don Jaime Silva nació en 1934, destacado dramaturgo, poeta y profesor universitario. Vecino de Las Cruces, compró una parte de la casa construida por Rafael Meneses que fue partida en dos. Pasó muchas temporadas en este refugio donde de seguro escribió parte importante de su notable obra literaria.

agrupacionculturallascruces@chile.com


POESIA EL POEMA SE TITULA MADRE I Madre si por prendedor te diera una estrella del firmamento la luna para tu frente y la fresca agua del torrente sería esto poco por todos tus sacrificios que has tenido madre mía desde que al mundo llegué. II Voy a pedirle al buen Dios con fe en este hermoso día un cántico de los Ángeles y mucha felicidad para dedicarlo a ti junto con nuestro papá y que unidos siempre estén por toda una eternidad. III Mamá hoy yo te entrego estos versos y lo más grande de este mundo mi cariño y estos versos que nacen de lo profundo como regalo del cielo para quien me dio la vida. Original de

Marí María Herminia Silva viuda de Codocedo 20 septiembre del 2007.


CRONICA IN MEMORIAM DE JAIME SILVA Debe haber sido a fines de los años cincuenta, en pleno siglo pasado, cuando, bajo la mirada atónita pero silenciosa de mis padres, abandoné la Escuela de Derecho para ingresar en la Escuela de Teatro. Eran tiempos de cambio: las salas de cine se habían transformado en improvisadas pistas de baile donde los jóvenes se agitaban al compás del Rock Around the Clock que hacía famosos a los Comets de Bill Haley y en las radios atronaban los parlantes con el Perro Sabueso de Elvis Presley, mientras, aunque por esos días nadie lo supiera en Chile, recién comenzaba la aventura literaria de Jack Kerouac y Allen Ginsberg, la música del silencio patrocinada por John Cage, los descubrimientos estéticos de Robert Rauschenberg y Andy Warhol. En resumen, el Pop Art. En el primer año de Teatro encontré maestros extraordinarios: Pedro Orthous, Agustín Siré, Alfonso Unanue, Patricio Bunster, Guillermo Nuñez, sin olvidar al memorable Enrique Gajardo. Entre los egresados, Alejandro Sieveking y Víctor Jara continuaban acudiendo con frecuencia a la Escuela, y en cursos superiores al mío, ayudaron en mi crianza compañeros admirables: Marcelo Romo, Juan Katevas, Eduardo Barril y el inolvidable Jaime Silva, cuyos ojos transparentes parecían ver cosas inadvertidas para mí. Por ese tiempo, Jaime ya había escrito “Arturo y el Ángel”, una obra de teatro en verso, premiada por Domingo Tessier en el Teatro de la Casa de la Cultura de Ñuñoa, que tuve el honor de remontar con el mismo elenco al año siguiente. Ese factor contribuyó a acercarnos. Creo que era por aquel tiempo cuando Jaime


escribía y Luis Advis componía la música de “La Princesa Panchita”, una obra que por aquellos años dio mucho que hablar, aunque nunca tanto como, años después, lo hizo “Fausto Shock”, que estrenado por Tomás Vidiella, se mantuvo a tablero vuelto por varios meses en el Teatro Hollywood creo que fue. Pero no se puede recordar la obra de Jaime sin mencionar “El Evangelio según San Jaime”, obra feérica que, a pesar de las amenazas de excomunión recibidas por su autor, fue estrenada con bombos y platillos en el Teatro Antonio Varas. Los derechos de autor recibidos por Jaime le permitieron viajar por largo tiempo, e incluso vivir fuera de Chile, particularmente en Canadá, donde estrenó parte de la “Trilogía del Nuevo Mundo”, .obra de largo aliento formada por “La comedia española”, estrenada en Canadá, “Bobo de Indias”, que hasta el día de hoy no ha sido estrenada, y “Vida Pasión y Muerte de Juana la Loca”, también estrenada en Canadá, tal como La Comedia Española, también estrenada en el Teatro Antonio Varas. Ignoro si otra obra inédita suya, “El Cumpleaños de la Gran Cabrona”, es de este período, tal como otras piezas no estrenadas que recuerda Belén, una muchacha que Jaime amaba como la hija que nunca tuvo, entre ellas “El lado oscuro de la Luna”, “La Violetera”, “El nacimiento de un poeta”, “El Ratón Pérez” y “Los Grillos Sordos”, una obra de crítica social, también con música de Luis Advis. Además son de su autoria varios poemas inéditos, entre ellos “Las Cuecas Íntimas” y “Fragmentos de Crísipo”. Aparte de esta mención neutra de sus realizaciones, muchas de ellas destinadas al público infantil y gran parte desconocida, resulta prácticamente imposible definir los intereses expresivos de la creación del dramaturgo. Es curioso el destino que este país esquina presta a muchos de sus creadores cuya obra parece casi

menospreciada frente a la cultura importada. Talvez por eso y al igual que numerosos creadores, Jaime realizó una trascendente labor docente, pero siempre con características propias y diferentes. Así, por ejemplo, todos los 23 de abril celebraba con sus alumnos el cumpleaños de Shakespeare y año tras año fue elegido como el mejor docente de la Universidad del Desarrollo (“con un alumno que se interese ya vale la pena hacer clases”, acostumbraba decir; tal como “la vejez es bienvenida mientras traiga minutos de felicidad”). Dicen que Jaime murió a fines de diciembre, pero yo creo que es una broma del Día de los Inocentes. En Las Cruces no hay cementerio porque nadie muere en este pueblo. Pedro Prado y Manuel Magallanes están tan vivitos y coleando aquí como Nicanor Parra; para recordar pintores, puedo asegurar que Juan Francisco González y Pacheco Altamirano transitan aún entre las viejas casas del Vaticano, y, si de músicos se trata, casi al final de las casas que miran las olas frente a la Avenida del Mar, en el Quirinal, todavía se pueden escuchar los acordes algo difusos de un piano que bien pueden emerger de la Villa Las Tres Marías, donde Roberto Falabella compuso casi toda su obra. Y, con un poco de imaginación, a veces puede oírse incluso el rasgueo de una guitarra y un susurro que recuerda el “Nacimiento de Negros” que, según algunos testimonios, la propia Violeta cantó por primera vez aquí, en una casa vecina a la residencia del inolvidable Jaime.

Gustavo Frías En la República Independiente de Las Cruces, a mediados de enero 2011. POST SCRIPTUM

A diez días de haber escrito lo anterior me asalta constantemente un sentimiento de pesar y pérdida, de deuda, de no haber aprovechado del todo su presencia.


CRONICA

Si partimos desde playa grande encontramos las siguientes casas con el nombre de sus primeros propietarios.

BARRIO EL QUIRINAL – LAS CRUCES. Casa de la Familia Abstauruaga Espínola

Por Luz Prieto A principio del siglo XX se comienzan a construir los primeros chalets a lo largo del litoral que se extiende entre Playa Grande, Playa Chica (¿Playa Chica y Playa Blanca es lo mismo?) y Playa Blanca. Así nacería, el barrio El Quirinal, formado por chalets de piedra y madera al estilo de las casas veraniegas de la Riviera Francesa. Para llegar hasta Las Cruces el viaje se iniciaba en la estación Alameda, llegando el tren hasta Malvilla o la Estación de Leyda. Desde allí, las familias, llevando sus enseres y provisiones para el viaje subían en coches de cuatro caballos para llegar hasta Cartagena. Desde ahí había dos opciones: en carretas de bueyes por la Playa Grande; o en el tren que cruzaba por los arenales de esta playa. El servicio de carretas era administrado por don Eugenio Peugeat. El Tren era de trocha angosta y llegaba hasta punta de rieles frente a la Playa Blanca y al Hotel Bellavista. El Tren cruzaba por los arenales junto a la Laguna del Peral (o Laguna de los Patos) y desde él se podía apreciar los conchales, restos arqueológicos donde a veces se encontraban puntas de flechas. Curiosamente, El Quirinal, parece estar ligado a FFCC, ya que cuatro de sus primeros propietarios fueron sucesiva mente abogados jefes del Departamento Jurídico de los FFCC. Hasta ahora permanece frente a la Poza Verde un asiento de piedra circular en que aún se lee: “FFCC del E. Cartagena Las Cruces”. El Tren estuvo en funciones hasta 1932, fecha en que durante el primer gobierno de don Carlos Ibáñez, se construye el camino que unirá Cartagena con Algarrobo, con un ramal a Las Cruces que pasará por medio de las casas construidas en el borde costero y las construidas hacia los cerros. Este camino será nombrado mas tarde la Av. Errázuriz y por allí pasaría el único microbús que llegaba hasta Cartagena, propiedad del Sr. Castro. Otra alternativa para viajar desde Cartagena era hacerlo en automóvil por la Playa Grande y a menudo, como se ve en la foto que le envío, el oleaje cubría las ruedas del auto; en los casos en que la marea subía había que remolcar el auto con las carretas de bueyes del Sr. Peugeat.

Casa de la Familia Falabella. Construida alrededor de 1940 con un estilo arquitectónico diferente a las primeras casas.

Casa de piedra. Propiedad de don Eduardo Solar Correa, literato y autor de un texto de literatura y gramática. Casado con Julia Amuntegui.

Casa de piedra y madera con grandes extensiones de jardines de don Osvaldo Vial Vial casado con Sara Grez. (hoy dicha casa pertenece a Carabineros de Chile).

Casa de don Santiago Santa Cruz Cánepa casado con Teresa Fernández.

Casa construida por Baldomero Palma, comprada por Galo Irarrázabal casado con Olga Correa.

Casa del Pintor Augusto Izquierdo casado con la pintora María Fontecilla, paso luego a propiedad de don Enrique Labbé y luego a don Luis Costabal


En lo que hoy es la Av. Errázuriz, se construyeron casas que sin estar en la línea del litoral, tenían también hermosas vistas al mar. Como las casa de las familias Gaimer, Puga- Domínguez, Hartard, Cisternas-Bravo, sobresale por sus jardines la casa del escultor Italiano Rómulo Tonti, profesor de la naciente escuela de Bellas Artes.

Casa de Rafael Meneses

Casa de grandes jardines de Don Leonidas Irarrázabal casado con Teresa Barros. Y que después fue de doña Rosita Casanueva de Domínguez, hermana de Mons. Carlos Casanueva, rector de la UC.

Casa de don Octavio Larrain Alcalde, casado con Elena Acuña Castro.

Gran casona de la Familia Astaburuaga Castillo y Fontecilla Astaburuaga. Hacia el camino principal abierto desde 1932 a los automóviles, estaba el pueblo de Las Cruces. Recordamos la carnicería de don Galvarino; el almacén de doña Julia, las sustancias de la Mamita; el correo de la Srta. Gregoria Peogeat. (La Goyita). El almacén de don Rufino, con el pan amasado hecho por su madre la Doña Doralisa. Hacia 1940 se construyeron las casas que se llamaron del “Pueblo Hundido”. De las familias Moure Urrutia, Martínez Williams, Valdivieso Cox, Fernández, Pérez Cotapos (hermanos de Sor Juana de Los Andes) otras mas serían; Velasco Violier y Sánchez Rivas.

Casa de la Familia Urízar que después compró don Ricardo Irarrázabal, casado con Inés Pereira.

Las primeras casas de Las Cruces no tenían luz eléctrica, y se usaban red de lámparas de carburo. Para el terremoto del año 1939 debíamos ir a la casa de Osvaldo Vial a escuchar las noticias en la radio de su auto. (Era un auto especialmente entregado a él por ser diplomático)

Posteriormente se construyen las casas que están frente a la Poza Verde, de las familias Becker, Opazo y Ureta Espiñeira Junto a los roqueríos de la Poza Verde está la gran casa que fuera de don Amadeo Gundelash. Después se convirtió en hotel. Cuando la casa fue comprada por la Sra. Lenie Boissier, madre de Malú Gatica. Este Hotel era el centro de la vida social de El Quirinal. Actualmente es el Sanatorio Preventivo.

Casa de las familias Gómez Fierro y Gómez Vives.

Casa de don Cipriano de Vivar casado con Dolores Aguilera (Actualmente, es la Residencial Álvarez)

Casa de la familia de don Víctor Penjean. Ministro de la Corte casado con Inés Hidalgo.

Hotel Bellavista, construido por don Francisco Aravena Gómez casado con doña Mercedes Ahumada.


RECUERDOS del PASADO ANOTACIONES ACERCA DEL CUADRO DE FRAY PEDRO SUBERCASEUX

Playa de Las Cruces El año 1947 el padre Pedro pasaba unos días durante el mes de enero en la casa de mi abuelo Pedro en la playa de Las Cruces. El ocupaba la pieza del segundo piso, que era la del tío Pedro, pues él no iba durante enero. Todas las mañanas caminaba a la Iglesia de la Asunción para vigilar la instalación de sus pinturas, las cuales fueron llevadas desde Santiago por partes. En el mismo lugar se armaban. Primero pintó el nacimiento del Niño Jesús, este se instaló inicialmente afuera de la Iglesia, en el frontis, al año siguiente se cambió al interior de la Iglesia pues la humedad le afectó. Dos años más tarde pintó la Asunción de la Virgen, también por partes .Esta pintura se encuentra actualmente en el altar mayor. Recuerdo que mi padre, Mario Errázuriz, se encargó personalmente con un maestro de San Antonio, de apellido Sandoval, de pintar los fondos del cuadro (unos cuadritos de color naranja o dorados) En las tardes, el padre Pedro se sentaba en la pieza del segundo piso, mirando hacia la playa, abría las ventanas para tener una mejor visión y con su croquera y lápices de colores pintaba todo lo que veía. Nosotros que éramos niños corríamos alrededor de él por lo que nos usó muchas veces para hacer sus bosquejos, los cuales nos regalaba y muchos de ellos aún guardamos. En este cuadro pintó la playa, el pino (que se cortó hace solo dos años atrás), el restaurante que aún existe. Relatos y recuerdos de Isabel y Paz Errázuriz Barros. Septiembre 2010.


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