
2 minute read
Entre la medianoche y el cierre
Las ciudades de Poe
Algunos biógrafos entusiastas cuentan queensulechodemuertePoepreguntósi quedaba «alguna esperanza». Como el médicorespondióque estabamuygrave, él rectificó, aclarando si había «alguna esperanzaparaunmiserablecomoyo».El cuentista más grande de todos los tiempos se veía pequeño y aunque pudo imaginarse París sin conocerlo, no intuyó que su obra sería aquello que salvaraaunmiserablecomoéldeviviren el pozo del olvido. La leyenda en torno a su muerte, aquella biografía mítica, es, sin duda, su mejor cuento. Esto hay que agradecérselo a sus biógrafos entusiastas. La imaginación del que no estuvo allí es decir, el biógrafo puede hacer que el lector también entusiasta vea que aquel conoció cada palmo del territorio pisado y los acontecimientosescritos.Lociertoesque los últimos días y minutos de la muerte de Poe pertenecen al territorio de lo que nunca sabremos a ciencia cierta, como suele decirse, al territorio de la suposición. Si pasó de verdad, si la muerte no fue causa del delirium tremens, la tuberculosis o, incluso, un tumor cerebral, tal y como nos cuenta Peter Ackroyd, uno de sus biógrafos entusiastas,nienlossiglosvenideros,así como en los ciento sesenta años anteriores a este que ahora vivimos, lograremos saberlo. Podemos imaginarnos y fabular su muerte, como Carver se imaginó y fabuló la de Chéjov, TabuchiladePessoayAlbertoCavallarila de Tolstoi, aunque casi todos coincidan en señalar que Poe murió intoxicado de alcohol y narcóticos ¿fueron lo republicanos o tal vezlosdemócratas? , despuésde serutilizadocomovotanteen las elecciones de Baltimore camino de Filadelfia. Esto demuestra que, a diferencia de España, donde se suele utilizar gente muerta o anciana con sus facultades mentales muy tocadas, en Estados Unidos son los alcohólicos quienes favorecen a los candidatos en días de elecciones. Según lis libros de historia, los republicanos duplicaban a losdemócratasalahoradeemborrachar asusvotantessolitariosynecesitadosde compañía conla que levantarun vasode whisky. Ahora bien, que el biógrafo entusiasta no estuviese allí no quiere decir que no pueda imaginarse lo que pasó. Un escritor puede imaginarse el ParísdelXIXsinconocerlo,llenándosede fantasías, no siempre eróticas. Ese mismo escritor podrá escribir luego sobre muchas otras ciudades, visitar los lugares que nunca pisó, llenar el vacío y el espacio literario de gente diversa y hacer que entre ellos tengan relaciones. Entonces el lector pensará que ese escritor vivió en realidad aquellos lugares y aquellas experiencias, pero no. Poe, de hecho, que nunca estuvo en Francia, dibujó París como si hubiera vividomuycercadelasdiversasruespor donde suceden los acontecimientos de algunos de sus mejores cuentos. Aquel París era tan real que Juan Ramón Jiménez, un poeta nada nobel ni sospechoso de ignorante, se confundió ante sus alumnos de Puerto Rico y soltó una falacia perfectamente creíble: «Poe está dos años enFrancia, que le influye». Segúnotros,PoevivióenInglaterradesde junio de 1815 hasta junio de 1820. Que «La carta robada» se sitúe en París y encima seauncuentoescritoenprimerapersona noesuna pruebaempíricaparapensary creerquePoevivieseenParís.Másbienal contrario, estodemuestraque unode los valores más importantesde un cuentista reside precisamente en su capacidad de imaginar realidades nunca vistas e inventar mundos nuevos mundos. Como decía Cortázar, el más solitario de los hombres nunca supo estar solo, por eso tuvo que escribir sobre ciudades que nuncapisó.
Advertisement
Si reparto el número de caramelos que tengo entre 4 personas a partes iguales, me sobran 3 caramelos y, sin embargo, si los reparto entre 5 personas, igualmente a partes iguales, me sobran
2. ¿Cuántos caramelos tengo, si se sabe que dicho número está entre 50y 80?
Solución ganadora del número anterior (Marcos Encinas López, 1 Bachillerato B):

Pararesolveresteproblemaesmássencillocalcularlaprobabilidadquetienendeperderyrestárselaa1.Alhacerun diagrama de árbol, se ve que, como van 40-0, la probabilidad de llegar a un 40-40 es de 1/8. A partir de ahí, como van iguales y ambos tienen 1/2 de posibilidades de ganar cualquier punto, se multiplica 1/8 · 1/2, y sale que la probabilidad de perder es de 1/16, por lo que la de ganar es de 15/16.