Desde entonces, es política de la bodega no presentarse a ningún tipo de cata o concurso, aunque en algunos casos nuestros importadores y clientes sí lo hacen. El mundo del vino está cargado de tradición, de clasicismo, de respeto al pasado. Este respeto se vive hoy en la forma de elaborar la uva, en la forma de trasegar el vino, a la luz de una vela. Y se vive, cómo no, en las marcas bajo las cuales ofrecemos nuestros vinos, ya que su origen está en la mayoría de los casos muy ligado a nuestra historia. Así, durante los primeros años, la única marca que se comercializa es el actual GRAN RESERVA 890. El que durante muchos años se llamó RESERVA 1890, como conmemoración del año de nuestra fundación, tuvo que perder, por imperativos legales, igual que posteriormente el RESERVA 1904, la primera cifra. Parece ser que, cuando no era obligatorio poner la añada en la etiqueta, una marca comercial como esta creaba cierta confusión en el catador respecto al año de la vendimia. El primer gerente de la bodega es uno de los fundadores, Mariano Lacort Tapia, que desempeña esa función hasta 1922, con unos honorarios para su primer año de 5.000 pesetas (alrededor de 30€). Probablemente uno de los primeros problemas comerciales con los que se encontró fue cómo MARIANO LACORT TAPIA, exportar físicamente el vino a América. EL PRIMER GERENTE Recordemos que en aquellos años España tenía una muy estrecha relación con el Nuevo DE LA BODEGA, COBRABA Continente. Luego llegaron la guerra de Cuba 30 EUROS AL AÑO y la pérdida de las colonias en 1898. Las primeras vendimias se realizan con mulas. Son los años en que la mayoría de los vinos se venden en barrica, siendo embotellados en destino por el cliente. Por eso en aquellos primeros embarques para América, el vino se envía en barrica. Estos viajes en roble son de una importancia extraordinaria para La Rioja, ya que gracias a ellos se comprueba la saludable influencia que la barrica tiene sobre la calidad de los vinos. De esta forma, algo tan trivial como un medio de transporte y embalaje, es determinante para el futuro de los vinos de Rioja, aportándoles el envejecimiento y la calidad que ahora tienen. Cuenta la voz popular que es también por aquellos primeros años del siglo, al ser los viñedos arrasados por la trágica filoxera, cuando se acuña el término “Reserva”. Dicen que un ciudadano francés, debido a la gran escasez de vino que había, guardaba siempre en los establecimientos que frecuentaba algunas cántaras de vino, solicitando, en su siguiente visita, le fuese servida su “Reserva” de vino. Mito o realidad, esta primera idea de un vino especialmente guardado, especialmente “reservado”, es lo que hoy define a los Reservas de Rioja. En el año 1904, el señor Alfredo Ardanza, fundador de LA RIOJA ALTA y propietario, por otra parte, de la Bodega Ardanza, propone la fusión de ambas sociedades, lo que se acuerda por unanimidad. Como celebración de esta efemérides, que además coincidió con una de las mejores cosechas de la historia de Haro, se ofrece al mercado un vino muy especial llamado RESERVA 1904, que hoy, con el nombre de GRAN RESERVA 904 es uno de los tintos más delicados y complejos de toda la Denominación de Origen.
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