


EL ORIGEN DE UNA ENTRAÑABLE IDEA





A mediados del siglo XIX, la devastadora plaga filoxérica obliga a los négociants franceses a buscar nuevos vinos, llegando pronto a Rioja para catar, seleccionar y ‘reservar’ unos vinos que, tras su envejecimiento, regresarían con ellos a tierras galas. Esta historia fue el origen de una gran idea: ofrecer a nuestros amigos y clientes la posibilidad de reservar su propia barrica con nosotros. Así nació nuestro Club de Cosecheros, una cuestión de confianza.

Es así como, solamente en las mejores cosechas, seleccionamos cuidadosamente parcelas para la elaboración de un Reserva exclusivo que no puede encontrarse en el mercado y que solo pueden disfrutar nuestros socios y sus allegados. Es el fruto de unas extraordinarias uvas que nos permiten interpretar fielmente la personalidad y el carácter único de nuestras bodegas.







Ese vínculo de absoluta confianza con nuestros socios, que adquieren una barrica (240 botellas) o media barrica (120 botellas) de ‘su vino’ dos años antes de su descorche, se ha convertido durante estas cinco décadas en algo verdaderamente entrañable, que ha traspasado generaciones y que nos ha permitido formar parte de su vida y de su familia, estando presentes en sus brindis y celebraciones más especiales.

























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