Guia de la mina romana de lapis specularis del Pozolacueva. Torralba - Cuenca

Guía De La Mina Romana DE Lapis Specularis DeL “POZOLACUEVA” TORRALBA - Cuenca

GUÍA DE LA MINA ROMANA DE LAPIS SPECULARIS DEL “POZOLACUEVA” (TORRALBA - CUENCA)

Dirección y Coordinación María José Bernárdez Gómez & Juan Carlos Guisado di Monti.

Textos María José Bernárdez Gómez.

Juan Carlos Guisado di Monti.

Alejandro Navares Martín.

Fernando Villaverde Mora.

Créditos Fotográficos Asociación Lapis Specularis: Páginas 3, 8, 16 (foto-1) y 18.

Asociación Torre Alba: Página 4.

María José Bernárdez Gómez: Páginas 6 (foto-1), 15 y 19.

Magia Serrana: Página 16 (foto-2).

José Martínez Hernández: Páginas 1, 9, 13, 14, 17, 23 y 24.

Alejandro Navares Martín: Página 6 (foto-2).

Dibujos e Ilustraciones Yeyo Balbás Polanco: Página 20.

Myriam Rousseau: Página 21.

Planimetrías y Mapas Fernando Villaverde Mora: Páginas 8, 10, 11 y 12.

Web: www.lapisspecularis.org Ilustración de Portada: Entrada a la mina de lapis specularis del “Pozolacueva” en Torralba (Cuenca).

Contraportada: Megacristal de yeso selenítico en el interior de la mina del “Pozolacueva” de Torralba (Cuenca).

1ª Edición, 2015. Reservados todos los derechos. Queda totalmente prohibida la reproducción y/o transformación parcial o total de este libro, por procedimientos mecánicos o electrónicos, incluyendo fotocopia, grabación magnética, óptica o cualesquiera otros procedimientos que la técnica permita o pueda permitir en el futuro, sin la expresa autorización por escrito de los propietarios del copyright. © 2015. De esta Edición: Ceder Alcarria Conquense. Proyecto de Cooperación Territorial Eje 4 LEADER del PDR de Castilla-La Mancha 2007-2013. © 2015. De textos, imágenes y contenidos: Los autores - Asociación Lapis Specularis. Proyecto “Cien mil pasos alrededor de Segóbriga”.

Diseño e impresión: Gráficas Cuenca.

Depósito Legal: CU-171-2015.

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GUÍA DE LA MINA ROMANA DE LAPIS SPECULARIS DEL “POZOLACUEVA” (TORRALBA - CUENCA)

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Índice Presentación 5 Localización y accesos.

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El nombre de “El Pozolacueva”

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Planimetrías de la mina

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La mina de lapis specularis del “Pozolacueva”

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El complejo minero de Torralba y su contexto arqueológico

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El transporte comercial del lapis specularis 19 La explotación de la mina

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Bibliografía 22

Cuevas-bodega del cerro del Castillo o Torre Alba, que da nombre a la población de Torralba (Cuenca).

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Presentación

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as mina romana de lapis specularis de “El Pozolacueva”, forma parte del complejo minero de Torralba (T), uno de los conjuntos mineros más septentrionales con que cuenta el distrito minero de yeso especular de Castilla-La Mancha. La actual intervención de puesta en valor realizada en el minado principal del Pozolacueva (T.1), ha permitido mejorar su accesibilidad mediante la instalación de un equipamiento de infraestructura y seguridad, que se ha llevado a cabo dentro de la estrategia de promoción y dinamización patrimonial de las antiguas minas romanas de espejuelo, facilitando con ello su proyección como posible destino turístico y como producto cultural.

Junto a la actuación de adecuación turística y el preceptivo seguimiento arqueológico, realizados en la mina, se hacía necesaria igualmente una divulgación acorde a la iniciativa desarrollada y en la que esta guía de visita de la mina del Pozolacueva de Torralba, es un paso más para la difusión y el conocimiento de este fantástico patrimonio minero romano, así como un sencillo resumen informativo y gráfico de la propia mina histórica. Con ella, se pretende dar a conocer de manera práctica y didáctica, algunas de las peculiaridades de este singular minado y sus posibilidades como recurso de disfrute social y turístico.

La visita turística a la mina del “Pozolacueva”, dadas sus particulares características y el tipo de acceso existente, en la actualidad, es posible únicamente desde la perspectiva del turismo aventura y mediante la práctica del turismo activo, al requerir de cierta condición física para realizar este tipo y modalidad de visita. Así, acompañados por un guía y equipados con la indumentaria adecuada, y preferiblemente con casco e iluminación individual, se puede visitar y explorar una de las minas de lapis specularis de mayor recorrido practicable, y con algunos de los mayores cristales de yeso selenítico que puedan contemplarse en estos minados.

Las minas de lapis specularis de Torralba, se encuentran en el llamado cerro de la Cueva, en la dehesa del Espinar y en donde se halla entre otras, la “Mina del Pozolacueva”, conocida también como el “Pozo de la Dehesa” por localizarse en este ecosistema natural y paisajístico. La dehesa del Espinar, es una dehesa de propiedad comunal y de aprovechamiento sobre todo forestal y silvícola del Ayuntamiento de Torralba, donde sobre el cerro de substrato yesoso en que se ubican las minas de espejuelo, crece un bosque clareado de encinas, plantas aromáticas y matorral de monte bajo.

Es en este espacio adehesado, que se ha preservado en relativo buen estado también gracias a este tipo de aprovechamiento secular del terreno, donde se han podido conservar en cierta medida algunos de los minados antiguos que horadan el monte y que forman parte de la histórica romanidad de estas tierras. Así, en su mina principal de “El Pozolacueva”, se ha podido acometer una actuación que, junto a la recuperación de la misma, pretende su revalorización como referente cultural de la región y como posible activo de gestión que ayude a implementar el posible futuro desarrollo turístico de la zona.

En este contexto ha sido editada esta Guía, como una actuación más en el marco del Proyecto de Cooperación “El Cristal de Hispania II” del programa LEADER Eje-4 del PDR de Castilla La Mancha 2007/2013. Proyecto diseñado por los Grupos de Desarrollo Rural de la provincia de Cuenca CEDER Alcarria Conquense, ADI El Záncara y ADESIMAN en colaboración con el equipo investigador de las minas de lapis specularis del Proyecto “Cien mil pasos alrededor de Segóbriga”.

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Año 2000. Pozo de acceso a la mina de lapis specularis del Pozolacueva en Torralba (Cuenca).

Año 2015. Instalación y equipamiento actual en el pozo minero de acceso a la mina del Pozolacueva de Torralba (Cuenca).

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Localización y accesos

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a mina se localiza en el término del municipio conquense de Torralba, a tres kilómetros al suroeste de dicha población y en el paraje conocido como el “Cerro de la Cueva” en la dehesa del Espinar. Al lugar, se accede desde uno de los caminos rurales que salen desde la ermita de San Antonio de la mencionada localidad y que lleva a la dehesa comunal donde se encuentra la mina del Pozolacueva. Las coordenadas de localización de la mina son: UTM: X: 558.695 - Y: 4459.672 km (ETRS89).

Para llegar a la mina del Pozolacueva con un vehículo particular, hay que partir del núcleo poblacional de Torralba, desde donde sale un vial que lleva a la mina. Así desde Madrid y escogiendo la ruta más directa, se accede por la autovía A-2 en sentido Barcelona hasta el pk.55 a la altura de Guadalajara ciudad, donde continuaremos en dirección Cuenca por la carretera nacional N-320, pasando entre otras por las poblaciones de Sacedón, Alcocer y Cañaveras, hasta el pk.166 donde antes de llegar a la población de Villar de Domingo García, giraremos a la izquierda por la comarcal CM-210 y tras un tramo de unos siete kilómetros, llegaremos a la localidad de Torralba, desde donde parte el camino que lleva a la mina del Pozolacueva.

Desde Cuenca, la vía de acceso a las mina del Pozolacueva es igualmente la nacional N-320, que puede cogerse directamente desde la misma salida de la ciudad de Cuenca en sentido Guadalajara y que tras pasar por las localidades de Chillarón, Noheda y Villar de Domingo García, y una vez pasada la última población, entre el pk.165 y 166, sale a la derecha la carretera comarcal CM-210, que continuaremos, según las indicaciones del párrafo anterior para llegar a Torralba y a la mina.

Desde Valencia y Albacete, el acceso al lugar sería por la autovía A-3 sentido Madrid y hasta el pk.242 (salida Minglanilla). En ese punto cogeremos la comarcal CM-310 hasta enlazar con la nacional N-320 en Almodóvar del Pinar, desde donde seguiremos con destino a Cuenca. Una vez en Cuenca, proseguiríamos siguiendo las indicaciones ya referidas desde la capital conquense para llegar hasta la mina del Pozolacueva.

Desde Toledo, tomaremos la carretera nacional N-320 en dirección Ocaña hasta el pk.37, donde enlazaremos con la autovía A-40 Ocaña-Tarancón-Cuenca. Una vez pasado Tarancón y unos kilómetros antes de llegar a Cuenca, en el pk.173 tomaremos el enlace con la nacional N-320 dirección Guadalajara, donde siguiendo las indicaciones anteriores, podremos llegar a nuestro destino.

DISTANCIA DESDE CIUDADES CERCANAS

De Madrid a Torralba

170 km

De Cuenca a Torralba

35 km

De Toledo a Torralba

205 km

De Guadalajara a Torralba

115 km

De Albacete a Torralba

194 km

De Valencia a Torralba

233 km LAPIS SPECULARIS

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Plano de situación

Si quieres visualizar el lugar en Google Maps, la mina romana de lapis specularis del Pozolacueva en Torralba, se encuentra en: https://www.google.es/maps/@40.2850382,-2.3088571,844m/data=!3m1!1e3

Vista aérea de la dehesa del Espinar con la mina del Pozolacueva y Torralba (Google-Earth).

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El nombre de “El Pozolacueva”

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as mina de “El Pozolacueva”, debe su nombre al topónimo que identifica la entrada a esta cavidad, a través de uno de los antiguos pozos mineros romanos que dan acceso a la misma, aunque en su momento, la mina contaría con otros ingresos al interior, tanto en forma de pozos verticales, como de accesos horizontales o inclinados, que permitieron en época romana la explotación y el funcionamiento del minal. Con el paso del tiempo, las entradas de la mina se fueron colmatando y tapando con la erosión del terreno, así como por otros procesos naturales o antrópicos hasta que, únicamente el pozo minero existente en la actualidad, quedó como exclusiva vía de entrada a la mina.

El pozo, hasta el momento de su intervención y adecuación turística, tenía un relleno importante de tierra y piedras, por lo que se encontraba colmatado con más de siete metros de escombros producto de aportes procedentes del exterior, que se habían producido de manera paulatina a lo largo del tiempo, de manera que el acceso al interior minero, hasta hace poco, era difícil y apenas practicable, siendo sólo posible la entrada mediante el pozo minero y tras pasar arrastrándote sobre la acumulación de sedimentos de los primeros metros del minado.

La mina del Pozolacueva, mantiene en su denominación la etimología y el significado con el que se menciona o nombra un elemento natural o artificial, como puede ser un pozo, entendido éste como una excavación o agujero vertical que perfora la tierra hasta alcanzar la profundidad suficiente para hallar lo que se busca. En este caso, este indicio minero de espejuelo es uno más de los numerosos minados de yeso especular existentes en el territorio y que, en lo que respecta a la mina de Torralba, se identifica y describe con el clarificador nombre compuesto del “Pozolacueva”.

La denominación de cueva para referirse una cavidad artificial, es habitual en la toponimia local, ya que una vez perdida la funcionalidad como minados, a las minas se las conoce con el sobrenombre de “Cueva” en lugar de “Mina”, como sería lo más correcto. Así, los minados de lapis specularis del conjunto minero, anteponen casi siempre a su nombre particular, el calificativo de cueva, como designación explicita que alude invariablemente a las propias minas.

Escalera de seguridad instalada en el acceso a la mina romana de lapis specularis del Pozolacueva en Torralba (Cuenca).

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Planimetrías de la mina

Topografía de la mina romana de lapis specularis del Pozolacueva en la dehesa comunal del Espinar, en Torralba (Cuenca).

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Representación 3D de la mina del Pozolacueva de Torralba, con gradiente de color según la zona y profundidad de la cavidad.

En la imagen se pueden distinguir las estaciones y recorridos topográficos empleados, lo que permite cuantificar así el espacio que abarca la cavidad.

Mina del Pozolacueva de Torralba y sobre la misma, una malla de representación de la superficie del terreno, utilizando un modelo digital con puntos de elevación registrados cada cinco metros de distancia, para poder calcular la masa de montera de roca que, en superficie, tiene el minado.

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Representación en 3D de la mina del Pozolacueva desde el lado este. En primer plano y a la derecha, el pozo de acceso, de once metros de profundidad.

Representación de la mina del Pozolacueva de Torralba en sección y volúmenes poligonales.

La imagen está girada respecto al norte 20º, e inclinada 8º respecto al eje horizontal de la mina.

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La mina de lapis specularis deL “Pozolacueva”

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a mina romana de lapis specularis conocida como “El Pozolacueva” (T.1), se encuentra en un pequeño monte de encinar y afloramientos de yesos en el enclave conocido como la Dehesa. Es el único de los minados del complejo minero de Torralba, que conserva aún su acceso al interior minero y tiene actualmente un desarrollo subterráneo practicable de cuatrocientos cincuenta y ocho metros de recorrido, donde se aprecia la posible continuación del minado en varias direcciones, pero la colmatación existente, así como las obturaciones y los hundimientos producidos, imposibilitan cualquier tipo de progresión de no mediar un desescombro importante en estas zonas.

Este minado, por sus características y posibilidades, ha sido intervenido dentro del plan de infraestructuras turísticas promovido por la Diputación de Cuenca con fondos de cohesión europeos, y con el objetivo de su puesta en valor como posible mina visitable desde una perspectiva turística. La actuación se ha centrado en su espacio inicial de acceso y en parte del recorrido interno del minado en su ámbito subterráneo, junto a una adecuación de su entorno inmediato.

Así, se ha llevado a cabo un acondicionamiento de la entrada de la mina, consistente en una verja perimetral con un mallado metálico y su correspondiente puerta de cerramiento para el control de acceso y seguridad, que impide también el arrastre de sedimentos por la lluvia y por otros agentes erosivos que pudieran introducir y depositar aportes de materiales diversos y estériles, y evitar así, que se acumulasen de nuevo en el fondo del pozo minero.

Igualmente, se ha ejecutado una pasarela con barandillas metálicas en la parte superior del pozo, conectada con una escalera de seguridad y con un quitamiedos perimetral también metálico. La escalera se desarrolla en dos tramos sucesivos y discontinuos, con un descansillo intermedio para salvar los once metros de profundidad del pozo, incidiendo el final de la misma en la base de una cámara de distribución, desde donde parten las galerías mineras romanas de prospección y explotación.

Interior de la mina romana de lapis specularis del Pozolacueva (T.1), en Torralba (Cuenca).

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Tránsitos internos y piso colgado en el interior de la mina romana de lapis specularis del Pozolacueva (T.1).

Los trabajos en la mina, han consistido en el vaciado de escombros de tierra y bloques de piedra de esta gran sala de inicio, de manera que, ha recuperado parte de su morfología original y su funcionalidad de época romana como espacio desde el que se organiza el tránsito y los desplazamientos internos por la mina. En el centro de la sala, se ha dejado un gran bloque de cristal de yeso que, a modo de elemento centralizador, canaliza los posibles recorridos a través de las dos galerías practicables que parten de la cámara.

El itinerario visitable de la mina, es una ruta circular que empieza en la sala y puede realizarse indistintamente en las dos direcciones posibles de recorrido, aunque el circuito interior proyectado, es el que, partiendo de la galería sur y tras realizar un trayecto de unos ciento cincuenta metros por el interior de la mina, regresa al mismo punto de partida en la sala de inicio. Este itinerario, se ha diseñado mediante la delimitación y trazado de un vial de un metro de ancho acondicionado con la altura suficiente, de forma que permita el paso, y que por el medio de galerías y salas mineras, discurre de forma continua por el espacio habilitado para la visita turística.

Entre las particularidades de la visita a la mina del Pozolacueva de Torralba, destacan los impresionantes y enormes cristales que aún puede observarse en su interior. Estos megacristales de grandes volúmenes y tamaños métricos, se distribuyen en bolsadas y vetas continuas que ocupan amplias zonas del interior minero, donde se pueden contemplar las mineralizaciones existentes, junto al laboreo que, en pos del yeso especular y su extracción, se produjeron en la mina.

La mayoría de los cristales del Pozolacueva, mantienen una capa ahumada y ennegrecida en la superficie de los mismos, producto de la acción del fuego procedente de hogueras en el interior de la mina, posiblemente en una etapa histórica muy posterior a la romana y que, pudo tener como objeto desalojar o asfixiar a personas o animales que se pudieran haber refugiado en su interior.

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Exterior de la mina romana del Pozolacueva durante su estudio y documentación arqueológica.

La presencia continua y permanente del humo, procedente, sin duda, de grandes y sostenidas hogueras intencionadas, ha ennegrecido y tiznado la superficie exterior de los cristales de yeso, haciéndoles perder parte de su trasparencia y atractivo. Si bien, esta misma circunstancia, ha propiciado que los cristales de la mina, hayan servido como prácticos y excelentes soportes de escritura incisa, donde los visitantes de la misma a lo largo del tiempo, han dejado plasmados a modo de “grafiti” o inscripción sus nombres y mensajes, que destacan con el blanco de la raya realizada en el yeso, sobre el espacio del cristal oscurecido.

Así, los cristales se han convertido en huellas de la Historia, con sugerentes y valiosas revelaciones que nos detallan e informan de quién y cuándo se visitaron las minas. Rastros de un pasado en que se identifican personajes conocidos y anónimos, que durante siglos, dejaron prueba de su paso y testimonio en un interesante legado que nos une al pasado a través de estas ventanas del tiempo y que hoy, podemos desvelar e interpretar gracias a su preservación en una de las más importantes minas de lapis specularis de la región.

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Inscripción incisa del siglo XVI, del ganadero mesteño conquense y familiar del Santo Oficio Alonso de Resa en uno de los cristales de la mina del Pozolacueva, donde deja constancia de su entrada a la mina [entro año de 1567] y su regreso tres años después [torno año 1570].

Inscripción incisa del siglo XIX, realizada en uno de los cristales del Pozolacueva en contra de la Constitución [Muera la Constitución 1838]. Seguramente se refiere a la Constitución española de 1837, promulgada durante la Regencia de María Cristina de Borbón.

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El complejo minero de Torralba y su contexto arqueológico

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as minas del complejo minero romano de lapis specularis de Torralba, se encuentran bastante próximas entre sí, ocupando una extensión y espacio de casi unas tres hectáreas de la dehesa del Espinar. En su mayoría, son pozos mineros cegados y con sus características formas de hoyos o hundimientos sobre el terreno, producto de las colmataciones y rellenos posteriores que se produjeron en los pozos. En superficie y alrededor de los pozos cerrados, se sitúan las escombreras mineras, con restos de yeso espejuelo procesado o desechado y que a modo de corona de la depresión, circundan las minas.

En total, el complejo minero de Torralba cuenta con otros seis minados romanos más, aparte de la mina del Pozolacueva, formando un conjunto coherente y ordenado, organizado como un área de explotación minera y con un entramado arqueológico asociado a las instalaciones. Los filones de yeso de las minas de Torralba, presentan como hemos mencionado grandes cristales seleníticos, si bien su estructura interna es bastante endeble y quebradiza, por lo que la extracción y procesado de las placas de espejuelo de estas minas, era más dificultosa y compleja debido a su fragilidad, que en otros minados del distrito minero cuyos yesos son más compactos y, por lo tanto mejores en su tratamiento a la hora de obtener módulos de yeso útiles para su posible comercialización.

Los grandes cristales de yeso de Torralba, solían fracturarse por su planos de debilidad, imposibilitando en gran medida su manipulación y trabajo, especialmente al exfoliarse en láminas las placas extraídas de lapis specularis, ya que éstas se resquebrajaban en sus puntos más débiles por carecer su estructura de la necesaria homogeneidad orgánica, con lo que se fragmentaban, perdiendo así su posible funcionalidad como producto comercial, al no poderse aplicar en los formatos normalizados y estandarizados para su uso y empleo como material de construcción. De ahí, la gran cantidad de piezas de cristal de yeso desechadas que hay, y que podemos encontrar abandonadas en el interior de la mina del Pozolacueva.

Cristales de yeso especular en la mina romana de lapis specularis del Pozolacueva de Torralba (Cuenca).

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Al lado del complejo minero de explotación de Torralba, y ya en la zona baja y llana de valle inmediata, se localiza un yacimiento arqueológico romano con el sugestivo nombre de “Reluz” (otro de los nombres populares con que se designa en la zona al yeso especular o espejuelo), que cuenta con los restos de un “centro de procesamiento y tratamiento” donde se trabajaba el mineral, así como otras evidencias arqueológicas de infraestructuras antiguas relacionadas con la minería del lapis specularis. Los restos materiales del complejo minero de Torralba, aportan una información arqueológica que permiten datar y atribuir las explotaciones de yeso especular al periodo romano altoimperial, y más concretamente a los siglos I-II d.C. Igualmente, también en la zona y en el cercano paraje conocido como los Villares, se sitúa un asentamiento romano de medianas dimensiones y mismo nombre. Este yacimiento, es un hábitat romano de carácter poblacional datado cronológicamente en torno al siglo I d.C. y en el mismo contexto temporal que las explotaciones mineras. Otros yacimientos romanos que hemos podido localizar e inventariar en el término municipal, aunque éstos de menor entidad, se sitúan en las inmediaciones de la actual localidad de Torralba, así como cercanos a la vía romana que recorre el término de norte a sur, y que discurre entre Torralba y el municipio vecino de Albalate de las Nogueras.

En el límite municipal entre los términos de Torralba y Albalate de las Nogueras, en el margen izquierdo del río Albalate y al lado de la calzada romana que transita por este lugar, se ha documentado también la villa romana de Valdeantoninos, en una pequeña loma donde se sitúa este interesante enclave rural y de explotación agrícola. En las inmediaciones de este yacimiento arqueológico, se localiza igualmente una necrópolis de inhumación de época visigoda, en la que se utilizaron placas transparentes de lapis specularis, como peculiares losas con las que cubrir y delimitar las tumbas de los enterramientos tardorromanos que allí se encuentran.

Interior de la mina del Pozolacueva con los cristales tiznados de negro por el humo de los fuegos de hogueras que se hicieron dentro del minado posteriormente a la explotación minera romana.

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El transporte comercial del lapis specularis

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l complejo minero de Torralba, se ubica en el extremo oriental de la comarca de la Alcarria conquense, próximo a la vía romana que discurre por el término municipal de Torralba y que desde la ciudad romana de Valeria, transitaría por Torralba para continuar por Albalate de las Nogueras, Villaconejos, Priego y Alcantud, en donde su trayecto se dividía a su vez en sendos tramos viales, uno hacia la localidad de Sigüenza en Guadalajara y otro vial que, tras pasar por el término de Carrascosa, continuaría en dirección a Medinaceli, (Soria). Desde esta vía, conocida como “camino de Albalate” y a su paso por la localidad de Torralba, un ramal secundario enlazaba con las minas de yeso especular de la dehesa del Espinar, continuando y conectando también más adelante, con las minas romanas de lapis specularis de Bólliga, en el municipio conquense de Villas de la Ventosa.

La vía romana mencionada como el “camino de Albalate”, se ha considerado desde siempre una antigua calzada romana que vertebraba el territorio de esta zona en sentido noroeste-sureste, bordeando la Serranía de Cuenca (Sierra de Bascuñana). Posteriormente y durante el periodo bajomedieval, por su importancia como vía pecuaria y de trashumancia ganadera, se la conocería igualmente con el nombre del Camino o Ruta de la Lana, una vía comercial lanera que unía el Levante con el Camino de Santiago en Burgos y que pasaba por varias localidades de la Alcarria.

Esta ruta antigua con conexión viaria con las minas de Torralba en época romana, sería por donde circularía principalmente el transporte comercial del yeso especular, así como la logística necesaria para el funcionamiento de las explotaciones mineras de lapis specularis de la zona, y más concretamente, de los complejos mineros romanos de Torralba (T), La Frontera (F), y Villas de la Ventosa (V.B). La vía en su sentido sur, conectaría a su vez con la importante calzada romana que desde Segóbriga, canalizaría las producciones mineras hacia la ciudad y puerto romano de Carthago-Nova (actual Cartagena).

Escena de recreación histórica en las minas de lapis specularis de Castilla-La Mancha, en concreto del transporte del mineral con un tiro de bueyes y un carro con carga baja de amortiguación LAPIS SPECULARIS

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La vía romana principal para la exportación del lapis specularis de Castilla-La Mancha, fue la conocida como “vía Spartaria” o “vía del lapis specularis”, que desde la minas de Cuenca, atravesaba las actuales provincias de Albacete y Murcia, hacia la costa levantina y hasta la antigua ciudad de Carthago-Nova.

Desde el distrito minero, transitarían los carros que trasportaban el mineral a través de caminos y calzadas hasta los estratégicos puertos del litoral, desde donde la mercancía se distribuiría a todo el orbe romano a través del Mediterráneo. Este comercio, se servía de unas calzadas adecuadas al efecto para el transporte de mercancías pesadas a larga distancia y que actuaban como auténticas vías de intercambio y vertebración en las comunicaciones del Imperio.

Durante el periodo de actividad de las explotaciones mineras de lapis specularis, el puerto de Carthago-Nova constituía el mejor enclave logístico y comercial de Hispania en el Mediterráneo, tanto por su privilegiada situación estratégica, como por sus instalaciones e infraestructuras portuarias, así como por tratarse de un excelente puerto natural. Desde aquí principalmente, partirían los fletes navieros con las cargas de mineral rumbo a los principales destinos comerciales, abasteciendo así las principales ciudades y centros del Imperio Romano.

Hasta su embarque y exportación por vía marítima, el lapis specularis era transportado mediante el eficaz sistema de calzadas desde el interior de la meseta y por un recorrido terrestre de comunicación de amplio alcance, y distante hasta la costa en más de doscientas millas romanas (más de 300 km). A partir de los enclaves mineros, los cargamentos de mineral, se encauzarían a través de esta calzada romana como vía primordial por donde circularía el recurso minero hasta sus destinos portuarios. Para ello, hubo que contar indudablemente, con una infraestructura viaria de envergadura y acorde con las características y necesidades que precisaba el recurso cristalino transportado. Una obra de ingeniería que, como las mismas minas, precisaba de un alto nivel de exigencia técnica en su ejecución y mantenimiento, junto con una gran capacidad portante para que por ella, pudiera circular y transportarse la pesada mercancía minera.

Ilustración gráfica de una escena figurada sobre el transporte de mineral en carro de bueyes y la supervisión de su carga en las minas romanas de lapis specularis de la Alcarria conquense.

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La explotación de la mina

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as primeras noticias y datos con que contamos del aprovechamiento minero del yeso especular, se retrotraen a la etapa prerromana, cuando las comunidades indígenas del territorio, explotaban de manera artesanal los afloramientos de aljez para la obtención de yeso de fragua, utilizado sobre todo para enlucidos y, a modo de aglomerante y argamasa para sus viviendas y construcciones.

Tras la conquista de Hispania por los romanos, Roma comienza la extracción a gran escala de los bienes y recursos minerales, donde el lapis specularis sería uno de los materiales lapídeos y mineros más importantes y rentables de las explotaciones llevadas a cabo en la península.

La localización de los yacimientos minerales, las realizaba un cuerpo técnico de prospectores que en base a los indicios mineros, y a su conocimiento y experiencia, buscaban las zonas susceptibles de explotación minera y que contaran con la mena mineral suficiente, para que su producción fuera económicamente rentable. Una vez seleccionada la zona minera, ésta se organizaba y planificaba para su gestión en sectores específicos de trabajo, parcelándose ordenadamente los espacios en donde se establecería cada minado, junto a sus respectivos pozos y el área asignada de explotación.

En la búsqueda del mineral, se perforaban entradas en horizontal y en plano inclinado en las zonas de laderas y cerros para acceder directamente a las vetas de mineralización, mientras que los pozos mineros, se excavaban tanto directamente sobre el suelo, como se labraban desde el interior de las propias minas. En su desarrollo interno, la mina se configuraba morfológicamente en función de la presencia de los cristales de yeso, y de la mineralización existente, de manera que su estructura subterránea se ajustaba al seguimiento y búsqueda de la posible mena beneficiable.

El diseño de la mina en época de las explotaciones, lo realizaban legionarios romanos que hacían las veces de ingenieros de minas de la época. Éstos eran los encargados de elaborar los levantamientos topográficos previos y los planos de labores interiores que servían para orientar y racionalizar los trabajos de la mina, haciendo los cálculos necesarios para trazar los recorridos de las galerías y garantizar la seguridad de las explotaciones, que llegaban a tener varios niveles de profundidad.

Recreación de un minero romano inspirado en el estilo IV de las pinturas pompeyanas.

LAPIS SPECULARIS

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GUÍA DE LA MINA ROMANA DE LAPIS SPECULARIS DEL “POZOLACUEVA” (TORRALBA - CUENCA)

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LAPIS SPECULARIS

GUÍA DE LA MINA ROMANA DE LAPIS SPECULARIS DEL “POZOLACUEVA” (TORRALBA - CUENCA)

Megacristales de yeso especular en la mina romana de lapis specularis del Pozolacueva de Torralba (Cuenca).

Información de Interés Ayuntamiento de Torralba Plaza Mayor 11, 16842 Torralba, Cuenca.

Telf.: 969 27 01 01 Web: http://www.villadetorralba.es/ LAPIS SPECULARIS

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Ejemplar Gratuito