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E L O R I E N TA L I S M O El mito de Oriente data de los siglos XVIII y XIX, período histórico en el que el imperialismo europeo y su expansión colonial contribuyeron a documentar con especial interés los pueblos y culturas de Oriente Próximo. Eruditos bíblicos, estudiantes de lenguas semíticas, viajeros, peregrinos, diplomáticos, expediciones militares y empresas comerciales, dieron a conocer en Occidente un distante y misterioso territorio que en este contexto hace referencia no solo a las regiones del Imperio otomano al este del Mediterráneo, sino también al norte de África e incluso España. Pero no fue hasta finales del siglo XIX, sobre todo con el desarrollo de los viajes en barco de vapor y en ferrocarril, cuando los artistas convirtieron el “Orientalismo” en un eje temático, con obras que utilizaban el imaginario de Oriente como telón de fondo exótico, sensual, despótico y generalmente decadente, dando lugar a la formación de un amplio y arbitrario repertorio de tópicos orientalistas. Fascinados por el exotismo, puesto de moda por la exposiciones universales de París de 1855 y 1867, los músicos y artistas plásticos ilustran escenas y paisajes imaginados. Visiones idealizadas que denotan un interés casi etnográfico. La mayoría espera descubrir en esas tierras lejanas espacios prohibidos, nuevas luces y colores, una cultura inalterada, preservada desde remotos tiempos bíblicos. En estas obras, el “Oriente” a menudo funciona como un reflejo de la propia cultura occidental, o como una forma de expresar los deseos latentes e ilícitos de Occidente.
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