LA MANDRAGORA Nº 1 - AÑO 11 #96

Page 9

"

Allí estaba Jared saliendo de un Aston Martin DB9, más guapo que el último viernes.

– Benavente

*** Es extraño cómo pasa el tiempo. Parece que fue ayer cuando conocí a Jared y hoy cumplimos cinco meses juntos. Él y mis padres se llevan de fábula; han empezado a hacerse bromas estilo yerno y suegros, algo que no sé por qué me inquieta mucho. Mis padres me permitieron contar mi secreto a Jared. Él no se asustó ni nada por el estilo (lo que me estuvo preocupando durante semanas), sólo se interesó por mí. Mi vida es perfecta. Nunca he ido mejor en los estudios, me han aceptado en las mejores universidades del país, mis padres no me hacen muchos encargos para que pueda pasar más tiempo con mi novio, y, por si fuera poco, soy feliz. He logrado cumplir la promesa que me hice al irme de España, ser absolutamente feliz (en realidad eran dos promesas, una, la que acabo de nombrar, y la otra, conseguir un autógrafo de Jay-Z, pero todo a su debido tiempo). Aquella tarde, cuando volví a casa después del instituto, mis padres me estaban esperando con rostros fríos y distantes. ―Dulce, siéntate –me ordenaron. ―Por favor, no me llaméis así. ―¿Qué sabes de los padres de Jared? ―No mucho. Su padre se está muriendo. ―Cariño, sus padres son traficantes de uranio, se lo venden a los iraquíes. Nos hemos enterado hoy. ―¿Tengo que matar a sus padres? –susurré, no me llegaba el aire a los pulmones. ―No. ―Entonces, ¿qué pasa? ―Debes matar a Jared. ―¡¿Qué?! ―Él es el heredero, le dirán todo lo que necesite para seguir con el negocio familiar, por eso tendrás que… ―¡NO! ―Dulce, si no lo haces tú, nos encargaremos personalmente.

―Está bien. No voy a asesinar a Jared, ni por asomo. Tengo la intención de pedirle, o más bien suplicarle, que nos fuguemos juntos. Por eso, le he citado en la azotea de un rascacielos. Le encantan los lugares altos para contemplar las estrellas. Pero cuando llegué allí arriba con el rifle en la mano, él no se inmutó. ―¿Qué ocurre, angelito? ―Mis padres me han encargado matarte por lo de los tuyos. ―Al menos, algo es bueno, lo harás tú. ―No, no lo haré. ―Pero… ―Schsss –le dije. Entre nosotros había una distancia de dos metros–. Vámonos, vámonos juntos. ―Te quiero –me dijo con la sonrisa que me derrite. ―Y yo a ti. Y entonces, justo cuando daba mi tercer paso hacia él, le vi caer de espaldas con una bala incrustada entre los ojos. Chillé, intenté seguir avanzando pero las piernas me fallaron y caí al suelo. No lloré. Tenía demasiado odio en la sesera para llorar. Instintivamente, cogí la pequeña pistola que siempre llevo en el tobillo, y me giré apuntando hacia el monstruo que había disparado. Pero no pude hacerlo. No pude matar a la persona que se había cargado a mi amor, porque esa persona, era mi madre. ―¿Qué has hecho? –le pregunté entre sollozos, ahora sí podía permitirme llorar. ―Lo que tú no ibas a hacer –me dijo muy calmada, parecía mentira lo que acababa de suceder–. Dulce, cuando te mandamos algo lo debes cumplir y punto. ―Te he dicho que no me llames así. Y entonces, con las últimas fuerzas que me quedaban, llevé la pistola a mi sien y apreté el gatillo. 

León Felipe

Allí estaba Jared saliendo de un Aston Martin DB9, más guapo que el último viernes, recorriendo con la mirada el aparcamiento. En el momento que me vio, sonrió y se acercó hacia donde estábamos con la boca abierta (yo por verle a él y Brad por ver su coche). Todas las chicas del instituto tenían la vista fija en el chico del que yo estoy ya locamente enamorada. Pero no me importa, sólo me importa el hecho de que vamos a estar juntos todos los días… ―Hola angelito –me dijo con voz de caramelo.

tad de la calle (nunca se ha podido resistir a los hombres guapos) y Joe tuvo que cogerla en brazos y llevarla a su casa.

I. E. S.

Joe-. ¡Ya tenemos cuñado! ―Nos invitarás a la boda ¿no? – pregunta Brad con una sonrisa. ―¡Me pido ser el padrino! -me susurra Joe dándome un abrazo. Nos pasamos toda la tarde hablando de Jared, Jenny decía que más le valía regalarme rosas, Joe planeaba cómo acribillarle de preguntas tipo: ¿vas a tener una relación seria con Cadenas, o simplemente va a ser un rollo pasajero?, y Brad estaba pensando cómo matar a Jared si se le ocurría dañar mis sentimientos. El fin de semana pasó muy rápido, menos mal, porque el lunes vería a Jared en clase… Se me aceleró el corazón cuando Brad y yo llegábamos al aparcamiento del instituto. ―¿Te puedes relajar un poco? –me decía Brad con un intento de que yo dejara de hiperventilar. ―Eso procuro –le mentí. ―Pues hazlo mejor –me susurró al oído. ―No creo que pueda porque sólo pensar en que… ¡Oh, Dios mío!

―Hola estrella –le dije con una sonrisa cegadora. ―Tengo la primera, tercera y quinta hora contigo –me iba contando mientras caminábamos por el pasillo. ―Así tendremos más tiempo para estar juntos –contesté muy feliz. -―Es increíble que podamos estarlo. ―¿Sabes? Apenas nos conocemos pero es como… ―Si nos conociéramos de toda la vida. ―Sí –no pude evitar sonreír–, ¿por qué siempre nos acabamos las frases? ―Una especie de intuición, supongo. ―¿Qué te parece si quedamos esta tarde con mis amigos? ―¿Quiénes? ¿El tío que babeaba por mi coche? ―Sí, ése y otros dos. ―Tres contra uno, menuda competición. ―¡Eh! Que no soy un trofeo. Además, son dos tíos y una tía. ―Ya sé que no eres un trofeo, pero debo admitir que sentí un agujero en el pecho cuando te vi agarrada del brazo de ese chico… ―¿Brad? No te preocupes, sólo es mi mejor amigo y está colado por la chica más tonta y pija de Estados Unidos, así que… ―Me puedo tranquilizar. ―Cierra el pico y vete a tu coche, monada –en realidad no quería que se marchase, porque en cualquier momento podría lanzarme a sus brazos y no soltarme jamás. ―Uyyy, la gatita se está volviendo fiera… -dice en voz baja. ―Lo digo en serio, no me obligues a patearte ese bonito culo que tienes. ―¿Bonito? Tienes que mejorar tus amenazas. Seguramente puse cara de pocos amigos porque se calló y se metió en el coche. Por la tarde, Jared vino a buscarme a casa. Dijo que preguntó en el instituto dónde vivía. Cuando se lo presenté a mis amigos, hubo un momento de tensión, porque Jenny se desmayó en mi-

CREACIÓN LITERARIA

La Mandragora

A ñ o X I ~ N º 1 ~ O c t u b r e , 2 010 - E n e r o , 2 011 [ # 9 6 ]

I. E. S.

León Felipe

– Benavente

9


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.