La Linterna de Segovia. Número 4. Febrero 2009

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BIENESTAR I Por Yael Gutiérrez

¡Danzad, danzad, benditos! Imagina que llegas a casa aburrido, lleno de tensión, agobiado y estresado. Me temo que no hace falta imaginar mucho... Esta tensión que en otros tiempos fue nuestro aliado porque ofrecía una repuesta rápida y eficaz para la adaptación al medio hoy se ha convertido en nuestro peor enemigo: el estrés. Está tan normalizado en nuestras vidas que no nos damos cuenta del esfuerzo extra que supone para el cuerpo y estamos tan acostumbrados que ya casi ni damos importancia a sus síntomas (dolor de cabeza, cansancio, problemas circulatorios, dificultad para dormir, falta de concentración, dolor de estómago, contracturas musculares en cuello y espalda, etc.) Las causas del estrés pueden ser externas o internas y además son muy subjetivas: quizás a alguien le provoque estrés una plaza llena de palomas revoloteando y para otra persona sea totalmente encantador. La cuestión es que nos encantaría estar relajados pero ni si quiera nos lo planteamo. La idea no pasa por nuestra mente pero ¿acaso no tenemos derecho a sentirnos bien? Existen muchas técnicas de relajación y en este número de La Linterna te proponemos una que beneficia a cuerpo y mente por igual. Ponte ropa cómoda para que tu cuerpo quede libre de cualquier presión, unos calcetines gorditos que no resbalen y haz un hueco para moverte a tu antojo. Retira los muebles si te falta espacio. Lo ideal sería una luz muy muy suave, esencias o incienso. La música perfecta para realizar el ejercicio es instrumental relajante, chill out, flautas japonesas, música de Nepal, aunque puedes poner la que prefieras siempre que te inspire calma.

Ya estamos preparados... ¡¡ Vamos a bailar !! Ponte de pie, escucha la música unos instantes, respira profundamente siendo consciente de ello, inicia poco a poco el movimiento con rotaciones de tobillos, imprégnate de la música y deja que tus pies empiecen a seguirla, disfruta del momento y da paso a tus piernas. Permite que se expresen con total libertad. Pasados unos instantes ya es hora de añadir las caderas. Muévelas y poco a poco incorpora el tronco, los brazos, manos, cuello y cabeza, que ya te lo estaban pidiendo a gritos. Siente la música, no te cortes: esto no es una coreografía, aquí están permitidos todos los movimientos, incluso los poco rítmicos. Baila relajado dejando al cuerpo llevar los movimientos. Sé original y creativo. Recuerda que nadie te juzga. Libérate y, como diría Bruce Lee si estuviera en nuestra situación, “se música, amigo”. Mantén el baile unos minutos y para terminar levanta los brazos lentamente y balancéate poco a poco como si fueras un árbol mecido por el viento. Después baja los brazos y respira profundamente igual que al comienzo de nuestro ejercicio y continúa la relajación escuchando la música en la posición inicial. La práctica habitual de ejercicios de relajación favorece una actitud positiva, eleva nuestra autoestima, hace que durmamos mejor y que nos olvidemos de los dolores de cabeza. Ah, ¡y que los niños no sean una excusa! Hazles participes: les encantará, compartiréis momentos juntos y seguro que luego recogen sus juguetes con mas alegría. Disfruta con estas pequeñas gotas de felicidad. La relajación es un bien accesible, gratificante y muy beneficioso para nuestro cuerpo y nuestra mente.

La Linterna de Segovia I 37


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