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Brasil y su año nuevo

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Librarse de militares con claras tendencias golpistas fue otra de las tareas prioritarias que pesan como sombras sobre el gobierno de Lula. Esa tarea se cumple como quien pisa sobre cristal: todo cuidado es poco.

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Lograr el delicado equilibrio entre los partidos de las más distintas tendencias que se aliaron a la izquierda y a la centro izquierda significó aceptar concesiones que difícilmente se darían en otra circunstancia. Pero hasta ahora el gobierno sigue flotando. Y si en el ámbito nacional brasileño el escenario sigue siendo un tanto nebuloso, en el internacional el ambiente se clareó rápidamente, tal y como se esperaba.

Entre los innumerables y tensos puntos pendientes, además de los ya mencionados (la cuestión de las relaciones con las fuerzas armadas y la situación de las comunidades indígenas), al menos tres siguen vigentes entre los integrantes del núcleo más cercano a Lula da Silva.

Uno es qué pasará con los seguidores de Bolsonaro, quien sigue refugiado en Florida. Por más que esté claro que su figura sufrió un desgaste contundente, él sigue como líder supremo de amplias huestes fanatizadas.

Cada día surgen más evidencias de que su futuro electoral pende de un hilo, gracias al creciente número de denuncias y juicios que podrían llevarlo a ser declarado legalmente inelegible. Su futuro jurídico también es cada vez más sombrío frente a la perspectiva de que sea llevado a un juicio severo. Lo que inquieta al gobierno es qué pasará no sólo con sus seguidores, sino con los que fueron elegidos diputados, senadores y gobernadores bajo su paraguas.

Tener a un Bolsonaro que sea declarado inelegible es una cosa.

Convivir con él en tal circunstancia, otra bien distinta. Resta por saber si logrará actuar como líder de una derecha civilizada.

Otra herencia preocupante es el asombroso –y hasta ahora desconocido en detalle– número de armas distribuidas entre la población civil.

En 2018, víspera de la asunción del desequilibrado ultraderechista al sillón presidencial, había en manos de civiles un millón 300 mil armas registradas legalmente. A fines de 2022, su último año como mandatario, el número alcanzó 2 millones 900 mil, es decir, más del doble.

En los cuatro años de su mandato, el ejército, responsable de autorizar nuevas escuelas de tiro, aprobó mil 483 solicitudes.

En el gobierno del ultraderechista se aprobó más del doble de nuevas escuelas de tiro que en los 10 años anteriores.

Así anda mi pobre país, rumbo a la reconstrucción de la democracia, pero tropezando a cada instante con la herencia maldita del abyecto desequilibrado que descansa en Florida, lejos del Carnaval y de la justicia de su país.

La Jornada Zacatecas

“La Ley de Protección del Espacio Aéreo Mexicano no militariza absolutamente nada, por el contrario, brinda certeza al regular las facultades del Gobierno Federal sobre éste, además, otorga sustento jurídico a la participación de la Secretaría de la Defensa Nacional, a través de nuestra Fuerza Aérea Mexicana, para brindar seguridad a los cielos de México”, aseguró la senadora Geovanna Bañuelos.

Al fundamentar a favor del dictamen que fue aprobado con 63 votos a favor; 35 en contra, y 5 abstenciones, la coordinadora del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo enfatizó que la falta de regulación efectiva para garantizar la soberanía y la seguridad del espacio aéreo nacional es un riesgo grave para México.

Enfatizó que la seguridad es la más urgente prioridad del país, por lo que destacó que, con esta nueva ley, se subsana un vacío jurídico y se establecen las condiciones para resguardar de manera adecuada el espacio aéreo mexicano como parte del territorio nacional.

“Esta ley crea el Consejo Nacional de Vigilancia del Espacio Aéreo, un mecanismo de coordinación

De diciembre de 2018 a noviembre de 2021, se registraron 720 alertamientos aéreos, por vuelos no autorizados o clandestinos interinstitucional para aprovechar las capacidades y recursos civiles y militares con los que ya cuenta el Estado mexicano”, mencionó.

Reiteró que en el Partido del Trabajo están convencidos de la necesidad de dotar al Estado mexicano de un andamiaje jurídico que permita garantizar la soberanía nacional y la protección del espacio aéreo.

“Por ello, el pasado 27 de julio de 2022, presenté la iniciativa para expedir la nueva Ley de Vigilancia y Protección del Espacio Aéreo Nacional, la cual es coincidente en su mayoría con los objetivos de la iniciativa que presentó el Ejecutivo federal y que es objeto de este dictamen”, recordó.

En este sentido, Geovanna Bañuelos refrendó el apoyo del PT a la estrategia Nacional de Seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador. “Estamos ciertos en que la participación de las fuerzas civiles y militares, en coordinación para combatir las diversas expresiones de la inseguridad y criminalidad, son fundamentales para dar los resultados que la población demanda”.

La líder petista destacó que la seguridad del espacio aéreo es fundamental para garantizar la seguridad nacional, ya que, de diciembre de 2018 a noviembre de 2021, la Secretaría de la Defensa Nacional registró 720 alertamientos aéreos, por vuelos no autorizados o clandestinos.

“El uso ilícito del espacio aéreo también repercute de manera directa en todos los sistemas de aviación y de seguridad de nuestro país. No hay que confundirnos, no se militariza absolutamente nada”, concluyó Geovanna Bañuelos.

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