“Era una vez una ciudad encantada, extraída de una litografía o fotografía en blanco y negro, en la cual los personajes llevan a cabo acciones determinadas, al relacionarse unos con otros crean una narrativa fantástica y singular. A través de la representación de un espacio atemporal, sugerentemente con el cerro de La Bufa al fondo, este lugar es habitado por una multiplicidad de personajes recreados de historietas, cine de horror, literatura gótica y de ciencia ficción […] Sin importar la máscara o el disfraz elegido, nos encontramos en esta celebración, a través de la obra reciente de Manuel Denna, muestra de su vasta producción estética y cultural para homenajear 44 años de trayectoria artística”. Verónica G. Arredondo
[Más de la exposición de Manuel Denna en el Museo Zacatecano, en esta edición]
Manuel Denna. De Fábulas de una ciudad encantada. Exposición Homenaje a Manuel Denna, Unidad de medida del multiverso fantástico en el Museo Zacatecano.
Editorial
La Gualdra No.
El Festival de Cine en Fresnillo concluyó el pasado 29 de noviembre con la premiación de los cortometrajes participantes en los diferentes concursos convocados en la edición 17 del festival. Tuve el honor de participar como jurado de las categorías nacional y estatal del certamen Impulso al Cortometraje Mexicano junto con dos personas que admiro mucho, el director de cine Juan Antonio de la Riva y el actor Silverio Palacios; los tres tuvimos la posibilidad de ver 23 cortos de la categoría nacional y 20 de la estatal; un total de 325.7 min. de la primera y 180. 42 minutos de la segunda.
La actividad de dictaminar fue exhaustiva y por demás gozosa; fueron muchas horas de visionado, pero no fue para nada abrumador por el hecho de que hay calidad de sobra en lo que los cineastas profesionales y aficionados presentaron en esta ocasión. Fue un tanto complicado seleccionar primero los trabajos a mostrarse durante los días del festival, pero lo que sí fue difícil fue determinar cuáles finalmente obtendrían los tres primeros lugares. Afortunadamente los tres jurados coincidimos.
Reproduzco aquí un mensaje redactado por Silverio Palacios y que compartimos los tres integrantes del jurado:
“Es lugar común mencionar que ‘nos fue muy difícil la decisión’, que ‘nos pusieron en aprietos como jurado’ y que ‘todos son ganadores por el hecho de haber participado en un certamen que superó las expectativas no sólo de inscripción, sino de calidad del material fílmico que se recibió’. Amén de estas afirmaciones recurrentes, lo que sí es cierto es que no hay suficientes premios, establecidos en esta convocatoria -tampoco los hay en otras-, para reconocer el esfuerzo, el talento y la capacidad propositiva de los creadores participantes aquí; y ya superadas las consideraciones de evaluación, los jurados tuvimos que reconocer que dejamos de lado trabajos muy valiosos. Confiamos en que sus cortometrajes encuentren las suficientes pantallas para que muchos espectadores disfruten no sólo de la calidad sino la utilidad de sus filmes. Ahora más que nunca, estamos convencidos que en el cortometraje mexicano se encuentra material muy valioso de la cinematografía nacional, quizá porque el formato somete a los impulsos genuinos de contador de historia (los cineastas somos contadores de historias) al régimen del tiempo: la duración limitada, la síntesis y precisión del
lenguaje audiovisual, la contundencia del argumento, incluso la honestidad del creador. En este sentido, conminamos a los realizadores a que vuelvan regularmente al formato cortometraje, en sí mismo una escuela, de tal forma que puedan mantener la frescura frente al riesgo de que el formato comercial del largometraje los clasifique y los estandarice”.
En la categoría estatal, el primer lugar fue para “En un lugar llamado casa”, un corto de animación de Carolina Cuellar; el segundo lugar para “Lechuzas”, de José Elías Gallegos Osborn; y el tercero para “Envidia”, de Aurelio Carrillo. Se otorgaron aquí dos menciones honoríficas para los cortos documentales siguientes: “Sacromonte: reflexiones de un eremitorio”, de Sebastián Emiliano de León Ramírez; y para “Bajo el signo de la cruz”, de Cristian Elías Jiménez.
En la categoría nacional, el primer lugar fue para “El resto es silencio”, de Verónica Marín Cienfuegos; el segundo para “Farmacias”, de Martín Alberto Montellano Acuña; y el tercero para “Los hijos de Adán”, de Abel Amador Alcalá. En esta categoría se entregaron tres menciones honoríficas para los siguientes cortometrajes: “Fue en un café”, de Francisco Silva Briones; “Turno nocturno”, de José Luis Rivera Mendoza; y para “Casa chica”, de Laura Viridiana Rodríguez Charles.
Todos los cortometrajes de la categoría estatal fueron trabajos inéditos, mientras que en la categoría nacional se permitió que participaran sin este candado, independientemente de esto me da mucho gusto constatar que hay talento, mucho talento. Enhorabuena a todos los participantes, especialmente a quienes resultaron ganadores. Gaby Marcial nos ha dicho que solicitará el permiso correspondiente a los directores para que este mes de diciembre puedan proyectarse todos los cortometrajes en la Cineteca Zacatecas; así que hay que estar pendientes de la programación para que puedan verlos en la ciudad capital. Estamos cerrando bien el año. Siguiendo con el cine, la próxima semana hablaremos del documental Maricota y el tiempo, del director Iván Ávila, otro zacatecano cuyo trabajo profesional nos llena de orgullo.
Que disfrute su lectura.
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Contenido
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Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
Andrade Diseño Editorial
Fábulas de una ciudad encantada Exposición Homenaje a Manuel Denna, Unidad de medida del multiverso fantástico en el Museo Zacatecano
Elogio de lo Imposible: una lectura entre lo poético y lo inalcanzable Por Judith Alejandra Rivas Hernández
Infame Turba Editorial, un sello del Bajío se presenta en Zacatecas Por Ramsés Oviedo Pérez
Concordia, de Jesús Hernández J. [selección de poemas] Por Beatriz Pérez Pereda
‘It Was Just an Accident’, de Jafar Panahi Por Adolfo Nuñez J.
‘It Was Just an Accident’, de Jafar Panahi
6 Por Adolfo Nuñez J.
Una noche, una familia compuesta por el padre, la madre y una hija, viaja en automóvil cuando, por azares del destino, terminan atropellando a un perro. Este accidente hace que el auto empiece a presentar problemas, por lo que deben llegar a un taller mecánico. Dicho sitio es atendido por Vahid (Vahid Mobasser), un hombre nervioso que se muestra bastante alterado en cuanto habla con el dueño del auto. Lo que más le perturba es el sonido de la pierna ortopédica que utiliza. A la mañana siguiente, Vahid sigue a este hombre, lo golpea y lo secuestra.
Resulta que el hombre de la pierna ortopédica, apodado como ‘Peg Leg’ (Ebrahim Azizi), torturó a Vahid en prisión años atrás. Antes de castigarlo de la manera que considere apropiada, el protagonista decide contactar a otras víctimas y sobrevivientes de las torturas y los maltratos del susodicho, para que le ayuden a identificarlo y así
pueda comprobar que ha capturado a la persona correcta.
El problema es que todas las personas a las que contacta tienen las mismas dudas que él: desde la fotógrafa Shiva (Maryam Afshari), una novia a punto de casarse (Hadis Pakbaten) en compañía de su prometido (Mahid Panahi), hasta la ex pareja de la fotógrafa en cuestión (Mohamad Ali Elyasmehr). Todos tienen diferentes ideas para castigar al torturador, pero nadie puede asegurar, con exactitud, que el hombre al que tiene capturado sea él.
En la vida de cada ser humano, los eventos más importantes y significativos a menudo ocurren por poco más que una casualidad. Eso que no se planea ni se puede predecir, lo que se puede considerar un simple accidente. Desde cruzarse con alguien o llegar a algún lugar en un momento determinado. Una serie de pequeños momentos pueden cambiar la vida de una persona para siempre.
Esta es la premisa de It Was Just an Accident (2025), el nuevo filme del realizador iraní Jafar Panahi. Se trata de un drama que avanza con el movimiento de la cotidianidad, en espacios tan comunes como un auto, la ciudad, la ruta y las múltiples paradas que se van haciendo en el camino. Habiendo experimentado la prisión en carne propia y en más de una ocasión, Panahi retrata los sentimientos de violencia, el dolor y el deseo de venganza que seguramente han vivido muchos presos políticos, que son reintegrados a la sociedad y, que tal vez, se vean obligados a convivir con aquellas personas que los castigaron en primer lugar.
Bajo dicha lógica, la cinta plantea un interesante dilema moral, centrado en la confirmación y en la posterior toma de decisiones de cada personaje. En ese sentido, la película cuenta con momentos de una creciente intensidad y suspenso, que son aligera-
dos con otros mucho más cómicos y ligeros. Con todo, el relato jamás pierde seriedad y siempre busca retratar sus problemáticas de manera digna y con entereza. Panahi ofrece su crítica más directa al gobierno iraní, sin miedo a las represalias. De tal manera, es un thriller de suspenso que se cuece a fuego lento, un intenso y angustiante retrato sobre cómo los regímenes más tiránicos, en su incansable autoritarismo y opresión, pueden producir todo tipo de daños colaterales, así como sufrimientos que nunca terminan. La cuestión aquí, propone Panahi, es decidir qué hacer con ese dolor; si buscar una retribución equivalente al daño generado o, por el contrario, que ese mismo dolor no se vuelva determinante ni despoje a las víctimas de la humanidad que todavía les queda. Tal vez la única manera de lograrlo sea con actos mucho más significativos, antes de que sea demasiado tarde.
Fábulas de una ciudad encantada Exposición Homenaje a Manuel Denna, Unidad de medida del multiverso fantástico en el Museo Zacatecano
Exposiciones
El artista plástico Manuel Denna Salazar nació el 29 de junio de 1961 en la ciudad de Zacatecas, desde niño mostró interés por las artes plásticas, especialmente en el dibujo y el modelado. En 1973 tuvo su primer contacto con las artes y a partir de entonces empieza a estudiar y experimentar de manera autodidacta las técnicas y los estilos tanto del arte tradicional como del arte moderno. En 1981 comenzó su formación de manera profesional en talleres y cursos de dibujo, pintura, grabado y diseño gráfico en Zacatecas, Guadalajara, CDMX y Guanajuato.
Inició en 1980 realizando dibujo publicitario, ilustraciones y caricaturas para periódicos y revistas locales; y desde 1984 ha realizado portadas de discos y logotipos para grupos de rock, diseño de carteles para festivales de rock, jazz y blues y eventos culturales, así como portadas e ilustraciones para libros, revistas literarias y suplementos culturales en la región centro norte del país. A partir de 1995 comenzó a experimentar y crear arte digital por medio de computadoras personales. Ha realizado aproximadamente 50 exposiciones individuales en México, Argentina y Portugal; y participado en mas de 200 exposiciones colectivas.
Ha escrito y musicalizado performances desde 1990, e incursionado en diseño de disfraces, máscaras, vestuario y escenografía para las artes escénicas. Desde el 2000 compone y programa música ambiental con el nombre de "Generador DNA" cuyo proyecto se puede encontrar en diversos sitios de la red dedicados a este tipo de música. Su obra puede encontrarse en varias instituciones culturales y privadas así como en colecciones particulares en México, Estados Unidos y Europa.
Fábulas de una ciudad encantada. Exposición Homenaje a Manuel Denna, Unidad de medida del multiverso fantástico, se inauguró el 27 de noviembre en el Museo Zacatecano y permanecerá en exhibición hasta mayo de 2026.
Fábulas de una ciudad encantada de Manuel Denna
De modo que los hombres más sabios del mundo son aquellos que han memorizado esta ciudad. Italo Calvino
Era una vez una ciudad encantada, extraída de una litografía o fotografía en blanco y negro, en la cual los personajes llevan a cabo acciones determinadas, al relacionarse unos con otros crean una narrativa fantástica y singular. A través de la representación de un espacio atemporal, sugerentemente con el cerro de La Bufa al fondo, este lugar es habitado por una multiplicidad de personajes recreados de historietas, cine de horror, literatura gótica y de ciencia ficción, del bagaje enciclopédico de Salvat (L. R. Stevenson, Andersen, H. G. Wells, Robinson Crusoe, El Rey Midas y la mitología griega, entre otros).
Somos espectadores de un desfile de humanoides y criaturas pertenecientes a una época o momento histórico traído al presente. El creador, Denna, emprende el viaje en el tiempo como relató Marco Polo a Kublai Kan, en su tránsito por las ciudades de arquitectura imposible, en Las ciudades invisibles. A diferencia, la escena se desarrolla evocando un territorio posiblemente reconocido por calles y edificios de Zacatecas. En el paisaje cohabitan figuras aladas, ángeles y demonios, hechiceras y brujos, astronautas, exploradores y viajeros del tiempo, conquistadores, extraterrestres, objetos suspendidos en el firmamento (no identificados); submarinos, dragones, seres mitológicos y elementales: hadas, faunos, elfos y duendes; dibujos animados y un bestiario, por momentos, prehistórico.
El género sci-fi dialoga con la literatura fantástica, futurismos, avances científicos y el proceso alquímico en la búsqueda del conocimiento humano. La estética de Denna es oscura, sin embargo, elige por la fantasía más que por el terror. Su obra funciona a manera de intertexto cultural pleno de referencias literarias, por ejemplo, a H. P. Lovecraft, E. A. Poe, Bram Stoker, Mary Shelley; visuales, cinematográficas, animación y del rock progresivo. Denna es un artista multidisciplinario, ha desarrollado diversas técnicas, entre ellas, óleo, acuarela, tinta china, arte objeto a partir del manejo de la pasta francesa, libro de artista popup, ilustrado y arte digital. Su obra es un elogio a la imaginación pura, con cierta ironía y humor. Nos sitúa frente a una nave, submarino, barco, velero o camello para invitarnos a hurgar en la entraña de la ciudad, desde el inicio de los tiempos hasta la proyección futurista que habitamos todos. Para Calvino la ciudad está hecha de “relaciones entre las medidas de su espacio y los acontecimientos de su pasado [...] lo contiene como las líneas de una mano”. Esta podría ser cualquier ciudad del mundo, si la trasladamos a la sinécdoque (figura que enuncia la parte por el todo): una cartografía donde universos posibles y personajes se replican en mundos paralelos e infinitos, suceden aquí y ahora dentro de la obra que, a través de nuestra mirada también nos observa. Permitiéndonos reflexionar en el lugar donde habitamos, nuestra relación con el entorno, ¿qué personaje decidimos encarnar y por qué? Sin importar la máscara o el disfraz elegido, nos encontramos en esta celebración, a través de la obra reciente de Manuel Denna, muestra de su vasta producción estética y cultural para homenajear 44 años de trayectoria artística.
Enhorabuena, maestro, por crear este universo que nos fascina e inquieta.
Verónica G. Arredondo
Exposiciones
Infame Turba Editorial, un sello del Bajío se presenta en Zacatecas
6Por Ramsés Oviedo Pérez
El pasado 15 de noviembre, la tradicional Librería Don Quijote, ubicada en Villalpando 601, en el corazón del Centro Histórico de Zacatecas, fue escenario de una velada literaria que reunió a escritores, académicos y lectores jóvenes en un ambiente de diálogo y escucha atenta. La presentación simultánea de tres obras —ADN del vacío, La hora del lobo e Ignoto creador— marcó un buen momento para la circulación de literatura independiente en la ciudad. Sin embargo, la atención de la noche se concentró en una aparición especial: la primera presentación de ADN del vacío, el más reciente libro del filósofo y escritor zacatecano Sigifredo Esquivel Marín, publicado por Infame Turba Editorial, un sello emergente del Bajío que ha comenzado a ganar presencia nacional gracias a su apuesta por la brevedad, la agudeza conceptual y el rescate del aforismo como forma literaria. Con apenas 62 páginas y un formato pequeño que recuerda a los antiguos libros de bolsillo, ADN del vacío sorprendió a los asistentes por su densidad intelectual y su vocación estética. La obra, dividida en tres partes, propone una exploración del pensamiento como espacio de creación, duda y revelación. No es casualidad que haya sido publicada por Infame Turba, pues su catálogo reciente se caracteriza por reunir a autores que entrelazan formación filosófica y sensibilidad literaria. Desde su fundación en Guanajuato, Infame Turba ha construido, con discreción y firmeza, una línea editorial que apuesta por el pensamiento breve:
aforismos, antologías poéticas y prosas mínimas que desafían la dispersión de la época digital. Su catálogo, que ya integra voces emergentes y autores consolidados del centro del país, ha comenzado a llamar la atención por su identidad clara y coherente, algo cada vez más escaso en la edición independiente.
La presentación de ADN del vacío en Zacatecas no sólo confirmó la vitalidad del sello, sino que también celebró su creciente presencia en ferias, librerías y foros culturales del país. Para muchos asistentes, fue la primera ocasión de acercarse a una editorial que, desde los arrabales, está ampliando los horizontes de la literatura breve contemporánea.
La segunda obra de la noche, La hora del lobo (Palíndroma Editorial, 2024), del escritor Tadeus Argüello, ofreció un contraste estimulante. Este poemario disruptivo —inspirado parcialmente en la película homónima de Ingmar Bergman— conduce al lector por las estaciones de un yo lírico que oscila entre el vértigo autodestructivo, la nostalgia sensorial y la reflexión existencial. Su diálogo con la filosofía, sus referencias del jazz y sus imágenes mentales de combustión lenta hacen un libro de atmósfera nocturna.
El cierre del evento estuvo a cargo de la presentación de Ignoto creador, obra del poeta y editor Ramsés Oviedo y publicada por Letra Capital —editorial del Municipio de Querétaro— en 2024. Se trata de un opúsculo que transita entre la poesía y el aforismo, funcionando a la vez como homenaje y réplica a la escritura del autor que-
retano Horacio Warpola (1982-2024), cuya reciente partida dejó huella en las letras nacionales. El libro propone una reflexión sobre la creación literaria desde la tradición del fragmento, lo cual permitió establecer vasos comunicantes con la estética cultivada por Infame Turba: pensar, escribir y habitar desde lo breve.
Los comentarios de los doctorantes en Filosofía por la UAZ —Pais Villagran, Paola Reyes y Dina Carolina— enriquecieron la presentación, destacando los aciertos formales, las provocaciones filosóficas y las redes intertextuales que recorren cada libro. Su participación confirmó que la vida académica y la edición independiente pueden encontrarse con igual alborozo en espacios como esta librería.
La Librería Don Quijote, conocida como “remanso del conocimiento” gracias a la labor del Ing. Roberto Sánchez, reunió a un público mayoritariamente joven, pero también a profesores de la UAZ. Esta convergencia generacional subrayó una necesidad urgente: mul-
tiplicar los encuentros literarios que fomenten el hábito de la lectura y la escritura literaria.
Uno de los aspectos más exquisitos de la noche fue la presencia de Infame Turba Editorial, un sello que, lejos de reproducir modas, se ha propuesto rescatar y renovar una forma de pensamiento que exige precisión, lucidez y una voz propia. Su crecimiento reciente, visible en la publicación de nuevos autores y en su participación en eventos nacionales, lo confirma como una editorial prometedora, cuyo impacto podría convertirse, en pocos años, en un referente para quienes buscan literatura que piense y conmueva sin perder la síntesis.
Con ADN del vacío como punta de lanza, y en diálogo con obras afines como La hora del lobo e Ignoto creador, esta presentación en Zacatecas deja claro que la literatura breve no sólo está viva, sino que continúa expandiéndose gracias a editoriales independientes que apuestan por el rigor, la reflexión y la belleza en su mínima expresión.
Elogio de lo Imposible: una lectura entre lo poético y lo inalcanzable
6Por Judith Alejandra Rivas Hernández
Leer el libro Elogio de lo Imposible de Juan José Macías ha sido un auténtico deleite. En sus páginas, el autor, con una trayectoria literaria y artística ya consolidada desde Ánima Ascua y Deo Volente, entrelaza pintura, poesía y pensamiento filosófico para invitarnos a mirar el mundo desde la paradoja: a partir de aquello que parece inalcanzable, pero que precisamente por eso resulta luminoso. Su escritura exige sensibilidad y apertura, pues se mueve entre la intuición y el misterio, en un lenguaje que no busca ser comprendido del todo, sino sentido. El Elogio de lo Imposible no es únicamente un libro poético; es una exploración del acto de crear, la poiesis en un diálogo entre lo que puede ser y lo que permanece fuera del alcance. Desde su prólogo, Macías anuncia que escribe “por el puro mero placer de escribirlo”, y esa frase se vuelve el corazón del libro: la escritura como un impulso vital, libre de propósito y de límites. Lo imposible, más que una negación, se convierte en un territorio donde la imaginación encuentra su razón de ser.
El texto se compone de treinta y cinco momentos, con un prólogo y un epílogo que sostienen su estructura. En ellos, Macías define lo imposible como un presentimiento, una intuición que da sentido a lo inacabado. El arte, dice, es testimonio de los “débiles imposibles”: fragmentos que no buscan completarse, sino permanecer abiertos. Esa tensión entre lo que se alcanza y lo que se escapa da forma a toda su obra.
En sus reflexiones conviven pensadores y poetas como Heidegger, Simone Weil, Roland Barthes, Antonio Porchia, Einstein y su amigo poeta e historiador José Arturo Burciaga. De todos ellos toma la idea de que la poesía y el arte son lenguajes del misterio, capaces de reinventar el mundo desde la carencia. Así, Macías convierte lo imposible en un perfume místico que impregna sus imágenes, y la palabra se vuelve un modo de trascender los límites de lo racional.
Su pensamiento, no busca definir el imposible, sino sentirlo. Macías cita a Platón y Parménides: “obligar a lo que no es, a que sea, y a lo que es, a que
no sea”. En esa paradoja habita su poética: crear desde lo que aún no existe, imaginar desde lo que no puede ser atrapado. Lo posible, en cambio, se muestra como lo aceptado, lo que ya no sorprende. Lo imposible, por su parte, respira, se mueve y nos obliga a mirar el mundo desde la incertidumbre. Entre las ideas más poderosas del libro está la concepción del amor como imposible. Macías escribe: “a los imposibles no hay que superarlos, hay que perpetuarlos, como a una mujer próxima a ser amada, locamente”. Esta imagen mezcla deseo y entrega, pasión y desmesura. Desde mi lectura —inevitablemente atravesada por mi experiencia y por la mirada femenina—, esa frase despierta preguntas: ¿es el amor una forma de perderse o de reinventarse? En las palabras de mis alumnos, amar locamente es “hacer cosas que no sabías que podías hacer”, “dejar de existir un poco para que el otro exista”. Así, el amor se vuelve también un territorio del imposible: el lugar donde el deseo y la ausencia se confunden. Quienes conocen a Macías dicen que
transforma cada encuentro en arte; cada mujer que aparece en su vida se convierte en una imagen, una musa que alimenta su idea de belleza. En esa fusión entre lo vivido y lo soñado radica el carácter único del Elogio de lo Imposible: un libro que se reinventa a sí mismo en cada página.
Defender lo imposible, dice el autor, es resistir la rutina, mantener viva la imaginación y habitar el mundo desde el asombro. En su visión, nada está concluido: la historia, el arte y el pensamiento son procesos en constante nacimiento. Lo imposible, más que un obstáculo, es la condición que nos salva del tedio y nos impulsa a crear.
En suma, el libro Elogio de lo Imposible es una celebración de la imaginación y del deseo, una defensa de aquello que nunca podremos alcanzar del todo. Su lectura nos recuerda que lo imposible no se vence: se habita. Y en esa convivencia con lo inalcanzable —como bien trato de transmitir en esta reseña— encontramos la esencia misma del arte y de la vida.
* UPN-321.
Concordia, de Jesús Hernández J. [selección de poemas]
6Por Beatriz Pérez Pereda
El libro Concordia, de Jesús Hernández J., recibió el XIX Premio Mesoamericano de Poesía “Luis Cardoza y Aragón 2025, convocado por la Embajada de México en Guatemala, el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala y el Fondo de Cultura Económica en Guatemala, Centroamérica y el Caribe. Este importante reconocimiento surgió en el marco del Festival de Poesía Luis Cardoza y Aragón organizado en Guatemala en 2001, y a la fecha se ha afianzado como un excelente muestrario de la poesía que se escribe en los países que conforman la región; en su más reciente edición amplió la convocatoria a autores que escriben en alguna de las lenguas mayas. Este premio ha recaído en autores guatemaltecos, costarricenses y en mexicanos como el poeta chiapaneco Balam Rodrigo.
Languidez I
Mi padre en el campo es un cuadro de Millet engullendo el crepúsculo, ángelus que implora a la tierra ingénita.
Es el sembrador que remueve y patea la hojarasca postrada en el surco.
Es mayo, vísperas de la siega y los esquejes aún duermen apacibles.
¿Vendrán en junio las cosechas?
Las espigadoras del valle igual que flores rindiendo pleitesías buscarán los restos del fruto.
II
La última vez que vimos a los jornaleros fue aquella mañana fervorosa. Las parcelas permanecían límpidas y llanas de tan vacías y el rugido de las camionetas amenazaba formando ecos. Nos dijeron adiós a la distancia. Todos allí arriba, apretujados, ondeaban sus manos como banderas izadas.
Retratos
Privadas de los campos y confinadas al hambre las vacas marchan entre mangas y bretes metálicos camino al rastro; por angostos pasillos arreadas, apaleadas con varas impías, hurgadas en sus rectos con violencia si el flujo de los túneles se frustra. Y basta un disparo. El cuerpo se desploma y lo destazan, arroyos de sangre contornean el espacio.
Traen a rastras al cerdo. A rastras, del criadero a la estrechez del muro, el cerdo engordado a conveniencia.
La parca tañerá la espada que irradia la noche.
Porque amaba el cerdo la vida se ha levantado entre hervideros de sangre luego del golpe primero. Porque no debía ser el dolor.
Y del tapanco, timados con granos de oro han bajado los pollos, sujetos por la mano que doblega en percutidos revoloteos.
Debo entrar en los ojos de la res
encadenada y próxima al destaje.
Ver su lágrima oscura descender por la carne desahuciada.
Ver su inmovilidad entre las heces del pánico a la espera del verdugo.
Ver su mirada atónita, sus músculos vencidos en las fauces malditas.
Debo entrar en el cráneo del cerdo quebrado por el hacha y descubrir el instante en que cesó el gruñido.
Debo entrar en la voluntad del ave estrangulada, en su bamboleo caótico pendida del árbol.
Qué fulgor acoger la herida. Qué fulgor detenerse y entregarse al viaje irremediable.
Jesús Hernández J. Tabasco, México; 12 de diciembre de 1994. Es agricultor y poeta. Cartas al jardín (2024). Premio Universitario de Poesía “Teresa Vera” (2025). Por su obra Concordia, recibió el XIX Premio Mesoamericano de Poesía “Luis Cardoza y Aragón”. Se formó principalmente en talleres de creación literaria impartidos en Villahermosa, Tabasco. Su escritura aborda temas como la corporalidad, la naturaleza y el trabajo agrícola. Ha colaborado en medios digitales como la revista Ceniza, Irradiación, Carruaje de pájaros y Ventana Sur. Actualmente trabaja en un libro que explora el impacto entre el capitalismo, medio ambiente y relaciones humanas.